El Mercurio
El músico, ex Electrodomésticos y ex controlador aéreo, estrenó un nuevo disco: "Dejá vù", una colección de 12 covers en clave de bolero -desde canciones de Pink Floyd a Boy George- y pronto debutará en el cine en la película "No", de Pablo Larraín, interpretando a Jaime de Aguirre, ejecutivo de TV y compositor autor del jingle de la campaña política. Carlos Cabezas -vanguardista por excelencia, visionario por vocación- se cruza con el pasado propio e histórico, y comienza a recordar cómo sobrevivió a los 80 y a sí mismo.
Emilio Contreras
El hábitat físico de Carlos Cabezas es como su voz: lúgubre y con eco permanente. Un perro labrador lo vigila desde afuera, y adentro, una luz tenue ilumina cada mañana la misma escena: la introspección oriental del músico, rodeado de consolas, teclados y computadores, con la mente puesta en la próxima melodía, en la siguiente canción. Pasa 12 horas encerrado. Se levanta a las 7 en punto y a las 8 y media parte su rutina, donde ensaya, compone y planifica. En las paredes de su casa no hay cuadros ni fotos. Tampoco símbolos que lo hagan pensar en épocas pasadas.
A Carlos Cabezas le importa mirar el presente, aunque su música diga otra cosa.
Por estos días suena en las radios el primer single ("The Captain Of Her Heart") de su nuevo disco -"Dejá vù", sello Oveja Negra-, un cover del dúo suizo Double de 1986 que Cabezas reconstruyó desde el bolero. Este es el cuarto disco como solista y el segundo que lo retrata mirando sonidos del pasado. "Dejá vù" es una selección de 12 covers en clave bolero, que fueron grabados en una sesión en vivo que se realizó el 14 de diciembre de 2011 en el edificio donde alguna vez funcionó el Instituto Chileno Francés de Cultura y que el próximo año se transformará en el nuevo Liguria. La propiedad hoy es de los hermanos Marcelo y Juan Pablo Cicali, ambos amigos cercanos.
"Este disco tiene mucho que ver con ese lugar, con la visión de ellos de recuperar los espacios históricos, cierta memoria histórica, con los términos de lo que significa un bar en la vida de las personas. Porque es en un bar donde ocurren expresiones artísticas, intensas", dice.
"Dejá vù" es un disco que reúne versiones de canciones de Pink Floyd, The Beatles, Otis Redding, Elton John, Nine Inch Nails, Los Hermanos Zabaleta y Boy George, entre otros. La banda que lo acompañó esa noche en Lastarria (y la que lo hará en sus próximas presentaciones en vivo) es La Orquesta del Dolor, integrada por Edita Rojas (baterista en Electrodomésticos), Camilo Salinas y Fernando Julio (Los Bipolares, Inti-Illimani Histórico), Ángelo Pierattini, Juan Contreras y Jaime Segovia, quien oficia de director musical.
"Dejá vù" es sólo una continuación de la búsqueda que Cabezas inició en 2010. El primer acercamiento con el bolero ocurrió con "Has sabido sufrir", el álbum que también grabó en vivo y que lo acercó al sonido de los 50. Porque de un tiempo a esta parte, Carlos Cabezas (56 años, músico, productor, controlador de tránsito aéreo durante nueve años en los aeropuertos de Pudahuel y Cerrillos) hizo algo poco común en su hoja de ruta: se acercó al pasado. A los sonidos de la infancia y al sufrimiento visceral del bolero, una sensación que lo ha acompañado en las letras de Electrodomésticos y en las melodías de su brillante trabajo solista, siempre con el "sello Cabezas" incólume.
"Todos los boleros que he hecho son distintos, pero siempre hay una identidad bien propia. Una marca clara de lo que somos nosotros haciendo boleros", dice.
Carlos Cabezas, hombre que no le gusta la política ("ni antes ni después"), que no le gusta perder tiempo, que no le gusta estancarse, habla de boleros y se relaja. Se ríe. Y deja entrever su nostalgia.
NO. Cabezas comenzó tarde. A los 31 años recién editó su primer disco con los Electrodomésticos, "Viva Chile", en EMI, en el marco del proyecto que impulsó el sello para fichar bandas independientes de la época. Años antes, las grabaciones de los ensayos de la banda se paseaban entre los círculos de artistas de Santiago, sonaban en exposiciones, se transmitía por el boca a boca. En esa época, Cabezas era controlador aéreo: trabaja en la torre de control de los aeropuertos, hacía turnos nocturnos y diurnos y juntaba dinero para comprar instrumentos.
