lunes, septiembre 10, 2007

Rubén Nouzeilles:El argentino que le dio voz a la música chilena

Rubén Nouzeilles no quiere tomarse fotos. Por eso aquí hay una de Violeta Parra, su contrato más querido. Ella llegó al sello en octubre de 1954 -la llevó un amigo uruguayo- y en enero de 1955 firmaba con Emi Odeón. Al principio sus discos sólo los compraban los turistas.Foto:Archivo Zig Zag


El Mercurio

Óscar Contardo

El sello Emi lanza esta semana una edición de discos que marcaron la música popular chilena. La mayor parte de ellos existen gracias a Rubén Nouzeilles. Un argentino que apostó por el folclor chileno y no por la moda. Si no fuera por Nouzeilles, tendríamos menos para darle gracias a la vida este 18.

Esta historia comienza con un aviso de empleo en El Mercurio. Uno que apareció a mediados de 1954 y que decía: "Empresa internacional necesita auxiliar de oficina, ojalá con conocimientos de música". Rubén Nouzeilles lo vio y mandó su curriculum que contenía entre otros datos su nacionalidad (argentino) su edad (25 años) y su profesión (autodidacta). El gerente lo llamó "leí sus antecedentes y el puesto es suyo", recuerda que le dijo Enrique Epple, el alemán que tenía la dirección de Emi Odeón. Nouzeilles se instaló con la seguridad de quien nunca supo de reglamentos ni le importaba aprenderlos. "Nadie me había dicho que había cosas que no se podían hacer".

Nieto de inmigrantes franceses instalados en la Patagonia argentina, tuvo una infancia dura pero productiva. Llegó hasta sexto grado, aprendió francés de oído y comenzó a leer. "Esa es mi universidad", dice apuntando los libros de parte de su biblioteca. Luego se radicó en Mendoza, trabajó en la Universidad de Cuyo, estudió piano y violoncello y se vino a Santiago. Venía de paso y se quedó. Hoy está jubilado "y estudiando alemán y griego clásico".

Nouzeilles fue durante más de dos décadas director artístico de EMI. A partir de 1955 la industria discográfica chilena tomaría su mayor impulso. Si bien Lucho Gatica se había consolidado con un portentoso éxito en Chile y en gran parte de América Latina Nouzeilles, a partir de 1954, contrató sistemáticamente a decenas de artistas. Él contrató a Neruda para grabar su producción poética, a Cuncumén, a Víctor Jara, a los Chileneros y a Lucho Barrios. Él produjo cerca de 30 álbumes de música romántica y folclórica con Los Quincheros y grabó con Vicente Bianchi su Misa a la chilena. Nouzeilles fue quien un día de octubre de 1954 recibió en su oficina a una campesina de calcetas de colores y cabeza gacha con la que se quedó conversando por tres horas: "La única fecha de un contrato que recuerdo claramente entre los cientos de músicos que contraté fue el día en que firmamos con Violeta Parra. Ese día fue el 5 de enero de 1955".

Rubén Nouzeilles no quiere fotos, porque se encuentra viejo y se siente joven. Tampoco le gustan las entrevistas y reconoce que siempre lo llaman en septiembre. Esta vez no es distinto. Emi, la disquera donde trabajó toda una vida, lanzará 18 discos reeditados. No se trata de compilaciones, sino de las versiones en CD de álbumes publicados originalmente en vinilo. Álbumes que fueron descontinuados. Se trata de hitos de la música popular chilena de los que ya no existían discos. La mayoría de ese repertorio no hubiera sido registrado si no fuera por Nouzeilles, quien reivindicando su derecho a la amnesia no quiso trabajar en el dificil proceso de rearmar los álbumes (ver nota al final de la entrevista). Tampoco quiso hablar con ningún periodista, hasta ahora.

"Una vez alguien me dijo antes de empezar a trabajar en esto que en Chile no había folclor, que lo unico que existía eran unas tonadas de mal gusto y un montón de cuecas de borracho".

