jueves, julio 28, 2011

Rimas y versos: La veta poética del rap

 

El Mercurio

Música y poesía Antologías de canciones y libros abren el debate en Estados Unidos

El Domingo se presentó por primera vez en nuestro país Public Enemy, uno de los grupos fundamentales del movimiento hip-hop. Por encima de los prejuicios, esta cultura urbana está ganando un espacio en los círculos académicos de Estados Unidos, donde el rap es considerado una expresión poética cada vez más legitimada. El debate se ha dado tanto en las aulas como en los medios de comunicación.

Evelyn Erlij y David Ponce

En diciembre pasado, el periodista y crítico de música estadounidense Kelefa Sanneh publicó en la prestigiosa revista The New Yorker un artículo sobre el lenguaje del hip-hop, a raíz de la publicación del libro "Decoded", donde la celebridad del rap Jay-Z reunía los textos de sus canciones, muchas de ellas grandes hits en el mundo. Más allá del aspecto autobiográfico del volumen, la discusión se centraba en los rasgos poéticos de sus rimas. "Las letras de hip-hop -no sólo las mías, sino las de cualquier gran MC- son poesía si se les mira suficientemente de cerca", escribió el cantante en su compilación, que llegó al número 3 de los libros de no ficción más vendidos en Estados Unidos.

El texto fue destacado en medios como The New York Times, donde se subrayó la rica naturaleza metafórica de las rimas de Jay-Z. Pero los comentarios sobre el artículo del New Yorker, donde se vinculaba al rap con la poesía, no tardaron en llegar. "El esfuerzo del rap de ser considerado parte del canon poético recuerda el deseo de respetabilidad del mundo del jazz 80 años atrás -escribió un lector en la sección de cartas al director-. Pero el rap, como el jazz, que usa la armonía clásica de Occidente con muy distintas intenciones y valores, debería ser considerado en sus propios términos".

"La discusión del New Yorker alude a dos puntos. Por una parte, tiene que ver con la absurda pero insistente distinción entre alta y baja cultura, donde se supone que aquella poesía que no proviene de los circuitos tradicionales sería de menor calidad, y precisamente aquí lo que se busca es ponerla de relieve e incluirla dentro del canon -explica Felipe Cussen, poeta, músico e investigador del Instituto de Estudios Avanzados de la Usach-. Por otra parte, el rap representa una preocupación muy evidente por los aspectos rítmicos del texto, que dentro de las prácticas contemporáneas ha sido generalmente olvidado".

La intención del rap de ser valorado como una expresión poética ha chocado constantemente con los prejuicios asociados a la cultura del hip-hop, como también con el tono furioso de sus letras, uno de sus sellos indiscutibles. En 1989, por ejemplo, dos raperos neoyorquinos hicieron historia al llamar racistas a dos íconos de la cultura popular, Elvis y John Wayne, y, de paso, convertir esa canción -titulada "Fight the power"- en uno de los hits más populares e influyentes de la historia del rap. Public Enemy es el nombre de esta legendaria agrupación, que hoy domingo se presenta en Chile, en el Teatro Caupolicán.

Pero para Chuck D, uno de los líderes del grupo, la rebeldía y la insolencia no son un impedimento para encontrar poesía en rap. "Cada gran literatura merece una gran antología. El rap finalmente tiene la propia", escribió en el epílogo de "The Anthology Of Rap", un libro de 800 páginas publicado el año pasado por la editorial Yale University Press y editado por Adam Bradley y Andrew DuBois, profesores de literatura de las universidades de Colorado y de Toronto, respectivamente.

Un Nobel rapero

La reacción negativa de algunos lectores del New Yorker frente al artículo de Sanneh también refleja parte del pensamiento que existe en la academia respecto de los vínculos de la poesía con el rap, a pesar de que la corriente de los Estudios Culturales lleva décadas analizando fenómenos populares con parámetros literarios.

"Pero tenemos algunos aliados inesperados", dice Bradley desde Estados Unidos, recordando un encuentro que tuvo hace unos años con Seamus Heaney, el poeta irlandés y premio Nobel: "Después de un par de tragos llegamos a hablar del rap , y comenzó a decir cuánto admiraba las habilidades poéticas de Jay-Z y Eminem. Incluso prometí hacerle un disco para presentarle nuevos artistas", cuenta. Según el académico, algunos de los nombres en la historia de esta música que pueden ser considerados como poetas son los fallecidos Tupac y The Notorious B.I.G., además de Rakim, Jay-Z, Melle Mel, Lauryn Hill y Eminem.

