sábado, diciembre 31, 2011

Vicente Bianchi recibió Medalla Pablo Neruda

El Mercurio

El autor de "Tonadas de Manuel Rodríguez" protagonizó un emotivo homenaje y rememoró su amistad con el Premio Nobel.

Maureen Lennon Zaninovic
"Señora dicen que donde/ mi madre dicen, dijeron/ el agua y el viento dicen/ que vieron al guerrillero". Este es un extracto de la popular "Tonadas de Manuel Rodríguez", que el músico chileno Vicente Bianchi, hoy de 91 años, musicalizó en 1955 con textos de Pablo Neruda.

Ayer, en la casa-museo "La Chascona", Bianchi volvió a ejecutar sus más famosas creaciones al piano, en el marco de un inolvidable homenaje que le organizó la Fundación Pablo Neruda.

Además de sus familiares y amigos más cercanos, en la ceremonia -donde se le entregó la Medalla de Honor Pablo Neruda- lo acompañaron históricas figuras de la música popular de nuestro país, como Silvia Infantas, quien popularizó junto a Los Baqueanos estas "Tonadas de Manuel Rodríguez" y Rubén Nouzeilles, quien fuera productor del sello Emi-Odeón y pilar fundamental en la difusión de la música nacional en parte importante del siglo XX.

En su discurso de agradecimiento, Vicente Bianchi desempolvó sus recuerdos junto al Premio Nobel y la reacción que generó en él ver musicalizados sus poemas: "Invité a Neruda para que escuchara la tonada y palideció. Estaba loco. Me abrazó y me dijo que esto era lo que había siempre soñado: tener la oportunidad de llegar al pueblo con sus versos cantados. Así fue como partió todo, en una comida que duró hasta las tres de la mañana. Salimos abrazados y con el compromiso de seguir trabajando juntos".

Agrega que fueron amigos durante 20 años. "Siempre me invitaba a sus tres casas, a fiestas que duraban todo el día, con vino tinto, whisky y empanadas".

Festival de "world music" de la Corporación Cultural de Las Condes

 

El Mercurio

Este viernes comienza la undécima versión del festival de "world music" de la Corporación Cultural de Las Condes. Más de mil personas asisten cada noche a sus conciertos: una tendencia en alza. "En el público ya no ves al tipo con turbante o la chica de ropas exóticas. Hay gente común que sólo quiere escuchar la música", dice Subhira, creador del fundamental sello Mundovivo.

IÑIGO DÍAZ

África profunda: Piny Levalle
El músico argentino radicado en Chile desde 1989 es uno de los precursores de la kalimba. Se le conoce como "piano de pulgares", una pequeña caja de resonancia que se toca con ambos dedos. "En las distintas regiones negras tiene nombres alternativos: en Zimbabwe se llama mbira; en el Congo, likembe; y en Kenya, kalimba. Significa 'pequeña música'", dice Levalle.

África nororiental y suroccidental: Orixangó y Cantos del Baobab
Son dos conjuntos de meticuloso estudio. Más centrado en las percusiones y el baile, Orixangó descifró tablaturas originales de la etnia mandingue, con sonidos de los tambores dundun, sangba, kenkeni, shekere y djembé, mientras que el cuarteto de profesoras de Cantos del Baobab recopilaron una serie de coros tradicionales festivos en sus lenguas originales.

India: Tomás Thayer
Todo comenzó con el maestro Millapol Gajardo, un músico que llegó a la India en 1966, hizo los primeros estudios de flauta de bambú bansuri, la introdujo en Chile y formó músicos. Después de él, los intérpretes se han multiplicado. El más activo difusor es Tomás Thayer, también especialista en bansuri, y le sigue un contingente de músicos jóvenes: Gabriel Feller y Sebastián Kauak (sitar), Cristián Vega (sarangi), Leonardo Muñoz (sarod) y Pedro Marambio (tabla).

Persia: Pancho Amenábar
Lleva 35 años tocando un salterio persa que consiguió en Teherán, un instrumento de 120 cuerdas percutidas con dos finos palillos. Su sonido acompañaba el canto de los salmos del Rey David. "Del antiguo salterio salieron el címbalo, el clavicordio y el piano", explica Amenábar.
Siria: Ensamble Tarab
El concepto "Tarab" describe un estado de gozo mental, espiritual y corporal que se logra en la interacción de músicos y auditores. Esta orquesta iniciada hacia 2002 con músicos chilenos y de origen árabe, bajo la dirección de Adel Abed Chehab, utiliza instrumentos mediorientales como la flauta nay, el pandero riq y los cordófonos oud, qanun y baglama.

Grecia: Alexandros Tefarikis
Evidentes raíces helénicas se advierten en el nombre y apellido de este guitarrista, iniciado en el rock, pero que derivó en la búsqueda del pasado durante sus viajes a Grecia. Ha publicado dos discos de bouzuki, instrumento de cuatro pares de cuerdas con soporte de ébano. Tefarikis ha tocado incluso para públicos griegos, en el Hermanopulus Guitar Festival de la isla de Syros.

Balcánica: La Mano Ajena
Fueron invitados en 2009 a tocar a Serbia por el propio cineasta y músico Emir Kusturica, quien reconoció la categoría de este grupo chileno vinculado al teatro y a la música de tubas, trombones, clarinetes y violines. Dirigidos por Rodrigo Latorre y con la carismática cantante Fernanda Carrasco, tienen hoy una popularidad transversal muy bien ganada.

Islas Británicas: Banda Celta Danzante
No sólo se beben muchas pints de cerveza negra en la fiesta de Saint Patrick. También se baila con música irlandesa y sus instrumentos: violín, arpa, acordeón y los tradicionales vientos whistles y las percusiones bodhran. "Desde los tiempos de Viento Celta que no había un referente tan importante en la música celta irlandesa", indica Subhira.

Flamenco: Andrés Hernández
Más conocido como Pituquete, tras sus estudios con el maestro Carlos Ledermann y con Rafael Cañizares en Barcelona, Hernández se ha convertido en el principal guitarrista del flamenco en Chile. Sus recientes apariciones junto a la cantaora gaditana Encarna Anillo, le han prodigado nuevos públicos.

Japón: Kokoro No Mai
El dúo del intérprete de la flauta shakuhachi Francisco López Silva y la descendiente de japoneses y guitarrista Jun Chávez Kuroda se formó en 2011 para elaborar una música minimalista anclada en las raíces. "Su primer disco va a ser completamente zen", adelanta Subhira.

Australia: Subhira
El compositor y fundador del sello Mundovivo es un reconocido multiinstrumentista, aunque el sonido con que más se le identifica es el del didgeridoo, utilizado por los aborígenes australianos. Es un milenario aerófono fabricado con un tronco ahuecado, que provee registros graves, y cuyas vibraciones generan cierto tipo de trance. Los indígenas lo tocaban en ceremonias de conexión con su tierra.

Mapuche: Ernesto Holman
El ex bajista de Congreso se integró en 1998 a la comunidad mapuche Kallfulikán. Desde allí ha fusionado la música urbana contemporánea con la ancestral, invitando a músicos de linaje y mezclando sonidos electrónicos con instrumentos vernáculos: kultrún, trutruka, trompe, kadkawilla y wada.

Fueguina: Joaquín Ipinza
"Australis" se titula el más reciente disco de este tecladista, guitarrista y compositor. Con el Museo de Arte Precolombino consiguió los derechos de las grabaciones de cantos kawéskar, que incluyó en sus recientes composiciones.

viernes, diciembre 30, 2011

Un pasacalle nocturno recordará el genio de Andrés Pérez

El Mercurio

El 3 de enero, a 10 años de la muerte del director de "La negra Ester", también se realizarán obras y homenajes en su memoria, además del estreno de un documental.

EDUARDO MIRANDA
Todo comenzará cuando el reloj marque el primer minuto del día martes 3 de enero. En ese momento, la compañía Gran Circo Teatro realizará un emotivo homenaje para recordar a su fundador y director más importante, Andrés Pérez Araya, quien, ese día, cumplirá una década de fallecido.

Será justo a la medianoche cuando el hijo del director, Andrés Pérez Ramírez, se suba al escenario del Teatro Nescafé de las Artes para realizar una performance que evoque el genio de su padre, el mismo que brilló en obras como "La negra Ester", "Popol Vuh" y "La huída", entre otras. "Será una serie de cuadros teatrales con actuación, con circo y que se han creado especialmente para ese día", adelanta Mauricio González, productor de la compañía Gran Circo Teatro.

El homenaje continuará ya pasada la una de la madrugada con una caminata donde se reunirán unos 40 artistas que enfilarán desde el Nescafé de las Artes -donde fue despedido el director en 2002-, hasta la casona que funciona como centro de operaciones de la compañía, en la calle República. "Nuestra idea también es continuar un nuevo ciclo, y por eso queremos que los artistas y la gente que quiera acompañarnos lleve máscaras para ser depositadas en diferentes sectores de la calle República, como si fueran adornos de una fiesta", agrega González.

Durante enero, Gran Circo Teatro también tendrá en cartelera dos montajes que dedicará a su fundador: "Dime Rufo" y el familiar "El mundo de Algacira", que se estrenarán el día jueves 5 de enero, en paralelo a una muestra de vestuarios y fotografías de la compañía, en República 301.

No serán los únicos montajes, porque en la programación del Festival Stgo. a Mil también se recordará al director. La obra "Amores de cantina" -protagonizada por varios ex integrantes de Gran Circo Teatro-, dará la partida al encuentro el día 3 de enero en la Plaza de la Constitución para recordar los 10 años de su partida. También lo homenajeará la directora Arianne Mnouchkine, quien trae por primera vez a Chile a su compañía Théâtre du Soleil.

El domingo 15 de enero se estrenará el documental "Teatro callejero, mi capitán", un documental sobre Andrés Pérez realizado por Carlos Flores.

"31 Minutos" en Lollapalooza: "Lo nuestro va por el folk, el new age, el tecno y la lambada"

 

El Mercurio


Juan Carlos Bodoque y Tulio Triviño debutarán el próximo año en el Kidzapalooza, el escenario dispuesto para los más chicos del festival. Acá sus impresiones.

JOSÉ VÁSQUEZ TEJOS
Tulio Triviño dice que no ha estado desaparecido y que todo este tiempo sin noticias de él lo ha dedicado a "analizar millones de ofertas millonarias", sube la voz. La estrella del noticiario "31 Minutos" cuenta que tiene una propuesta para sustituir a un animador chileno que trabaja en Miami, pero evita dar el nombre. Le parece de mal gusto hablar tan abiertamente de Don Francisco. Juan Carlos Bodoque, por su parte, opta por resguardar su vida privada: "No me gusta hablar de todas las veces que he perdido lo poco que me queda de dinero apostando en los caballos a Tormenta China y al Suflito, el perro cojo", suelta con ansiedad. Los dos serán parte de la nueva edición de Lollapalooza y sólo por eso aceptaron hacer esta entrevista.

