El Mercurio
Acaba de presentar su álbum debut. Al primero que se lo mostró fue a su padre, en coma hace más de tres años. Aquí habla de él, del tiempo que pasaron juntos y de cómo enfrenta el tema de la muerte.
Estela Cabezas, desde Buenos Aires
Se parece mucho a su padre: 1.86 de estatura -tres centímetros más que él-, ojos verdes, pelo negro, nariz alargada y fina. Paso firme. Igual de estiloso.
Mil veces le han dicho a Benito cuánto se parece a Gustavo Cerati, ex líder de Soda Stereo.
Benito siempre lo ha recibido como un halago.
-Él está presente en todo. Me dio tanto, que creo que todo lo que soy, mi música, todo es parte de él -dice.
Porque desde que era niño y soñaba con convertirse en músico y tener su propia banda, hasta ahora ?a punto de cumplir los 20 años?, cuando acaba de presentar Trip tour, su disco debut, la imagen de su padre lo ha estado acompañando.
Incluso hoy, que Gustavo Cerati se encuentra en un largo y profundo sueño y que no le puede responder.
-Es jodido, porque estás todos los días esperando a ver qué pasa, no es que se termina, no es que sufrís un tiempito y después te hacés la idea. Todos los días puede pasar algo y uno espera y espera. Pero nada, aprendí a convivir con eso, para mí también es un estado de vida. Es vida. Mi familia suele ser mucho más positiva, dicen "va a despertar". Pero yo creo que tiene que pasar lo que tiene que pasar. Creo que la vida te lleva solo. Si pasó esto, fue por algo, no estoy esperando que suceda lo imposible o lo que deseo. Sí, deseo cosas, todo el mundo desea cosas, pero creo que la realidad va más allá. Lo que tenga que pasar, que pase. Aunque obviamente uno siempre espera lo mejor.
Es mediodía de un martes de fines de octubre. Sentado en un café en Palermo Hollywood, vestido de negro entero, cansado por el concierto que dio la noche anterior con su grupo, Zero Kill, Benito Cerati habla de la nueva etapa que comienza y que lo tiene saliendo de un pequeño infierno. Aunque ha explicado que no es solo por lo que le ocurrió a su padre, quien en mayo de 2010 sufrió un accidente cardiovascular que lo tiene actualmente postrado y en estado de coma, este disco -17 canciones escritas y musicalizadas por él, que alternan conceptos como luz, oscuridad, cordura, paranoia y tranquilidad- es un buen reflejo de lo que le ha tocado vivir en los últimos años.
-Escribí las canciones, en su mayoría, entre los 14 y los 16 años. En esa época yo era bastante tranquilo. En un punto, muy sumiso. Con el tiempo aprendí a ser yo, pero lo sufrí mucho. Tenía muy poca autoestima, como que me decían una cosa mala y yo sentía que era el fin del mundo, ¿viste? Me duró mucho tiempo y tuve que hacer mucho para salir de ahí. Y creo que el disco, básicamente, fue lo que me salvó, fue plasmar todo ahí y sacarse el peso -dice mientras come un sándwich y toma un jugo en un café, a pocas cuadras de la sede de Sony Music, el sello que hoy lo alberga.
-Estoy convencido de que todo eso que todo que me ha tocado vivir va a traer cosas positivas. Creo que el sufrimiento genera fortaleza para próximos desafíos -dice.
Benito Cerati nunca ha tenido una vida tan normal. Desde que estaba en la barriga de su mamá, la modelo chilena Cecilia Amenábar, y apareció en el videoclip de "Te llevo para que me lleves" -que incluye los latidos de su corazón al final de la canción- hasta hoy, que genera más atención mediática que la de un simple debutante solo por llevar el apellido Cerati, su vida ha sido distinta.
-Recuerdo que mis cumpleaños eran diferente. Generalmente yo hacía un show con maquinitas y todo. Tenía siete años y mis amigos lo mismo, entonces mientras yo cantaba, la mayoría estaba atrás, jugando a la pelota. Había algunos que miraban, eran más que todo chicas.
Nunca jugó fútbol, no le gustaba, y tampoco era bueno para lo físico. Eso lo hizo, por períodos, víctima de bullying.
-Tenía mis amigos, pero también había otros que estaban celosos, que no les gustaba mi posición. No era muy bueno en los deportes, así que los pibes no me entendían. Es duro para un chico cuando no conecta con eso.
