domingo, mayo 12, 2013

"La consagración de la primavera": el triunfo del ritmo en la música del siglo XX


El Mercurio

El 29 de mayo se cumplen 100 años de su estreno en París.

Reconocidos musicólogos y directores de orquesta analizan a fondo esta piedra angular de la música del siglo XX. Este año volveremos a disfrutarla en Chile, tanto en su versión de concierto como en ballet.

Maureen Lennon Zaninovic

"Un día, mientras componía las últimas páginas de 'El pájaro de fuego', tuve la visión de un rito pagano y solemne: ancianos sabios, sentados en círculo, contemplaban a una doncella bailar hasta la muerte. Estaban sacrificándola para propiciar al dios de la primavera". En su autobiografía, el compositor ruso Igor Stravinsky (1882-1971) dejó plasmado la génesis de una pieza hasta hoy considerada como un epítome vanguardista en la música y en la danza: Le sacre du Printemps ("La consagración de la primavera").

Eso sí, esa ensoñación la tuvo en 1910 y pasarían tres años antes de que la obra fuera estrenada como parte de la programación parisina de Los Ballets Rusos de Sergei Diághilev. La idea original del compositor era que "La consagración de la primavera" fuera una creación netamente sinfónica. Sin embargo, Diághilev convenció a Stravinsky de que la concibiera como un ballet. Como colaboradores tuvo a dos genios: el gran coreógrafo y bailarín Váslav Nijinsky y el artista y filósofo Nicolai Roerich.

Así llegó el gran día: el 29 de mayo de 1913 se levantó el telón en el Théâtre des Champs-Élysées, en París. El estreno fue un escándalo y las protestas comenzaron casi de inmediato.

El director de orquesta Rodolfo Fischer , quien ha dirigido en varias oportunidades esta obra, señala que apenas se abrió el telón, "empezó lo que vendría a ser la mayor revuelta en la historia de la música clásica". Y agrega que, "lamentablemente, tampoco contribuyó la disposición del público, dividiendo la platea entre los conservadores de los exclusivos palcos y la sección de pie, con seguidores de la vanguardia musical. Estos últimos terminaron por exigir a golpes que los dejaran ver el espectáculo. Stravinsky siempre sostuvo su gran sorpresa ante semejante recepción, puesto que, para él, la música fluía naturalmente. Le era incomprensible los reclamos del público, sin siquiera haberla escuchado en su totalidad".

Vigencia y vigor rítmico

A un siglo de su estreno, sin duda que -en su versión de concierto- "La consagración de la primavera" ha logrado una popularidad que Stravinsky ni siquiera pudo soñar en esa primera noche del 29 de mayo. Hay coincidencia en que en un momento, como el de hoy, en que todos los parámetros tradicionales de la música -tonalidad, ritmo, melodía, sonoridad- han sido subvertidos o destruidos, la obra sigue conservando todo su poderío y vigencia, y se sigue alzando como una creación fundamental del siglo XX.

Para el joven director chileno Paolo Bortolameolli , quien actualmente realiza estudios de postgrado en la Universidad de Yale (en Estados Unidos) y dirigirá esta pieza el 2 y 3 de diciembre en el Teatro Municipal de Santiago -sumándose a los festejos del centenario de su estreno-, el Hemisferio norte "le ha tomado el peso a esta celebración única y acá se siente más que los homenajes por Wagner, Verdi y Britten. Es el tema musical del 2013 y en el teatro que pienses se está preparando algún tipo de actividad conmemorativa". Becado por la Corporación Amigos Teatro Municipal, el músico comenta que lleva más de un año profundizando en 'La consagración...'. Tras varios meses de estudio, considera que Stravinsky innova desde la herencia. "Las melodías folclóricas como primera fuente de inspiración son, al mismo tiempo, entonadas por instrumentos en sus más incómodos registros sobre armonías que, si bien no responden a una categorización única, resultan de la conjunción disonante de acordes tonales donde el empleo de la escala octatónica, cromática o de tonos enteros se combina con elementos diatónicos y modales con centros tonales, en su mayoría, muy definidos".

Gonzalo Saavedra , crítico de música de "El Mercurio", considera que para empezar a entender las claves "de este monumento salvajemente refinado, primitivamente complejo, provocativamente rockero, hay que aplicar lo que el mismo compositor llamaba 'una memoria vigilante'. Nada de escuchar como música de fondo para una conversación amable o como pretexto de relax. Aquí cada compás es una magnífica sorpresa que hay que registrar a fuego".