-¿Señores, creen que tienen buen oído musical?
Tulio: "Por cierto. Me encanta Johan Beetoven y gozo cantando los boleros del castor Luismi".
Bodoque: "Recuerda que nosotros alcanzamos la fama con tres discos que se vendieron muy bien en Guatemala, Surinam y Costa de Marfil".

-Cierto, mis disculpas. ¿Y cuáles son sus bandas musicales favoritas?
Tulio: "A mí me gusta escucharme cantando en la ducha. También cuando Juanín me canta 'Duérmete Tulio' en versión acústica cada noche. Me gustan los peinados de La Banda de los del Puente y también Los Grillitos de Titiritalca".
Bodoque: "A mí me gusta el rock, las guitarras a todo dar y la explosión de energía de bandas como los Rolling Stewars".

-¿Conocen quiénes serán sus colegas artistas en Lollapalooza?
Tulio: "Ellos me conocen a mí, por cierto. Nos hemos topado en todas las fiestas de importantes festivales como el de Titirilquén y Titirilahue. Son todos muy amables y comedidos".
Bodoque: "Yo los conozco a todos. Nunca olvidaré cuando el tipo de Foo Fighters me metió la cabeza al excusado. Según él, lo estaba acosando. Según yo, éramos amigos".

-Bueno, los rockeros no son muy equilibrados... ¿Cuál crees que es el mejor artista que estará en el festival?
Bodoque: "Föllakzoid, no son muy conocidos pero tienen algo de Dinko Stronzo que lo hace extraordinario".

-¿Hay algún artista que sea más popular que ustedes?
Tulio: "Mire joven, esta no es una encuesta de popularidad. Acá hay espacio para todos, además nosotros estamos consagrados y nuestra propuesta trasciende los estilos. Lo nuestro va por el folk, lo tradicional, el new age, la cumbia villera, el tecno y la lambada".

-¿Es Dave Grohl de Foo Fighters el único artista que estaría sobre su figura?
Tulio: "Preferiría no poner en esos términos nuestra relación. Somos amigos, compartiremos escenario, somos colegas y en el fondo, él sabe muy bien quién es quién. Además, no hablo inglés".

-Juan Carlos, ¿admira a alguien en el mundo musical?
Bodoque: "Admiro a mi padre, un eximio tocador de timbres y a David, de Foo Fighters, aunque tenga prohibición de acercarme".

-Qué festival es mejor, ¿Viña del Mar o Lollapalooza?
Tulio: "El mejor festival del mundo es Lollapalooza, por lejos. Tiene onda, estilo, personalidad, es ecológico y todas esas palabras modernas cuyo significado desconozco. También me gusta el del Maní Confitado, el de la Cebolla y el de las Pasas, ¿sabes por qué? porque siempre hay bandas y gente dispuesta a hacer el ridículo con tal de bailar como si estuvieran en una tribu. Por eso los evito".

-Hace poco cantaron junto a Jorge González, ¿con quién más les gustaría compartir un escenario?
Tulio: "Jorge González es un tipazo. Nunca olvidaré su paso por el conjunto Los Reos cuando cantaban 'las empresas, que muevan las empresas'".
Bodoque: "Jorge es un gran artista, un Da Vinci de nuestros tiempos y yo feliz compartiría el escenario y hasta las apuestas a cangrejos con él. Sus canas dan cuenta del paso de los años y de lo que significa subsistir en un medio lleno de tanta amargura".

-Musicalmente, ¿qué se puede esperar de ustedes?
Tulio: "Todo".
Bodoque: "Emoción, risas, llanto, ropa interior sobre el escenario, mujeres histéricas, fuegos artificiales y un final inesperado".

-¿Alguna advertencia que hacer antes de su presentación?
Tulio: "Que compren la entrada".

miércoles, diciembre 28, 2011

Dedican gran concierto de swing a saxofonista Alfredo Espinoza


El Mercurio

Esta noche, en Matucana 100 se presentan la actriz y cantante Bárbara Wilson, la Conchalí Big Band y el cuarteto de Giovanni Cultrera, con el que el músico ha tocado más de mil veces.

ÑIGO DÍAZ
Por la influencia que generó durante su paso por Francia en los años 70 y por la genialidad de sus solos, el saxofonista Alfredo Espinoza ha sido reconocido como la más importante figura que Chile ha entregado al jazz.

"Si Espinoza hubiera nacido en Nueva Orleans o en Chicago en los años 20, todos estaríamos coleccionando sus discos", apuntó el crítico José Hosiasson ante el estreno del documental "Escape al silencio" (2009), que exploraba el mito de este músico. Pero hace dos meses que Espinoza salió de circulación, debido al recrudecimiento de su enfermedad pulmonar.

Hasta la fecha se le han dedicado ocho conciertos benéficos, pero hoy, a las 21:00 horas, se realizará el más importante. En el teatro de Matucana 100 ($4.000), con capacidad para 600 personas, la actriz y cantante de swing Bárbara Wilson encabezará la presentación. "El primer concierto que di se lo dediqué a Giovanni Cultrera, y éste, que es el más importante, será para Alfredo Espinoza justo el día en que cumple 69 años", dice.

La cantante es parte del nutrido staff de voces que han acompañado en El Mesón Nerudiano al cuarteto de Cultrera y Espinoza, con el contrabajista Nelson Arriagada y el baterista Jorge Rodríguez, y que ya superó la barrera de las mil presentaciones. Wilson actuará junto a ellos en la segunda parte del concierto, con un repertorio de clásicos: "All of me", "Just friends", "Stompin' at the Savoy" y "How high the moon".

La primera parte, en tanto, presentará a la Conchalí Big Band, orquesta de músicos adolescentes creada y dirigida por Gerhard Mornhinweg en 1994. "Alfredo tiene un enfisema pulmonar severo, y eso le impide tocar. Pero va a aparecer en el concierto. Nosotros le dijimos que no era conveniente, pero él no se puede aguantar sin tocar. 'Voy, toco un par de cositas nada más', nos dijo", contó Rodríguez.

lunes, diciembre 26, 2011

Concierto “Noche Blanca” 2012


Panoramas Gratis

Actividad final del XII Festival Internacional de Música Electroacústica AI-Maako

Noche Blanca: electroacústica para escuchar y dormir

La Noche Blanca es la actividad que cierra el Undécimo Festival de Música Electroacústica Ai-Maako, y como en años anteriores, propone una forma distinta de disfrutar de la música electroacústica: recostado o, derechamente, durmiendo.

En el hall del Museo de Arte Contemporáneo del Parque Forestal, por medio de un sistema de sonido envolvente, que incluye los parlantes originales “Ai-maako”, durante diez horas sonará una fina selección de obras acusmáticas de compositores de todo el mundo y una serie de solistas y conjuntos nacionales actuarán en vivo con la intención de inducir y acompañar cada una de las fases del sueño. Por eso mismo, se recomienda a los asistentes llevar sacos de dormir, colchonetas o cojines, ya que el concierto termina a las nueve de la mañana.

La Noche Blanca se inicia a las 23:00 horas con el concierto “Transacústico”, donde participan solistas y grupos nacionales dedicados a la improvisación y a la espacialización de obras, entre ellos el Coro Fonético, un conjunto vocal que experimenta con fonemas y se mueve por el espacio para conseguir efectos sonoros e interacción con el público. Terminado “Transacústico”, a partir de las dos de la mañana, comienza la Noche Blanca propiamente tal, que consiste en un programa de música electroacústica especialmente concebido para acompañar las fases del sueño.

Sueño ligero, descanso subjetivo, bloqueo sensorial, sueño profundo y despertar son las etapas de descanso que todo el mundo completa cada noche, pero que en esta oportunidad son acompañadas por música electroacústica seleccionada para la ocasión, de autores chilenos y extranjeros, incluida una sección con sugerentes obras “eróticas” cerca de las cinco de la madrugada. La Noche Blanca termina a las 8:30 de la mañana con el concierto del dúo Aoraquï, especialmente pensado para despertar.

La Noche Blanca tiene entrada liberada, como todas las actividades del Festival Internacional de Música Electroacústica Ai-Maako, que es producido por la Comunidad Electroacústica de Chile (CECh) y cuenta con el apoyo del Fondo de la Música Nacional y de Anilla Cultural del Museo de Arte Contemporáneo de la Universidad de Chile.

Programa:

Transacústico
23:00
Live act / en vivo: El triple esparcimiento, AA & A & FB. Augías Amena (Fernando Mora), Aysén (Pablo Flores) y Frank Benkho (Mika Martini) (25’)
Visuales: Dj Fracaso

23:30
David Berezan (Canadá)
“Cyclo” (2003/ 10’41/ estéreo)

Erik Nyström (Suecia)
“Elemental Chemistry” (2009/ 13’48/ estéreo)

0:00
Live act / en vivo: Renzo Filinich (Perú/Chile)
“WYSIWYG (what you see is what you get)” (25’/ 4 canales)
Visuales: Cristián Oyarzun

0:30
Gerardo Figueroa (Chile) plays (2011-12)
“Jugando boggle con Pánico”, Ramuntcho Matta (1999/ 4’56/ estéreo)
“Radia”, David Molina (2005/ 3’29 / estéreo)

Graeme Truslove (UK)
“Portals” (2006/ 7’39/ estéreo)

Felipe Otondo (Chile)
“Zapping Zappa” (2004/ 7’04/ estéreo)

1:00
Live act / en vivo: Coro Fonético
Dirección: Karla Shüller / voces: Carla Gaete, Germán González, Pilar Lizama, Ricardo Muñoz, Claudio Orellana, Rodrigo Rivera (25′)

1:30Trevor Wishart (UK)
“Tongues of fire” (1995/ 24’45/ estéreo)

Noche Blanca: Sueño ligero

2:00
Denis Dufour (Francia)
“Douze melodies acousmatiques” (1981/ 25’41/ estéreo)
Daniel Schachter (Argentina)
“Espejos Virtuales (En remolino/ Perpetuo/ La distancia)” (1994-2005/ 14’25/ estéreo)

Santiago Diez-Fisher (Argentina)
“Tynajas” (2005/ 11’33/ estéreo)

Aurelio Silva (Chile)
“La misteriosa terapia del Dr. Caverna y otras historias líquidas”. I .La unánime noche / II. Música celestis (2011/ 12′/ 4 canales)

Noche Blanca: Descanso subjetivo

3:00
José Vicente Asuar (Chile)
“La noche II” (1967/ 17’06 / estéreo)

Ake Parmerud (Suecia)
“Proximities (Närheter)” (1978/ 19’39/ estéreo)

Cristian Zanési (Francia)
“Courir” (1989/ 15’14/ estéreo)