-¿Cómo era el ambiente musical en el momento que usted asumió como director artístico de Emi Odeon en 1954?"

Estaba marcado por el éxito que comenzó a tener Lucho Gatica por el inicio de las grabaciones en cinta magnética y la aparición del disco de 45 Rpm y del Long Play. Todo eso fue como una gran explosión. A todo eso había que ponerle contenido, talento porque los discos vacíos no valían nada. Y ese contenido era la música. Ahí fue cuando yo sin tener ninguna noción de los límites sobre los cuales tenía derecho a moverme, me 'tomé' la EMI: y se empezó a correr la voz de que estaban grabando a folcloristas. Porque Santiago era un pueblo chico. Un día llega un amigo uruguayo , entró a mi oficina, y me dijo: "le traigo una amiga que quiero que conozca". Y era Violeta Parra. En esa época en Santiago la gente que tenía poder dedicaba el 50 por ciento de sus esfuerzos a que nadie más lograra tener poder. Todo lo que era considerado propio de rotos era intocable en el sentido hindú de la expresión. Incluso se burlaron de mí por la radio, dijeron algo así como "el argentino loco y la campesina mal vestida

".-¿Y cómo lograba convencer al sello de grabar discos de música que no se sabía si vendería?"

La verdad nunca tuve alguien que me dijera 'tienes que grabar esto'; siempre seleccioné a los artistas, les elegí el repertorio, les armé los acompañamientos. Los llevé al estudio y dirigí siempre personalmente las grabaciones. Jamás hice uso de "productores". Tal vez el punto en donde dejé una marca registrada fue que me las ingenié para levantar el nivel del trabajo de grabar la música popular. De un nivel de mero instrumento de diversión barata y ordinaria a su verdadera cualidad de ser el disco recolector, conservador, y difusor del talento humano. No sé si debería decirlo pero durante los 21 años que fui director artístico nunca pasé un presupuesto, y ojo que grabábamos con grandes orquestas. Llegué a tener más de 100 artistas bajo contrato activo, contraté a directores de orquesta en exclusividad: Vicente Bianchi, Valentin Trujillo, Luis Barragán, Pedro Mesías

".-¿Y eso era comercialmente exitoso?"

Lo que yo concebía lo pensaba de aquí para siempre. No trabajaba para salir a pelear el mercado por 15 días o por un mes contra la competencia que estaba haciendo tal cosa. Tuve peleas homéricas con otros gerentes que querían que yo sacara la cabeza afuera para ver qué hacían en el otro sello. Estar en esa pelea mezquina, pequeña, no. Yo le tenía grabados tres Long Plays a Violeta Parra cuando empezó a vender. Y quienes compraron sus discos al principio fueron los turistas, porque resulta que la cueca y la música del campo era música de rotos. Siempre trabajé como si no existiera nadie más. Pero lo hice en todos los campos: para respuestas inmediatas grabábamos música bailable y paralelamente buscábamos artistas que tuvieran un sello inimitable: Lucho Barrios, Lucho Gatica , Leo Marini, Cecilia. ¿Quién puede discutir que Cecilia fue única e inimitable? Lo que yo hacía quedaba y pasaba a ser catálogo. O sea entraba en un templo que se llamaba "catálogo", que era todo ese repertorio inmortal. Ese fue mi trabajo. Y resulta que cuando estaba re contra amortizado seguía vendiendo. El catálogo salvó económicamente a la compañía muchos años".-

¿Cómo fue que decidió grabar poesía?

"Y bueno, porque era sonido. Yo podría jurar que jamás salí a buscar a los artistas a ninguna parte. Era tal la atracción que ejercía Emi Odeón con esa política que yo tenía que la gente llegaba. Mi decisión de contratar artistas se resolvía siempre dentro de la oficina

".-¿Y así fue Neruda?"