Tampoco encajaba en lo musical. Escuchaba la música de sus papás: Primal Scream, Velvet Underground.
-Iba al colegio con esa música y decía "mirá esta canción" y me la tiraban por la cabeza. Siempre me sentí como un alien, muy diferente al resto. Era más sensible y por ahí descolocaba a algunos. Me costó, esa parte nunca la supe manejar bien.
Gustavo Cerati y Cecilia Amenábar se separaron cuando Benito tenía siete años. Él y su hermana Lisa (dos años menor) se quedaron viviendo con su mamá en Buenos Aires.
-Pero a mí me gustaba mucho pasar tiempo con mi papá, era como la hora mágica de la semana. Con él podía expresar mi arte fluidamente, sentía que los dos conectábamos.
No tiene recuerdos de la separación.
-Yo estaba en otra, me fui en un globito para arriba. Ahora que lo pienso, creo que para mí siempre fueron como separados. Tengo una relación distinta con cada uno, con uno soy una persona y con el otro, otra.
Con su padre tenía más cosas en común, dice, mientras que con su mamá la relación era más conflictiva, más de madre e hijo.
Su adolescencia fue de rebeldía. Dice que su familia era más conservadora de lo que él hubiera querido.
?Sobre todo del lado de mi mamá que son más arquetipo, con reglas, más tradicionales. En cambio con la de acá es más relajado, "bueno, cuidáte, hacé lo que querás, pero cuidáte", me dicen.
En busca de esa independencia es que desde hace un año dejó la casa materna.
-Vivo con mi tía en este momento, por una necesidad de despegarme y buscar mi lugar propio. No me fui a vivir solo porque siento que en algunas cosas no estoy preparado todavía, quiero primero estar con un apoyo un poco más mínimo, pero apoyo igual. Que no sea un padre, pero que tampoco sea nadie.
Benito Cerati cumplirá 20 años el 26 de noviembre y dice que desde siempre supo que iba a ser músico. Era algo tan natural como ese teclado que tocaba a los cinco años, o los discos inconclusos que tiene apilados en su computador y que fue llenando viaje a viaje.
-¿Nunca sentiste temor de que te compararan con tu papá?
-No, porque con mi papá yo nunca me comparé, para mí fue como un complemento.
-¿Tenías esa imagen de que tu papá era un genio de la música?
-Cuando sos chico obviamente nadie es tan groso como tus padres. En este caso yo escuchaba mucho "nadie es tan groso como tu papá". Pero creo que tenemos una misma meta, digamos, en cuanto a la música, la disfrutamos lo mismo y creo que... escuchábamos siempre la misma música, tenemos las mismas influencias, pero creo que yo voy por otro lado.
-¿Qué los diferencia?
-Yo experimento muchísimo, no me preocupan tanto las reglas estereotipadas, ahí él se tenía que preocupar de cómo lo escuchaban, porque tenía más fans acumulados. Yo soy más "lo que sale, sale", así se va construyendo algo y lo dejo ser, no estoy tan presionado.
-¿Sientes el peso de ser un Cerati?
-No, para nada. Para mí es un apellido nuevo. Como que mi Cerati es un Cerati nuevo. Solo son las mismas letras.
-Pero las expectativas que hay sobre ti son mayores, por ser hijo de quien eres.
-Por eso te digo: no soy mi apellido, soy mi nombre. Pero no me gusta mi nombre. Cuando era chico decía que tenía otro nombre, tenía un complejo, lo tengo todavía. Era como llamarme Adolf. Benito tiene todo un contexto histórico, por Mussolini. Por suerte que existen los pseudónimos. El mío es Beni.
"Es que no me pueden retar si me dicen 'Benito', siempre es lindo, siempre es un diminutivo. Yo tengo la teoría de que me vieron de un centímetro y era una cosita chiquitita y "¡ay que lindo!, lo vamos a llamar como un perro, Benito", y así quedó, jamás pensaron que iba a crecer -dice en broma.
Su debut en un escenario profesional fue en 2011 vestido con un traje de su padre. Fue en la presentación de Pacific!, una banda sueca de la que Gustavo Cerati era fanático.
-Mi papá y Leonora, que era su novia, me pusieron ese disco y yo lo escuchaba y sabía que era bueno, quedé maravillado. Repetíamos todos los temas, nos encantaban. Era el disco del año.
