jueves, octubre 20, 2011

Sinfonía "La Resurrección" de Mahler, gratis, en la Catedral

 

El Mercurio


La Orquesta Sinfónica, el Coro Sinfónico de la U. de Chile y solistas presentan el sábado la obra del compositor bohemio

Michal Nesterowicz se despide con una de las más geniales respuestas musicales a la pregunta por el sentido de la vida.

Romina de la Sotta Donoso

Este fin de semana, Michal Nesterowicz ofrecerá sus últimos conciertos como director titular de la Orquesta Sinfónica de Chile, después de cuatro años en el cargo. Volverá recién en abril, como conductor invitado.

"Quiero decirles a los jóvenes que vienen a nuestros conciertos que el balcón, que es donde se sientan, significa mucho para mí. Sé que la gente seguirá apoyando a la Orquesta Sinfónica de Chile, incluso para que se cree la nueva sala de conciertos que ella y Santiago se merecen", dice.

Su despedida será en grande: "Estoy feliz de dirigir la Segunda Sinfonía, 'La Resurrección', de Mahler. La calidad de la orquesta ha crecido, y hoy somos capaces de tocarla bien".

A la Sinfónica se sumará el Coro Sinfónico U. de Chile y las solistas Patricia Cifuentes (soprano) y Constanza Dörr (contralto), además de un ensamble de bronces y percusión. Serán más de 200 músicos, el viernes a las 19:30 horas en el Teatro U. de Chile, y a las 16:00 horas del sábado, en la Catedral de Santiago, en un concierto gratuito.

"Esta obra es extremadamente hermosa, pero también muy intelectual y profunda, porque Mahler propone una pregunta tan antigua como la humanidad", dice Nesterowicz.

En palabras del compositor bohemio: "¿Con qué propósito has vivido? ¿Para qué has sufrido? ¿Ha sido todo una broma terrible? Debemos responder a todas estas preguntas si hemos de seguir viviendo, y si hemos de morir después".

A los 33 años de edad, en 1893, Mahler decide retomar al héroe de su Sinfonía N° 1, "Titán". Elige entonces su poema sinfónico "Totenfeier" ("Rito fúnebre") y lo convierte en el primer movimiento de su Segunda Sinfonía, "La Resurrección".

"Con el primer tremolo de las cuerdas, repentinamente nos encontramos 200 años atrás. Es invierno y estamos en un funeral. El dolor de los deudos es muy real", describe el director. De ese primer movimiento se pasa, en el segundo, a los felices recuerdos del héroe.
"En el tercer movimiento, "Mahler es más incisivo respecto de nuestra forma de vivir, dice que somos como marionetas entre el paraíso y el infierno".

Luego aparece la palabra, elemento capital en esta sinfonía: "Mahler usó ocho versos del poeta Klopstock; y el resto los escribió él mismo, porque no encontraba nada que dijera exactamente lo que él quería decir".

La canción de la contralto, en el cuarto movimiento, explica, "simboliza la última palabra que quisiéramos decir antes de iniciar el viaje al Cielo. Este movimiento es uno de los más bellos de la historia de la música".

Un enorme forte abre el quinto movimiento. "Podemos ver el fuego del infierno, pero también oímos trombones y trompetas, desde el Cielo. La conversación entre los dos solistas es impresionante: 'No tenemos que preocuparnos más', 'Ahora somos libres', dicen. Triunfan Dios, la religión y la fe. Y Mahler responde la pregunta: debemos disfrutar cada minuto de nuestra vida para estar listos para el paraíso".

Órgano único

El órgano de tubos inglés de la Catedral de Santiago, fabricado en 1849, volverá a sonar en la Sinfonía N° 2 de Mahler, tras cinco años de trabajos de restauración por parte de un grupo de voluntarios que incluye a Mauricio Infante, Carlos Purcell y José Manuel Izquierdo. "Este órgano sigue siendo completamente mecánico y para Inglaterra es muy valioso porque es el único que se mantiene intacto", dice Izquierdo.

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