Buscar varios mensajes, buscar varios caminos, buscar las sendas que nos comuniquen de alguna forma con nuestra historia perdida. Es distinto leer la historia en un libro, que sentir que la historia actual es la continuación de aquella historia. Pero nuestra patria supo de una guillotina que cortó en dos el vaso comunicante, que lo perdió, que lo hizo desaparecer. Mientras la mitad lejana trataba de seguir con la historia, esta ocurría demasiado lejos de la patria. Acá se borró el pasado, se persiguió, de amoldó de tal forma que es casi imposible darse cuenta del molde militar que nos norma en lo inconsciente, y es duro pero honesto reconocer que somos hijos de la dictadura, con todo lo oscuro que eso significa, con todos los oscuros rincones que nos dictan el diario vivir…
Desde nuestra ignorancia, buscamos el saber, y en ese saber, en esa causa investigativa, encontramos en el concierto del jueves 27 un eslabón fundamental de la cultura musical chilena; y tuvieron que pasar casi 20 años de la vuelta a la democracia para ver en que estábamos el 73, para sentir lo fundamental que significó la pérdida de la voz de Víctor Jara sobre la faz de la tierra. Fue una historia que nos perdimos, que supimos de oídas desde nuestra niñez hasta nuestra madurez, pero ese jueves se nos plantó en cuerpo y alma se nos hizo claramente como una nueva luz sobre tanta música que se nos pasó durante estos años.
A fines del ’89 el Quilapayún se nos plantó como un grupo con una historia hecha y derecha, maduro, de una calidad máxima, jamás igualada. Pero todo esto de donde venía?...
Pasaron todos estos años, para que el grupo pudiera mirar hacia atrás, y realizar en Chile el homenaje a Víctor que tanto se hizo en el exilio, pero que vuelta la democracia había quedado en el olvido. Tal vez era mas fundamental buscar un nuevo discurso, ver como renegar y volver al grupo, ver como se separan los sonidos de tantos años de música, de estar adelante sacando discos de dudosa calidad, o de ver quien es el dueño del nombre, todo esto historias mínimas frente a la deuda que quedo saldada este Jueves con Víctor.
La primera parte del concierto fue un viaje a la historia, una respiración interna, un crecimiento hacia dentro, una implosión musical que era necesaria en cuerpo y alma. Demasiado verbo para explicar un concierto de canciones por Víctor Jara?, para mi no, y no puedo encontrar ninguna otra explicación para ello, y mirándolo a un día de sucedido, es ese verbo que me hizo gritar con todo el alma después de terminar Canción Del Minero, nadie mas lo hizo, y al escucharme sentí que era yo y no lo era, lo grité con todas las ansias de gritar al escuchar directamente música que nunca pensé que iba poder escuchar en vivo alguna vez.
La formación del Quilapayún dirigido por Eduardo Carrasco fue la sgte:
Eduardo Carrasco, Carlos Quezada, Hugo Lagos, Rubén Escudero, Guillermo García, Ricardo Venegas, Ismael Oddó, Ricardo Venegas jr, Fernando Carrasco. Toda esta primera parte del concierto fue acompañada por un fondo en donde se proyectaba un exquisito trabajo visual sobre las creaciones del taller de los hermanos Larrea en fotografía y en las portadas de los discos de la Nueva Canción Chilena. Así pudimos ver que al inicio del Concierto el logo del Quilapayún se posaba sobre un arte similar al ocupado en el disco El derecho de Vivir en Paz, ver la fotografía del Quilapayún del disco Basta en alto contraste, mostrando solo las siluetas, para que después de unos minutos aparecieran los rostros de toda esa formación, una imagen que mostraba una raras figuras, pero que al ir alejándose lentamente nos decían que eran un detalle de las portadas de los discos pongo en tus manos abiertas, Basta. Un gran trabajo visual.
La entrega del conjunto fue profunda, lleno de respeto, de emoción, con palabras bien cuidadas pudimos ver en el escenario que Fernando Carrasco es un aporte de primerísimo nivel y denme el derecho a guardar en él ciertas esperanzas sobre el trabajo musical que pueda desarrollar la agrupación dirigida por Carrasco en los próximos años, un buen interprete en Guitarra, en Charango, en Quena, en voz, un músico completo, inmerso ya en un 110% en el repertorio presentado.
Tal vez si buscábamos la misma tesitura de las primeras grabaciones, no lo íbamos a encontrar, pero fue sobrecogedor escuchar todas esas interpretaciones. Canción del Soldado fue entregada en una buenísima interpretación, con una formación que no contó entre sus intérpretes a Carlos Quezada, pero el tenor tuvo a su responsabilidad la entrega de Manifiesto.
