viernes, marzo 19, 2010

Margot Loyola lanza dos antologías para el Bicentenario

La folclorista e investigadora de 91 años lanza mañana un disco doble que compila piezas inéditas de diversas zonas del país. En junio publicará un ambicioso libro sobre la cueca.

ANDRÉS DEL REAL
Con 91 años en el cuerpo y más de sesenta de actividad musical, Margot Loyola no muestra intenciones de dejar su carrera como solista e investigadora del folclor nacional. Para este 2010, la ganadora del Premio Nacional de Arte en 1994 tiene preparados dos ambiciosos proyectos en completa sintonía con el Bicentenario.

El primero de éstos es de alcance inmediato. Mañana, en la Corporación Cultural de La Reina (gratis, a las 18:00 horas), Loyola presentará junto al conjunto Palomar "Otras voces en mi voz", un disco doble que intenta condensar su trabajo como solista e investigadora. Se trata de un voluminoso catálogo de 43 canciones inéditas de diversas zonas de Chile, interpretadas por Loyola y con comentarios escritos por ella misma, una muestra de que la comadre de Violeta Parra sigue tan activa como siempre.

"Hace poco más de seis años, mi marido me dijo que grabara las mejores canciones de mi repertorio. Grabé de todo un poco: tonadas, pregonas, melodías de salón, temas de Isla de Pascua, de Chiloé y mapuches, y después las dejé en remojo", cuenta la artista sobre la génesis de esta titánica compilación, que pone a disposición del público "el trabajo inédito de nuestros campesinos desconocidos, el patrimonio de comunidad", según ella misma explica.

Los registros estuvieron guardados hasta que el sello Oveja Negra los editó en un álbum que desde esta semana puede adquirirse en disquerías del país, por un precio referencial de $6.990. "Se nos ocurrió postular a un Fondart en el gobierno anterior y nos fue bien. Cuando lo grabé no le hice ninguna propaganda, como rosita en el campo nomás", dice Margot.

"Otras voces en mi voz" incluye también recuerdos fotográficos de Loyola con artistas de zonas rurales, cuatro poemas -uno de ellos recitado por Daniel Muñoz- y "Saludo a Margot", una canción del grupo hip hop Legua York, dedicada a la folclorista.

Pero éste no es el único proyecto de la cantautora nacida en Linares. Para mediados de año se espera la publicación de "La danza de la vida y de la muerte", un libro que rescatará su trabajo investigativo de años sobre la cueca en diversos sectores de Chile. El volumen será editado por la Universidad Católica de Valparaíso, y contendrá además 4 CDs y un DVD, con 147 ejemplos de cuecas inéditas del país.

"Estamos entregando nuestro vivir y nuestro sentir con la cueca, de Arica a Magallanes, desde los años 40 hasta la fecha", dice la compositora, quien explica el título del libro: "Hoy, la cueca está en la devoción y en la muerte. En los funerales la gente pide cueca. No es para la jarana nomás; es la de la vida, del vino, y está más viva que nunca".


"Mi Maule se está muriendo"
Una de las zonas más afectadas por el terremoto del pasado 27 de febrero fue la región del Maule, lugar de origen de Margot Loyola, quien visitó el sector pocos días antes del sismo.

"Por esas cosas del destino, nos tocó ver el amanecer con Margot en el río Maule, y de repente ella se puso a llorar", cuenta su esposo, el académico Osvaldo Cádiz. "Le pregunté por qué lloraba, y me respondió 'mi Maule se está muriendo'. Fue algo muy especial", agrega Cádiz, quien revela la preocupación de ambos por sus parientes afectados en lugares como Putú y Constitución. "El mar se llevó todas las casas del Maule donde estuve tantas veces, cantando con la gente de allá", dice con tristeza la cantautora.

Publicado por el mercurio 19 03 2010

miércoles, marzo 17, 2010

Despues de...

