miércoles, noviembre 09, 2011

Joan Manuel Serrat: “En educación lo que sobra es el lucro. Nada más”



The Clinic

P. Fernández y V. Undurraga

Como Pedro por su casa. Así se mueve Serrat por Chile, donde anduvo recién pero en la piola, no de gira ni mucho menos de visita oficial. Acá repasa su historia personal con este país, lo que lo hace hablar como un chileno más sobre el movimiento social, respecto al cual tiene claridades que uno desearía que tuvieran los políticos locales. En mayo del próximo año vendrá junto a Sabina con la gira “Dos pájaros contratacan”, de cuya preparación también habla aquí, así como sobre el anuncio de ETA de parar la violencia, de los indignados españoles, de Fidel y de música.

Fotos: Cristóbal Olivares

¿Cómo ves lo de los indignados en España?
-Con los ojos de alguien que se siente solidario con la gente que está en la calle. ¿Y quiénes son los indignados? Primero, es gente con un comportamiento pacífico. Es un colectivo heterogéneo, en el cual se encuentra desde gente mayor, que tiene problemas para funcionar con la pensión, hasta quienes se han quedado sin casa, porque por las circunstancias los créditos otorgados en los años de bonanza no los han podido devolver, y no solo se han quedado sin la casa, sino que han tenido que devolver parte del crédito porque la casa ha perdido valor. Se encuentran también grupos juveniles, otros antisistemas, okupas y, en general, gente perfectamente indignada con una situación irracional.

¿Cuál?
-La de unas administraciones públicas que consintieron que se llegara a situaciones como aquella crisis del 2008, sin prever absolutamente nada, entregados a las corporaciones y al mundo financiero, mundo financiero que sigue salvando sus intereses y solicitando ayudas de los Estados.

¿Hay alguna concepción ideológica o proyecto que reúna a los indignados?
-No, es un movimiento asambleario, y por tanto desordenado. Lo que aglutina al movimiento es el descrédito de la clase política, la insatisfacción y, sobre todo, la angustia de vivir con grandes dificultades. España tiene cinco millones de parados (cesantes), son muchos. A todo esto hay que añadir los recortes que se han producido. Y una situación de emergencia que parece que va a seguir exigiéndole todavía más sacrificios a los más desfavorecidos.

Mientras tanto, curiosamente, gana en España la derecha.
-Bueno, gana la derecha porque gobierna la izquierda. Ganaría la izquierda si gobernara la derecha. La gente votará en contra de lo que la ha llevado a esto. Sin racionalizar que ni la derecha ni la izquierda van a ser capaces de mover nada, sino que haría falta una ética diferente, una clase política cuyos socios estuvieran más ligados a sus pobladores que a las corporaciones internacionales.

Suscrita esa indignación, ¿qué cosa sería bueno que ocurriera?
-La respuesta no es una respuesta individual de cada país, no puede responder un país por sí sólo, de la misma manera que los mercados financieros no funcionan individualmente. Los espacios de libertad que están perdiéndose están en manos de corporaciones, que no representan países, colores, banderas, representan al dinero nada más. Entonces, lo que tiene que producirse es una inversión de esta situación. Ahora, ¿cómo se produce esta inversión? Si yo lo supiera no estaría hablando con ustedes.

IZQUIERDAS, REYES
Eres de una generación que conoció el arte comprometido, tus canciones formaban parte de un algo común; ¿qué está pasando ahora con la música y el arte en relación a lo que ocurre en España?
-Lo mismo de siempre. Esto no ha cambiado, hay gente comprometida que se deja llevar. Quizá lo que sea distinto sean las plataformas en que todas estas cosas se mueven.

¿Tú sigues siendo un hombre de izquierda?
-Si ser de izquierdas se interpreta como alguien que cree que nadie puede vivir en un mundo justo sin que haya justicia para todos; que nadie puede vivir en un mundo libre si no hay libertad para todos; que nadie puede vivir en un mundo democrático si la democracia no es absoluta (democracia educativa, sanitaria, salarial); en fin, hoy en día en que las palabras están tan desgastadas y todo está tan deteriorado, pues sí, soy de izquierda.