Los vínculos entre música y poesía son tempranos, y tienen su origen en la época de los antiguos griegos y de los narradores de poemas de África Occidental, llamados griots . "Siempre ha habido una sensibilidad musical hacia la poesía, sea oral o escrita. El rap no es diferente, es poesía y canción. Una letra de Jay-Z y una de Lorca son obviamente diferentes, pero no son más diferentes que, por ejemplo, la misma de Lorca y un poema de un poeta beat como Ferlinghetti. Todo está en la familia poética", dice Bradley.

El autor, que con anterioridad había escrito el libro "Book of Rhymes: The poetics of Hip-Hop" (2009), es uno de los académicos estadounidenses que han llevado lo que llama "la profundidad poética del rap" a las aulas universitarias. "La gente usualmente pasa por alto la influencia transformadora que ha tenido el rap en el lenguaje -comenta-. Medios estadounidenses como CNN han preguntado 'Hip-hop: ¿arte o veneno?'. El nivel de ignorancia es sorprendente. Esta antología llama a una revolución en la conciencia para que los fanáticos y no fanáticos del rap sean más conscientes del valor estético y, por consecuencia, de la riqueza poética que el rap tiene para ofrecer".

Para Andrew DuBois, coeditor del libro, la conexión entre el rap y la poesía es evidente. "Ambos involucran concisión lingüística, densidad sonora, una alta frecuencia de tropos retóricos y lenguaje figurativo; un interés en las formas verbales y un énfasis en la musicalidad del discurso", explica.

Hip-hop, décima y paya

Chile es un país donde el rap -entendido como la voz de la cultura hip-hop- ha penetrado con fuerza desde mediados de los 80, con bandas como De Kiruza, Panteras Negras, La Pozze Latina y Tiro de Gracia. Sin embargo, se trata de un tema que todavía no ha sido suficientemente estudiado en el ámbito académico. "El rap, al ser una expresión verbal, necesariamente pasa a formar parte de la literatura. El hecho de que su soporte no sea una hoja de papel, sino que aparezca oralmente, no significa una separación radical del resto de la poesía", opina Felipe Cussen.

"A mí me parece un género muy afín a la poesía por la manera en que se apoya en el ritmo de las palabras; además, tiene muchos parientes literarios como la décima y la paya", dice el poeta chileno Julio Carrasco, autor de los libros "Sumatra" (2005) y "Despedidas antárticas" (2006), e integrante del grupo musical Los Muebles. "Hay ahí un lenguaje de la urgencia, una especie de lírica que está de espaldas a la tradición y que se arma con los restos de un habla popular -agrega el escritor Álvaro Bisama-. En cierto modo, se trata de la verdadera antipoesía, de la verdadera antinovela, de una lengua criada in situ, en la esquina".

Lalo Meneses, integrante y fundador Panteras Negras, el primer grupo de rap chileno, compartirá escenario este domingo con Public Enemy en Santiago, y reconoce a esa banda como una de sus más tempranas influencias, junto a N.W.A. (Niggaz With Attitude). "El rap es poesía urbana de vanguardia -define-. Y tiene formas y elementos únicos: se canta, se apoya, se contesta como una ceremonia, el público es parte, lo haces rápido, lento, cuentas historias, das mensajes, enseñas, ofendes, improvisas, alteras la poesía, todo mezclado con la calle y su lenguaje".

Y nuevas generaciones de raperos han proliferado en los últimos años en Chile. Uno de ellos es Mantoi, también conocido como Nosecuenta, quien se refiere a estos nuevos frentes. "De raperos que tengan una relación cercana con la poesía, destacaría nombres como Mente Sabia, Movimiento Original, Gran Rah, Yntro, Cevladé. Creo que ambas expresiones están un poco disociadas, quizá por diferencias generacionales, quizá porque a los raperos no les interesa. Lo cierto es que siendo dos maneras artísticas tan parecidas, tiene sentido pensar que deberían relacionarse más. De hecho, me parece importante que lo hagan, para el desarrollo de ambas".

Históricamente, el rap ha recibido críticas por sus alusiones a la violencia, la misoginia, la homofobia y el culto a los excesos propios del star-system , aunque para Cussen ese no es el enfoque apropiado. "Las críticas al rap por su contenido políticamente incorrecto me parecen erradas, como cualquier crítica que se haga a una forma artística basada en su contenido. En el arte, a mi juicio, lo importante es siempre la forma", dice el académico y poeta.

"Si excluyéramos cada novela, poema u obra que tenga algo repugnante o censurable, nos quedaría muy poco para leer -coincide Bradley-. No habría Shakespeare, Chaucer, Hemingway o Toni Morrison. ¡Estaríamos leyendo libros infantiles! Editando la antología me llamó la atención no la cantidad de misoginia y de violencia que vi, sino que lo poco que encontré comparado a lo que esperaba". Para el antologador estadounidense, el rap es mucho más que la suma de sus ofensas.

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