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lunes, diciembre 13, 2010
Recuerdan a Tomás Lefever componiendo a su manera
El Mercurio
Académicos de la U. de Valparaíso editaron "En la casa de Tom", con obras creadas a partir de los métodos del histórico autor: música espontánea en su mínima expresión.
Iñigo Díaz
"Teofonía" (2002) es el título de una peculiar obra en la historia del compositor chileno Tomás Lefever (1926-2003). Y no sólo porque fue una de las últimas grandes creaciones para orquesta sinfónica de su vida. Es además una de las piezas que sintetizan el método creativo que utilizó durante esos años: la "composición espontánea".
"Música aleatoria" la llaman compositores contemporáneos como Cristián López, Paul Hernández y Gino Basso, un elenco establecido en Valparaíso que acaba de publicar una serie de obras en esta línea. El disco se llama "En la casa de Tom" ($5.000), una expresión posible de leer también como "a la manera de Lefever". Esto es, música construida a partir de ideas fundamentales: las notas como átomos de una molécula.
"Trabajamos con 'musemas', un concepto que se entiende como la unidad mínima significante. Consiste en que el compositor escribe una idea potencial con ciertos parámetros de sonido para que luego sean desarrolladas por los intérpretes", explica Cristián López, académico de la Universidad de Valparaíso, donde se registraron estas obras a pedido. "Fueron pocos ensayos, pero allí establecimos señales, acuerdos y maneras de transitar por la música. El resto tenía que darse en el momento", agrega Paul Hernández.
López (piano), Basso (clarinete, saxos soprano y tenor) y Hernández (guitarra eléctrica), escribieron sus propios musemas para el ensamble que ellos mismos conforman. Son "País sin nombre", "De Satie por la ciudad" y "En algún lugar", respectivamente. Y de paso solicitaron a otros compositores material vinculado a la composición espontánea.
"Pedimos una obra a Fernando García (1930), porque tenía una gran amistad con Tomás y porque tiene la estética parecida de los vanguardistas como León Schidlowsky y Leni Alexander. Queríamos a un representante de ese tiempo y lo tuvimos con su 'Propuesta'", comenta López, quien fue discípulo de Levefer en los años 80.
Entre los otros autores de la muestra están Jorge Martínez (con la adaptación de "Odam kirectir benim", una canción tradicional turca), Guillermo Eisner (con "Malón"), Cristián Galarce ("Playa Ancha") y el italiano Luca Belcastro (con "Soledad").
"En su tiempo, Lefever tomó directamente la referencia del estadounidense John Cage. La música que creó y que replicamos no es difícil ni hostil por mucho que sea contemporánea. Es aleatoria, no serialista dura. Con Cage, la música vuelve a relacionarse con la emoción del sonido. Y con Tomás también lo pudimos apreciar", refiere López. "La casa donde nació Tomás existe todavía. Está en calle Bretaña. Y él está enterrado en el Cementerio N° 3 de Plaza Ancha. Es un porteño histórico", dice Hernández.
EN INTERNET
www.uv.cl
La creación y el librepensamiento
"Fue como pensador un disidente que optó, finalmente, por ser un marginal hasta el punto de no preocuparse más por hacer valer su obra ante sus pares, ni ante las instituciones, ni menos aún ante el público, porque su incompatibilidad con el mundo actual llegó a ser absoluta". Así describe a Tomás Lefever el ensayista y musicólogo chileno Gastón Soublette, uno de sus más cercanos.
En un estudio, académicos de la UC lo ubican entre los 40 compositores más importantes en la genealogía de la música en Chile, por el Concierto sinfónico para gran orquesta (1967), que se instala entre sus grandes obras junto a la "Sinfonía 1964", estrenada en 1966 por la Orquesta Sinfónica bajo la dirección de Agustín Cullell. Pero es un hecho que cualitativamente Lefever traspasó todos los límites formales de la creación.
Paul Hernández sugiere, incluso, que habría trabajado de manera experimental con grupos de rock en Valparaíso. Eso sin contar su conocida exploración con cintas magnetofónicas, sus métodos de composición espontánea, sus transcripciones para piano de obras de Violeta Parra y Víctor Jara, y su cruce hacia la música para imagen: suyas son las partituras para la película "Tres tristes tigres" (1968, Raúl Ruiz) y la recordada producción televisiva "La Quintrala" (1987).
Discípulo del compositor holandés Fre Focke, Lefever terminó por pulverizar los parámetros tradicionales de la composición. "Es uno de los seres más interesantes y fascinantes con que me he encontrado en mi vida, incluida toda mi experiencia en Europa (...) un hombre intenso y asediado por problemas metafísicos", completa Soublette.
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