Uno no puede abstraerse de todo lo que pasa, cuando la naturaleza te muestra en forma tan explicita su enorme poder, y que frente a esa expresión uno se siente un ser mínimo, un detalle sobre esta existencia. La tierra tuvo la opción de seguir un par de minutos mas, y si se hubiera dado ese placer, ya nada de la existencia humana sería importante. En el terremoto muchos llegamos a sentir por unos instantes esa sensación de entrega tan necesaria cuando llega el minuto exacto de la muerte.
Pasado el sacudón, los nervios, la tensión, se acomodaron como parte de la vida misma tal como lo son la respiración y el pestañear. Todo se sigue moviendo, nada nos hace estar tranquilos.
El sufrimiento, el ver como están nuestros compatriotas, nos hace bajar la guardia. Todo esto puede llegar a destruir la fuerza vital necesaria para estos momentos de nuestra vida.

Y frente a todo esto, nuestro aporte como un humilde programa de radio, es hacerle llegar a todos ustedes unas notas, un canto, un ritmo que les entregue energía, que los lleve de nuevo a la sangre ese pulso que nos ha inundado desde siempre en la música chilena, y que nos devuelva de alguna forma la esperanza, las ganas de vivir, de sonreír, de seguir adelante.
Nada mejor que escuchar una selección de alguno de los temas más enérgicos de los Jaivas, para volver a respirar desde el alma con toda la fuerza de la vida.
Los temas que se escuchan en este programa corresponden a los sgtes discos:
La ventana- Todos Juntos
Los Jaivas (El indio)
Cancion del Sur
Alturas de Machu Pichu
Aconcagua
Mamalluca

Un fuerte abrazo

On Line

Descargar

domingo, marzo 07, 2010

Casa natal de Violeta Parra afectada por terremoto

A las 2.500 viviendas dañadas por el terremoto hay que sumar la Casa donde naciera Violeta Parra, ubicada en Roble 531, inmueble que estaba sin uso ni moradores y que se mantuvo en pie.

Ahora se deberá efectuar un estudio que determine como se encuentra la estructura de esta vieja casa de adobes que tiene un alto significado para la cultura.


El municipio ha señalado que si la casa resultó con daños estructurales que obliguen a su demolición se tendría que estar pensando en una réplica de la misma y hacia allá deberán estar orientados todos los Proyectos que pretendan lograr recursos para su restauración.


En alcalde de San Carlos Hugo Gebrie asegura que escuchará a los profesionales y técnicos antes de actuar "...si la casa resultó con daños estructurales que obliguen a su demolición se tendría que estar pensando en una replica de la misma..."



Cabe agregar que esta casa fue regalada por el ayuntamiento de Baena, España hace ya cinco años y que es Monumento Nacional, en su categoría de Monumento Histórico, declarada el 29 de septiembre de 1992.


Hace 5 años que sus puertas han permanecido cerradas para frustración de los visitantes y turistas que llegan al lugar en busca de revivir la historia de esta mujer, que en su niñez estuvo con sus padres en esta zona.


La única noticia que se tuvo sobre este inmueble fue el inicio de un estudio del inmueble, antes del terremoto, desarrollado por profesionales de arquitectura y financiado con recursos gubernamentales, y su proyecto a fondos externos aún no se concreta y ahora obviamente deberá reformularse.


Sin ningún tipo de señalización hoy, esta casa con tanto significado cultural aparece como una más de las cientos que el terremoto dañó en San Carlos.



FUENTE: SAN CARLOS.- (Mario San Martín Aliaga)
http://www.radioelsembrador.cl/index.php/noticias-sembrador/1316-casa-natal-de-violeta-parra-afectada-por-terremoto

En Pudahuel se cae casa donde vivió Violeta Parra

El terremoto destruye parte de la historia de los Parras en la comuna

Pudahuel Santiago de Chile, casa en donde vivió Clarisa Sandoval Navarrete, madre de los célebres, Nicanor, Roberto y Violeta Parra, resulta gravemente dañada y con peligro de derrumbe tras el terremoto del 27 de febrero 2010; que afectó al centro-sur del país.