Andrián Pertout (Chile)
“Melancholia” (2009/ 11’23/ 8 canales)

Rudi Giot (Bélgica)
“Flohimont” (2010/ 7’50/ estéreo)

Julien Guillaumat (Francia)
“De Part et d’autre” (2010/ 8’57/ estéreo)

Noche Blanca: Bloqueo sensorial

4:00
Felipe Otondo (Chile)
“Teocalli” (2011/ 10’41/ estéreo)

Chris Watson (UK)
“ Ol-Olool-O” (2003/ 18’07/ estéreo)

Felipe Otondo (Chile)
“Sarnath” (2010 / 9’13/ estéreo)

Felipe Otondo (Chile)
“Paisaje sonoro: Mombassa” (2011 / 5′/ estéreo)

Barry Truaux (Canadá)
“Pendlerdrøm” (1997/ 12′/ 8 canales)

Mario Mary (Argentina)
“Un souffle de vie” (2006 / 16′/ 5.1 canales / audiovisual)
Robert Normandeau (Canadá)“Jeu de Langues” (2010/ 11’52/ estéreo)

Alejandro Albornoz (Chile)
“Pornofonía” (2010/ 4’40 / estéreo)

Noche Blanca: Sueño profundo

6:00
John Young (Nueva Zelandia)
“Ricordiamo Forli” (2005/ 55’32/ 5.1 canales)

Eduardo Kusnir (Argentina)
“Lily en el fuego” (1986/ 14’10/ estéreo)

Luis Barrie (Chile)
“Autobiografía de un concierto” (2011/ 45′/ estéreo)

Despertar

8:00
Alain Savouret (Francia)
Extractos de la “Sonata Barroca” (1974): I. Scéne d’interiur (7’28). II. J’ai pris la porte (7’43). III. La conference mustrée et égarée du professeur Coustique (10’52/ estéreo)

8:30
Live act / en vivo: Renätä Anäyä y Daniel Jeffs, AORAQUÏ
(25′/ estéreo)

23:00 Viernes 6 de Enero de 2012: Inicio.
9:00 Sábado 7 de Enero de 2012: Fin.

Museo de Arte Contemporáneo (MAC) Parque Forestal. Metro Bellas Artes.

Descubriendo el canto en mapudungún


La Tercera

En 1777, un sacerdote jesuita editó 19 piezas musicales en lengua mapuche. Han pasado más de 200 años, pero un grupo de niños les da vida.

por Marcela Andrés

Gonzalo Peña tiene 11 años y se divide entre dos estilos. En casa tararea bachatas, en especial las canciones del grupo Aventura, que son sus favoritas. Pero ahora viste una túnica blanca con una franja con característicos motivos mapuches. Es su otra pasión. Junto a 34 niños de los colegios de la Sociedad de Instrucción Primaria entonan canciones corales.

Pero en este caso la diferencia es que la mayoría de los temas son prácticamente desconocidos. No hay villancicos ni otros clásicos para estas fechas. Los niños de este coro tienen entre nueve y 17 años de edad y sólo entonan canciones en lengua mapuche. El trabajo de un año los tiene orgullosos: ya lograron grabar su primer CD, titulado "El Chilidugú".

"Es muy lindo cantar. Al principio era difícil, pero cuando te vas acostumbrando es como fácil, no es tan complicado fijar las palabras", describe Dominic Avendaño, alumna de sexto básico. "Me encanta cantar, y vale la pena, es tan importante este idioma, creo que es importante para Chile", dice Paula Escobar, una de las solistas, con apenas 15 años.

Angélica Figueroa, la profesora de música y directora del coro, se emociona con el desarrollo del grupo. Cuenta que el coro nació inspirado en la recopilación del musicólogo chileno Víctor Rondón, que reunió la historia de las 19 canciones que el misionero jesuita alemán Bernardo Havestadt compuso en mapudungún para evangelizar La Araucanía. Los cantos fueron creados especialmente para niños y para difundir el catecismo. La compilación se editó en 1777, en Alemania.

La experiencia para los niños se ha convertido en algo que va mucho más allá de una actividad extraprogramática. Hace un par de semanas salieron a su primera gira. "Nos invitaron a cantar a Concepción, en un concierto hermoso, una experiencia increíble para ellos, los invitaron a un hotel, pasearon, imagina lo que fue para ellos", describe la profesora de música.

La experiencia no es menor. Lily Ariztía, gerenta general de la Red de Colegios de la Sociedad de Instrucción Primaria, explica que los alumnos pertenecen a sectores vulnerables y esta actividad ha servido también "para que conozcan sobre historia, han tenido que estudiar. Queremos seguir con esto y que Chile conozco lo que se hizo en el pasado".

La profesora Angélica Figueroa agrega que el proyecto ha sido positivo también, "porque hay muchos niños de ascendencia mapuche en los cursos y sirve para unirlos, para integrarlos. Sienten que se valora su cultura".

Los padres escuchan las interpretaciones de los niños en silencio y cuentan que la iniciativa ha motivado a los pequeños. "Nosotros apoyamos a mi hija en esto, ella está contenta, imagina que ya grabaron un CD. Ahora quiere estudiar violín", dice Soila Gómez, madre de Millaray.

Susana Triviños también alienta a su hija, Natalia, para que siga en el coro. "Me fascina lo que hacen, es un sueño que estén en esto. Yo le doy harto aliento y pienso que sí, que puede ser una posibilidad de surgir".

Pía, la más pequeña del grupo, recién está en cuarto básico y dice tener claro lo que el coro significa en su vida. Ella ingresó al grupo porque le pareció entretenido, pero ahora le encanta. "Me gusta, tiene palabras complicadas, pero ahora sale bien. En la casa me dicen que tengo que seguir adelante, seguir cantando, porque es muy bueno y nunca voy a poder hacer otros paseos a Concepción y otras partes", cuenta. Gonzalo Peña también quiere continuar: "La gente nos dice que se escucha bonito, a mí me gusta, porque me gusta cantar".

Mujeres jazzistas llegan a festival en Las Condes

 

El Mercurio
Las chilenas Camila Meza y Melissa Aldana encabezan cinco noches de música en el Parque Alberto Hurtado, una alternativa local al ya emblemático Festival Providencia Jazz del Parque de las Esculturas.

IÑIGO DÍAZ
Ambas salieron de Chile con planes de estudio. La saxofonista Melissa Aldana lo hizo en 2007, cuando tenía dieciocho años, para ir a la escuela de Berklee en Boston. La guitarrista y cantante Camila Meza la siguió en 2009 y se inscribió en The New School for Jazz and Contemporary Music de Nueva York, donde se apresta a cursar su último año.

Las dos viven en esa capital mundial del jazz, tocan juntas habitualmente y serán las atracciones del próximo Festival de Jazz de Las Condes, que se realizará entre el 25 y 29 de enero en el Parque Alberto Hurtado.
"Hemos estado súper conectadas con Melissa. Las dos estamos tocando y sobreviviendo en esta ciudad. También hemos compartido escenario. En España ya conocen mucho a Melissa y en junio ella formó parte de mi quinteto en Madrid. Le está yendo muy bien. Tocó una semana en el Village Vanguard con Greg Osby, y todas las semanas aparece en distintos clubes, como Smalls, Fat Cat y Caffe Vivaldi", relata Camila Meza.
La guitarrista también tiene lo suyo. Este año fue invitada al Festival de Jazz de Berna, en Suiza, y apareció junto al trío del pianista Aaron Goldberg en el prestigioso club Jazz Standard en Nueva York. En 2012, el propio Goldberg producirá el primer disco neoyorquino de Meza. En el Parque Alberto Hurtado liderará un quinteto junto a Claudio Rubio (saxo tenor), Pablo Vergara (piano), Pablo Menares (contrabajo) y Félix Lecaros (batería). Melissa Aldana, en tanto, se presentará con el propio Menares y el también chileno-neoyorquino Rodrigo Recabarren (batería).

Iniciado hace cuatro años en la Plaza Perú del barrio el Golf, su última versión se llevó al Parque Alberto Hurtado. "La primera noche llegaron 2 mil 500 personas y la última siete mil. Este año la proyección es mayor", indica el trompetista Cristián Cuturrufo, creador de este encuentro de cinco jornadas al aire libre.
El mismo Cuturrufo liderará este martes el lanzamiento del Festival de Jazz de Las Condes, con un concierto en la Plaza Perú a las 20:00 horas. Esta vez el evento ya se delinea como una alternativa veraniega capitalina al difundido Festival Providencia Jazz, que desde 2005 se realiza en el Parque de las Esculturas con todo tipo de recursos técnicos e invitados internacionales.

Pero también habrá músicos extranjeros en el Parque Alberto Hurtado. El director de orquesta y arreglador estadounidense Carl Hammond lidera un tributo a Duke Ellington con Cuturrufo como trompeta solista, mientras que el toque jazzístico moderno lo impondrán el pianista danés Carl Winther, el guitarrista neozelandés Warwick Murray y la tripleta de cubanos Luis Alberto García (saxo alto), Lino Borbolla (flauta traversa) y Reinaldo Capote (trompeta). La entrada es liberada para vecinos de Las Condes, previo retiro de invitaciones, y de $2.000 para el público general.

 

domingo, diciembre 25, 2011

La música también formará parte de la próxima versión de Santiago a Mil


La Tercera

La música también estará presente en la próxima versión del festival de teatro Santiago a Mil, que como todos los años se realiza durante enero. Músicos de diferentes estilos ofrecerán una serie de conciertos íntimos como parte de las Tocatas Mil que se realizarán entre el 5 y el 22 de enero, a las 10 de la noche, en la sala A1 del Centro Cultural Gabriela Mistral.

Según un comunicado, la integración de esta disciplina se debe a un afán por expandir las fronteras de este festival. "Santiago a Mil ha establecido alianzas con otros dinamizadores de la cultura en el país que permiten la expansión de este encuentro de teatro y danza hacia otras disciplinas artísticas. En este marco, la música se integra a la programación", enfatizó el escrito.

Entre los artistas que se presentarán en este ciclo se encuentran representantes de la actual escena musical entre ellos Fernando Milagros, Chinoy, Pascuala Ilabaca y Pedro Piedra.

Asimismo, Francisca Valenzuela, Manuel García, Gepe, Colombina Parra y Nano Stern también formarán parte de la instancia, donde cada concierto se basará en un concepto para que los asistentes vivan una experiencia única.