Con esa definición, que todos suscribimos, Fidel Castro no sería de izquierda.
-Fidel Castro es Fidel Castro. Él ha superado todo esto. Incluso ya no es presidente de Cuba.

Heredó.
-Dejó un heredero, como todos los reyes.

Esa izquierda que describes, ¿las ves hoy encarnada en algún gobierno, en algún líder?
-No. Hay un momento de soledad, de dispersión; todo necesitará tiempo para cuajar, y probablemente lo que no cuaje por la razón cuajará por la naturaleza.

¿Cómo?
-Todo aquello que el hombre no sea capaz de arreglar por la razón y por la sensatez, pues se ocupará la naturaleza de arreglarlo por otros caminos, como ha sido históricamente.

UN TAJO TERRIBLE
¿Cuándo fue la primera vez que viniste a Chile?
-El 69. Entre ese año y el 73 vine varias veces.

¿Qué recuerdas de ese tiempo anterior a la dictadura?
-El Chile del 69 lo veo con unos ojos juveniles, donde todo era esperanza y cambiable y fácil de cambiar. Todo era posible. Y al mismo tiempo lo veo con una gran curiosidad. Yo andaba haciendo todo un recorrido iniciático. Conozco a Neruda en aquella época, me meto en un país que para mí era lejano, distinto, se comía y hablaba diferente -a veces me costaba entender lo que me decían-, y a partir de ahí conozco a gente que me va introduciendo en el país y en su vida y que me va enseñando a querer. Es un tiempo en el cual mis amigos eran de diferentes tendencias. Y en el 73 todo aquello cambió, hubo como un tajo terrible. Fue impensable todo lo que sucedió en el 73.

¿Sí?
-Recuerdo que poco antes (1969) el general Viaux intentó dar un golpe de Estado, y la gente se cagaba de la risa, no había nadie que pensara que un golpe pudiera llegar a algún lado. Me acuerdo que estaba yo visitando unas instalaciones en las afueras de Santiago y cuando oímos en la radio el intento de golpe la gente lo frivolizó, y así quedó. Lo que fue todavía más impensable fue la forma en que el golpe del 73 separó a la gente, que radicalizó sus posturas. Gentes que habían sido amigas unos días antes se convirtieron en feroces enemigos.

Chile era en ese entonces un país más provinciano, más modesto…
-Era más accesible todo, acá nuestra vida pasaba toda entre la Alameda y Providencia. Los teatros, las radios, los bares, todo quedaba por ahí. No existía este Chile que empezó a crecer hacia arriba con empresas dimensionándose al mundo, tomando el timón de empresas supra americanas. Sí, podríamos decir que este era un país más provinciano, pero yo, como soy de provincias, me sentía muy bien.

Después estuviste y acompañaste el proceso democrático chileno, e hiciste el segundo gran concierto post Pinochet que hubo en 1990, un concierto masivo y muy emotivo.
-Fue inolvidable ese concierto. Desde el 73 hasta el 90 yo sufrí también este exilio, que en un principio fue voluntario y luego se transformó en un exilio obligatorio porque cuando pretendí volver, pensando que no servía para nada la ayuda desde afuera y que había que volver, pues no me dejaron. Incluso hubo un ministro que prohibió a Antonio Machado como letrista mío, cosa curiosa. Entonces desde afuera trabajaba con los grupos que allá estaban, hacíamos conciertos, nos juntábamos, y así fueron pasando tantos años. No pensábamos que pasaran tantos años, hasta que ocurrió el milagro del NO.

¿Milagro?
-La vanidad de Pinochet fue tan grande que planteó ese referéndum que en ningún momento pensó que iba a perder, y perdió, y ahí cambiaron nuevamente las cosas. Y antes de aquel concierto se produjo un incidente en el que yo me vi afectado personalmente.

¿Qué?
-Cuando venía para la fiesta del plebiscito, para el meeting final, me retuvieron en el aeropuerto y me prohibieron entrar. Entró toda la delegación española y a mí me dejaron arriba del avión, para lo cual montaron toda una parafernalia sumamente curiosa.