El domicilio que albergó a los insignes Parras, está ubicada en Calle Serrano N° 1229 en Pudahuel Norte y fue construido por la familia en 1957; el cual resultó profundamente agrietado, con desplome de murallas e inhabilitado para vivir.

Horacio Salinas Parra, transportista, es uno de los últimos de la familia que habitó la residencia hasta el reciente terremoto. Dice a diario Tropezón que es muy difícil recuperar la casa con recursos propios y que hay que demolerla (….), además agrega que hubo interés por parte de la familia que esto fuera un museo, pero no se llegó a un acuerdo con el municipio de Pudahuel, a pesar que gente de la municipalidad y el propio alcalde visitaron el lugar tiempo atrás.



Quien estaba más interesada en que la casa se convirtiera en un museo comunal, fue María Arena Sandoval, uno de los familiares de los Parras, quien falleció hace unos dos años sin conseguir ese objetivo. En cuanto al precio de venta que algunos familiares habrían solicitado en su oportunidad que sería unos 100 millones según dice Horacio Salinas. El lugar concentra dos grandes sitios, en donde residen varias familias, en su gran mayoría arrendatarias.

No deja de llamar la atención, comenta Adriana Gonzales: fiel seguidora del legado artístico de los Parras, que Pudahuel no haya consolidado ese espacio de historia de la raíz misma de la llegada de esta familia a la comuna, en donde vivió y murió la madre de estos celebres artistas de la cultura popular cuyos hijos, virtuosos también, vivieron a intervalos. Además Adriana hace una fuerte crítica a todas aquellas organizaciones sociales que utilizan los nombres y apellidos de esta ilustre familia como eslogan publicitario o las autoridades locales que han nombrado espacios públicos, calles, población y recinto de salud en homenaje a estos cultores populares y que pese a todo no hayan consolidado un museo en su nombre, que sin duda habría sido un polo turístico importante a nivel internacional y nacional como lo son las casas de Pablo Neruda hoy en día.


http://www.tropezon.cl/2010/03/06/en-pudahuel-se-cae-casa-donde-vivio-violeta-parra

Continuar bailando con la Patria

Margot Loyola (folclorista, 1918):

"Continuar bailando con la Patria".

"Lo viví como el peor de los terremotos. Su magnitud no tiene comparación con ningún otro. Hace algunos días había estado en el Maule, frente al río más hermoso de Chile, y lloré, como presintiendo esta catástrofe. El Pacífico se llevó todas las casas donde estuve cantando junto a su gente, frente a la desembocadura del Maule. En Chile siempre nos unimos en el dolor y en la muerte. ¡Ojalá que nuestras guitarras sigan ayudándonos a querernos y ser solidarios! Alcemos nuestra bandera y levantemos en alto nuestros pañuelos, para continuar bailando con la Patria".

Adiós a un héroe de la cumbia nacional: murió Hirohito, autor de "Viejito lolero"


El cantante, cuyo nombre real es Eugenio León Hernández, falleció esta mañana a los 86 años a causa de una neumonía.

Emol

Martes 23 de Febrero de 2010 13:28

SANTIAGO.- A consecuencia de una neumonía murió esta mañana en Santiago el cantante y músico chileno Eugenio León Hernández, mucho más conocido con el nombre de Hirohito y como el hombre que popularizó la célebre canción "Viejito lolero" ( Escuche la canción), infaltable en cualquier antología de la música tropical hecha en Chile.

Hirohito murió a las 6.45 horas de esta mañana en su casa en la comuna capitalina de Quinta Normal. La causa fue una neumonía fulminante que le había sido diagnosticada hace dos semanas, y que obligó a hospitalizarlo a mediados de este mes, según confirmó a Emol su nieta, Carolina Cerpa León.

Fue con el nombre de Hirohito y su Conjunto que Eugenio León grabó la canción "Viejito lolero" ( Escuche la canción). Caratulada como guaracha, quedó desde entonces inmortalizada por el abundante doble sentido de sus estrofas y por la voz con la que Hirohito entona el característico lema “El que no baila es cola” al comienzo de la canción.