También encuentro que Eduardo Carrasco fue demasiado generoso, no debió entregar las interpretaciones de Canción para Víctor Jara, y de Con el alma llena de Banderas; el primer tema fue interpretado por Fernando Carrasco en una interpretación certera, Ricardo Venegas cantó Con el alma llena de Banderas, pero a Venegas le falta la seguridad suficiente en sus interpretaciones solistas, lo que lo aleja bastante a las versiones cantadas por Carrasco o Parada para esta canción. En esta última canción y en Paloma Quiero Contarte se produjo algo especial, fue la primera audición en Santiago de estas canciones interpretados por el Quilapayún, fue un nexo con el exilio, con la conexión, con el mostrar parte de la vida que muchos aún no conocen, cuanto material de aquella época aún no se interpreta en Chile?, cuanto aún queda por recorrer?
Para entregar las últimas 4 canciones se subió al escenario el Inti histórico que no contó entre sus filas a Salinas padre ni Ball y también el escenario recibió a Joan Turner. Esta primera parte comenzó cerca de las 21.20 y terminó cerca de las 22.45.
Realmente fue sobrecogedor, el concierto pudo haber sido solo eso, nada más, y no hubiera perdido nada.
La segunda parte, fue la parte débil, no por sus interpretaciones, ya que todas estuvieron ajustadas, pero no había una nueva propuesta dentro del repertorio, 11 canciones escuchadas y re escuchadas desde el 2007 a la fecha. Lo mas novedosos, fue la interpretación de ventolera el cual contó en Charango a Horacio Durán-Hugo Lagos-Rubén Escudero- Fernando Carrasco, mientras RV dirige al publico con las palmas; y una nueva versión de la Batea
Lo que le falta al Quilapayún, y formación que quiera toma el guante, es homenajear o hacer programas centrados en
1. repertorio antes del 73
2. repertorio del exilio
3. repertorio de la renovación en el exilio
y ahí podremos cerrar el circulo, solamente ahí nuestras almas podrán estar un poco mas completas.
La agrupación de Carrasco mostró una presentación maciza, camino a la recuperación histórica de la música nacional.
1Ra Parte:
>
> Presentación
> Canción del Minero
> Somos Pájaros Libres
> Plegaria a un Labrador- Guillermo García
> Tururururu -Versión original
> Te recuerdo Amanda- Guillermo García
> Canción del Soldado- Formación sin Carlos Quezada
> Manifiesto- Carlos Quezada
> Canción para Víctor Jara-Fernando Carrasco
> La Cocinerita- Ricardo Venegas- Hugo Lagos
> Paloma quiero contarte- Hugo Lagos-Carlos Quezada
> Herminda de la Victoria- Ismael Oddó
> Con el alma llena de Banderas- Ricardo Venegas
> La Partida- Con Inti Historico
> Vientos del Pueblo- con IH
> Tinkú- con IH
> El aparecido- con IH
>
>
> 2da parte:
> Siempre
> A California me voy
> Premonición a la muerte de JM
> Quita Hurpillay
> Ventolera
> Tio Caimán
> Vals de Colombes
> Donde está la que quiero
> La muralla
> La Batea- Versión 2009
> El pueblo Unido
Este es un blog que tiene como misión recopilar información o noticias sobre música chilena, la Industria musical y la industria cultural de nuestro país aparecida en diversos medios de comunicación. Por lo tanto los textos son propiedad de los medios y de los periodistas que encabezan cada nota.
domingo, agosto 30, 2009
domingo, agosto 23, 2009
Canciones Salvajes. 2009
La música esta abierta, esta abierta de par en par, y es difícil sentirse seguro de esto al existir tanta historia musical, tanto registro, que nos dicen inconscientemente que todo está creado, que todo está escrito. Pero está en el papel de los verdaderos creadores encontrar las vías perdidas, entre tanto camino seguro, en mostrarnos los nuevos horizontes de desarrollo. Siempre se puede hacer algo más.
Nada más falso entonces a estas líneas que decir que la Nueva canción Chilena está muerta, existe y esta viva, y una experiencia concreta de esto son las Canciones Salvajes de Patricio Wang- Winanda del Sur- Coro Mixto y conjunto instrumental.
La Nueva Canción Chilena se caracteriza principalmente por abarcar sentidos, ritmos latinoamericanos como propios, por buscar un desarrollo y una conexión entre la música popular y la docta y esta obra resulta un eslabón fundamental y profundo dentro del camino de esa conexión que se abriera hace años con la cantata Santa Maria.
