miércoles, agosto 09, 2006

Geografía de la tonada, según Margot Loyola

Ester Soré “vistió la tonada popular de seda y terciopelo, de traje largo y flores en el pelo”. Doña Blanca Tejeda de Ruiz, con voz cuidada y académica, la interpretó con acompañamiento de piano en elegante salón y doña María Concepción Toledo la aprendió en plena trilla.
Son algunos de los testimonios que rescata Margot Loyola en su libro “La Tonada, Testimonio para el Futuro”

Por Carmen Mera O.
“Fui acumulando dentro de mi tantas y tantas tonadas que hoy podría llenar una carreta”. Es la afirmación que hace Margot Loyola como punto de partida para escribir su libro “La Tonada, Testimonio para el Futuro”, que recientemente vio la luz editorial, y que constituye otro aporte al patrimonio folclórico, con cd incluido, de esta recopiladora, investigadora y cantante.
Mejor dicho “cantora”, como lo especifica en el prólogo el profesor Carlos Miró Cortez. “Cantora, con una formación docta y popular -reafirma-, una síntesis que armoniza de manera perfecta”.
“Esta es una memoria, porque está cimentada en vivencias adquiridas desde las cantoras hacia mí -asegura la artista y de mi hacia ellas. Estas letras y melodías, pasadas por mi propio cuerpo y el corazón, me han ido cambiando, acercándome al meollo del fenómeno musical y social de la tonada, hasta desembocar en un análisis esquemático”.
Con el apoyo del Fondo Fomento Nacional del Libro y la Lectura y la Universidad Católica de Valparaíso, que le ha concedido el grado de Doctora Honoris Causa, la publicación reúne historias de vida, letras y partituras, análisis y caracterización de la tonada.
Todo, enriquecido por tres discos compactos con grabaciones en terreno realizadas por la también docente en sus entrevistas de investigación; las voces precursoras que llevaron la tonada chilena a la ciudad y la interpretación de temas inéditos, hasta ahora guardados sólo en la memoria de la Premio Nacional de Arte, Mención Música.
Este material, que data de 1940, recoge las historias personales de las entrevistadas, la selección de las distintas interpretaciones que pudieran reflejar los estilos y matices que adopta la tonada; la transcripción de las letras y la esquematización de las partituras.
Según han indicado expertos, entre ellos el profesor Carlos Miró, la obra constituye el “estudio más completo y riguroso que se haya realizado en el país”, una expresión popular de alcance nacional y el género musical más importante en nuestro país, fundamentalmente femenino.

De la trilla al terciopelo

“Artesana y amasandera, meica, santiguadora y rezadora, buena bailarina de cueca, guitarrera y proverbial cantadora de tonadas, ella representa para mi el prototipo de la mujer de estirpe campesina”. Es la forma de describir que tiene Margot, por ejemplo, para doña María Concepción Toledo, oriunda de Rari, una mujer “siempre amarrada al canto” y que, como cantora, tuvo su mejor escuela en la trilla.
Este y otros testimonios de otras doñas como Francisca González y Juana Chávez y de don Macario Muena, están contenidos en el capítulo “Memorias de vida”, en tanto que personajes como Esther Soré asoman en la sección “Precursores del Cantar Criollo” y a quien responsabiliza de haber “vestido la tonada popular de seda y terciopelo, de traje largo y flores en el pelo”.
Agrega Margot que Ester Soré, Marta Yupanqui ante el Registro Civil y “la Negra Linda” para su público, “dejó una propuesta innovadora, un camino por donde más tarde transitarían artistas de la talla de Margarita Alarcón, Silvia Infantas, Carmencita Ruiz y Aída Salas”.
El sereno de mi calle/ tiene una voz tan bonita/ que cuando grita ¡las ocho!/ el corazón me palpita/. Son versos de la tonada “El sereno se mi calle”, que una porteña del Cerro Florida de Valparaíso le entregara a Margot Loyola, y que a menudo interpretaba Gabriela Pizarro. Es parte de un pequeño homenaje que la autora rinde a esta amiga y discípula ausente.
A la hora de los recados, no duda: “Te necesitamos para unir fuerzas, Gabriela. Este mundo está al revés, como decía mi comadre Violeta. ¡Si la ves, dile que nos están ignorando, que la música de los silencios ya no se oye, que los ojos ya no ven, que el avance tecnológico está secando manantiales y quitándonos en al aire, dile que el hombre se alejó de Dios!”
“En un país acostumbrado al sonido brillante y vibrante del estilo criollista, ella sonaba extraña”, dice en alusión a otra amistad que partió: Violeta Parra. “Con su voz de contralto y timbre algo oscuro, nos llevaba de golpe al dolor de la tierra. En ella no había alegoría ni paisajes bucólicos, sino una mezcla de desgarro y esperanza”.

Cantante y no cantora

Margot afirma que habitualmente las cantoras provenían del campo y que su formación generalmente la constituía el aporte de otra mujer de la familia que le entregaba repertorio.
No es el caso de doña Blanca Tejeda de Ruiz, soprano que habitaba en una señorial casa de Avenida Matta en Santiago. “Ella venía de otro estrato -detalla Margot- y eso se podía apreciar a simple vista, ya fuese en la sobriedad de su vestuario, la elegancia de sus abalorios o la expresión augusta de su semblante”. Así, con voz cuidada y académica, interpretó la tonada con acompañamiento de piano y la llevó al elegante salón, casi con voz operática, pero no por ello, menos chilena.

También ellos

*En Chile de conoce la tonada como un género musical cantado, interpretado preferentemente por voces femeninas.
Margot Loyola apunta que de función eminentemente festiva, aunque también religiosa, ha caminado junto a la guitarra, su instrumento preferido. Pero también se le ha llamado “esquinazo” o “tonada de saludo”, “parabienes”, dedicados a los novios en su día de bodas; y a veces “tonadas al Niño Dios”, ofrecidas en época de Navidad.
Tiene sus dominios en el centro del país, en las provincias de Colchagua, Maule y Ñuble, en la VI, VII y VIII regiones, respectivamente. Sus principales elementos configurativos en música y texto debieron llegar a Chile con familias españolas durante el período colonial y que a través del tiempo adquiere un sello de chileno.
* La autora de este libro también alude a la importancia de las voces masculinas que aportaron al conocimiento y difusión de la tonada. Se cita la obra del musicólogo Juan Pablo González, “Clásicos de la Música Popular Chilena 1900-1960” la que destaca omo grupos señeros del cantar criollo a Los Cuatro Huasos, Los Huasos Quincheros, Los Provincianos, Los Cuatro Hermanos Silva, Los Hermanos Lagos y los dúos masculinos Molina-Garrido, rey Silva y Leal del Campo, entre otros.
* Otra variedad es la “tonada pregón”, basada en la creación de cantos de pregoneros. Por ejemplo, “El Naranjero”, Donato Romñan Heitman, “El Yerbatero”, de Nicanor Molinare, “La Castañera”, de las Hermanas Cabrera, “El Motero”, de Raúl Gardy, “La Feria de Chillán”, de Elena Carrasco, y “El Tortillero”, tonada tradicional.

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