El Mercurio
Nació en 2008, como una canción. Hoy es el último éxito infantil en Youtube. Los videos del perro Chocolo ya acumulan más de un millón de suscriptores en toda Latinoamérica y los niños chilenos agotan sus shows y productos.
La casa de un piso es amplia y silenciosa y se ubica en la calle Simón Bolívar, a pocas cuadras del cine Hoyts de La Reina. Adentro está decorada con restos de una escenografía de colores alegres, platos de cartón para cumpleaños infantiles y peluches y figuras del perro Chocolo, el fenómeno infantil y chileno de Youtube. Es casi como que la casa grita que adentro vive un niño, pero eso no es así. Adentro, sentados en un sofá, tomando café, están Elizabeth Carmona y su marido, Patricio Gamonal, recordando cómo fue que llegaron aquí y cuentan que hace nueve años inventaron, con una canción, la historia de un perro llamado Chocolo que no sabía qué ritmo quería bailar.
Aunque antes de eso, quizá habría que presentarlos un poco más. Elizabeth Carmona (46) y Patricio Gamonal (47) se conocieron cuando estudiaban Publicidad en el Duoc. Él venía de Quilpué; ella, de Las Condes.
-No teníamos ramos juntos -dice Carmona-. Pero después nos presentaron. Yo le dije que como él era Gamonal y yo Carmona, ambos teníamos una mona metida en el apellido. Y que por eso me iba acordar de él. Pero fue solo eso.
Pasaron los años. Se graduaron y empezaron a trabajar. Recién ahí Elizabeth Carmona volvió a saber de él.
-La llamé por teléfono porque se ganó un concurso de publicidad que auspiciaba una marca de mayonesas. Vi el resultado y me pareció muy bueno, así que la invité a trabajar conmigo -explica Gamonal.
En 1996, ambos fundaron la productora Atiempo. Comenzaron trabajando en campañas de marketing para minería y en el diseño de páginas web para empresas, pero debajo de esos proyectos había otros intereses que Elizabeth postergaba. Ella, dice, siempre había tocado la guitarra, cantado y admirado el trabajo de Mazapán. Así que un día hizo una canción sobre una tortuga llamada Taruga. Patricio Gamonal la complementó con animaciones digitales e hicieron un disco con esos registros que postularon a un fondo del Consejo Nacional de Televisión en 2001.
-A veces hay instantes en que tu vida cambia -dice Carmona.
El proyecto de la Tortuga Taruga se ganó el fondo y fue transmitida entre 2002 y 2003 por Canal 13. No fue el único: en los años siguientes sacaron series como El ojo del gato, Recórcholis y corchito, además de "La cueva de Emiliodón". Fueron emitidos en canales como Canal 13, UCV-TV y TVN. Pero esa experiencia no fue lo que imaginaron. No tenía que ver con las dificultades tecnológicas, y que en muchas ocasiones tuvieron que amanecerse trabajando para cumplir con las entregas. Ocurría algo más.
-Hubo series donde, por cumplir el compromiso con el Consejo Nacional de Televisión, nos programaron a las ocho y media de la mañana y era frustrante. Porque eran series en las que trabajamos dos años y nos ponían en un horario en el que era difícil no sacar un rating bajo -recuerda Gamonal.
-Cuántas veces nos dijeron que era porque los preescolares ya no vendían en la televisión. Me mataba cuando los ejecutivos de los canales me decían eso: que el niño no compra, que no tienen poder de decisión -agrega Carmona.
Paralelamente, Elizabeth Carmona y Patricio Gamonal tenían una relación de pareja. Se casaron en 2008: el mismo año en que nacería el perro Chocolo.
Recordar al perro
Un amigo músico les contó de un concurso organizado por el Ministerio de Desarrollo Social, para un programa llamado Chile Crece Contigo. Había que crear un disco con 12 canciones para que los padres jugaran con sus niños. El tema tocaba de cerca a Elizabeth y Patricio, que querían tener hijos. Por eso, y por la oferta de ayuda de ese amigo músico, aceptaron. Elizabeth estaba sentada, trabajando en las canciones, cuando se acordó de un personaje que conoció cuando ella tenía 7 años:
-Yo tenía en el barrio un perro quiltro café que se llamaba Chocolo, que era el típico perro que tiene dueño, pero anda todo el día en la calle a la venia de los vecinos. Nosotros le dejábamos agua y comida. Recuerdo que era viejito y que otros perros le pegaban, pero siempre parecía que estaba sonriendo. No sé por qué razón, pero haciendo el disco volví a acordarme de ese perro.