"Cuando hacía turnos de noche, después tenía dos días libres. Fue importante hacer eso, porque pude dedicarme a tocar con los Electrodomésticos. Ese trabajo me ayudó. Además de estar en el aeropuerto te incentiva a viajar, y viajar siempre va a ser bueno", recuerda.
Electrodomésticos grabó dos discos antes de su primera separación. Ya en 2004 llegó el tercero, "La nueva canción chilena" y este año planean editar la cuarta placa.
Pero Carlos Cabezas nunca se sintió músico; para él, nunca fue una posibilidad. Un viaje a Londres en 1984 lo incentivó a creer en sus capacidades, pero el proceso fue lento. Su fascinación por la electrónica lo ayudó: a su primera guitarra le instaló cápsulas eléctricas, y en esa búsqueda se acercó a sonidos que en Chile eran asociados al underground. Carlos Cabezas nunca quiso ser masivo.
"Siempre he creído que lo mío en la música se dio gracias al contexto que viví, porque de otro modo hubiese sido difícil que se hubiera generado un espacio para nosotros. Tocábamos con baterías programadas, porque conseguir un baterista era difícil, y meter una batería en un local era imposible. El contexto cultural nos ayudó mucho", dice.
Y Carlos Cabezas no tiene nostalgia de ese contexto. Nunca sintió apego a los 80. Y a pesar de que considera normal que la industria quiera rememorar cada tanto la época, el músico no pudo rechazar la oferta que le hizo Pablo Larraín.
El director le ofreció un cameo en "No", la película ganadora de la Quincena de Realizadores de este año en Cannes. El papel, en un comienzo, consistía en una aparición en una fiesta de la época, donde Cabezas interpretaría "Love will tears us apart", de Joy Division, la misma que en el reciente "Dejá vù" el músico llevó al bolero. La escena no quedó en el largometraje, pero Larraín le propuso otro desafío.
"Pablo se entusiasmó. Dentro de la película figuraba el tipo que inventó la canción del No, que en la realidad es Jaime de Aguirre, pero que en la película aparece con otro nombre, y eso tenía que aparecer sí o sí. Y ahí me pidió hacer ese rol. Aparece pocos segundos, presentando la melodía y la letra".
No es la primera vez que el cine y Carlos Cabezas se cruzan: ha sido el compositor de las películas del Rumpy ("Grado 3", "El Chacotero Sentimental", "Radio Corazón") y compuso con Álvaro Henríquez la banda sonora de "El Desquite". Ahora en "No" también colaboró.
"Esta película es un aporte y es interesante lo que plantea: nadie creía que iba a ganar el No. Es un aporte para la discusión que tenemos y que nos tiene en este estado de crispación y bloqueo; después de tantos años no conseguimos salir de eso".
En 1988, Electrodomésticos tenía dos discos editados y miraban la campaña del No desde el under. No tenían esperanzas de un triunfo y nadie los llamó para participar de la franja electoral. Eran bichos raros. Carlos Cabezas era visto como la oveja negra de la industria: en época de bandas, él prefería los samplers; en época de bateristas, él usaba bases programadas; en la época de "La voz de los 80", de Los Prisioneros, él apostaba por la protesta sónica.
"No era ni soy muy político, entonces nos alejábamos de esa manera de decir las cosas. Pero le poníamos esfuerzo, haciendo lo mejor que podíamos en términos políticos. Era una manera nueva de demostrar las cosas, sonar algo que venía de afuera. A la gente le pasaban cosas escuchando esa música".
En la época de Electrodomésticos no existía internet, pero sí toques de queda. Cabezas conoció tarde a sus pares. En el circuito corrió solo, sin bandas que le hicieran el peso en la búsqueda sonora. Y desde ese 1986, cuando se editó "Viva Chile", Carlos Cabezas galopó sin detenerse hasta 2012. "Antes no había metodología, ni industria, todo tenías que inventarlo. Llama la atención que cuando cambió esto y están los métodos y maneras para hacer mejor las cosas, todo siga siendo difícil".
Carlos Cabezas, sentado en su estudio, hace un gesto: se tapa la cara con la mano. Está incómodo, habló demasiado de los 80. Y vuelve al presente y al corto plazo, donde se siente cómodo. El 11 de agosto se presentará con Electrodomésticos en Club Chocolate, en compañía de Fulano, y ya está programando fechas para presentar en vivo "Dejá vù". Por ahora, el lanzamiento se hará en el Liguria de Manuel Montt, el 30 de julio. Quiere sacarles provecho a las nuevas canciones.
Y en ese mismo énfasis se despide rápido, cierra la puerta y se vuelve a encerrar en su templo. El lugar donde la nostalgia nunca estuvo permitida.
Emilio Contreras.