sábado, febrero 23, 2013

Bandas de sonido, cuando el cine se convierte en música

El Mercurio


Los soundtracks hoy gozan de una popularidad mundial y sus compositores llegan a ser tanto o más requeridos que un actor o un director.

Alberto Rojas M.

La noticia no tardó en estallar en las redes sociales. John Williams, el mundialmente famoso compositor de la música para las dos trilogías de "La guerra de las galaxias" -entre muchas otras películas-, había comentado públicamente su interés por trabajar en las nuevas cintas de "Star Wars" que preparan los estudios Disney, actuales dueños de la franquicia creada por George Lucas.

El entusiasmo entre los seguidores de la saga espacial sólo fue superado por la satisfacción de los fanáticos del propio Williams, quien mañana estará compitiendo por un nuevo Oscar con la música de "Lincoln". Es que hace mucho que las bandas sonoras incidentales disfrutan de vida propia, independiente de las cintas que musicalizan. No son pocos los que hoy siguen las obras de compositores como Williams, Jerry Goldsmith o James Horner con el mismo fervor con que otros lo harían por un grupo de rock o un escritor.
"Las bandas de sonido son un género aparte dentro de la música. Así lo demuestra su espacio independiente y separado en las disquerías, y en las miles de colecciones privadas. Como, por ejemplo, en la mía, donde tienen su propio espacio", afirma el periodista Rodrigo Guendelman, quien suma más de 200 bandas sonoras dentro de sus discos. "Entre las más notables están las de Ennio Morricone, amo y señor indiscutido del género".

Creadas para acompañar escenas específicas, los temas de las bandas de sonido tienen la capacidad de transmitir una vasta gama de emociones, que van desde temor o alegría hasta peligro o triunfo. Basta pensar en la famosa "Marcha imperial" de "La guerra de las galaxias", el tema central de "Terminator", la fanfarria de "Rocky", la cadencia de "El Padrino" o la introducción de "Indiana Jones" para comprobar que muchísimos de esos temas hoy son parte de nuestra memoria musical colectiva.

"Los soundtracks son la nueva ópera, la nueva música docta", afirma el periodista y escritor Francisco Ortega. "Mozart y Beethoven eran estrellas de rock de su época, compositores de partituras para filmes invisibles. La música ayuda a darle forma a una película, a acentuar las emociones y sensaciones, a crear el leitmotiv que identifique lugares o personajes. En ese sentido, (John) Williams es insuperable, hace cine con música, convierte su partitura en un personaje más".

Duplas legendarias

La relación entre cine y música se remonta a sus inicios, incluso en tiempos del "cine mudo", ya que a falta de sonido se interpretada la música en vivo. Algunas eran composiciones originales, pero la mayoría de las veces se recurría a fragmentos de música clásica. Sin embargo, fue con la llegada del cine sonoro que irrumpieron las grandes orquestas en los estudios cinematográficos.

Sergei Prokofiev, por ejemplo, trabajó con el director Sergei Eisenstein en las cinta "Iván El Terrible", en los años 30. Y en el Hollywood de la década de 1950 y 1960, el compositor de origen húngaro Miklos Rozsa creó las partituras para "El Cid", "Ben-Hur", "El ladrón de Bagdad" y "Quo Vadis".

Desde entonces, se empezó a construir una relación estrecha entre directores y compositores. Fue el caso de Bernard Herrman, quien compuso las bandas sonoras de clásicos de Alfred Hitchcock como "Vértigo"', "El hombre que sabía demasiado", "Los pájaros" y "Psicosis", famosa por los violines de la escena en que Janet Leigh muere en la ducha.

Hoy esa misma relación se puede ver entre George Lucas y Steven Spielberg con John Williams ("Indiana Jones", "Tiburón", "Encuentros cercanos del tercer tipo", "E.T. El extraterrestre", "Parque Jurásico", "Caballo de guerra", "Lincoln"); Tim Burton y Danny Elfman ("Batman", "El joven manos de tijera", "El cadáver de la novia", "Frankenweenie"); Luc Besson y Eric Serra ("Azul profundo", "Nikita, "El quinto elemento"); Peter Jackson y Howard Shore (la trilogía de "El señor de los anillos" y "El Hobbit"); James Cameron con James Horner ("Aliens", "Titanic", "Avatar") o Christopher Nolan con Hans Zimmer ("El Origen" y la trilogía de "Batman" junto a James Newton Howard).

Pero la relación también ha trascendido hacia la televisión, como lo demostraron David Lynch y Angelo Badalamenti ("Terciopelo Azul", "Corazón Salvaje" y la serie de "Twin Peaks") y J. J. Abrams con Michael Giacchino ("Misión: Imposible III", "Super 8", "Star Trek" y series como "Lost" y "Fringe").

Pero no todas las partituras nacen a partir de grandes orquestas filarmónicas como las de Londres o Praga. Es el caso de obras con mayor énfasis en lo electrónico, como "Carros de fuego" y "Blade Runner", ambas de Vangelis. Y de manera más reciente, la banda de sonido de Daft Punk para "Tron: Legado".

"Yo escribo escuchando música de películas", comenta Ortega. "Mis favoritas son 'Dune', del grupo Toto; 'Blade Runner', de Vangelis y 'Ladyhawke', de Alan Parsons Project. Y de las recientes, el trabajo de Zimmer para 'El origen', que es formidable".

Así que ya lo sabe. La banda sonora de cualquier cinta puede ser su mejor compañía, ya sea para trabajar, leer o incluso trotar. O simplemente, la puerta que le permita volver a disfrutar de su película favorita.

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