PROGRAMACIÓN TOCATAS MIL
DÍA / CONCIERTO


- Jueves 5 Fernando Milagros

- Viernes 6 Chinoy

- Sábado 7 Cuchara

- Domingo 8 Pascuala Ilabaca

- Martes 10 Ismael Oddó y Ángelo Pierattini

- Miércoles 11 Francisca Gavilán y Elizabeth Morris

- Jueves 12 Pedro Piedra

- Viernes 13 Valentina Berthelon y Tobias Freund / Mika Martini / Atom / Alva Noto / Byetone

- Sábado 14 Lola Arias y Ulises Conti

- Domingo 15 Inti Illimani y Eva Ayllón

- Lunes 16 Inti Illimani y Eva Ayllón

- Martes 17 Francisca Valenzuela

- Miércoles 18 Manuel García

- Jueves 19 La Gallera y Mario Rojas

- Viernes 20 Gepe

- Sábado21 Colombina Parra

- Domingo 22 Nano Stern

Los Tetas, Jorge González y Los Tres lideran giras veraniegas



La Tercera

Los Tres harán shows acústicos. Los Tetas reafirman su retorno con un tour de ocho fechas.

por Claudio Vergara

Se abre la temporada de bonanza para la música local. Enero y febrero son, por lejos, los meses donde los créditos chilenos reportan la mayor cantidad de presentaciones en su agenda anual, incluso en instancias menos habituadas a su presencia, como casinos, citas teatrales o festivales televisivos de alta popularidad. Por eso, todos, desde los consagrados hasta los más novatos, aprovechan salir a la ruta.

Jorge González lo tiene claro y volverá desde Europa entre el 1 y el 15 de febrero, con un tour que sólo pasará por regiones y, hasta ahora, excluirá a Santiago, por donde ya pasó hace algunas semanas, con presentaciones en el Teatro Caupolicán y el centro cultural Amanda. Aunque por estos días se ajusta su itinerario, una de las plazas fijas donde hará escala será Concepción. El plan es mostrar el mismo show de grandes éxitos -solista y de su banda madre- que hoy despacha con su grupo de músicos.

Otros insignes, Los Tres, tienen el camino más claro. El conjunto desplegará un extenso tour de 30 fechas, dividido entre festivales regionales y presentaciones individuales, cuyas paradas más importantes serán el retorno del musical Treinta y Tr3s horas bar, en el Teatro Municipal (junto al Ballet de Santiago y los días 4, 5, 6 y 7 de enero), y una serie de presentaciones en los casinos de la cadena Enjoy. ¿El recorrido? Santiago (12 de enero), Antofagasta (13), Coquimbo (14) y Viña del Mar (15).

La particularidad es que los cuatro conciertos presentarán a los penquistas en un inédito formato acústico, repasando gran parte de su repertorio sin más ornamentaciones que guitarras, contrabajo y guitarrones, y en un espíritu similar al de su histórico Unplugged.

Si de histórico se trata, Los Jaivas también aprovecharán las noches cálidas para montar espectáculos más íntimos. Por primera vez en su historia, emprenderán un periplo por casinos y que los obligará a acomodar su siempre vistosa puesta en escena a sitios más pequeños: el 19 de enero en el Enjoy de Antofagasta, el 20 en Coquimbo y el 21 en Viña.

Regreso funk

Pero el calor y el nuevo año traen una de las noticias más relevantes del circuito local: la continuidad de Los Tetas con la reformación que el pasado miércoles 21 tuvo en el Teatro Caupolicán su primer capítulo, cuando juntaron a sus miembros originales luego de 13 años. El grupo, que hoy revive su material más granado, impulsará una gira de cerca de ocho fechas y que partirá en la madrugada del 1 de enero, en la fiesta Elevation 2012, la celebración de Año Nuevo más grande de Copiapó. Luego seguirían por el norte, para rematar en algunos puntos del sur del país.

Otros emblemáticos de la escena noventera, el trío Lucybell, también trepará por Chile. Su actual filo rockero y su batería de hits los tendrán en Talca (26 de enero), el festival de Doñihue (27), el de Llanquihue (3 de febrero), La Serena (4), el festival de Lo Miranda (10), el Rockódromo de Valparaíso (11) y Concepción (18).

Si Los Tetas y Lucybell configuran un mundo congelado en 1996, los representantes de la nueva música chilena también lucen su propia agenda 2012. Manuel García, el cantautor más aclamado de este año, tiene un calendario diverso. El sábado 7 del próximo mes presentará su espectáculo Víctor Jara Sinfónico en Viña del Mar; el 14 tendrá un recital compartido con Los Bunkers en el casino Monticello; el 18 ofrecerá un show acústico en el centro cultural GAM, de Santiago; el sábado 21 es el turno del Festival de Olmué; el 25, en el Teatro Municipal de Temuco; y el 26 cierra enero con una presentación al aire libre en Pucón.

Juana Fe, una de las agrupaciones más representativas de la nueva cumbia chilena, pone el baile con otra de las giras estivales más extensas. Se trata de una de las bandas con mayor actividad en esta época del año. La muestra es una agenda de cerca de 30 paradas y que empieza el mismo 1 de enero, con dos fiestas: en la Plaza Sotomayor, de Valparaíso, y luego en la playa Las Salinas, de Viña del Mar. Luego todo sigue en Vicuña (14); Yungay (17); Temuco (19); el festival Crush Power Music de Movistar Arena (20); Antofagasta (21); Nacimiento (25); Cabreros (27); Puerto Natales (28) y Punta Arenas (29). Para febrero, la mira gira hacia el norte y las localidades elegidas son Freirina, Illapel, Coquimbo, Mejillones, Huara y Pica, entre otras.

Francisca Valenzuela también pasará un verano fuera de casa. La cantante parte el viaje el 6 de enero en Amanda; sigue el 15 en el Festival de las Artes, de Coquimbo; el 17 en el GAM capitalino; el 20 en el Festival de Mejillones; el 21 en el Festival de la Sandía de Paine; el 24 en el Festival Cultural de Nacimiento; el 25 en la semana Parralina; el 7 de febrero en el carnaval de San Rosendo; el 10 en la fiesta de la chilenidad de Viña; y el recorrido, que sumará aún más fechas y con la opción de que se agregue el Festival de Antofagasta.

Independientes

1 Pedropiedra

Estará el 7 de enero en una cita gratuita en Chucre Manzur; el 12 en el GAM; el 14 en Cachagua; el 20 en el Parque Bicentenario y el 25 en Quilpué.

2 Gepe

5 de enero en Vitacura; 7 en la cita gratuita de Chucre Manzur; 20 en el GAM; y 18 en el Teatro del Lago, de Frutillar.

Rock en la cárcel de Puente Alto



La Tercera

Un programa del Consejo de la Cultura convirtió a 15 reclusos en artistas en potencia. Hoy, sueñan con cumplir sus condenas para, luego, vivir de la música.

por Manuel Valencia


GUITARRA acústica en mano. Tres anillos gruesos en los dedos, mirada desafiante bajo cejas definidas. José Luis Pérez (21) comienza a rasguear las cuerdas con una mezcla de timidez y rabia. Lanza los acordes tristes de una canción que compuso hace poco. La multitud grita y ovaciona. El escenario es suyo. Como siempre soñó. No hace mucho, cuando era niño. Antes de caer.

La fantasía de José Luis es breve. Dura poco menos de cinco minutos: termina la canción, descansa el brazo en la guitarra, se apagan los aplausos y se sienta en un rincón. No se trata del escenario que le gustaría dominar. Es el pequeño patio del Centro de Detención Preventiva (CDP) de Puente Alto. José es uno de sus 80 internos y, al igual que los compañeros que lo vitorearon, cumple condena por esos delitos que algunos llaman de alta connotación, pero que para el común de la gente son robos, violaciones y homicidios. El prefiere no contar cuál de ellos lo dejó hace tres años tras las rejas.

Pero algo lo diferencia. José es un artista y lo sabe. "Compongo en mi pieza, con mi guitarra, canciones románticas, de echar de menos". Su inspiración: Celia, la polola que lo visita todas las semanas.

Este joven, que antes de entrar a la cárcel vivía "un poco más allá", en Puente Alto, es uno de los 15 internos del penal que fueron seleccionados para el programa "Liberando Talentos", del Ministerio de Cultura y Gendarmería. La iniciativa se inició como un programa piloto y busca rehabilitar a jóvenes reclusos a través de la música.

"El arte transforma, nos hace más humanos, abre nuevos horizontes, y en ello hay una posibilidad de redención. Por esto, destaco la importancia que tiene este programa. El hecho de que exista una deuda no saldada con la sociedad no debiera ser impedimento para que una persona cultive sus talentos o los comparta con quienes temporalmente le toca convivir", explica el ministro de Cultura, Luciano Cruz-Coke.

El gestor financiero del proyecto es el productor Juan Andrés Ossandón: "Busca darles la mano a todos aquellos que no podrían jamás pagar una entrada para ir a un concierto, a aquellos jóvenes que se han equivocado en la vida más por ser víctimas del entorno en que nacieron que por ser mala gente".

Es el día de cierre de la actividad y los integrantes participan de un concierto de la banda Keko Yoma. Los ecos de la música rebotan por los altos muros blancos.

"Me gustaría salir, irme para mi casa, con mi mamá en Melipilla, recuperar a mi polola. Terminamos cuando entré aquí", cuenta con la mirada pérdida Joao González (19). Ha pasado más de un año tras las rejas y le quedan apenas 20 días. Dice que la música lo cambió y que quiere dedicarse a tocar el bajo. De hecho, con sus amigos del taller formó una banda, que aún no tiene nombre, y que toca canciones de Rata Blanca. Por ahora, "copian", pero hace poco aprendieron a componer y a fabricar instrumentos.

"Esto hace pasar el tiempo más rápido", cuenta, mientras arrastra por el suelo una flauta de madera. De pronto, Joao levanta la cabeza. "Es la libertad", dice, con un gesto triste, y apunta con la flauta hacia un mural que muestra una paloma lanzándose al vuelo. Arriba, un alambre de púas y un centinela que no deja de ir y venir recuerdan que esa libertad que tanto añora tiene límites bien definidos en su pequeño anfiteatro.

sábado, diciembre 24, 2011

Navidad en Chile: De jolgorio público a celebración privada

 

El Mercurio

No había cena hogareña, menos juguetes. El epicentro de las celebraciones era la Alameda de las Delicias, colmada de fondas, frutas, flores y una llama carnavalesca que comenzó a extinguirse durante el siglo XX. La historiadora Olaya Sanfuentes repasa la forma en que antaño se celebraba esta festividad en el país.

Patricio Contreras
Una crónica de autor anónimo, publicada en las páginas de El Diario Ilustrado a comienzos del siglo XX, describía en estos términos la celebración de la Navidad santiaguina en la Alameda de las Delicias: "Allí convergen todos los alegres en esta noche de júbilo. Y esa multitud abigarrada, trae ramos de albahaca en el pecho, brillo de fiesta en los ojos y vino en la cabeza. Es una fiesta eminentemente popular, legítima herencia española, en que lo profano y lo mítico se confunden hasta lo irreverente".

