viernes, agosto 03, 2012

Pancho Molina tras la extensión de un sonido

El Mercurio


El músico de jazz inició una temporada de conciertos con su nuevo trío, calibrando el ingreso al estudio para grabar "La continuación del sonido".

IÑIGO DÍAZ

"Un código musical que no se puede quebrar es que si un partner tuyo aparece sin avisar, tienes que invitarlo a tocar", dice Pancho Molina en referencia al primero de los conciertos que tenía programados en su agenda de julio. Uno de esos músicos espontáneos fue el trompetista Cristián Cuturrufo, compañero suyo desde mediados de los 90, la época del grupo Los Titulares. "Si Cutu is in the house , Cutu viene a tocar con nosotros", dice.

Pero ese encuentro retrasó levemente los propósitos de Molina frente al nuevo proyecto que está liderando en Chile, poco antes de su regreso a Nueva York, donde vive desde 2010: una temporada de conciertos con su nuevo ensamble, un trío "pianoless" que integran Rodrigo Galarce (contrabajo) y Agustín Moya (saxo tenor), para el que Molina está escribiendo música especial. Su objetivo es foguear al grupo antes de grabar este mes el disco que sucederá a "Open for business" (2011).

"El formato del trío sin piano te exige mucho. No puedes descansar en una armonía explícita, sino que debes conectarte con el contrabajo, el instrumento con más pega en este tipo de grupos. Todos los músicos tienen que estar despiertos, porque si una mínima sombra de duda aparece, todo el sistema se desestabiliza", explica el baterista, que aprovechó bien los seis años que estuvo en Berklee para tocar y estudiar composición de jazz. Los resultados se pueden apreciar en ese primer disco grabado en Nueva York con sus creaciones, y también en el inminente "La continuación del sonido".

La serie de presentaciones con el trío se inició ayer en la Universidad Autónoma en Temuco y seguirá hoy en la Sala Artistas del Acero, en Concepción. El 8 y 16 de agosto Molina vuelve al club capitalino Thelonious, para finalizar el 18 de agosto en La Piedra Feliz de Valparaíso.

"Rodrigo Galarce ha sido siempre uno de mis músicos cercanos. Él me alertó de la posibilidad de tocar con Agustín Moya, lo que ha sido todo un acierto. Moya is the man . Tiene el espíritu que uno busca. En Nueva York grabé con músicos que tenían la idea del ritmo muy asimilada. Con ellos, la batería prácticamente sonaba sola. Es algo que he percibido que falta en Chile, donde existe una carencia de ritmo".

-¿Ocurre en toda la música?
"La cueca lo tiene, con la magia de los 3 y los 6 tiempos, y con tipos como Pepe Fuentes y Rabanito Berríos. Hemos estado más preocupados de subir el nivel de los músicos que de compenetrarnos con el ritmo. El jazz se puede convertir en una tortura si no tiene estos elementos, porque es una música sin letra que necesita sostenerse sola. 'La continuación del sonido' es como una representación de la confluencia de lo que es el jazz: la espiritualidad, el intelecto, la armonía y el ritmo. Y para un músico, esa continuación es como un antídoto contra todos los males de este mundo".

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