Para Saavedra, los instrumentos, aunque tratados de manera poco acostumbrada, se reconocen en sus líneas diáfanas, que se superponen unas a otras muchas veces, hasta alcanzar un caos controlado. "Se puede conocer y luego reconocer cómo suena un fagot que simula las exigidas cuerdas vocales de una campesina rusa; se puede apreciar la elegancia sensual de un corno inglés; el afilado sonido del agudo clarinete en mi bemol y el de su pariente más grave, el clarinete bajo; el bloque viscoso de un acorde enriquecido en los cornos, la ingravidez o la brusquedad telúrica de las cuerdas; y la percusión que celebra la vida y que también da golpes mortales".

Juan Pablo González , director Instituto de Música de la Universidad Alberto Hurtado, ahonda en el contexto en que irrumpe esta composición y en su innovador desarrollo del ritmo. A comienzos del siglo XX, apunta el musicólogo, la música sinfónica estaba dominada por la elaboración del tejido armónico, tanto desde la racionalidad germana y su armonía cromática, como desde la sensualidad francesa y su armonía flotante. "Todavía estaba pendiente el desarrollo de aquello que había sido menos explotado en la música occidental: el ritmo. Fue con 'La consagración de la primavera' que irrumpió el vigor rítmico en la escena musical europea. Stravinsky transformó la orquesta en un sonoro instrumento percutido, duplicando los vientos y despojando a las cuerdas del protagonismo del que gozaban desde mediados del siglo XVIII. Un gesto profundamente renovador del lenguaje orquestal moderno".

González explica que con esta obra "se pone de manifiesto la sensibilidad musical que marcará el rumbo de gran parte del siglo XX, caracterizada por la pasión por el timbre, la fragmentación de la frase musical, la restitución del pensamiento polifónico, la liberación de las reglas métricas, el uso de la variación como principio rector de la forma musical y el descubrimiento del potencial moderno del llamado arte primitivo". Y se explaya en su enorme trascendencia en los creadores latinoamericanos. "Ejerció una poderosa influencia entre varios compositores, incluidos los mexicanos Silvestre Revueltas y Carlos Chávez, y el argentino Alberto Ginastera. Incluso se dice que Dámaso Pérez Prado la escuchaba en la época en que componía sus mambos, llenos de irrupciones sincopadas de los bronces. Con 'La consagración de la primavera' quedaba en evidencia que se podía seguir haciendo música sinfónica desde fuera de la influyente tradición germana", puntualiza Juan Pablo González.

Para el director Juan Pablo Izquierdo, esta obra es -junto a "Pierrot Lunaire", de Arnold Schönberg- la más capital del siglo XX. "Stravinsky transformó la historia de la música a través de las nuevas perspectivas que le dio al ritmo. El ritmo, gracias a él, se nos apareció con distintas características, con complejidades y repeticiones muy particulares. Pero también el compositor ruso fue un gran innovador en el uso de las armonías y la politonalidad".

Gonzalo Saavedra también desarrolla este aporte: "El metro -la medida de tiempo regular- se desafía a cada instante por el ritmo: parece que nunca se cayera en el tiempo que siglos de música occidental han puesto en nuestras expectativas. Cada instante de 'La consagración' resulta así familiar y a la vez único".

Paolo Bortolameolli profundiza en el aspecto rítmico y destaca el empleo radical de nuevas técnicas de composición, como el uso simultáneo de diferentes y contrastantes elementos musicales "que parecieran coexistir con total indolencia tal como un cuadro cubista; o la bien sabida innovación rítmica en cuanto a la irregularidad en la acentuación o en la agrupación métrica que causa ese inquietante efecto de desplazamiento en el oyente". Para el músico chileno, esta enumeración de elementos es la que ha convertido a "La consagración..." en una de las obras más analizadas y discutidas. "Pero al escucharla nos parece fresca, joven y, por sobre todo, esencialmente teatral, donde su belleza, a veces brutal y otras incomparablemente sutil y delicada, trasciende sus componentes estructurales para existir en los terrenos de la, muchas veces subvalorada, intuición. Elemento que el mismo Stravinsky consideraba imprescindible", puntualiza Bortolameolli.