Era el ADN navideño. Era diciembre de 1911. Santiago aún contaba con manifestaciones callejeras de la festividad, pero esta tradición era desafiada por el progresivo retroceso del espacio público como epicentro de las celebraciones. Así lo constataba la revista "Zig-Zag" en la misma época: "El antiguo paseo que en Noche Buena hacía nuestro pueblo cada año disminuye en entusiasmo y concurrencia".

¿Qué era lo que se estaba perdiendo? ¿Cómo estaba mutando la celebración?

Ofrendas y frutas
En este recuento la fruta tiene un lugar relevante. Olaya Sanfuentes, historiadora y profesora de la UC, ha investigado la presencia de la fruta en la cultura chilena y, también, la devoción al niño Jesús en nuestra cultura. Ambos fenómenos confluyen en una ritualidad propia de la Navidad del siglo XIX: las canastas de fruta que los ciudadanos depositaban en los pesebres apostados afuera de las iglesias.

"La gente de Renca, de Conchalí, de Quilicura, traía de las chacras esta fruta, la vendía para la Pascua, la gente compraba y se la regalaban entre ellos", dice Sanfuentes.

El regalo existía pero no estaba rodeado del aura consumista que rige hoy. "La gente se regalaba tarjetas, flores, frutas", plantea la historiadora. La Lira Popular -pliegos sueltos impresos con décimas, adivinanzas y romances- también se hacía eco de esta dimensión: "Reciba como cariño/ Papas de mi Tía Paña, / Le mandó un costal llenito/ De la Chacra de Lo Caña", eran los versos de una Novena de Nicasio García (ver mas abajo).

En la Alameda se instalaban venteros para ofrecer horchata (brebaje azucarado), licores de fruta, ponche a la romana, mote con huesillo, plenitud de fritangas y sopaipillas. Los árboles sí se adornaban, pero se recurría a especies como los duraznos, ciruelos y damascos antes que al abeto, paradigma del hemisferio norte que empezó a aparecer en publicidades a comienzos del siglo XX.

Era una fiesta heterogénea, transversal, profana y religiosa. Muy ruidosa, según Sanfuentes. Y esto era resistido.

La Navidad carnavalesca
En una monografía sobre la religiosidad en Valparaíso, el historiador René Millar incluye una queja enviada por un porteño a "El Mercurio", en 1887, a raíz de los excesos: "Cuarenta y ocho horas se han pasado caballeros y familias honorables de este puerto sin poder dormir ni mirar a la calle por las insolencias e inmoralidades de todo género que se han cometido dentro y fuera de las chinganas".

Sanfuentes explica que después de cada celebración se generaban estadísticas sobre el desorden público: número de detenidos, borrachos y heridos en peleas, tal como en Fiestas Patrias. A la preocupación penal se sumaría la sanitaria. El calor de diciembre y la insalubridad propia del espacio público decimonónico generaron problemas.
 


"Hay veces que la municipalidad (de Santiago) ha tenido que cancelar la fiesta por ataques de cólera. A mediados y a finales del siglo XIX hay epidemias de cólera que impiden hacer ventas de frutas y casi no se celebra. Entonces aparecen los fonderos, los venteros, quejándose al municipio porque ahí venden lo que no venden durante el año".

El otro inconveniente del jolgorio callejero era de índole moral. "Es una fiesta muy sensual", dice Sanfuentes. "Están relevados todos los sentidos: tocarse, olerse, mirarse". De acuerdo a la prensa que revisó, dado el carácter carnavalesco de la celebración -y sus ribetes paganos-, los excesos prosperaban y la gente comenzaba a tocarse mucho, ruborizando a la jerarquía eclesiástica, que en sus sínodos reaccionaba frente a estas situaciones.
 


Olaya Sanfuentes explica: "Siempre hay esta cosa del carnaval, de la fiesta, que por un lado tienes que dar espacio para que haya celebración, para que mantengas el orden social, pero por otro lado tienes que contenerlo para que no se desborde. Tu ves ese juego fluctuante entre la permisividad y el control".

También había críticas por el excesivo gasto en que incurrían todos lo estratos sociales. "Hay mucha gente que habla en contra de la celebración y que cómo puede ser que los curas lleven a celebrar así, si hay tantos problemas económicos y la gente se está gastando lo que no tiene", plantea Sanfuentes. "Hay siempre una crítica a la jerarquía de la Iglesia o a la jerarquía política. Es interesante. Esta fiesta es un espacio de debate público, por todo lo que significa".

 


Una fiesta privada
Durante el siglo XIX, la Navidad y las Fiestas Patrias, dice Olaya Sanfuentes, son dos celebraciones "a la chilena"; es decir, con bailes y canto (tonadas y zamacueca), con núcleos básicos (fondas, chinganas y pesebres) y con una fuerte identidad popular.

Además de alegría. Según las recopilaciones de Guillermo Feliú Cruz, cuando Domingo Amunátegui Solar se encontraba en París, en la Navidad de 1886, escribió: "Hay animación y entusiasmo... Pero muy lejos de la alegría chilena. Esto es opaco y triste en comparación de aquello... La chicha, entre nosotros, hace prodigios, y en este país no se conoce".

Sin embargo, en las postrimerías del siglo cristalizarán algunos cambios en la ritualidad. La industrialización y el desarrollo comercial impondrán un símbolo Navideño por excelencia: el juguete, que hacia 1890 comienza a acaparar tanto las vitrinas del comercio alemán y francés de la capital, como la publicidad de la prensa. Además, la élite paulatinamente abjura de este modo de celebración, optando por participar en bailes de carácter privado, con más champaña y menos horchata.

"Coincide con una especie de segregación urbana de la élite, que se empieza a ir a la calle Ejército, hacia el sur. De ser una fiesta totalmente popular y transversal, donde celebraban todos, lentamente el nuevo urbanismo, las nuevas tendencias, las élites que viajan, comienzan a separarse del pueblo, a tener otra forma de vivir".

La estética anglosajona o germánica de la Navidad comenzaría a imponerse durante el siglo XX. También las distintas instituciones e identidades de la élite santiaguina serían parte de la segregación y privatización de los acontecimientos urbanos. Lentamente la cena navideña se impondría como el acto culinario por excelencia.
"Lo público y lo privado en un principio, durante toda la época barroca, es tan difícil de distinguir, pero durante el siglo XIX una de las cosas que trae la Ilustración y la modernidad es esta privatización. Las cosas se meten para adentro, son más sectarias, más elitistas", dice Sanfuentes.

-¿La privatización de la celebración es transversal a los ritos?
"Si ves en comunidades más pequeñas, eso no ocurre. Si vas a celebrar al norte hay fiesta, el pase del niño, que se lo pasan de casa en casa, el tema de los pastorcitos. En general el tema de las fiestas en espacios de comunidades con la tradición mucho más viva y comunidades más pequeñas, el espacio público todavía es muy importante".

 


Navidad, devoción y poesía en la literatura de cordel
Las novenas eran composiciones populares navideñas para nueve días y eran interpretadas por cantoras frente a los pesebres que se instalaban en Santiago. La Biblioteca Nacional ha recolectado algunas novenas publicadas en pliegos hace más de un siglo, específicamente las de los poetas Nicasio García, Rosa Araneda y José Hipólito Cordero.

"La Navidad está muy presente en la Lira Popular", explica Micaela Navarrete, del Archivo de Literatura Oral de la Biblioteca Nacional. "Especialmente lo que los poetas llaman los 'Cantos' o 'Regalos al Niño Dios', que son los versos que se han cantado también como villancicos en Chile. El nacimiento del Niño Dios es un tema muy querido por los poetas populares de todos los tiempos, que derraman su ternura para esta 'familia' tan divina, pero que vivió y sufrió como cualquier familia de campesinos pobres. Por eso sus 'regalos' son cosas hechas o cultivadas por campesinos pobres o gente del pueblo".

 

viernes, diciembre 23, 2011

La historia de éxito de la guitarra clásica chilena



El Mercurio

Los premios internacionales que han cosechado este año intérpretes como Renato Serrano, Emerson Salazar y Esteban Espinoza sólo son la cara más visible del auge actual de las cuerdas nacionales. Revisamos con una veintena de guitarristas las bambalinas de un proceso que se ha desarrollado en más de 70 años. Y descubrimos las raíces de un fenómeno sin parangón.

Romina de la Sotta Donoso
"Proporcionalmente, el triunfo de los guitarristas chilenos en concursos internacionales es mucho más relevante que lo que ha hecho la selección chilena de fútbol. Porque a la selección se le celebra haber llegado a octavos de final en un mundial. En cambio, hoy ya no es excepcional que un guitarrista chileno triunfe en un festival en Estados Unidos, España o Italia", dice Óscar Ohlsen, profesor de guitarra del Instituto de Música UC.

Hace tres semanas, en el respetado certamen "Andrés Segovia", que se realiza en Granada, el primer y el segundo lugar fueron para Renato Serrano y Esteban Espinoza, respectivamente. Ambos chilenos. Y la versión anterior la ganó el compatriota Emerson Salazar.

"Estamos viviendo una época de oro de la guitarra en Chile. El aumento cuantitativo y cualitativo de jóvenes interesados en estudiar el instrumento; la mayor disponibilidad de docentes calificados, así como de centros de estudio académicos, concursos y festivales, han favorecido el desarrollo sostenido de la guitarra en el país y su presencia internacional", asegura Guillermo Nur, profesor del Conservatorio de la Universidad Católica de Valparaíso.

Cuatro generaciones de guitarristas. De izquierda a derecha. Luis Castro, Luis Orlandini, Luis Guevara, Javier Farías, Óscar Ohlsen, Romilio Orellana, Diego Castro y Gonzalo Arias.


La primera referencia internacional es de 1989, cuando Luis Orlandini ganó el concurso de la Radio ARD en München. Nunca antes un guitarrista chileno había logrado una victoria en el extranjero.

"Es más bien un mito que con ese premio se hayan abierto las puertas. Tal vez, desde el punto de vista sicológico...", expresa Orlandini, director del Departamento de Música de la Universidad de Chile. "Desde mucho antes, desde los años 40 o 50, se venía gestando un movimiento". La cátedra de guitarra se instaló en el Conservatorio en 1938, a cargo del español Albor Maruenda. Fueron discípulos suyos los pioneros Liliana Pérez Corey -la primera chilena a cargo de una cátedra de guitarra en el Conservatorio- y Arturo González Quintana , ambos profesores de Luis López .

Para la guitarra no fue fácil entrar a la academia. La tradición española era vista como música de salón, y la práctica popular, denostada por las elites.

"Un gran detractor que tuvo la guitarra, desafortunadamente, fue Domingo Santa Cruz. Pero uno de los primeros que no le hizo caso y empezó a crear un repertorio para la guitarra fue don Darwin Vargas, un visionario en los años 50 y 60, al igual que Gustavo Becerra", dice Orlandini.