¿Cuál?
-En lugar de esperar abajo para pedirme el pasaporte, subieron al avión y montaron una mesa, con Carabineros y todo. E iban saliendo uno a uno del avión y cuando llegué yo me mandaron para atrás y me dijeron “sentaos otra vez”. Cuando volví a cantar a ese concierto (1990), el mismo policía -un hombre bajito, de pelo grasiento, con un bigote delgadito- me recibió en el aeropuerto y me dijo “¿Se acuerda usted de mí?”. Y le dije: “Usted es inolvidable”. Y la verdad es que ha sido inolvidable.

Y esa vez anterior, ¿tuviste que devolverte nomás?
-Sí, me tuve que limitar a grabar en el baño del avión un mensaje que se trasmitió en ese meeting final al que no pude llegar. Y luego vino ese concierto del 90, que fue un reencuentro maravilloso. Desde entonces puedo venir con normalidad dentro de lo que cabe.

Te preguntamos por ese Chile de hace 40 años porque este país ha cambiado mucho, y en estos dos últimos años lo ha hecho muy notoriamente. Hay un paralelo posible entre lo que pasó en España con el PSOE y lo que pasó acá con la Concertación. ¿Has tenido ocasión de ver lo que está pasando acá con los estudiantes y todo?
-Sí. Lo he visto y me he preocupado mucho. Porque lo de los estudiantes no es un problema de universitarios contra una política universitaria. Aquí es un problema de Estado muy grave porque lo que los estudiantes están exigiendo, con toda justicia, es una enseñanza de calidad y accesible. Y en estos momentos en Chile no hay ni una cosa ni la otra. La enseñanza está sujeta a las más rigurosas leyes del negocio, lo cual es una perversión, porque la enseñanza no tiene que ser una herramienta de lucro, sino una herramienta de progresión, de promoción de la gente. Si la enseñanza es una herramienta de lucro, entonces hay algo que está muy claro.

¿Qué?
-Que el que recibe la enseñanza tiene que pagar más, y los que la imparten, cobrar menos, con lo cual el beneficio es mayor. Esto es así. Ahora, si el estudiante se ve obligado a solicitar becas que lo van a tener hipotecado -en el caso de que termine la carrera y en el caso de que terminando la carrera tenga empleo- a él y a su familia montón de años de su vida, con porcentajes de pago muy superiores a lo que podrá ganar. Es demente, es demencial. Y bueno, no sé por qué lo cuento si esto lo sabéis acá mejor…

Es bueno que tú lo sepas… Acá hay algunos, sobre todo en el gobierno, a los que les parece que pedir educación gratuita para todos es un despropósito.
-Aquí hay un problema de Estado. Yo sería partidario de exigir educación gratuita, pero también podría llegarse a un acuerdo de educación ajustada. Si usted gana dinero, pague la educación, colabore con el Estado; si usted gana poco, pague poco, y si usted no gana, no pague nada. Es que es muy fácil. Si ha de ser, que sea en función de los ingresos de la gente, pero para recibir todos una misma calidad de educación. Ahora, lo que tienen que recibir es educación de calidad, lo cual vale dinero. Aquí lo que sobran no son escuelas concertadas (mixtas privado-estatales), lo que sobra son escuelas concertadas con ánimo de lucro. Lo que sobra es el lucro. Nada más. Lo que ocurre es muy fácil de entender. Lo que es muy difícil de resolver, porque resolver esto supongo que al Estado le representaría tener que buscar beneficios de otros lugares, tendría que sacar dinero para esto…

Impuestos.
-Impuestos es una opción, pero sobre la gente va a ser complicado porque un enorme porcentaje de chilenos vive con salarios muy bajos, y no les vas a aplicar impuestos mayores entonces; la clase media bastante mal tratada está ya. Entonces te queda un margen muy pequeño, y sobre todo te queda el margen de las multinacionales y de todos los que están haciendo negocios con la materia prima en este país.

