sábado, abril 21, 2012

No sólo de Fondart vive la cultura


El Mercurio


Un nuevo modelo de gestión para proyectos independientes se está instalando en Chile. Involucra a personas con nombre y apellido, que pueden donar cinco mil pesos o un millón. Pero esto no es caridad: "Siempre hay una retribución", dicen los gestores de proyectos exitosos.

IÑIGO DÍAZ

Tras 20 años de vigencia, artistas y gestores se han acostumbrado a esperar las convocatorias de los Fondos de Cultura -los antiguos Fondart- para financiar sus iniciativas. Y aunque resulte paradójico, el peor día del año para el arte y la cultura es cuando se entregan esos resultados. "Esa noche, los bares están llenos de artistas despotricando porque su proyecto no obtuvo financiamiento", asegura una fotógrafa. Ella misma ha estado en esa situación.

"El Fondart es ineficiente y obsoleto. Y por otro lado, las empresas que donan dinero ven estos proyectos como una forma más de publicidad. Es claro que no son las únicas opciones", señala el compositor Sebastián Jatz.

Él es uno de los responsables de proyectos como "Musicircus" (2008), que reunió a 190 músicos tocando al mismo tiempo en el Centro de Extensión UC; y "Vexations" (2011), que interpretó una breve obra de Satie durante 28 horas continuadas en el Museo de Bellas Artes.

"Vexations" fue un prototipo de lo que hoy se está conociendo como "financiamiento colectivo", crowdfunding , según la idea original instalada en Estados Unidos. "Se hizo con el aporte de cinco personas conocidas, pero por primera vez estamos probando el modelo formal", dice Jatz.
Insólita partida

Su nuevo proyecto es "Reunion", la reposición de un experimento de John Cage, que se realizará a mediados de año: una partida de ajedrez sobre un tablero intervenido con dispositivos electrónicos y fotosensibles, que permitía generar música azarosamente según los movimientos de las piezas. La jugaron en Toronto, ese año, el propio Cage frente al artista visual Marcel Duchamp.

En el sitio Arsomnis.com, la plataforma que gestiona "Reunion", se puede participar del financiamiento colectivo según las categorías establecidas. "Son aportes variables en seis niveles, que van desde 'peón' ($5 mil) a 'rey' a ($500 mil). El proyecto tiene un costo medio de $4 millones 600 mil. Una persona ya puso un millón. Ése fue un verdadero mecenas", dice Jatz.

La experiencia del colectivismo se ha democratizado a partir del sitio estadounidense KickStarter.com, que reúne proyectos artísticos y culturales, pero también tecnológicos, científicos, sociales y creativos. La idea en español se replicó en el sitio mexicano Idea.me, que en Chile se conoce recién desde diciembre pasado. Allí aparecen una serie de proyectos nacionales, algunos con categoría de "exitosos", según el mecanismo.
Cada proyecto debe desglosar los montos que propone para donación y detallar sus tarifas, y cuenta con un plazo fijo para alcanzar la meta. Si no la consigue, tiene que devolver el dinero a los donantes. "Es un mecanismo de seguridad", explica la artista visual Claudia González, una de las impulsoras de "Chimbalab" en Idea.me.

Números a favor
En esa plataforma se destacan más proyectos chilenos que alcanzaron las metas. Uno es "Bus ConCiencia", laboratorio móvil que llevará talleres de experimentos transformadores a las escuelas rurales de Chile, liderado por las fundaciones Ecoscience y Ciencia para la Vida, con US$ 8.646. Otro es "Manga Corta", una plataforma de diseñadores de poleras que consiguió US$ 4.000; y otro es el webcomic "The Gift", que con los US$ 1.512 que reunió se transformará en un cortometraje animado, hecho a mano alzada por Miniestudio.

"Postulamos a los Fondos de Cultura en 2010 para iniciar la revista digital de arte 'Artishock'. Confiados de los resultados, en 2011 volvimos a postular. Pero fuimos rechazados. Eso nos obligó a replantear el modelo y llegamos al financiamiento colectivo. Yo lo veo como una oportunidad", dice la editora de "Artishock", Alejandra Villasmil.

La revista tiene 30 colaboradores y se actualiza diariamente. "Quizás el arte no es atractivo para un inversionista, pero hay muchísima gente que opina que proyectos así deben existir. Este modelo nuevo apela a la filantropía y a la persona natural", agrega. En su sitio Artishock.cl se detallan los rangos de donaciones y las retribuciones. "Esto no es caridad. Cada donante recibe algo relacionado con el proyecto a cambio de su aporte", asegura Jatz.

El compositor Juan Pablo Abalo acaba de lanzar, sin fondos estatales, su tercer trabajo con obras de cámara, titulado "Canciones de misa". "No somos muchos los que eludimos el Fondart, pero existimos. Las partituras suenan mejor sin Fondart: se dan a su propio tiempo y no al tiempo de formularios, ni de triunfos, derrotas, ni cartas de apelación".

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