"Ése es uno de los mayores cambios: hoy se considera a la guitarra identitaria de nuestra cultura, y los compositores la han hecho suya. Juan Orrego Salas escribió tres o cuatro cosas, igual que Alfonso Letelier, pero los compositores actuales consideran a la guitarra un instrumento de igual a igual con los demás", agrega.
"Actualmente tenemos un nivel de bastante calidad, reconocido en el extranjero", apunta Ernesto Quezada, profesor de guitarra en la Universidad de Chile: "Algo que ha sucedido en Chile, a diferencia de otros países latinoamericanos, es que haya formadores radicados en el país", dice Carlos Pérez, uno de los protagonistas del hito que siguió a la victoria de Orlandini en Alemania.

"En términos de concursos, hay una generación que difícilmente podrá ser superada. Entre ellos han ganado más de 40 premios. Ellos son Carlos Pérez, José Antonio Escobar -que sólo entre ellos dos tienen premios en 30 concursos-, Romilio Orellana, Wladimir Carrasco", indica Quezada.

"Arrasaban; ganaban un concurso y otro y otro, como en los circuitos del tenis", apunta Ohlsen. "Quizás nos potenciamos, pues veíamos al otro que podía", agrega Orellana, y Escobar comenta que "creo que siempre hay algún guitarrista ganando algo por ahí desde que comenzamos con esta 'moda'". Orlandini ve el continuo: "El movimiento que se generó en los 80 y 90 ha dado frutos en forma permanente, sin parar. Cada dos o tres años vemos una nueva generación que tiene un nuevo impulso y sigue haciendo carrera"
.
Después de los pioneros, la segunda generación chilena contó con intérpretes como Jorge Rojas (1944), quien privilegió su labor como presidente de Coaniquem, y Eulogio Dávalos (1945), quien instaló su propia academia en Barcelona y hoy preside el concurso Miguel Llobet.

Desde los años 60, empezó a crecer el mapa guitarrístico local, a partir de los tres pioneros. Ernesto Quezada , maestro de referencia en la Universidad de Chile, se formó con Liliana Pérez y Luis López. "Como formador ha sido excelente porque los cinco guitarristas más influyentes de los últimos quince años han salido de su sala de clases", dice Ohlsen. En total, sus ex estudiantes han obtenido 70 premios. José Antonio Escobar es taxativo: "Dio el impulso que faltaba para profesionalizar la guitarra en este país".

El referente en el Instituto de Música UC es Óscar Ohlsen (1944 ), quien estudió con los tres pioneros, y también con Edmundo Vásquez. "Aprecio su labor en la difusión del repertorio de la guitarra", comenta Carlos Pérez, y Diego Castro lo destaca como "un pionero en la interpretación histórica en Chile". También aplauden la difusión que ha hecho en 22 años de transmisiones de su programa "Guitarra" en radio Beethoven.

"Óscar Ohlsen y Ernesto Quezada asentaron las bases didácticas a nivel universitario para la formación profesional de los intérpretes en guitarra", dice Guillermo Nur , quien fue el primer titulado de la cátedra de Ohlsen, y hoy es un reconocido formador de la UCV, famoso por su mítico programa de televisión de Nur, "Otra cosa es con guitarra" (UCV-TV).

Y mientras Eugenia Rodríguez fundó en la Escuela Moderna el concurso nacional "Liliana Pérez Corey", en honor a su maestra, Alberto Cumplido (1958) es el creador del relevante Festival Entrecuerdas.
Orlandini aplaude a Mauricio Valdebenito (1967) -alumno de Luis López y docente en las universidades de Chile y Mayor-, porque "se ha dedicado a un repertorio de alta exigencia y lo ha combinado con la musicología", y Javier Farías destaca su "constante interés investigativo".

En el caso de Alejandro Peralta (1958), su ex alumno Renato Serrano aprecia "su rescate de valores de la música popular para traspasarlos a la guitarra clásica", tal como Ohlsen destaca "el rescate de la música del gran Ricardo Acevedo", que ha realizado Antonio Rioseco (1965), docente en el Conservatorio "Isidor Handler" de Viña del Mar. Y Orellana dice, de Juan Antonio Sánchez (1965), que "es un gran compositor y guitarrista, continuador de Violeta Parra, Víctor Jara y Luis Advis. Tiene un lenguaje propio".

Pero si hay un intérprete de la tercera generación que recibe transversalmente el aplauso de sus colegas, es Luis Orlandini (1964). Formado con Quezada, además de haber estrenado 120 obras chilenas, tiene una veintena de discos individuales, y ha grabado para otros veinte.

"Fue el primer guitarrista chileno en desarrollar una carrera internacional", dice Romilio Orellana. Y todos sus colegas lo ratifican. Sicológico o no, cuando Orlandini ganó el concurso de München, en 1989, se abría una puerta.

Umbral que hoy cruzan, con confianza, la cuarta, la quinta y la sexta generación de guitarristas chilenos.
Los premiados de la década del 2000


 
Diego Castro

DIEGO CASTRO (1978)
Ganó el concurso nacional "Liliana Pérez Corey" en 1998, siendo aún estudiante y fue finalista en los concursos "Miguel Llobet", "Manuel Ponce" de México, "Abel Carlevaro" de Uruguay y "Stotsenberg" en EE.UU. Es profesor de la UC y Ohlsen, su ex profesor, destaca "su talento innato, su perseverancia y su dedicación por la música contemporánea", mientras que Escobar lo califica como "un gran virtuoso, y quizás el más intelectual y reflexivo de los guitarristas clásicos chilenos". Ha estrenado decenas de obras nacionales y ha participado en cinco discos.

 
Sebastián Montes

SEBASTIÁN MONTES (1979)
"Acaba de ganar por concurso la cátedra que va a dejar nada menos que Óscar Ohlsen en la Católica. Ése es su último logro", comenta Orlandini, quien fue su profesor. Han tocado juntos en el Cuarteto de Guitarras de Chile. Suma ya diez premios, entre ellos, en el "Sernancelhe" de Portugal, el "Miguel Llobet", el José Tomás "Villa de Petrer"de España y el "Luis Sigall"de Viña del Mar. Ha grabado dos discos. Para 2012 tiene agendada la grabación de un disco y una gira europea.


 
Renato Serrano

RENATO SERRANO (1980)
Empezó a estudiar tarde, a los 17 años. Pero aprobó los primeros cuatro años en uno solo. Acaba de ganar el primer premio en el "Andrés Segovia", y antes conquistó ese honor en el "Liliana Pérez Corey". "Tiene una técnica exquisita, un sonido maravilloso y es muy musical", dice Alejandro Peralta, su ex profesor. Está en la Universidad de Arizona, haciendo un doctorado.


 
Andrés Pantoja

ANDRÉS PANTOJA (1981)
Ganó el "Liliana Pérez Corey" en 2005. Fue alumno de Ohlsen, e integra el dúo Aksak Tacet, con Cristián Alvear, y el Cuarteto Latinoamericano de Guitarras. Además, les enseña a niños en la Academia de Artes Casona La Florida desde 2006, y varios de ellos ya se han convertido en estudiantes de guitarra en el Conservatorio.


 
Emerson Salazar

EMERSON SALAZAR (1983)
"Tiene un permanente espíritu de perfeccionamiento y una gran musicalidad", dice su primer profesor, Guillermo Nur. Ganó el segundo lugar en el "Miguel Llobet" (2008) y el primero en el "Josefina Robledo" (2009) y en el "Andrés Segovia" (2010). Después de estudiar con Eliot Fisk en el Mozarteum de Salzburgo, se radicó en München, donde es director del departamento de guitarra de la Ziegler Musikschule. En 2012 lanzará un disco y hará una gira.


 
Esteban Espinoza

ESTEBAN ESPINOZA (1980)
Alumno de Guillermo Nur, quien dice que "es un gran artista internacional y brillante como académico de la PUCV". Ha participado en siete concursos, y el año pasado obtuvo dos primeros lugares, el "Miguel Llobet" y el "Josefina Robledo"; además de tres segundos puestos, en el "Andrés Segovia" (2007 y 2011) y en el "Alhambra" (2008). Acaba de asumir la dirección del festival Guit-Art Valparaíso 2012.


 
Javier Contreras

JAVIER CONTRERAS (1983)
Becado por la fundación Roberto Bravo, estudió siete años en el conservatorio de la Universidad Mayor con José Antonio Escobar. "Es un guitarrista-compositor muy talentoso. Sus piezas ya se tocan en todo el mundo", dice Diego Castro. Y Escobar, con quien integra el Dúo Sudamericano, agrega que "es quizás el músico más virtuoso y brillante que he conocido".


 
Danilo Cabaluz

DANILO CABALUZ (1983)
Fue alumno de Orlandini y está terminando un posgrado en el Mozarteum de Salzburgo con Eliot Fisk. Ganó el "Liliana Pérez Corey" en 2007 y ha sido finalista en Colombia y España. Tiene ya agendados varios conciertos en Salzburgo y sus alrededores para 2012.

La generación dorada de los años 90


 
Carlos Pérez

CARLOS PÉREZ (1976)
"Un guitarrista magistral con verdadera categoría de estrella", declaró la revista inglesa Classical Guitar Magazine cuando lo puso de portada, en 2007. "Es muy reconocido internacionalmente", dice Orellana. "Una persona extremadamente talentosa con una buena dosis de ambición, profesionalismo y autogestión", agrega Escobar. Fue alumno de Quezada, y ganó los primeros lugares de "Alirio Díaz" (Venezuela, 1996); "Rene Bartoli" (Francia, 1997), "Printemps de la Guitare" (Bélgica, 1998), "Forum Gitarre" (Austria, 2000), "Fundación Guerrero" y "Joaquín Rodrigo" (ambos en España, 2006). Ha actuado en más de 30 países. Estudió con Quezada en la Universidad de Chile. Tiene gran fama en Estados Unidos, donde va tres veces al año para varios conciertos. Ha publicado once CD y dos DVD. Tiene una cátedra ad honorem en la Universidad de Chile. "Tal vez es el único guitarrista que no necesita dar clases para vivir", asegura Diego Castro.


 
José Antonio Escobar

JOSÉ ANTONIO ESCOBAR (1973)
Alumno de Quezada, ganó trece premios internacionales, entre ellos, seis primeros lugares en el "Heitor Villa-Lobos" (1997), el "Alirio Díaz" (1998), el "Francisco Tárrega" (2000), el Stotsenberg de Malibú (2001), y el "Julián Arcas" (2005) y "Norba Caesarina" de España (2005). "Es un gran músico, un guitarrista muy fino y estudioso. Sus discos son excelentes", dice Orellana. Docente en la U. Mayor, ha recorrido Europa, América y Medio Oriente dando conciertos. Diego Castro lo destaca como "un intérprete muy completo, multiestilístico y de gran cultura musical. Es el único guitarrista chileno que ha grabado para el sello Naxos". Ese disco, "Guitar Music of Chile", fue un éxito de ventas. "Es un guitarrista de un nivel internacional indiscutible", dice Carlos Pérez.