Como el disco tenía que incentivar a que los niños jugaran, mezcló ese recuerdo con otro más: las noches de febrero en que su familia se reunía a ver el Festival de Viña por televisión y ella y sus primos bailaban todo lo que sonara sobre ese escenario. Así nació "El baile de Chocolo", la tercera canción del discoJuguemos en el campo, que cuenta la canción de un perro que quiere bailar, pero no sabe qué ritmo elegir.
-Yo se la mostré al Pato y me dijo que no le gustó -dice Carmona.
Cuando lo cuenta, Patricio Gamonal se ríe y le contesta:
-Pero no diga eso, que están grabando. Yo dije que era muy larga.
-Me dijo que era muy rara la canción y yo le dije no, si es divertida, Pato. Lo sé.. Cuando fuimos a grabar con los músicos y empecé a ver que nos moríamos de la risa, yo dije esta canción va a ser súper divertida. Yo creo que ha sido el día en que más me he reído -explica ella.
A pesar de que llenaron mal la ficha de inscripción, la gente del ministerio pudo contactarse con ellos para contarles que habían ganado. El programa Chile Crece Contigo regaló 10 mil copias de ese disco en consultorios y jardines infantiles de todo el país. Así fue como el perro indeciso comenzó a ser conocido. El paso siguiente fue cuando desde el mismo ministerio, dice Patricio Gamonal, les pidieron videoclips de todas las canciones. La idea era sacar un disco interactivo. Eso los obligó a imaginar un Chocolo animado.
-Pasamos por hartos dibujos de perros, incluso la primera versión tenía un parche en el ojo. Yo le decía a Patricio que tenía que tener los cachetes redonditos y los ojos muy separados. Tenía que verse grande, pero seguir siendo chico, como un adulto que no madura -dice Elizabeth Carmona.
La pareja también se preocupó de que los videos fueran atractivos para los niños. Usaron voces simpáticas con un español neutro para los personajes y trataron de que la edición fuera dinámica, con canciones que no se extendieran demasiado y pudieran atrapar la atención. Además, hay, agrega Carmona, un factor más.
-Los colores son algo fundamental porque hay niños chiquititos que no entienden el lenguaje, pero se quedan pegados con eso: la imagen. Igual hay personas que me han dicho que cuando canto, mi voz es como de una mamá.
El disco interactivo siguió repartiéndose por Chile. Un día, en 2009, vieron que un usuario de Valparaíso había subido el videoclip de El baile de Chocoloa Youtube. Ese mismo año se hicieron un canal en esa página para agrupar todo su contenido.
-A nosotros nos pareció interesante que alguien subiera el video. Con el tiempo ese video tuvo un millón de visitas. Ahí nos llamaron desde España -explica Gamonal.
La empresa era Familyes, una administradora de contenido en línea que les ofrecía posicionarlos dentro del nicho de los videos infantiles y ser sus intermediarios con Youtube, a cambio de una comisión de la recaudación que recibieran por las visitas. Después de algunas negociaciones, comenzaron a trabajar juntos formalmente en junio de 2012. Oscar Ortiz, vocero de Familyes, explica en términos simples por qué su compañía se fijó en Chocolo:
-Lo consideramos como uno de los canales infantiles con mayor potencial en Latinoamérica. El contenido del Perro Chocolo tiene todo lo que un padre busca para su hijo y todo lo que un niño quiere ver, debido a que está muy inclinado no solo al entretenimiento, sino también a reforzar conocimientos vitales como los números, las letras, los colores, o incluso hábitos como el lavado de los dientes y manos.
Con esa alianza, las visitas a sus videos del perro Chocolo empezaron a subir. Según Elizabeth Carmona, antes se emocionaban cuando tenían tres mil en un día. Hoy, dice, esa cifra puede subir hasta el millón y todo eso sorprendía. Porque a pesar de no tener hijos, Gamonal y Carmona parecían saber exactamente cómo descifrar qué querían ver los niños.
-No tenemos hijos, pero tenemos sobrinos -dice Elizabeth.