Como parte del repertorio de este cantante con nombre de emperador japonés también figuran versiones igualmente personales para éxitos como "Ritmo de chunga" o "Pajarillo, pajarillo". Varios de ellos fueron grabados por el popular sello Sol de América, iniciado a comienzos de los años '70 por el productor musical Fernando Neira.



En los últimos años León estaba retirado de la música, y en 2006 recibió un reconocimiento de la Sociedad Chilena del Derecho de Autor, SCD, como uno de los socios con más de cincuenta años de trayectoria. En la ocasión Hirohito compartió ese honor junto a colegas como Lalo Parra, Valentín Trujillo, Silvia Infantas y Los Hermanos Campos.



Una de sus últimas apariciones públicas tuvo lugar en 2009, cuando fue convocado a participar de una "fiesta kitsch" celebrada en el Teatro Caupolicán de la capital. Allí Hirohito volvió a causar fervor entre una nueva generación de público con el picaresco personaje del viejito lolero, que permanece como su legado y su creación más universal.

Las mil y una historias de los organilleros en Chile




PATRIMONIO MUSICAL | Son pocos, pero siguen "vivitos y coleando"
En un país sin carnavales, han sido la manifestación musical callejera por excelencia durante más de un siglo. Antes eran mal mirados, hoy incluso hacen serenatas. Por estos días de verano están desperdigados de norte a sur.

Nicolás Rojas Inostroza

Inicios del siglo XIX. En el encuentro de las fronteras de Suiza, Francia y Alemania, se crea un complejo sistema de cilindros y púas comandado por una manivela, que permitía reproducir antiguas melodías a través de una "pequeña orquesta" escondida en un cajón. Nacía el organillo. Muy probablemente su creador nunca pensó que su invención sería popular en las calles y plazas del país más austral del mundo.

Hoy los tiempos han cambiado. Ya no se viven los años de gloria de los albores del siglo XX, pero el oficio ha derivado en nuevas formas. Por $50.000 se puede arrendar por hora para cumpleaños, matrimonios y hasta inolvidables recepciones en el aeropuerto. La música también se ha modificado. Las últimas canciones incorporadas al catálogo son de Elvis Presley, valses de Strauss y un hit seguro, "Delilah" de Tom Jones.

En blanco y negro

La historia de los organillos en Chile es esquiva. Se remonta, según el fallecido luthier Enrique Venegas, al arribo del alemán José Strup, en 1895. "Por lo menos 30 o 40 años antes", contradice al otro lado del teléfono el musicólogo Agustín Ruiz, "porque la modalidad que tiene de trabajar el organillero chileno corresponde al estilo genovés, particularmente en la costumbre de andar con el loro de forma trashumante". Ruiz argumenta que los organilleros italianos llegaron a Buenos Aires a mediados del siglo XIX, como músicos aventureros que abordaban barcos de inmigrantes.

El organillo convivió, en sus años de gloria, con la pianola y el gramófono. Por esos días estaban de moda los instrumentos para "hacer música" en casa. La novedad fue tal que poseer organillos en Chile se convirtió en un atractivo negocio. "Eran pequeños empresarios que importaban 15 o 20 máquinas, en su mayoría alemanas. Un negocio redondo, pues constituían la radio de la época", recuerda Agustín Ruiz.

"Los cilindros se fabricaban en Alemania en base a música que se pedía desde Chile. Los éxitos del momento se editaban en partituras para piano y éstas se enviaban a las fábricas de cilindros, que las transformaban para ser interpretados en los organillos", añade el musicólogo Juan Pablo González. Siempre eran ocho partituras, que son las que caben en el cilindro que se reproduce al interior del cajón de 40 kilogramos.