En este disco se funde la poesía de Pablo Neruda, con la música de Patricio Wang, músico con vasta experiencia dentro del desarrollo de la Nueva canción, además de contar con la formación de creador de música de concierto; con lo cual entrega obras consistentes, cada una con un desarrollo dramático, con interesantes líneas melódicas mientras se pasea por diversos ritmos latinoamericanos, con cuidados arreglos para cada uno de los interpretes vocales e instrumentales.
Cada obra nos asemeja un Neruda tectónico, tan profundo como las raíces de la cordillera, ahí, el aposento de nuestros dioses que duermen. Neruda en vida tuvo mucho de terrenal, mucho de errores, de pecados mortales que desmoronaron su carne, pero nada más divino que su poesía, su verbo, que es la verdadera justificación para la existencia terrena de su carne. Un verbo que toma todo el continente desde su nadir a su morir, y en cada ritmo latinoamericano muestra el afluente de su pasión, de su sabia continental. Y esa profundidad de su poesía es el mensaje de América en su letra, y ahora en música.
No es una obra sencilla, pero requiere sencillez al oírla, necesita una disposición para viajar, para descubrir, para dejarse llevar por los cauces sonoros de América, y también para descubrir con cierta sorpresa que la mejor música de la nueva canción chilena se este dando en Europa, con músicos del mundo. Tal vez la nueva canción dejó de ser chilena, y es América en el mundo, en verbo, en sonido, en poesía, la continuación de nuestros ríos que han bañado los mares del plantea con nuestro sentir.
Y resultara curioso cada día que pase, antes que estas obras sean editadas, oídas, interpretadas en nuestra América, en nuestro Chile. Tal vez Chile y América están en otra parte.
Y en este disco hay tanta sangre, tanto río, tanto verbo americano que se agradece poderlas oír este 2009.
Hay una entrevista realizada por Radio Nederland, la caul se puede escuchar on line. ver aqui
Nada más falso entonces a estas líneas que decir que la Nueva canción Chilena está muerta, existe y esta viva, y una experiencia concreta de esto son las Canciones Salvajes de Patricio Wang- Winanda del Sur- Coro Mixto y conjunto instrumental.
La Nueva Canción Chilena se caracteriza principalmente por abarcar sentidos, ritmos latinoamericanos como propios, por buscar un desarrollo y una conexión entre la música popular y la docta y esta obra resulta un eslabón fundamental y profundo dentro del camino de esa conexión que se abriera hace años con la cantata Santa Maria.
En este disco se funde la poesía de Pablo Neruda, con la música de Patricio Wang, músico con vasta experiencia dentro del desarrollo de la Nueva canción, además de contar con la formación de creador de música de concierto; con lo cual entrega obras consistentes, cada una con un desarrollo dramático, con interesantes líneas melódicas mientras se pasea por diversos ritmos latinoamericanos, con cuidados arreglos para cada uno de los interpretes vocales e instrumentales.
Cada obra nos asemeja un Neruda tectónico, tan profundo como las raíces de la cordillera, ahí, el aposento de nuestros dioses que duermen. Neruda en vida tuvo mucho de terrenal, mucho de errores, de pecados mortales que desmoronaron su carne, pero nada más divino que su poesía, su verbo, que es la verdadera justificación para la existencia terrena de su carne. Un verbo que toma todo el continente desde su nadir a su morir, y en cada ritmo latinoamericano muestra el afluente de su pasión, de su sabia continental. Y esa profundidad de su poesía es el mensaje de América en su letra, y ahora en música.
No es una obra sencilla, pero requiere sencillez al oírla, necesita una disposición para viajar, para descubrir, para dejarse llevar por los cauces sonoros de América, y también para descubrir con cierta sorpresa que la mejor música de la nueva canción chilena se este dando en Europa, con músicos del mundo. Tal vez la nueva canción dejó de ser chilena, y es América en el mundo, en verbo, en sonido, en poesía, la continuación de nuestros ríos que han bañado los mares del plantea con nuestro sentir.
Y resultara curioso cada día que pase, antes que estas obras sean editadas, oídas, interpretadas en nuestra América, en nuestro Chile. Tal vez Chile y América están en otra parte.
Y en este disco hay tanta sangre, tanto río, tanto verbo americano que se agradece poderlas oír este 2009.
Hay una entrevista realizada por Radio Nederland, la caul se puede escuchar on line. ver aqui