domingo, marzo 23, 2014

Lollapalooza detrás del escenario: así se prepara el festival en su edición más masiva

El Mercurio

El próximo fin de semana se dará comienzo a la cuarta entrega de la fiesta de Perry Farrell en Santiago. Un evento que se planifica hace un año y que espera una asistencia de 80 mil personas diarias para ver a bandas como Soundgarden y Red Hot Chili Peppers.

JOSÉ VÁSQUEZ

El esqueleto de los escenarios ya está armado, solo falta vestirlo. Hay muchos fierros apilados sobre la elipse del Parque O'Higgins. Unos sobre otros, toneladas de ellos ensamblados, dándoles forma a unas especies de escaparates gigantes por donde en seis días más desfilarán, como en una vitrina, bandas como Soundgarden, Arcade Fire, Nine Inch Nails y Red Hot Chili Peppers, los números de mayor convocatoria de la cuarta edición de Lollapalooza en Santiago.

El festival ha crecido. En 2011, cuando la fiesta de Perry Farrell salió por primera vez fuera de Estados Unidos transplantando su semilla en Chile, llegaron alrededor de 40 mil personas por jornada. Entonces, los nombres convocantes eran Kanye West y The Killers. Hoy se espera que esa cifra se duplique.

Maximiliano del Río, director de Lotus -la productora chilena encargada de levantar Lollapalooza en la capital- estima que el próximo fin de semana del 29 y 30 de marzo podrían asistir alrededor de 160 mil personas, 20 mil más que el año pasado, que se había consagrado como el más popular. "Cuando comenzamos no sabíamos cómo iba a reaccionar la gente. El crecimiento ha sido progresivo: de 40 mil personas diarias en la primera edición, subimos a 60 mil en la segunda. El año pasado tuvimos 70 mil y ahora esperamos 80 mil", señala.

La planificación de un festival de esta envergadura se realiza a fuego lento. El interés obvio del público se intensifica cuando se dan a conocer las agrupaciones que lo animarán y salen a la venta sus entradas. Pero el trabajo comienza mucho antes. De hecho, ya se está pensando en el Lollapalooza de 2015, adelanta Del Río.

"Qué bandas vienen es muy relativo. Hay unas que tardan en cerrarse y otras salen más rápido. Por ejemplo, con Pearl Jam el año pasado se facilitó porque ellos querían tocar en Lollapalooza. Hay cerca de 30 grupos que podrían ser cabezas de cartel, y en ellos nos enfocamos", dice.

"Termina un festival y se comienza a planificar de inmediato el otro con una guía de trabajo donde se elaboran diversos informes para evaluar lo que se hizo y seguir mejorando la experiencia", dice Andrés Varnava, productor general del evento.

"Experiencia" es un concepto que se atesora en quienes están detrás de Lollapalooza. Porque aunque la gente en Chile suele comprar una entrada dependiendo de la oferta de artistas que proponga el cartel -y son los shows musicales que vieron los que más recordarán después- todo lo que sucede alrededor, la fiesta de colores que decora el evento, también suma.

Mejorar el flujo entre escenarios es uno de los puntos en los que más han trabajado, considerando el aumento de público que habrá este año y los posibles atochamientos que se pueden producir. Y para eso se dispuso el traslado del sector Vip -ubicado antes frente a los escenarios principales y ahora en el denominado Jardín del Tíbet- y dejando ese espacio libre para el tránsito de las personas.

"Le damos una mejor experiencia al público que ahora puede usar más el pasto que el cemento. El Campo de Marte es la gran explanada, que, junto a la pradera, ahora será utilizada en un 98% por la gente. Todo se hizo pensando en los flujos para que el traslado entre escenarios sea cómodo", dice Varnava.

El pasado lunes 10 de marzo comenzó el trabajo en el Parque O'Higgins. La obra gruesa levantaba su primera piedra para el modelo 2014. Decenas de carpas se instalaron alrededor del Patinódromo. Tiendas de campaña que lucen como un campamento militar y que ya funcionan como el cerebro de todo lo que sucederá el próximo fin de semana. Hay gente que vivirá ahí hasta que Chris Cornell y compañía se despidan del escenario el domingo 30 de marzo a las 23:30 horas. Ellos estarán repartidos en carpas destinadas al descanso y hasta en una motorhome .

Lotus está conformado por un equipo estable de 30 personas, que en diciembre pasado duplicó su población. Conforme se acerca el festival, esa cifra se va multiplicando hasta llegar a un número cercano a las 8 mil personas trabajando en distintas áreas para el público. Cerca de 1.600 son colaboradores encargados del reciclaje de la basura, unos mil se cuentan en el ítem de artistas y sus delegaciones y otros 600 destinados solo a la seguridad, entre otros.

Todos ellos se disponen a quitar el candado del parque el próximo sábado para que ingrese la gente. Los más fanáticos seguro entrarán corriendo directo a la reja que separa el escenario del público. Cada uno gobernará su propia experiencia en un festival que ofrece múltiples combinaciones.

Evitar atochamientos

Para no encontrarse con largas filas al ingreso al parque, los productores dan la posibilidad de cambiar sus entradas por las pulseras del festival en la tienda del mall
Costanera Center.

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