Partituras y juguetes

En el primer lustro del siglo XX -era de esplendor del instrumento aerófono-, Carlos Pezoa Véliz escribe su poema "El organillo", en el cual el instrumento le enrostra a un vagabundo: "¿Y cómo quieres que calle toda esa vida penosa que no hay quien no halle?". Eran otros tiempos. En ese entonces, Santiago contaba con carnavales y abundaban retretas de las bandas civiles o militares.

El libro "Historia Social de la Música Popular en Chile: 1890-1950" consigna el episodio en que decenas de organilleros tocaron al unísono en el Parque Forestal. Fue un estruendoso regalo que hicieron los jóvenes a la ciudad en la fiesta de la primavera de 1919. Dieciocho años más tarde se importó el último organillo a Chile. En la década del 40, los instrumentos decayeron debido a la masificación de la radio. Los patrones vendían las cajas musicales a sus empleados. Pero la manivela seguía echando al vuelo valses, tangos, tonadas, cuecas y piezas de foxtrot o pasodoble (luego ganaría popularidad la canción mexicana). Por esos días, los organilleros vendían partituras de la época, aunque esta práctica comenzaría a ser desplazada por la venta de juguetes, como remolinos, "sapitos" y pelotas de aserrín.

Junto a la nueva mercancía aparece el efusivo chinchinero. Se ha afirmado que este personaje fue creación nacional, pero Agustín Ruiz asegura haber visto antiguas fotografías de los percusionistas en la Alemania del siglo XIX, aunque el exponente germano habría sido bastante más parco y el baile estaba excluido de sus funciones.

Latin american sound

El organillo es conocido en Argentina y Uruguay como ''organito''. A fines del siglo XIX, el general Bartolomé Mitre los incluyó para distraer a las tropas trasandinas que luchaban en la guerra contra Paraguay. Por esos años también se usaban para despedir a un "angelito" recién nacido. La familia argentina La Salvia los fabricó hasta 1984. Incluso desarrollaron un modelo de "banda militar", premunido de instrumentos de percusión y muñecos animados que emulaban ser directores de orquesta o bailarines.

El tango le debe mucho a la caja musical, pues fue su principal difusora antes de la masificación de la radio. "Tendrá una caja blanca el último organito, y el asma del otoño sacudirá su son, y adornarán sus tablas cabezas de angelitos, y el eco de su piano será como un adiós", reza una composición de Homero Manzi. Esta canción se convirtió en una romántica profecía. Buenos Aires le dio el adiós al último organillero de la ciudad, Héctor Salvo, quien murió en 1998.

México es el país en América Latina donde sobrevive con mayor fuerza la tradición del organillo, aunque la tendencia es a la baja. En el Distrito Federal quedan menos de cien instrumentos. "Las mañanitas" y "Las golondrinas" son las canciones insustituibles y la recaudación de un organillero promedio bordea los 10 dólares diarios. En el ejercicio del oficio hay dos grandes diferencias con Chile: en el país azteca los organilleros generalmente llevan el instrumento colgando de la espalda y tienen prohibido vender cualquier producto. La propina es su sueldo.

¿Y en Chile?

Según cifras de la Corporación Organilleros de Chile, hoy sólo quedan 24 instrumentos originales de los más de 200 que existieron a principios del siglo XX. Manuel Lizana (59) es parte de este mundo: es organillero desde los años en que acompañaba a su padre, Héctor (81), y hoy es el único luthier de organillos en América del Sur.

Su amplia casa en San Ramón alberga un taller donde abundan trozos de madera, herramientas, boquillas y pequeñas piezas que son la materia prima para construir un organillo. Una empresa nada fácil, ya que armar un ejemplar puede tardar seis meses. Lo curioso es que Manuel es completamente autodidacta y su trabajo ha sido reconocido por sus pares alemanes.

El luthier ya les regaló un organillo a cada hijo y a su esposa. En el patio de la familia se pasea un perro, un gato observa y tres loros descansan en una pajarera. En el pasado, los organilleros solían ser acompañados de monos araña vestidos con chaleco sin mangas. La función del animal era entregar un papel con la suerte a los espectadores, pero algunas agresiones de los simios motivaron su prohibición. Ahora el problema son los loros: la tenencia de una de las especies que utilizan, los loros choroy, está prohibida por las autoridades. Los organilleros se defienden argumentando que las aves alegran a los niños.