Y después dice algo más.
-De verdad que si no tengo hijos, no es porque no haya querido tenerlos.
Nace una estrella
Cuando vieron que Chocolo podía tener éxito afuera, Elizabeth y Patricio apostaron por viajar a ferias internacionales para ver si podían meter a Chocolo en otros mercados. Tuvieron éxito en algunos casos, como en cadenas de Venezuela y Puerto Rico, pero en general, dice Gamonal, la experiencia fue "un tanto decepcionante":
-Vimos a miles y miles de otras compañías con 100 capítulos y nosotros teníamos 25. Fue un shock. Nos dimos cuenta de que antes de triunfar afuera, primero había que hacerlo en Chile. Cuando presentábamos la serie, nos preguntaban qué resultados habíamos tenido en nuestro país. Y aún no teníamos resultados acá. Tuvimos que salir para entender que primero había que hacer la pega aquí. Y en eso estamos. Hoy 45 por ciento de las visitas de nuestro canal son de Chile.
Un paso importante para eso fue hacer espectáculos en vivo. El primero que recuerdan, fue el 2014 en el Buin Zoo. Elizabeth dice que los organizadores les preguntaron si eran igual de populares que Cachureos y ella no supo qué responder. Solo quedó tranquila cuando vio que el día de la presentación, el zoológico se llenó de niños y sus padres. Lo mismo pasó al año siguiente en un festival costumbrista en Río Bueno, en Paris Parade el año pasado y en el teatro Teletón este año. Los mismos niños de hasta 6 años que habían recibido el disco de Chile Crece Contigo, pensaban Carmona y Gamonal, seguían cantando las canciones y yendo a los shows. Los mismos, pensaba Elizabeth, que después le escribían mensajes a Chocolo en Facebook y que ella contestaba como si fuese el perro. Haciendo eso ella aprendió que muchos padres y abuelos usaban a Chocolo como una herramienta para calmar a los niños:
-Entiendo a los papás. A veces están cansados, quieren un poco de tiempo y esto es una herramienta importante porque el niño se tranquiliza. Se queda mirando los videos y no llora. Algunas mamás incluso me dicen que sus hijos no comen si no le ponen al Chocolo. Yo les digo que está bien, pero que Chocolo tampoco es la nana. La idea es que los niños no estén todo el día con el dispositivo.
El boca a boca de este perro que hipnotizaba a los niños fue lo que llevó a Shai Agosin hasta ellos. Agosin lidera una empresa que desarrolla productos licenciados de ciertas marcas. Hace poco más de un año buscaba algo parecido a la Gallina Pintadita, cuando le contaron sobre Chocolo.
-Le vimos un potencial gigantesco. Ser una marca en expansión y que además sea local, chilena, le da cierta ventaja en relación a otras marcas internacionales. Que los niños chilenos quieran celebrar su cumpleaños con platos y vasos del perro Chocolo habla del cariño que le tienen -dice Agosin.
El último reconocimiento fue en agosto de este año, cuando se ganaron el Botón Dorado: el premio que da Youtube a un canal cuando alcanza el millón de suscriptores. Hoy su canal, Atiempopreescolar ya tiene 1.226.370 suscriptores y ha sido visto 928.582.242 veces, convirtiéndolo en el quinto canal de Youtube más visto de Chile. Esos números de sus videos les permitieron facturar unos 100 mil dólares el año pasado, dicen en la productora.
Esas cifras para Antoine Torres, gerente de contenido de YouTube Kids para Latinoamérica, tienen un significado evidente:
-Es una verdadera validación por la misma audiencia de que el contenido que crean es valioso para las familias chilenas y que está adaptado a sus modos de consumo.
Elizabeth y Patricio finalmente nunca pudieron tener hijos. Aun así, según ella, a pesar de lo sensible que es el tema, trabajar pensando en niños la ha llevado a buscar consuelo de otra forma:
-Trato de encontrar la felicidad en los hijos de los demás. Como cuando por Facebook alguien me dice que su hijo se duerme escuchando canciones del Chocolo. La alegría de los niños de otras familias, también la siento como mía. Como si fueran mis niños. Por eso, además, hay una cosa especial detrás de hacer una canción para los niños cuando están enfermos. Porque es como una canción que, yo pienso, a lo mejor se la cantaría a un hijo.