 
Romilio Orellana

ROMILIO ORELLANA (1970)
Estudió con Quezada. Ganó, entre otros, los primeros premios del Concurso "Alirio Díaz" (Caracas, 1994) y "Liliana Pérez Corey" (1996), además de la Mejor Interpretación de la obra de Francisco Tárrega en 2000. Combina los conciertos con la docencia; y es profesor en la U. de Chile y en la U. Mayor. "Tiene varios premios internacionales y es un intérprete muy musical e intuitivo. Además, es profesor de varios jóvenes que comienzan a destacar", dice Escobar.


 
Wladimir Carrasco

WLADIMIR CARRASCO (1972)
Es docente de la Universidad Austral y está estudiando música antigua en España. Escobar confiesa que "posee unas manos perfectas para la guitarra, quizás es una pena que haya dejado la guitarra por el laúd".


 
Luis Castro

LUIS CASTRO (1969)
Respetadísimo como guitarrista de cámara, fue alumno de Ohlsen y es docente UC. Toca en el Trío Giuliani y en dúo con la flautista Carmen Troncoso.


 
Javier Farías

JAVIER FARÍAS (1973)
Alumno de Eugenia Rodríguez, fundó el Ensamble de Guitarras de Chile, del que Ohlsen asegura que "aunó a los guitarristas de las diferentes escuelas que en algún momento se sentían rivales: la Chile, la Escuela Moderna y la Católica. Como compositor, ganó el primer premio "Michele Pittaluga" (Alessandria, 2004) y el "Andrés Segovia" (2005). Sus obras han sido incluidas en doce discos.


 
Eugenio González

EUGENIO GONZÁLEZ (1972)
Alumno de Eugenia Rodríguez en la Escuela Moderna de Música, donde hace clases. Ha ganado una decena de premios internacionales. Cabaluz destaca "su difusión de un repertorio latinoamericano y chileno de alto nivel".

Dos jóvenes prometedores

 
Gonzalo Arias

GONZALO ARIAS (1989)
Es alumno de Orellana, quien destaca su "gran musicalidad e inteligencia". Lo becaron en la Universidad de Pepperdine en California y en la Universidad Johns Hopkins en Baltimore. Ha ganado diez premios. "Estoy tratando de conseguir un pasaje aéreo para concursar en el 'Miguel Llobet' de 2012", dice él.


 
Luis Guevara

LUIS GUEVARA (1987)
Es alumno de Quezada. Hace tres semanas, fue galardonado como el guitarrista más joven que llega a la semifinal del "Andrés Segovia". "Tiene un futuro prometedor", asegura Pérez. Ganó el primer premio en La Paz (2010), y este año obtuvo el cuarto lugar en el "Julián Arcas" de España".



 

Alejandro Sieveking: Las escenas de su vida

 

Wiken

Está su madre, que lo protegió desde pequeño ante su temperamento débil e inseguro. Está Víctor Jara, el director de sus obras y amigo, cuya muerte motivó su autoexilio en Costa Rica. Está Bélgica Castro, su mujer y mentora. Y está, también, el teatro, la pasión que ha movido su existencia. Ellos son los personajes que han protagonizado la historia del dramaturgo Alejandro Sieveking -quien por estos días está en los cines en la película "Gatos viejos"- y éstas, las escenas que han marcado su vida.

Por Magdalena Andrade N.
Está la foto, y en el centro de ella, una mujer de rasgos finos, piel blanca, pelo ondulado y ojos claros que sonríe a la cámara. Dos niños la acompañan: al lado izquierdo, uno de mejillas redondas, cejas negras y tupidas. Al derecho, uno delgado y pálido, y también más parecido a la mujer que lo abraza.

Alejandro Sieveking Campano sostiene la imagen entre los dedos de su mano derecha, amarillos por los más de 16 cigarrillos que se fuma al día desde que tenía 23 años.

-Adivina quién era yo -dice, y su silueta, larga y delgada, ágil y flexible -demasiado, quizás, para sus 77 años- no da mucho lugar a la adivinación.

-El delgado.
-No, no, no. Yo era el gordito: pesé seis kilos al nacer, el 5 de septiembre de 1934. La gente creía que mi mamá mentía, que decía que me había tenido recién, pero que en realidad yo ya tenía cinco meses. Tan grande era que la pobre se desmayó cuando me tuvo. Después, de grande, fui porro e hiperquinético. O sea, un suplicio desde que nací -dice Alejandro Sieveking, uno de los dramaturgos vivos más importantes de Chile, autor de un centenar de piezas teatrales, actor, escritor de novelas, artista visual en sus ratos libres y el hombre que interpreta a un abatido Enrique en la película "Gatos viejos", el marido de la protagonista, la actriz Bélgica Castro, de quien también es su marido en la vida real.

Dice que fue un suplicio porque desde chico fue el objeto de cuidado de sus padres y de Enrique, su hermano un año y medio mayor. Quizás por su temprano déficit atencional que su padre trataba de aplacar comprándole toneladas de historietas para que leyera y se calmara. Quizás por su torpeza física, defecto que le impidió aprender deportes -salvo la natación- y le impregnó una temprana aura de debilidad y torpeza.
Un accidente vivido a los 15 años corroboró ese sentimiento: en un paseo al volcán Llaima con su padre y su hermano, se cayó en la nieve y quedó enterrado hasta el pecho. Tuvo principio de hipotermia, sinusitis y luego, una nefritis que lo tuvo seis meses en cama, y un año sin ir al colegio y sin comer sal.

-Yo me sentía como el hijo de Superman. Mi papá sabía hacer de todo y mi hermano era perfecto, precioso. Nunca pude seguirles el paso. Era el patito feo, pero siempre me quedé en pato. Nunca llegué a cisne -dice al recordar la escena, mientras prende un cigarro con uno de los seis encendedores -dos rojos, dos amarillos, dos azules- que maneja en uno de los arrimos que está detrás de la mesa del comedor, y a los que llega con sólo estirar su brazo hacia atrás.

Nunca se ha sentido cisne porque ni el éxito de sus obras, ni el elogio de sus actuaciones, ni el reconocimiento de sus pares lo han librado de esa sensación de inseguridad que lo ha acompañado toda la vida. Aunque ahora la crítica aplauda su actuación en la película "Gatos Viejos", aunque los cineastas jóvenes lo busquen para que participe en sus trabajos, y aunque el próximo año estrenará -después de cinco años sin escribir- su nueva obra de teatro "Todo pasajero debe descender".

Nunca se ha sentido cisne, y menos ahora, a los 77 años.

-No soy más raro porque no puedo.

Está la maleta pequeña sobre la camay la madre metiendo ropa; ropa para ella, para Alejandro y para su hermano Enrique. Está el llamado del padre explicándoles que ya no vivirán más juntos. Está la imagen de la llegada a la casa de la abuela, y luego a una pensión muy pobre, donde los tres debían dormir en la misma cama.

En la mente de Sievekingun lugar especial lo ocupa la separación de sus padrs,que se distanciaron cuando él tenía ocho años. Su madre no soportó tener a su lado a un hombre celoso y controlador.

-Desde ese momento empezamos a ser pobres como las ratas. Vivimos dos años en una pensión, y luego de eso mi mamá arrendó una casa cuando entró a trabajar al Banco del Estado. Éramos pobres, pobres durante el año escolar, y ricos, ricos, cuando íbamos a ver a mi papá. Con él lo pasábamos bien, pero con mi mamá mejor. Ella nos protegía.

Fue ella quien le contrató una profesora de matemática cuando su hijo Alejandro llegó a contarle que ya no daba más con el álgebra y la geometría que le enseñaban en Arquitectura, la carrera que eligió estudiar cuando salió del colegio alentado por su gusto por el dibujo. Fue ella quien lo apoyó cuando decidió cambiarse de la Universidad Católica a Arquitectura en la Universidad de Chile. Y fue ella la primera en aplaudirlo cuando descubrió que su verdadera vocación era el teatro.

-Al final del primer año en la Universidad de Chile se me produjo una crisis. Durante el año había estado participando en el grupo de teatro aficionado de la escuela, hacía el vestuario de las obras y además papelitos pequeños. Podía trabajar como mula y no me producía ningún cansancio, ninguna angustia. En cambio hacer maquetas, trabajar con greda, era muy trabajoso.

Al año siguiente, Alejandro Sieveking dio la prueba de teatro y se cambió de carrera. En primer año se encontró con Víctor Jara, entonces un estudiante muy pobre al que Alejandro llevaba todos los lunes a almorzar a su casa, y quien, años más tarde, se convirtió en su dupla teatral: Alejandro escribía y Víctor dirigía las obras.

-Mi mamá le hacía unos bistecs gigantes para que se fuera bien comido.

A los 23 años, con "Mi hermano Cristián", que escribió y protagonizó -y para la cual tuvo que aprender a fumar para interpretar a un joven paralítico después de haber recibido un balazo accidental de parte de su hermano-, Alejandro Sieveking se convirtió en el dramaturgo joven del momento. Fue durante esos años, al alero del Instituto de Teatro de la Universidad de Chile, y después de la compañía Teatro El Ángel, cuando escribió los que han sido sus grandes éxitos hasta hoy: "La remolienda", "Ánimas de día claro", "Tres tristes tigres", "Parecido a la felicidad" y "La mantis religiosa". Años en que esa inseguridad que desarrolló de niño también lo acompañaba. Años en que era capaz -confiesa- de estar dos horas rizando su pelo en el camarín para que le quedara perfecto y el hombre guapo que le tocaba interpretar en alguna obra como actor se viera como tal. Porque él, en el fondo, sentía que no lo era para nada.

-Cuántos personajes me quedaron pésimos -dice ahora- porque estaba más preocupado de verme bien que de hacer bien el papel.

Está la morgue y, dentro de ella, el salón principal. Están los cuerpos -unos 200 calcula Alejandro Sieveking-, todos con la etiqueta N.N. Está la angustia también. ¿Será él? ¿Se habrán equivocado?

Cuando Víctor Jara murió en el Estadio Chile, cinco días después del golpe militar, él y Alejandro Sieveking se estaban preparando para volver a trabajar juntos en la obra "La virgen del puño cerrado", después de que en 1971 Víctor Jara decidiera dejar la dirección teatral para dedicarse por completo a su carrera como cantautor. Habían alcanzado a hacer algunos ensayos cuando ocurrió todo.