Hacia allá se está apuntando.
-Bueno, hacia allá se apunta pero ¿quién dispara? Yo creo que uno de los problemas que hay es que la clase política, que debiera ser servidora del pueblo, resulta ser empleada de las grandes multinacionales, trabaja en función de otros intereses que no son para los que fue elegida.





EL DISCO
¿Qué música estás escuchando últimamente?
-Me pasa con la música como con la comida: escucho todo lo que me llega y luego repito de lo que me gusta. Tengo hijos, incluso una nieta, que escuchan cosas distintas, y como escuchan a unos niveles insoportables, es imposible no enterarse. Y siempre hay cosas interesantes a las que uno acude. De cualquier manera, yo pienso que la industria discográfica tiene que reinventarse.

¿El negocio de la música pasa más por los conciertos que por los discos, no?
-Sí, y para mí no es problema porque me encanta el concierto. Igualmente el asunto del disco es muy delicado, no siempre se ha explicado bien lo que ocurre, ni cómo la piratería repercute negativamente en la creación, porque hay artistas a los que el disco les es totalmente imprescindible, incluso a algunos para sobrevivir. Y que el disco como objeto desaparezca no es bueno, no creo que la música virtual o las descargas puedan sustituir 100% al disco. Sí pueden cubrir una gran parte del mercado, pero no reemplazarlo. Lo que sí me parece es que permiten, estas nuevas virtualidades, alguna cosa buena también, que es una cercanía entre un artista y un público desconocido pero que está ahí. Quizá los plazos se acortan mucho: que alguien cuelgue algo y se convierta en un fenómeno para un cierto grupo, y que ese cierto grupo lo abandone rápidamente también porque aparece otro. Esto deja al creador un poco desamparado.

Será el caso de Justin Bieber…
-Claro, un fenómeno en todo el mundo.

¿Hay alguna lectura o música chilena que te lleves?
-En general con los músicos con los que más me he relacionado son los de mi generación, porque son los que conocí cuando llegué acá.

¿Quiénes?
-Los Inti, los Quila, Pato Manns… Con ellos empezamos nuestros grupos juveniles, o no tanto -Pato joven ya no era-. Y tras el 73 son ellos la gente con la que me sigo reencontrando afuera, hacemos conciertos, actividades, recolecciones, todo tipo de cosas.

¿Y lecturas?
-Más que nada yo leo poesía, mucha poesía. Es lo que más me interesa leer. Y también recurro mucho a cosas que me emocionaron en un momento y las vuelvo a leer.

¿Por ejemplo?
-Le dieron más premios a Gonzalo Rojas, pero yo creo que Parra es el gran poeta de Chile. Es un escritor muy cáustico, con un sentido del humor agudo. Y respecto a la prosa, confieso que me siento un poco agobiado por la cantidad de cosas que aparecen. Entonces necesito que pase el tiempo y alguien filtre y me recomiende con la conciencia de que voy a encontrar algo en eso. Por ejemplo, mi encuentro con Bolaño fue tardío. Siendo yo cercano de mucha gente a la que él conocía, sin embargo no lo conocí nunca. Y su obra la conocí cuando estaba ya muy enfermo. Ahora, me alegro mucho de haberlo conocido, pues para mí es uno de los escritores más interesantes del siglo XX. Los detectives me pareció un libro genial. Pasa que es recurrente, va y vuelve a tomar la misma historia una y otra vez, hay una mujer a la que encierra 40 veces en el water de la Universidad en México.

DOS PÁJAROS
Ahora preparan una nueva gira con Sabina, ¿de cuándo se conocen tú y él?
-Buuh, sería el año 70, desde que él volvió de Londres.

Y este tour que preparan -Dos pájaros contratacan-, ¿será una reedición del trabajo que ya han hecho juntos en anteriores giras?
-No, se basa en un trabajo que estamos haciendo. Fundamentalmente estos conciertos surgen porque hay una oferta para volver a juntarnos. Y nosotros valoramos esa oferta, pero dijimos que solamente la aceptábamos si éramos capaces de hacer un trabajo nuevo entre los dos, o sea, a cuatro manos. Todo nuevo. Canciones nuevas hechas para esto, compuestas por uno, por otro o por los dos juntos.

