domingo, abril 16, 2017

"Dulce Patria", una mirada directo al corazón de la música chilena

El Mercurio

El periodista Mauricio Jürgensen acaba de publicar el libro "Dulce Patria", el que a partir de conversaciones desentraña los sueños, luchas y realidades de los músicos nacionales. Felipe Ramos  


¿Está la figura de Violeta Parra secuestrada por parte de su familia, la militancia de izquierda o la intelectualidad? ¿Somos conscientes de que la cueca recién volvió a las masas hace 20 años, luego de ser considerada por partes opuestas como "rota" o "facha"? ¿Qué explica el fenómeno de la cumbia moderna, esa sin ternos brillosos y llena de alusiones sociales?

Todas esas preguntas se las hace el periodista Mauricio Jürgensen (42), quien recurriendo a los protagonistas que han dado forma a la música popular chilena, ha ido construyendo un relato que acaba de resultar en el libro "Dulce Patria: Historias de la música chilena" (Ediciones B), una obra que desentraña distintos ámbitos de la creación musical y de una industria que si alguna vez lo fue, ahora se asemeja más a varios proyectos de innovación que buscan su espacio a punta de esfuerzo, sudor y constancia.

El libro surgió a partir del programa de radio Cooperativa que lleva el mismo nombre, conducido por el propio Jürgensen y producido por el periodista Raúl Gutiérrez. La lista de quienes han sido parte del programa y que terminaron apareciendo en el libro es amplio. Francisco Sazo, Myriam Hernández, Fernando Ubiergo, Alberto Plaza, los Hermanos Campos, Joe Vasconcellos, Álex Anwandter, Javiera Mena, Pablo Herrera, hasta Zaturno, Bronko Yotte, Eduardo Carrasco y Álvaro España, de los Fiskales Ad-Hok, son parte de quienes crean una suerte de historia oral de la esfera sonora de esta angosta, pero ruidosa faja de tierra.

"Dulce Patria", el libro, es un híbrido de varios géneros periodísticos y literarios, en donde el arte de preguntar se mezcla con el ensayo, la opinión y el anecdotario. Y si bien el orden del relato lo da Jürgensen, es generoso con sus entrevistados para que entreguen fluidez y emoción desde sus propias vivencias. "Soy un convencido de que la música popular chilena es un continuo, es abierta y hay que mirarla sin prejuicio", dice el periodista.

La obra es un viaje a lo largo de la música popular chilena, entrelazando historias de sus protagonistas sin importar el tiempo del que vengan, los acordes que toquen o si su canto llama a llorar de impotencia o a celebrar la vida a través del baile y la sabrosura de la cumbia.

Esto queda demostrado en el primer capítulo, titulado "La otra voz de los 80", en el que Jürgensen trata sobre el Canto Nuevo de los 80 a partir de la vida y obra de Manuel García, un hombre que en 1986 partió a recorrer Chile con tan solo 16 años, casi dos décadas antes de su primer disco solista. De ahí deambula en la importancia de algunos lugares, como el desaparecido Café del Cerro y el enfrentamiento que tuvo en ese lugar Eduardo Gatti (aunque él lo niega) con unos jóvenes irreverentes, Los Prisioneros.

"Dulce Patria" continúa desentrañando etapas, movimientos y figuras de la música chilena, como la de Violeta Parra, quien según cuenta el mismo autor, casi está excluida como cantante en su propio museo. Otro capítulo interesante es el que lleva el título de "Póngale Pechito (y cabeza): La nueva escena tropical chilena", una movida tan grande que tiene a Américo como su superestrella y a bandas como Chico Trujillo, Santa Feria, Juana Fe y Villa Cariño llenando cada lugar en el que tocan y logrando el aprecio del público y la crítica, cosa probablemente no antes vista desde tiempos de la Huambaly. Eso si que hoy no es solo salsa y meneo, sino también hay discurso político y social. Están las marchas callejeras, la educación gratuita y el fin de las AFP. Todo sin dejar la alegría del baile.

"En estos nueve capítulos que forman el libro hay nombres que tienen que ver con guiños editoriales. Para mí era importante hablar en serio con Alberto Plaza o Miguel Barriga. Me parecía importante contar historias del Canto Nuevo o de Congreso. Nombres que a pesar de lo conocidos, quizás se ha escrito poco de ellos", cuenta Jürgensen, afirmando que "Dulce Patria" ni siquiera es un libro de música, sino de personas que casualmente se dedican a ella y que enfrentan procesos creativos y el entusiasmo de quienes trabajan con emociones.

Las 212 páginas atrapan y se leen rápido. Hay confesiones sorprendentes, como las de Eduardo Carrasco, de Quilapayún, quien admite que durante la Unidad Popular les faltó buscar el punto en común que unía a los chilenos. En gran parte de "Dulce Patria", más que dulzor hay penas y derrotas, pero también hay una lucha y sueños por cumplir. Porque tal como dice el mismo Carrasco, "hoy estoy muy seguro de que hay músicos escribiendo este tiempo. No solo cantautores, movimientos completos, como el reggae o el hip hop, tienen una fantástica conexión con la vida de la gente... No son canciones que estén tocando en las radios, pero se están tocando en las plazas, hasta en la micro...".

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