Fue lo mismo con Neruda. Vino con otra persona, después me llamó por teléfono y me mandó alguna carta. Tuvimos muy buena relación con Neruda. Y le grabé dos veces los 20 poemas de amor, porque me llamó dos años después. Grabé mucha poesía. Con Neruda grabé cerca de cinco LP

".-Del total de las ventas de esa época. ¿Qué porcentaje era música chilena?

"Siempre fue inferior a lo importado. Muy inferior a lo importado, pero había un sector del público fiel. Chile en esos comienzos era un ratoncito al lado de Argentina, Brasil y México. Aunque para el año 68 los royalties que nos remitieron del exterior revelaron un crecimiento fenomenal. Superamos la suma de esa misma producción de derechos recibidos ese mismo año por Argentina, Brasil y México".

-¿Cuándo y cómo conoció a Víctor Jara?"

Lo conocí con el grupo Cuncumén. Además vino con Quilapayún. Para cuando vino la politización del país, que estaba convertido en un elemento más del aire que se respira, ahí también se presentó un elemento difícil de manejar porque acercándonos al año 70 se había instalado la productora del Partido Comunista, la Dicap que daba preferencia a la grabación de repertorios de contenido político.

"¿Y cómo se manejó usted en ese momento?"

Para mí cualquier tema es válido en música, pero no figuraba en mis convicciones ni en mis facultades la idea de grabar repertorio al servicio de fines políticos. Grabé mucha música de contenido social pero que tenía un valor intrínseco. Si los artistas estaban interesados en grabar algo más comprometido y querían hacerlo en Dicap no tuve inconvenientes en que así lo hicieran

"-¿Por eso Víctor Jara y Quilapayún grababan también en Dicap?"

Claro, yo les decía que no había problema para eso. Eso no fue motivo de grandes discusiones. Siempre se hizo en total armonía.Todos los que querían ir a grabar cosas por razones políticas lo hacían. Era de tal peso el tema, que lo abarcaba todo".

-¿Por qué cree usted que esto discos perduran?"

Ha sobrevivido por una conjunción de esfuerzos no muy poderosos pero persistentes, de gente que tuvo la misma mística que yo. Por eso me mantengo en el pasado, no en el sentido de anticuado sino porque en los valores culturales prefiero estar próximo a lo germinal, lo originario, no a las imitaciones".

EN INTERNET

Enciclopedia Música Popular Chilena
 www.musicapopular.cl

Discos para el bicentenario

Esta semana se lanzan los 18 discos reeditados por el sello EMI. Se trata de clásicos de la música popular chilena grabados entre 1953 y 1988 que estaban descontinuados y, por lo tanto, imposibles de encontrar. Recopilarlos fue un trabajo de cinco meses. Desde Lucho Gatica cantando canciones de Agustín Lara hasta Pablo Neruda declamando Alturas de Machu Pichu.

Hubo que rastrear información, carátulas, rearmar las listas de canciones de un material del que no había registro exhaustivo. Ni siquiera en el sello existen anuarios, y el único archivo fue elaborado en 1990 y contenía errores en el ingreso de información según cuenta Patricia Leppe, la periodista que buceó en los masters de EMI. "Esto es un aporte al patrimonio cultural del país y será una serie que continuará hasta el Bicentenario. Esperamos completar sesenta títulos", explica Tulio Bagnara, gerente de marketing del sello.

El trabajo de investigación estuvo a cargo de los periodistas de Musicapopular.cl, una enciclopedia en internet que reúne información, entrevistas y referencias de música chilena. El grupo -formado por Marisol García, Íñigo Urrutia, Jorge Leiva y David Ponce- reconstruyó los registros y la historia.

