¿Dónde están las raíces de la música chilena del siglo XXI?
Escuchar a los cantautores chilenos actuales puede ser algo desconcertante para quien busca raíces folclóricas evidentes en ellos, como se podían encontrar en las generaciones anteriores. El ciclo de Cantautores, Autores y Poetas, de la Universidad Católica, ayuda a preguntarse qué ha pasado con nuestras raíces folclóricas, en una música que ahora empieza a ser llamada, simplemente, folk.
Juan Pablo González Universidad Católica de Chile
En países de alto consumo de música extranjera como el nuestro, los fenómenos de mezcla e hibridación han estado a la orden del día, llegando incluso a afectar el propio concepto de "raíz folclórica", el que ha servido de marco legitimador para las mezclas desarrolladas por los músicos chilenos desde mediados de los años setenta, ampliado tanto el concepto de folclore como el de raíz.
Dentro de la permanente tendencia a incorporar músicas del mundo a nuestra práctica y consumo musical, dos nuevas tendencias en la expansión de las raíces folclóricas marcarán la escena musical local de la primera década del nuevo siglo. La primera y más visible aparece con la llegada de una tercera generación de cantautores, como Francisco Villa, Manuel García, Chinoy, Camila Moreno, Gepe y Nano Stern, entre otros. Sus raíces serán ahora hidropónicas, pues no necesitan de un territorio donde enraizar, más bien se nutren libremente de un folclore globalizado. Con ellos, las raíces comenzarán a ser una opción personal más que colectiva, con redes sociales de opciones personales, que encuentran en la música su manifestación más efectiva para tejer comunidad desde los márgenes sociales y la divergencia.
La segunda tendencia surge de la práctica musical vinculada al teatro. La fuerza de la escena teatral independiente en los años noventa y su interés por el arte circense, el teatro callejero, el pasacalle y el carnaval hicieron que las nuevas compañías privilegiaran la música en vivo en sus montajes. Revivían la comunidad artístico-productiva autónoma de antigua data, ahora apoyada por fondos públicos. La apertura de las compañías teatrales independientes hacia el mundo popular favoreció el desarrollo de grupos musicales al interior de ellas. Nació una gran mezcla de bandas de vientos, orquestas de baile y grupos de rock en agrupaciones como Orquesta de la Memoria, La Patogallina Saunmachin, La Regia Orquesta, Orquesta Tocornal y Banda Conmoción, que lideraron esta tendencia.
El factor gitano
En la nueva escena hidropónica nacional, se sumará la influencia del cine de Emir Kusturica y de The No Smoking Orchestra, con su música unza-unza, mezcla de ritmos gitanos realizada con actitud punk, improvisación de jazz y condena explícita al pop. Los conciertos en Chile de esta orquesta -teloneados por la banda local de raíz gitana La Mano Ajena- causaron fuerte impacto. Ya se han realizado en la capital dos cumbres gitanas, contabilizándose en Santiago y Valparaíso una decena de bandas y DJs que proclaman tener raíces gitanas.
El surgimiento de una supuesta raíz gitana en la práctica musical chilena no puede ser de exclusiva responsabilidad de la globalización de la cultura actual, pues es una influencia de larga data, que viene de las giras de grupos musicales y el cine, gran difusor de música popular en el mundo. Además, la globalización entrega todas las influencias posibles, pasadas y presentes, pero sólo algunas de ellas son escogidas para nutrir hidropónicamente nuestras raíces.
Los músicos de La Orquesta de la Memoria expresan muy bien la libre elección que siempre ha ejercido el músico chileno. Ellos reconocen dos tipos de influencias: las internas, que les llegan a través de su familia y educación, y las que escogen de fuera. En las primeras, buscan adherirse a una tradición popular, que es la de sus padres y abuelos, reivindicando su pertenencia a lo que llaman "las cuatro esquinas" de la música popular: la cumbia, el foxtrot, el tango y el vals peruano. De afuera toman la vertiente unza-unza de la música gitana, con su componente punk, mezclándola con su influencia familiar en lo que denominan un "ritmo de burdel, arrabal y velorio". De este modo, La Orquesta de La Memoria produce una música transversal y mestiza, recurriendo a un pasado de ambientes sórdidos, actualizado mediante la música como acto teatral.
Hay una sensibilidad globalizada más que una cultura globalizada. Y esta sensibilidad alimenta una actitud que permite la expansión de las posibles raíces en el espacio y en el tiempo. Si por un lado está el impacto internacional de la música gitana de Europa del Este, por el otro figura el rescate de los años cincuenta, como el de Buena Vista Social Club. Lo actual, entonces, es recurrir a lo que no lo es.
La expansión espacio-temporal de las raíces se viene realizando bajo el manto legitimador del multiculturalismo posmoderno, expresado desde la industria musical bajo el concepto de world music , que incrementa la pluralidad sonora a la que se exponen tanto auditores como músicos. En suma, estamos ante un regreso a lo local que ahora es a lo Local con mayúscula, donde todas las localidades son una sola y todos los tiempos nos pertenecen.
Cantautores en la UCLa Universidad Católica ha comenzado su ciclo de Cantautores, Autores y Poetas, en el que se presentan los principales exponentes de la segunda y tercera generación de cantautores nacionales. Estos son conciertos íntimos con algo de conversación, realizados en el Centro de Extensión UC, Alameda 390, los días viernes de agosto, a las 19:30 horas.
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