-Alguien nos avisó que Víctor estaba en la morgue. Nosotros no nos atrevíamos a decirle nada a Joan (Jara, la mujer de Víctor Jara). Fuimos directamente a buscarlo. ¿Qué pasaba si esa persona que nos llamó se había equivocado? No era posible que lo hubieran matado porque él era pacifista. Llegamos a la morgue pensando que había habido una confusión. No nos dejaron pasar más allá del salón donde estaban todos los cuerpos. Después supimos que Joan estaba dentro, retirando el cuerpo.

Alejandro Sieveking toma aire, se saca los lentes, restriega sus ojos, prende otro cigarro.

-Siempre creo -tengo la ingenuidad- de que voy a poder hablar de Víctor con tranquilidad. Pero los traumas son heridas: apenas tú te tocas esa partecita, sangra de nuevo. Uno comprende las muertes que se pueden comprender: un ataque al corazón, una enfermedad. Uno dice "le tocó". Pero a nadie le toca morir de 30 y tantos balazos.

Por eso -dice- cada vez que hablan de Víctor Jara, él y su mujer, la actriz Bélgica Castro, se juran a sí mismos que nunca más hablarán de él.

Está el escenario, y sobre él, una mujer haciendo un papel de hombre. Así fue como Alejandro Sieveking conoció a Bélgica Castro, quien ha sido su mujer por más de cincuenta años.

A ella la vio actuar por primera vez en una obra de Anton Chéjov, "Tío Vania", a comienzos de los cincuenta.
-Estaba fantástica. Luego me tocó de profesora durante primer año de la Escuela de Teatro, y al final de ese año, la conocí como actriz en una obra donde yo hacía de comparsa (actores que no hablan) y ella, de niñito. Yo caía en éxtasis con ella. Un día le pasé una obra que había escrito, que se llamaba "Una plaza sin pájaros". Empezamos a conversar y conversar, y nos dimos cuenta de que en esa época éramos unas personas absolutamente compatibles. ¿Nunca te ha pasado que conoces a alguien y sientes que no tienes que explicar nada porque esa persona ya lo entiende? Eso me pasó a mí. Entonces empezamos a andar. Para qué te explico el pelambre.

Ese pelambre tenía dos razones. La primera: Alejandro Sieveking era trece años menor que Bélgica Castro, recién separada y con un hijo chico. La segunda: muchos compañeros de Alejandro empezaron a rumorear que Bélgica -actriz consagrada del teatro nacional de entonces- hacía "arreglos" para que se montaran las obras de su joven pareja.

-Ese fue el comienzo del mal -dice Alejandro. Y por mal, se refiere a los conflictos que comenzaron a tener con los compañeros del Instituto del Teatro de la Universidad de Chile, y que hicieron que ambos se fueran para formar otra compañía, El Ángel, junto a Ana González y Héctor Noguera.

Alejandro Sieveking descubrió en Bélgica una forma de ser más seguro, en la vida y en su carrera.

-¿Sabes? Nunca me he sentido un príncipe consorte. O quizás me haya acostumbrado a una mujer como ella, porque mi mamá era una mujer muy fuerte. Pero ella es actriz, y yo principalmente dramaturgo. Aunque hay muchas cosas de ella que se me han pegado. Dos que duermen en el mismo colchón, son de la misma opinión. Admiro su capacidad de trabajo, su interés en el mundo. Eso me lo ha contagiado. Yo le he contagiado mi amor por los gatos, por los libros, por las historietas y por el cine americano. Porque ella antes sólo veía cine europeo; pensaba que las películas americanas eran una picantería.

Están los volcanes, el clima tropical y las tortillas de maíz de Costa Rica. Después de la muerte de Víctor Jara, Alejandro Sieveking y Bélgica Castro se autoexiliaron en ese país en 1974, donde vivieron 11 años. Allá refundaron la Compañía del Ángel, hicieron centenares de obras, café concerts -con versos de Nicanor Parra- y series de televisión. Pero decidieron volver. Bélgica, porque echaba de menos a su hijo, ya adulto, y el teatro costarricense no les dejaba ganancias para viajar seguido. Alejandro Sieveking extrañaba su departamento de Santa Lucía, la vista desde su balcón del cerro, el trabajo con otros actores chilenos.
Le costó adaptarse. En sus años en el extranjero había perdido contacto con toda la nueva generación de directores. Y un dramaturgo sin directores tiene la batalla perdida, dice. Durante esos años fue poco a poco integrándose al circuito, escribiendo guiones para TV, haciendo clases y participando en distintas obras. Hasta que en el año 2005 vino la sequía.

-Un día pensé que mi carrera como dramaturgo estaba terminada. Había escrito una obra que finalmente no se estrenó. Será por algo, pensé. No será interesante. Estoy en decadencia.

Empezó a hacer collages. Cuadros de distintos formatos, hechos con papeles de revistas, que vende y ha expuesto en distintas muestras. Imágenes como un hombre tratando de vestirse mientras un ángel regordete aparece en el cielo y lo mira por la ventana de su departamento. "Inadvertida aparición de Jesús en Nueva York", se trata. Hay otros con cabezas de animales y cuerpos de humanos.

-Escribir es como hacer collages. Qué cosa tan rara que un papel combine con otro. Es un milagro extraño. Este año, a partir de una de mis figuras, se me ocurrió una idea para una obra que escribí en dos días. De un zuácate. Su nombre es brutal: "Todo pasajero debe descender". Es por el mensaje que el metro da en las estaciones terminales, y también porque ese es nuestro destino. Todos somos pasajeros que en algún momento tenemos que bajarnos. Es brutal. Pero yo, con el tiempo, aprendí a disfrutar más ese pasaje. Me relajé.

-¿Qué significa el reconocimiento para usted? ¿Le gustaría que algún día le dieran el Premio Nacional de Arte?
-Harta falta que me hace un premio, porque gano poco. No tengo jubilación porque he boleteado toda mi vida. Y no hice nada para ponerme al día. Pero para mí, el reconocimiento está en que la gente quiera ver tus obras. La gente no tiene idea de muchos que se han ganado el Premio Nacional. En cambio a mí, muchas veces en mi biografía me han puesto "ganador del Premio Nacional de Arte", que no me he ganado, pero ellos creen que me lo he ganado. Qué amorosos. Pero no quiero aparecer reclamando como otros actores que se han muerto sin ser reconocidos. Y qué plancha presentarse, postular al premio y que se lo den al Pato Donald.

Está, desde que tiene uso de razón,el ejercicio. Si no es subir los ocho pisos que hay entre su departamento y la calle, lo hace caminando 15 a 20 cuadras diarias. Alejandro Sieveking tiene 77 años pero él no se siente viejo. Tampoco le tiene miedo a la vejez. Siente que el trabajo le da, más que cualquier otro medicamento inmunidad ante el paso del tiempo, tanto a él como a su mujer, que ya tiene 90 años.

-Tengo miedo, pero a caerme -se ríe-.

-Cuando uno está trabajando está igual de joven, no tiene edad. Siempre he tenido mala memoria para algunas cosas, como los números. Me demoré seis años en memorizar el número de teléfono, y cuando veo una película antigua no me acuerdo del nombre de Clark Gable, pero sí me acuerdo del nombre del actor secundario. Es un olvido incómodo, sin sentido. Es una cosa que me ha pasado ahora último, de repente. A todo el mundo le pasa que va a la cocina y dice: ¿A qué vine? Bueno, ahora pasa un poquitito más. Por supuesto que con la Bélgica tomamos Omega 3, vitamina E para la piel y una aspirina diaria, para mantenerse bien del corazón. Ahora, sí creo que uno tiene menos fuerzas, menos resistencia. Pero a lo que yo tengo pánico es a transformarme en un viejo enojón. He tenido un par de ataques, de rabietas muy tontas. Y no hay cosa más desagradable que un viejo cascarrabias.

Está, también, la muerte. Alejandro Sieveking tiene cáncer a la piel desde hace 27 años. Desde el día en que su médico le comunicó la noticia, nunca más ha dejado de pensar en la posibilidad de morir. Claro que no piensa su muerte como algo propio. Piensa en su mujer, en Bélgica, y en que hoy, a los 90 años, ella lo necesita vivo y bien más que en ninguna otra etapa de su vida juntos.

-Cada vez que me operan pienso un minuto en la muerte. Después digo: no va a ser todavía. Una vez le pregunté a mi dermatólogo: si me muero de esto, ¿voy a sufrir? Y me dijo que no, así es que me quedé tranquilo. Dije: no voy a sufrir por esto.

Ya perdió la cuenta de cuántas veces lo han operado en su mejilla izquierda, donde una cicatriz, larga y enrojecida, recorre su perfil. Unas sesenta, setenta, ochenta veces, calcula. El procedimiento siempre es el mismo: retirar las células malignas, enviarlas a biopsia. Esperar a que vuelvan a reproducirse. Cuidarse la cicatriz del sol y de las infecciones. Esperar a que crezca nuevamente el tumor y volver a extirparlo.
Al día siguiente de esta entrevista, Alejandro volverá a entrar a pabellón.

-Pero lo hago cada vez más tranquilo. Hace poco, mi médico me dijo: "Usted debe tener un ángel de la guarda que lo cuida".

Alejandro Sieveking cree -está seguro- de que ese ángel es su mamá.

Gatos Viejos
En "Gatos viejos" -actualmente en cartelera- Alejandro Sieveking hace prácticamente de sí mismo: en la cinta de Sebastián Silva y Pedro Peirano, personifica al marido de Bélgica Castro y ambos, en la ficción, viven en el departamento de la calle Santa Lucía que realmente habitan el dramaturgo y la actriz, pareja en la vida real. Pero hay sutilezas, diferencias entre su personaje y él mismo. Sieveking interpreta a Enrique, el segundo marido de Isidora (Bélgica Castro), la protagonista de la historia. "Es un hombre aparentemente débil, un estudioso del arte latinoamericano muy volado, que nunca lleva la acción, sino que está tratando de solucionar los problemas que se dan en la casa", cuenta el actor sobre un rol secundario pero de vital resorte en la trama de una de las mejores películas chilenas de 2011.

Su Legado
Alejandro Sieveking ha escrito varias de las obras de teatro más memorables de la historia de las tablas chilenas. Además de "La remolienda", "Ánimas de día claro" y "Tres tristes tigres", es creador de un centenar de textos que escribió en el Instituto de Teatro de la Universidad de Chile, en el Teatro del Ángel y luego en el Teatro Itinerante en Chile. En sus 11 años en Costa Rica, además de estrenar obras propias y hacer versiones de clásicos, escribió para la televisión "Hay que casar a Marcela" inspirada en la serie "Juany en sociedad". En cine ha tenido papeles en las películas "Play" (2005), "La vida me mata" (2007), "Gatos viejos" (2011) y en "La pasión de Michelangelo", que aún no tiene fecha de estreno.

Por Magdalena Andrade N..