lunes, abril 23, 2012

Desde el Norte Chico llega el "antijazz"

El Mercurio


El guitarrista y compositor Orlando Sánchez fusiona música vernácula diaguita y aimara con improvisación jazzística contemporánea.  

IÑIGO DÍAZ
Su guitarra de jazz tiene "tatuada" una greca diaguita; es decir, el diseño ornamental con que los artistas de esa cultura nortina decoraban sus cerámicas. El músico de Coquimbo Orlando Sánchez la ha incorporado como una marca de pertenencia, pero también como un manifiesto musical que se despliega en las siete composiciones de su primer disco, grabado en directo desde el Observatorio Cruz del Sur de Combarbalá: "Antijazz".

"Antijazz es un punto de vista y una propuesta. Una fusión entre la manera en que Violeta Parra tocaba sus anticuecas y la posibilidad de improvisar que plantea el jazz", dice Sánchez, quien fue un nombre habitual en las sesiones del Club de Jazz de Coquimbo que dirigían los Cuturrufo, antes de su traslado al Teatro Centenario de La Serena.}

Sánchez acaba de lanzar este trabajo, que estrenará en conciertos para dúo durante un próximo viaje a Nueva Zelandia. Contiene obras para un quinteto bastante peculiar, si a formatos se refiere. La base rítmica está formada por guitarra, bajo y batería (Sánchez, Patricio Aravena y Raúl Ramos), lo que no reviste variedad, pero se completa con instrumentos que materializan la antítesis: cuerdas clásicas como violín y viola, a cargo de Polyana Castro, y aerófonos diaguitas como antaras, pitos y pifilkas, que toca Jimmy Campillay, un músico con esa ascendencia.

Las influencias vernaculares se habían instalado en la música de Sánchez desde que se unió al grupo coquimbano de rock fusión Los Changos, que ya ha editado dos discos. "El quinteto de jazz sigue en esta idea con las nuevas composiciones ("Transformación", "Chinos, tarkas y guitarra", "Rayeley tati leufu", "Sideral 1", "Sideral 2"). Los pitos y las flautas de la fiesta de Andacollo han sido determinantes en la creación. No sólo en la nuestra", dice Sánchez, quien percibe un fenómeno mayor en el Norte Chico: muchos músicos de Coquimbo y La Serena están comenzando a "soplar".

"Soplar cañas a la manera de los bailes chinos es un acto de unión. Hay una corriente musical muy fuerte: aquí todos estamos 'soplando'. Nos ubicamos en una frontera de Chile. Desde el norte llega la influencia aimara, y desde el sur, la mapuche. Podría decirse que confluyen en lo diaguita. Así se escucha aquí".

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