lunes, julio 03, 2017

Cómo opera la seguridad en los conciertos masivos locales

El Mercurio

Luego del atentado en Manchester, que dejó 22 muertos, los organizadores de la gira de Ariana Grande han incrementado los resguardos para su show de mañana, en Movistar Arena, y habrá 150 guardias.  

Martín Cifuentes Fuentes 

Poco más de 10 mil entradas ha vendido el show de Ariana Grande, que se realizará mañana, a las 19:00 horas, en Movistar Arena. El éxito de su segundo concierto en Chile -el primero fue en 2015, en el mismo recinto- ha sido tal, que es el único país que agotó la localidad VIP en Latinoamérica. La cantante y actriz de 24 años, que ha lanzado tres discos y es considerada una de las revelaciones del pop adolescente, llega a Santiago tras el momento más traumático de su carrera: el atentado terrorista del 22 de mayo pasado en Manchester, que cobró 22 víctimas y dejó 59 heridos al término de su concierto.

Para su presentación de mañana, desde Movistar Arena confirman que el "recinto está preparado para recibir al público con las mismas medidas de un full arena: guardias, equipo de eventos, prevencionistas y equipos paramédicos". Habitualmente eso implica 130 guardias, pero en este caso se sumarán 20 más. Una medida que va en la línea de las últimas fechas del tour "Dangerouswoman", donde se incrementó la seguridad.

"No creo que una cosa así pueda pasar en Chile", dice Jorge Ramírez, gerente general de Agepec, la entidad que agrupa a las productoras de conciertos en el país. "Lo ocurrido en Manchester no fue en el concierto de la señorita (Grande), sino a las afueras, por lo que las medidas de seguridad funcionaron perfectamente en el interior. No digo que sea imposible que suceda acá, pero tampoco que vaya a pasar", zanja.

Juan Carlos Valenzuela, gerente de operaciones y jefe de seguridad en terreno de Val Security, empresa tras la seguridad de Lollapalooza Chile en los últimos cuatro años, siempre hace la misma advertencia a quienes trabajan para él: "Les digo a mis empleadores que debemos prepararnos para lo peor, porque nadie puede decir si estamos lejanos de un atentado o una amenaza de bomba".

Al momento de realizar un evento, cada productora presenta una solicitud a la intendencia regional con la fecha, lugar, horario y cantidad de asistentes. David Morales, jefe de Seguridad y Orden público de la Intendencia metropolitana, cuenta que hace dos años dictaron una circular con nuevas normativas para espectáculos, donde se hace hincapié en la seguridad, salubridad, y se estipula que un "evento masivo" es aquel de más de tres mil personas o que, no teniendo esa cantidad, se realice en lugares que su uso habitual sea para otras prácticas (como un estadio).

Guardias privados

La historia de conciertos en Chile anota dos incidentes donde la seguridad sí estuvo en cuestionamiento: el concierto del grupo Guns N' Roses en 1992, donde murió una niña de 15 años al ser aplastada por una reja derrumbada por una multitud que intentaba entrar al Estadio Nacional, tras la tardanza en abrir las puertas; y el show de Deep Purple en 1997, en el estadio Santa Laura, cuando un grupo de asistentes subió a una torre de luces, para poder ver mejor, y los 15 metros se desplomaron sobre el público, dejando a 55 heridos.

Ambos hechos cimentaron las bases para la nueva normativa de seguridad en eventos masivos, donde se establece que debe haber un guardia por cada cien personas. Desde Carabineros afirman que la cantidad que se les solicita a las productoras es conforme a la cantidad de entradas a la venta. Porque aunque la policía uniformada es convocada para la seguridad de los eventos afuera del recinto, al interior queda en manos de la vigilancia privada: los carabineros no entran al lugar -al tratarse de un evento privado-, salvo que ocurra una emergencia.

Desde 2013 comenzó a regir una resolución en la que se puede capacitar a ciudadanos comunes, con un curso de 90 horas, que debe aprobar el OS-10 de Carabineros. "La cantidad se ha duplicado, y de mujeres se ha triplicado, por lo que el sistema ha mejorado. Pero los protocolos pueden mejorar más", matiza Jorge Ramírez, de Agepec.

"Normalmente, el rol del guardia es mitigar que te pases por la reja y no pagues. Deberían resguardar la seguridad de las personas, del artista y, en caso de emergencia, tener la facultad de indicarte la salida", define el productor general de DG Medios, Amaru Parra.

El costo de la seguridad

¿Cuánto se invierte para la seguridad en un concierto? Parra responde: "Para un Estadio Nacional, va de entre $28 millones y $30 millones, sin contar la seguridad del artista en el aeropuerto u hotel. En un Teatro Caupolicán puedes gastar entre $4 millones y $5 millones".

Lollapalooza Chile, que en su última edición convocó a 160 mil personas, tuvo a 525 guardias acreditados por el OS-10 y a otros 300 para los controles de acceso, detalla Juan Carlos Valenzuela, de Val Security, encargado de resguardar esas dos jornadas. "Como en Santiago hay un global de gente que tiene credencial OS-10 de alrededor de 400, hubo que movilizar gente de Rancagua y Valparaíso", reconoce. Según Valenzuela, cada vez que realizan un evento, las productoras deben presentar una directiva de funcionamiento, en la que precisen los implementos y facultades que solicitan para sus guardias. Él detalla que tienen las atribuciones legales "para retener a una persona y entregarla a carabineros en caso de delito".

¿Y si hay un posible artefacto explosivo? Los primeros en reaccionar son los guardias, porque están dentro del recinto. A ellos se les dice que lo primero que deben hacer es avisar a carabineros, aislar el lugar y evacuar. Desde Espacio Riesco, en tanto, especifican que su seguridad se coordina con la Municipalidad de Huechuraba, rondas de carabineros motorizados y un retén móvil.

Pero la seguridad en los eventos masivos provoca voces encontradas. Amaru Parra, de DG Medios, afirma que los guardias privados sirven de poco: "Si como público estás haciendo desmanes y llega un guardia y te agarra del brazo, lo puedes hasta demandar. El guardia, en general, es un mono con chaqueta amarilla". Y José Antonio Aravena, administrador del Teatro Caupolicán, añade: "De repente uno ve señoras que podrían ser abuelas siendo guardias (el rango es de 18 a 59 años). ¿Qué harían ellas ante un gigante que se les viene encima?".

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