En septiembre de 2012 debutó en Chile con su anterior banda, Blanck Tiger. Lo hizo en el Bar Loreto, en Bellavista. Las críticas fueron desfavorables.
-Sí, yo no entendía por qué pasaba esto. Ahora me veo atrás y entiendo: no estaba preparado, no estaba listo para viajar a Chile. Una de las críticas decía que todos esperaban que tocara un tema de Soda Stereo, pero, ¿por qué? Si quieren escuchar un tema de Soda Stereo lo siento mucho, no lo van a encontrar. Antes era "bueno, lo voy a intentar", ahora digo "no vengas. Para eso hay bandas tributo". Quizás en algún momento, cuando quiera rendirle un homenaje, pero tiene que salir de mí.
A mediados de octubre se presentó en el Personal Fest en Buenos Aires, en un programa que tenía como cabeza de cartel a Aerosmith, Jane's Adiction y Muse. Él estaba en la lista de debutantes.
El estreno no estuvo mal. La revista Rolling Stone lo destacó entre lo mejor del festival.
-¿Y por qué se atrasó tanto tu disco?
-Porque yo no estaba listo, necesitaba madurar un montón de cosas, mi voz, los gallitos, la desafinación, el cuerpo. Por eso se tomó su tiempo, y en un momento paré todo y volví más tarde y regrabé las voces, yo podría haber grabado porque mi voz está mejor y me afianzo cada vez más, pero en un momento dije "basta". Y me lancé.
Benito entró este año a estudiar Antropología en la Universidad de Buenos Aires. Dice que no sabe cómo se dio, que simplemente necesitaba crecer, conocer cosas nuevas, salir de ese mundo protegido, de colegio particular, en el que siempre había estado.
-Sentía que estaba muy encerrado, viviendo en una burbujita, y quería romper con eso y expandirme.
Empezar a caminar, empezar a hacer cosas, dejar de estar tan resguardado y la universidad fue un "¡pum!" para arriba, un empuje. En pocos meses me transformó, me hizo otra persona, impagable el poder compartir con gente de diferentes lugares. Creo que es una de las mejores cosas que me ha pasado en la vida.
Está en el ciclo básico que dura un año. Tiene clases todos los días de la semana en la tarde y hasta hoy ha aprobado todo.
-¿Por qué no preferiste estudiar música?
-Siento que lo que más me hace volar en la música son mis propias reglas. Tengo noción de lo que va y lo que no, eso ya es suficiente. Tengo noción del ritmo, de la disonancia, de qué notas son lindas, qué notas son feas, creo que eso es lo que hace falta porque cuando estudias música te meten que tiene que ser así y tiene que ser así. Para mí no, para mí podés poner unas aspiradoras y si suena bien da lo mismo, ¿qué importa si no es una nota?
En la UBA nadie le ha preguntado si es hijo de Gustavo Cerati, no sabe si es por desconocimiento o porque no les importa. Ser un hijo de vecino más, es algo que lo ha marcado fuerte.
-Las personas a las que más cercano me siento hoy, son de ahí. Del colegio tengo amigos, pero...
-Ahí no te sientes tan bicho raro.
-¡Sí! Es un cambio muy fuerte en mi vida. Creo que por estar en un colegio privado me perdí muchas cosas, te quita mucha calle. Creo en la educación pública, porque es una experiencia grosa para la vida.
-¿Qué influencias de tu papá hay en ti?
-Muchas cosas. A veces me encuentro diciendo lo mismo que ha dicho mi papá. Creo que les pasa a todos los hijos. Hay cosas que no quiero y que a uno le quedan porque sí, y hay cosas en las que agradezco pensar igual.
En los últimos discos de Gustavo Cerati, Benito participó en las composiciones: aparece como coautor de "Adiós", del disco Ahí vamos y en "Fuerza Natural", "Desastre", "Rapto" y "Sal", del disco Fuerza Natural.
-¿Cómo fue componer juntos?
-Hay mucha sintonía. En el sentido musical absorbí un montón de él. Hay cosas que por ahí, como que a él le gustaba The Police y a mí todavía no me enganchaba tanto, o Queen.
-¿Discutían de música?
-Generalmente me mostraba cosas y yo quedaba maravillado. El traía discos de sus viajes y yo quedaba fascinado.
-¿Ese era el tiempo que pasaban juntos?
-Sí, era una buena relación. Después, bueno, las vacaciones. Pero en cuanto a composición, era pura sintonía, era "pongamos esto acá" y yo decía "sí, estaba pensando lo mismo".