¿Hay algún hilo conductor que las estructure?
-No. Son canciones nada más, canciones que tal vez sin querer no están dentro de ninguno de los dos mundos, ni del mundo de Joaquín ni del mío.

¿Y cuál es el mundo tuyo y cuál el de Sabina?
-Me refiero al mundo tópico, que no responde al mundo real. Siendo los dos personas muy introvertidas, él se recoge mucho más en la palabra, en el mundo escrito, y a mí me interesa mucho más el mundo de la calle.

¿La conversación?
-La observación, la conversación también, pero a veces es tan difícil. La observación está ahí, mientras que conversar exige que coincidan muchas cosas.

¿Dirías que Sabina es más libresco que tú?
-Sí. Él es más ratón de biblioteca. Adora eso. Es más, yo cada vez que encuentro una primera edición entre mis libros se la regalo inmediatamente, sé lo mucho que las estima. Los únicos que no le regalo son los libros que me ha regalado o dedicado la gente que quiero.


¿Hay alguna canción tuya que te la pidan especialmente, un hit que te persiga y que te canse?
-Yo no, no me canso. Me puedo cansar de mí, pero no le echo la culpa a una canción. Cuando uno tiene una canción de este tipo, como puede ser “Mediterráneo”, por poner un ejemplo, le está sumamente agradecido. Si no fuera por esta canción y por otras, probablemente no estaríamos aquí, ni estaría preparando una gira con Joaquín. Y si alguna vez me ocurre algo con una canción, que la siento pesar, que ella misma ya no tiene nada que contar, pues la aparto. Pero no es el caso de estas más conocidas. Y si la puedo plantear de otra manera, armónicamente, o como arreglo, o poniendo o quitando instrumentos, lo hago. Incluso a veces le he cambiado letras; si hay pedazos de letras que ya no tienen sentido mientras el resto de la canción sí la tiene, pues cambio la letra, para eso la canción es mía. No considero nunca que una canción, sobre todo siendo yo su autor, sea intocable.

“Tu nombre me sabe a yerba”, ¿se refiere a los pitos (porros)?
-Sí, totalmente.

¿Tú has sido bueno para la marihuana en tu vida?
-Hace años ya que los porros forman parte de mi pasado.

¿Un bonito pasado?
-Sí, pero no tanto por los porros sino por lo que acompañaba, todo el mundo que había alrededor de él. Era muy gustoso.

ETA
¿Qué te ha parecido el anuncio del fin de la violencia que hizo ETA?
-Yo creo que es fantástico. De un día a otro tenía que pasar, sabíamos que ETA había decidido cesar las actividades. Es el primer paso para la recuperación total del País Vasco, cosa que deseaba tanto y desde hace tantos años. No solamente es el fin de una lucha absolutamente absurda y estéril, que sólo traía dolor y sangre, sino que también va a ser el inicio de una nueva convivencia en el País Vasco, que ya había entrado en una dinámica de convivencia, si no ETA no hubiera aflojado.

¿Y no se abre un camino político para la independencia?
-Esto lo abre. Este cese es lo que abre ese camino.

¿Y a ti te gustaría lo mismo para Catalunya, eres de los catalanes a los que les gustaría la independencia?
-Yo no me siento incómodo en España.

Reeditando lo del baño en el avión, ¿le quieres mandar algún mensaje a los estudiantes chilenos?
-Es que yo no creo que sea responsabilidad del movimiento estudiantil todo esto, creo que lo es de todos, porque todos sufrimos de esto. Los estudiantes son los que están dando la cara, pero los padres de los estudiantes son los que están poniendo parte de su pasado y de su futuro en juego. La sociedad es la que va a sufrir si esto no se soluciona, porque tener unas generaciones de universitarios empeñados es un desastre, tenerlos en el paro es un desastre, y lo que es un desastre mayor es tener generaciones con una educación mala, porque en el fondo, y en la superficie, ellos son los mimbres con los que se ha de tejer el cesto del Chile del futuro.

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