 Aquí, detalles de alguno de los discos:

Violeta Parra, Carpa de la Reina: En 1965, Violeta Parra regresa a Chile después de una estadía en Europa. Llegó con la ilusión de crear un espacio para difundir el folclore chileno. Finalmente se concretó en diciembre de ese año con la inauguración de la Carpa de La Reina. Marisol García explica: "El disco fue grabado por turnos en los estudios que Odeon mantenía en calle San Antonio. Carpa de La Reina es un disco que registra fielmente el espíritu de ese proyecto. Violeta se hace cargo de cuatro nuevos temas suyos -nunca antes grabados por ella en disco-, pero el resto es un paseo por el acervo folclórico a cargo de algunos de los músicos que ella sentía más cerca en esos momentos, incluyendo a sus hermanos Lautaro y Roberto", puntualiza Marisol García.Víctor Jara: Eran los días previos a la elección de Salvador Allende, y hacía menos de un año que

Víctor Jara había presentado el álbum "Pongo en tus manos abiertas" bajo etiqueta Dicap, la compañía discográfica del Partido Comunista que en los años siguientes concentró a casi todas las voces de la Nueva Canción Chilena. Jorge Leiva explica que "en medio de ese tiempo intenso y polarizado, Víctor Jara registró su Canto libre, cuarto trabajo de su carrera en solitario y una de las piezas más desconocidas de su discografía. Allí incluyó un mini recorrido musical por el folclore latinoamericano, grabado junto a Inti-Illimani. Es un disco que hasta hoy demuestra que la música de aquellos años trascendía a la contingencia y vivía su propia intensidad".

Quilapayún y Paloma San Basilio, Los tres tiempos de América: La idea de juntar a Quilapayún y Paloma San Basilio fue de la Junta de Extremadura (España), afirma Jorge Leiva. "Pese a sus diferencias -en estilo, en origen geográfico y en inspiraciones-, la curiosa sociedad musical se presentó a tablero vuelto en el Teatro Romano de la ciudad de Mérida, cuando por primera y única vez montó en vivo esta Sinfonía de los tres tiempos de América, de Luis Advis". Esa sola función del 5 de agosto de 1988 fue parte de las celebraciones por el quinto centenario del descubrimiento de América.

Los Quincheros, Nosotros. En la casa de una polola de Benjamín Mackenna, con ella como modelo, se reunieron Los Quincheros para tomar la fotografia que ilustra "Nosotros", su primer disco larga duración con boleros registrados en 1961. "Hacía diecisiete años -explica Jorge Leiva- que el cuarteto folclórico incluía en su repertorio ese género romántico, pero era ésta su primera vez con una orquesta".Según registra la biografía oficial de Los Quincheros (escrita por Cristián Guerra), fueron ellos, junto a Los Cuatro Huasos, quienes primero registraron boleros en Chile: en 1944, el quinchero Raúl Velasco recibió un disco con el tema "Nosotros", del cubano Pedro Junco, y a partir de entonces el cuarteto amplió su repertorio folclórico para incluir boleros, sobre todo en sus presentaciones radiales.

Los Chileneros, La Cueca Brava.:Fue doña Margot Loyola/Y con don Héctor Pavez/Y con don Rubén Nouzeilles/Nuestros primeros long-plays. Con este verso, Nano Núñez explica en el libro "Mi gran cueca" (2004) cómo la cueca urbana llegó a los estudios de grabación. El disco original es de 1967. Actualmente la cueca brava tiene un gran número de cultores inspirados en Los Chileneros.

Vicente Bianchi, Misa a la Chilena. Luego de los cambios surgidos en el Concilio Vaticano II Vicente Bianchi comenzó a componer su Misa a la chilena (1965), seguida cinco años más tarde por la Misa sudamericana (1970), también llamada Misa de la Cruz del Sur. "Si en la primera asoció ritmos folclóricos chilenos a los diversos momentos de la eucaristía, en la segunda abrió aún más los márgenes para sumar diez géneros tradicionales de otros tantos países sudamericanos", indica David Ponce.

1 comentario:

Victor Cabrera Navarrete dijo...

Excelente artículo, muy preciso ... Gracias