-¿Tu papá era divertido?
-Híper, nos reíamos todo el tiempo.
El último trabajo que hicieron juntos fue un disco tributo a Michael Jackson.
-Hice 12 canciones de él, obviamente con mi voz, y mi papá me ayudó mucho con los falsetes. Él producía todo, mezclaba todo, armaba los sonidos, grabó guitarras, todo en el disco.
Gustavo Cerati se llevó con él el disco tributo a Michael Jackson a la gira en Venezuela, donde el 15 de mayo de 2010 sufrió el accidente cardiovascular.
-Él se había llevado el disco de Michael para terminarlo y bueno, no se pudo concretar por lo que paso. Después de la gira se iba a meter con los auriculares y empezar a mezclar ese disco. Como no se pudo concretar, después lo hice yo. Me intriga saber a qué llegó. Bueno, ya se podrá en algún momento.
-Para Trip tour, el disco que acabas de lanzar, ¿te hizo falta él?
-No, no. Él está presente en todo. A veces me encuentro copiando técnicas de él o cosas que me quedan remembrando de canciones de él y quiero aplicarlas a las mías. De repente escucho una canción y digo "¿me prestas esto?".
Gustavo Cerati fue uno de los primeros que escucharon Trip tour. Benito se lo fue a mostrar a penas lo tuvo terminado, en una sesión que incluyó a buena parte de su familia.
-¿Cómo has logrado establecer esa relación que te permite ir a mostrarle tus trabajos si él no responde?
-Sí, es otra forma de comunicarse con él y me parece normal. No me contesta siempre, pero yo hablo. Es algo que uno tiene que aprender a afrontar. Por ahí, aceptar que las cosas son porque son y que si tienen que ser así, tienen que ser así. En un punto hay que madurar, no puedes pensar que todo va a ser utópicamente como vos querés, porque la vida no es así.
-¿Qué relación tienes tú con la muerte?
-A veces, cuando estoy quedándome dormido y empiezo a pensar "en algún momento voy a estar en un cajón encerrado y no voy a poder abrir los ojos nunca más", mi reacción es "¡nooo!". Ahora ya casi no me pasa, pero cuando era chico le tenía terror, era como "se va a terminar todo, fin". Porque no soy muy creyente, no soy de ir al cielo, para mí el cuerpo es un organismo que se pudre y se descompone.
Agradezco mucho a la gente que manda vírgenes y cartitas (a su padre) porque es positivo, es energía positiva. Pero me cuesta creer que un rezo va a salvar a alguien, no termino de captarlo.
-¿Cómo ha sido enfrentar la enfermedad de tu padre?
-A veces pienso que si hubiese pasado algo terrible, si se hubiera incendiado, no sé si lo hubiera superado. Para mí ha sido algo gradual. Primero era "la semana que viene va a estar mejor", después "no, al año", ahora es "no se sabe". Entonces fui entrando de a poquito en lo que pasó. Aprendí a desligarme de mi padre también. Yo era muy de seguir atrás de papá todo el tiempo. Y cuando mi papá se puso así, sentí que me faltaba un sostén y pasé un año entero en cama, con una especie de depresión. Pero después lo superé y todo eso quedó plasmado en el disco. Uno se da cuenta con las letras también.
"Total. Está bueno, creo que va a ser positivo en mi futuro, sirve de experiencia y para lidiar con las cosas en el futuro, me tocó tener que vivir estas cosas temprano, a otros les toca después o antes. O nunca. He visto a muchas personas que tienen problemas parecidos. Y creo que lo mejor es rodearte de gente que te entienda y que te apoye, porque de esa manera puedes afrontar. A esa gente hay que aferrarse en estos momentos".
-¿Sientes que encontraste esto en la nueva vida que estás viviendo?
-Es totalmente otra cosa y me siento yo, por primera vez en mi vida. Ya no hay una barrera alrededor mío.
-¿Estás menos protegido hoy?
-Sí. Por eso te digo, con el disco fue "¡pum!", abrir las puertas y por ahí obnubilarme un poco, pero cuando sales a la luz después de tanta oscuridad, primero no ves nada, pero de a poquito se va esclareciendo y ves un paisaje hermoso. Así estoy ahora, quiero pasarlo bien, hacer un tour. Quiero disfrutar.
De repente escucho una canción y digo "¿me prestas esto?" es lo mas tierno que he leído. Como te admiro Benito
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