viernes, julio 22, 2011

El gran año de Manuel Garcia

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No es una revelación. Tampoco una joven promesa. Es un músico hecho y derecho al que la fama y el éxito le llegó más tarde que temprano. Porque este 2011 ha sido definitivamente su año. Un documental sobre su vida, el Altazor al mejor disco popular chileno, una colaboración con el famoso músico Jack Johnson y el mega recital de hoy en el Caupolicán así lo demuestran.

Por Emilio Contreras y Ernesto Garratt

Hay dos momentos que grafican el antes y el después de Manuel García, cantautor chileno, 42 años, silencioso, quitado de bulla.

El primero: la noche del 24 de mayo de 2011, en el centro de eventos Alto San Francisco, entre el más variopinto ramillete de artistas nacionales, Manuel, el ariqueño, el padre de tres hijos, recibió por primera vez el premio Altazor en la categoría Música Pop por el disco "S/T", derrotando a Gepe y al superventas y fenómeno nacional Américo.

El segundo momento: la mañana del 3 de julio, la Cúpula del Parque O'Higgins está llena de músicos de las orquestas juveniles que han estado ensayando con García para el Bicentenario del Congreso Nacional. Pero no sólo tocan bajo sus órdenes. También se sacan fotos con él y le piden palabras que podrían interpretarse como consejos. El clima es de admiración.

Manuel no dice mucho. No presume, nunca, ni cuando su propuesta, tipificable dentro del género trovador-folclórico, se entremezcló con la banda nacional Los Bunkers y su disco tributo a Silvio Rodríguez, "Música libre". Tampoco presumió cuando fue objeto de un documental dirigido por el crítico de Artes y Letras Christián Ramírez, "Las horas del día". Ni mucho menos cuando le pidieron que colaborara junto al músico estadounidense Jack Johnson en el documental "El mar, mi alma", un trabajo de la chilena-australiana Tatiana Velasco, que terminó en una canción compuesta por Manuel e interpretada por el surfista.

Tampoco se ha ufanado por la atención mediática del recital que dará hoy viernes en el Teatro Caupolicán. Ni por la ansiedad de los miles de fans que esperan verlo tocar.

MÚSICA DE SURF.Brisa, mar, olas. El verano de 2008, un grupo de surfistas de distintas partes del mundo, conocidos como "Surfistas por los cetáceos", recorrió la costa chilena con un sólo objetivo: promover la conservación de ballenas y delfines. Todo ese recorrido ecologista quedó plasmado en "El mar, mi alma" (en http://vimeo.com/4601707 se puede ver un extracto), una cinta del australiano Steve Jones y su esposa, Tatiana Velasco.

Tras un viaje a San Antonio, Tatiana y Steve, recomendados por el músico Chinoy, escucharon la música de Manuel García y tuvieron una revelación. "Es la voz de Chile pensé y cuando Steve lo escuchó me dijo: 'Esa es la música que tiene que estar en la película'", recuerda Tatiana Velasco desde Australia. A los acordes del trovador se sumó entonces alguien que tenía mucho que contar en esta cinta: el músico y surfista Jack Johnson, hijo del famoso surfista Jeff Johnson y superventas mundial, con cerca de 19 millones de discos vendidos con álbumes como "Sing-A-Longs and Lullabies for the Film Curious George".

"Yo soy ecologista y conocí a Jack en unos conciertos en los que colaboramos. Él invirtió dinero propio en el proyecto y se involucró en el recorrido", cuenta la cineasta. Fue así como nació una canción entre García y Johnson, compuesta por Manuel e interpretada en un estribillo por el estadounidense. "Lo trabajamos a distancia, nos mandamos la maqueta por internet", recuerda el chileno.

La película se estrenaría en octubre en nuestro país, en una cita a la que podría llegar Jack Johnson. "Sería lindo que estuviera Johnson, pero es un músico con una agenda muy copada", dice Tatiana Velasco.

ÉXITO TARDÍO. Desde sus inicios han pasado 6 álbumes de estudio, uno en vivo, colaboraciones varias y tres producciones solistas: "Pánico" (2005), "Témpera" (2008) y "S/T" (2010).
Pero nada fue gratis. Alguna vez Manuel García debió tragarse el orgullo y trabajar en otros oficios para pagar las cuentas: "He hecho de todo. Vendí seguros y me puse terno. Me costó", dice. "Pero un día pensé: 'No, ya basta'", recuerda sobre un momento en que cedió a una certeza absoluta en su vida. "Voy a ser músico y voy a vivir con lo que me alcance", dice Manuel.
El éxito pilló a Manuel García maduro, con hijos, con un vasto recorrido como músico de garage y una pareja estable; ajeno al desenfreno de la fama veinteañera. Sin lugar a los excesos y siempre pensando en planes. Como por ejemplo, radicarse en México. "Me importa México. He ido y me iría un tiempo si fuese necesario hacerlo. Soy consciente de mi trabajo y de lo que quiero hacer. La internacionalización es un tema del que me hago cargo", dice Manuel, el autor que hoy disfruta de su cosecha.

Por Emilio Contreras y Ernesto Garratt

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