Un vals para comenzar

Para que esta tradición no sucumba, Manuel Lizana comenzó a congregar, en 2001, a los 32 trabajadores que hoy conforman la Corporación Cultural Organilleros de Chile. La unión hizo la fuerza: actualmente están uniformados, fueron declarados patrimonio vivo por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes y han viajado a diversos países representando al país. La tendencia de arrendar organillos no ha terminado, actualmente existe un par de empresarios que alquilan el instrumento.

Pero no sólo de tradición vive el organillo. El ingenio nacional para la falsificación "pirata" también ha afectado a estos instrumentos. Hace un par de años se detectaron los llamados "mulas" que son cajas -con manivela incluida- que llevan una radio a pilas en su interior. El supuesto organillero sólo actúa.

Entre los múltiples usos de los organillos "legítimos" está la interpretación de serenatas especiales. Manuel Lizana ha sido testigo de diversos reencuentros orquestados desde la manivela. Llantos, gritos, abrazos y escenas dignas de algún final de teleserie se han gestado con el sonido. "Estamos prestos a cualquier situación amorosa, hasta de separación", dice riendo. El luthier reconoce la escasez de organilleros para cubrir la capital y agrega que trabajan "desde el barrio alto hasta Maipú". En el verano se distribuyen en la costa central y en el sur (Pucón suele ser una de las paradas), donde pueden ganar unos $40.000 diarios. Sobre sus canciones regalonas, Lizana afirma que "todas son favoritas. Pero siempre parto tocando un vals, porque a todos les llega".

A diferencia de casi todos los países de este lado del planeta, el organillo sigue sonando, aunque con menos frecuencia que en los años sin televisión ni cibernéticas redes sociales. El musicólogo Juan Pablo González, esbozando una explicación, concluye que "el organillero es la manifestación musical callejera que tenemos en Chile, orientada hacia el mundo infantil, que está controlado. El problema que ha habido en Chile es que el mundo adulto no se ha tomado la calle para bailar y celebrar".

Elementos la tradición

1 En Chile se adaptaron los organillos con ruedas, en México suelen llevarse colgando de la espalda.

2 Siguiendo la tradición genovesa, el loro entrega las tarjetas de la suerte.

3 Los organillos que llegaron a Chile provenían de Alemania y funcionan a base de aire accionado por una manivela.

4 La vestimenta de los trabajadores se uniformó en 2001 con la creación de la Corporación Cultural Organilleros de Chile.

5 Remolinos, burbujas, "sapitos" y pelotas de aserrín son los principales juguetes vendidos por los organilleros. Antes vendían partituras.

¿Buena o mala suerte?

Los organillos han estado ligados tradicionalmente a las tarjetas de la suerte, que solía entregar un mono o un loro. La historia cuenta que un francés llevó a imprimir un pliego de éstas a la imprenta Abecé, de la calle Gorbea, que nunca retiró. Así comenzaron a reproducirse. La regla de oro es que las tarjetas nunca comuniquen malas nuevas. Los presagios oscilan entre el matrimonio, la paternidad y la prosperidad económica entre otros amigables escritos. Pero algunas personas dicen que los organillos traen mala suerte. Bien lo sabe Sonia Trujillo, quien partió en el oficio en 1991, cuando su esposo le compró un ejemplar alemán que, supone, tiene más de cien años. Sonia ha vivido en reiteradas ocasiones la experiencia de que le digan que trae mala suerte. Una vez, una almacenera de Las Cruces al verla con su instrumento le pidió que no tocara allí, argumentando que "cada vez que tocan cerca de la casa se muere alguien". Manuel Lizana recuerda la misma situación con una adolescente en La Florida. Le habían contado la misma historia.

Publicado por artes y letras el mercurio febrero 2010