sábado, junio 11, 2011

Rescatan 2.000 partituras del siglo pasado que serían vendidas por kilo

Rescatan 2.000 partituras del siglo pasado que serían vendidas por kilo


Patricia Schüller/ Nación.cl
El valioso material iba que iba a ser vendido al kilo, como si fuera papel de diario, está almacenado en el Fondo Margot Loyola de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.

Pasajes clave de la historia musical de Valparaíso están contenidos en las 2 mil partituras, de entre 1900 y 1950, que almacena el Fondo Margot Loyola de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV).

El material, que iba a ser vendido al kilo, al igual que los papeles de diario, llegó a las manos de la conservadora del Fondo, Cecilia Astudillo, quien las restauró y digitalizó para darlas a conocer a la comunidad. La iniciativa cuenta con el financiamiento de la Universidad de Harvard y la British Library.

Explica la especialista que “las más antiguas se interpretaban en los salones. La mayoría es para piano y canto. Algunas se ocupaban en las tertulias en las casas. Valparaíso tenía una gran vida cultural en el 1900. Todas las compañías de ópera venían y la gente buscaba replicar estas obras en las casas, simplificadas para piano y voz".

El material "es una riqueza enorme pues nos ayuda a conocer la historia social de Valparaíso", remarca.

En Chile –manifiesta- siempre se conoce la historia por las guerras. "Nosotros trabajamos con la historia social, lo que la gente sentía o vivía. Valparaíso tuvo una vida cultural enorme y eso es lo que nosotros estamos tratando de rescatar y dar a conocer", relata.

DESDE LA ZAMACUECA

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En esos años –añade- las partituras eran un elemento habitual de las casas.

"Todas las mujeres tenían que saber tocar piano o cantar. En las tertulias había estudiantinas familiares y siempre existía un piano en la casa. Con el nacimiento de la radio se fue perdiendo esto".

Cecilia Astudillo detalla que se recopilaron partituras de fox trot, one step, chimi, habaneras, mazurcas, polkas y la cueca que es transversal y se aprecia en distintas épocas desde la zamacueca del 1900 hasta la cueca del Santiago Wanderers de 1950.

"Las joyitas que tenemos es música que se hizo para el Bicentenario de 1910. Contamos con reediciones del himno nacional a todo color, ediciones con dorado y plateado de las banderas. También encontramos obras de películas. Algunas tienen textos y otras son sólo música", añade.

Las partituras que se recopilaron tenían mucha tierra, agrega. “"Algunas presentaban marcas de hongo y humedad. Se hizo un proceso de limpieza a mano, protegido con guantes y mascarillas. Una vez que estaban limpias, se guardaban en contenedores libres de ácido con el fin de que duraran otros 200 o 300 años más", dice.

Finalmente quedaron en unos muebles libres de metales y ácidos a 20 centímetros de altura con la temperatura y la humedad controlada.

DIGITALIZAR

En estos momentos se ha digitalizado el 30% del material. "Algunas profesoras de piano y canto del Instituto de Música han realizado conciertos con este repertorio. El conjunto folclórico también ha venido a buscar música. Nos encantaría hacer un registro o un concierto con este material", comenta Cecilia Astudillo.

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