 Cuando la música superó a la danza

Diversas opiniones tienen los expertos sobre el destino del ballet que acompañó a la música en este estreno. Para el musicólogo José Manuel Izquierdo , la batahola que provocó la première de la Consagración "fue producto de la totalidad de los componentes del ballet, y no sólo de la propuesta musical. Gracias a algunas reconstrucciones actuales, estoy convencido de que el elemento más revolucionario de la obra es la coreografía de Nijinsky", dice. Pero, agrega, la obra en su forma de ballet tuvo corta vida, y "la música se transformó en una de las composiciones más populares de todas las que escribió Stravinsky".

Una opinión que es compartida plenamente por Rodolfo Fischer . "Hoy en día se recuerda más la fuerza de la partitura que el ballet como tal", comenta el director.

Carmen Gloria Lare nas, crítica de danza de "El Mercurio", también destaca la supremacía de la creación musical de Stravinsky. "Definitivamente, la partitura ha superado la danza. Tiene que ver con la potencia profunda y eterna de esta obra, que sigue vigente hoy y que cambió el curso de la música del siglo XX", afirma. Para Larenas, son pocos los que han logrado con éxito la hazaña de poner en escena esta magnífica creación musical. ¿La razón?: "Equiparar la fuerza, potencia y peso de esta partitura con la danza es algo casi imposible", puntualiza.

El director Juan Pablo Izquierdo reafirma todos estos enunciados: "La música es tan potente, que habla por sí sola. ¡Es muy difícil de escenificar!".

Tras el escándalo de 1913, la obra fue eliminada del repertorio de los ballets rusos hasta 1920, cuando se encargó una nueva coreografía a Léonide Massine. Luego de esta última versión, varios creadores internacionales se han aventurado con llevar a escena "La consagración de la primavera", eso sí, con resultados dispares.

Carmen Gloria Larenas comenta que "después de Nijinsky, en mi opinión, la mejor versión que se ha hecho por lejos es la del norteamericano Glen Tetley , y cuya creación por fortuna forma parte del repertorio del Ballet de Santiago . Como coreógrafo, él tuvo una habilidad especial para mezclar el ballet y la danza moderna, logrando un equilibrio muy cruzado por la fisicalidad. Su 'Consagración' fue magistralmente interpretada cuando se estrenó en Chile, en 2001, por el británico Robert Twesley . De las mejores presentaciones en vivo que he visto. Tetley recreó el rito, la fuerza de la tierra, de la tribu, que también estaba en la versión original de Nijinsky. Pero incorporó el lenguaje, la estética y las posibilidades de los cuerpos de los bailarines de hoy".

Larenas considera que otra propuesta muy valorada ha sido la de Maurice Béjart. "Posteriormente, también cayeron bajo el influjo de la música de Stravinsky, Pina Bausch y Angelin Preljocaj, con resultados disímiles", puntualiza la crítica.

Y siguiendo con las inolvidables presentaciones en nuestro país, el fallecido coreógrafo Patricio Bunster estrenó para el Ballet Nacional Chileno su particular aproximación de esta controvertida obra: "La vindicación de la primavera" . La première fue en 1987, con ocasión de la reapertura del ex Teatro Baquedano, actual Teatro de la Universidad de Chile. Luego la pieza fue reestrenada en 1989, 1992, 2001 y en 2006.

Este año en Chile: música, danza y reflexión

En materia musical, la Orquesta Sinfónica de Chile , junto al director húngaro Zsolt Nagy , el 9 y 10 de agosto (19:40 horas, Teatro Universidad de Chile), se sumará a los festejos del centenario con la interpretación de esta pieza. El 2 y 3 de diciembre (19:00 horas. Teatro Municipal de Santiago), en tanto, la Orquesta Filarmónica de Santiago dirigida por Paolo Bortolameolli también abordará "La consagración de la primavera".

En danza, ni el Ballet Nacional Chileno, ni el Ballet de Santiago la programaron este año en su temporada oficial. Hasta el momento, el único montaje confirmado tendrá lugar en el GAM , en julio, en el marco del Festival Escena 1. La pieza será presentada por 14 bailarines chilenos y dirigirá Nury Gutés .
En materia de reflexión, el lunes 20 de mayo , a las 11:00 horas (gratis), el Instituto de Historia de la UC (San Joaquín) organizó un coloquio sobre esta obra en el que participarán Gonzalo Saavedra, Juan Pablo González, Claudio Rolle y Joaquín Fermandois.

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