sábado, noviembre 17, 2012

La gran biblioteca de jazz que se instala en el GAM

El Mercurio


La colección incluye biografías , discografías, relatos y revistas. "Es una forma de agradecer al país que me recibió cuando llegué hace 65 años", dice el melómano, crítico y pianista polaco José Hosiasson.

IÑIGO DÍAZ

"De haberlo sabido antes no lo hubiera hecho", bromea José Hosiasson al ver por primera vez la cifra en que fue avaluada su colección personal de libros y revistas de jazz: 51 millones de pesos.

El cálculo fue realizado por expertos del Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM), que recibió la donación de este material bibliográfico por parte del crítico, pianista y melómano nacido en Varsovia en 1931 con el nombre de Józef Hosiasson. Bibliogam anuncia para enero la presentación oficial de la colección de 1.400 volúmenes que esta semana completó su proceso de catalogación. El material ocupa cinco estantes de tres niveles en la biblioteca.

"Llegué a Valparaíso en 1948 desde Bolonia, donde viví entre los ocho y los dieciséis años. En ese viaje ya venía con dos libros que compré en Italia en 1946 y que hoy están en el GAM", cuenta Hosiasson. "Pero no son los más antiguos. Mi colección fue creciendo: por ejemplo, en un local de viejo en Nueva York encontré el libro 'Jazz' de Paul Whiteman, que es de 1926. Tiene casi 90 años: es un papel de muy buena calidad", añade.

La colección se basa en recuentos discográficos, títulos generales como la traducción que el músico chileno Pablo Garrido (1905-1982) hizo de "Jazz hot", del francés Hughes Panassié, y series completas de revistas como Downbeat y Jazz Times.

También hay biografías como la de Louis Armstrong (de Gary Giddins), Oscar Peterson (de Gene Lees) y la del chileno Alfredo Espinoza (de Duccio Castelli), y autobiografías de Bud Freeman, Babs Gonzales y Art Pepper, quien además autografió su obra "Straight life" (Vida recta): "Pepe, ojalá que disfrutes leyendo este libro tanto como yo disfruté viviéndolo", escribe el trompetista. "La suya fue todo lo contrario a una vida ordenada", dice Hosiasson. Otras dedicatorias de puño y letra de Armstrong y de Duke Ellington están en primeras ediciones donadas, dado que Hosiasson fue el traductor del trompetista en su visita de 1957, y entrevistó al compositor en el Hotel Crillón cuando estuvo en Chile en 1968.

La discoteca mayor

El 90 por ciento de la colección está en inglés. "No sé si sea favorable para un usuario común, pero lo que yo puedo asegurar es que es mucho mejor leer estos textos en la lengua original. Ahora mismo estoy leyendo un libro sobre John Coltrane cuya traducción al español es horrible. Tengo que imaginarme el relato en inglés para entenderlo", apunta.

"Ésta es una biblioteca especializada en artes escénicas y música, y además tiene como estrategia la formación de público y la entrega de elementos sólidos para que las personas puedan enfrentarse a disciplinas artísticas. En ese sentido, sabemos que normalmente los seguidores del jazz sí pueden leer en inglés", señala Erika Araya, jefa de Bibliogam, que en dos años ha triplicado su material, casi en su totalidad provisto por donaciones de gente como Jorge Marchant, Alejandro Sieveking, Berthica Prieto y Sara Nieto, entre otros.

Y si de colecciones contundentes se trata, Hosiasson aún resguarda un tesoro mucho mayor: la discoteca del jazz más grande de la que se tenga registro en Chile. Ni siquiera se trata de una cifra de álbumes, porque el crítico no tiene un control sobre ese catálogo físico, como sí lo lleva sobre las obras contenidas: son 86.000.
"Cada vez que compro un disco nuevo, en un sistema computacional creado antes de la era Windows ingreso todo tipo de datos: título de la pieza, compositor, año, sello, músicos de la sesión. Me tomó tres años de trabajo constante completar los datos de mi discografía original. Luego he ido actualizando día a día. He sido un archivero instintivo. Doné mis libros y revistas como una forma de agradecer al país que me recibió cuando llegué desde Europa. Pero todavía quiero seguir escuchando estos discos. Es probable que el día en que yo muera, esa colección sea para el GAM".

1 comentario:

Anónimo dijo...

desde Polonia*