domingo, octubre 18, 2015

El Campus Oriente de la UC abre sus puertas a la colección de Gastón Soublette

El Mercurio

Esta semana comienzó a recibir público la sala que exhibirá más de 150 piezas elaboradas por pueblos originarios y recopiladas por el investigador, entre ellas textiles, cerámica, líticos y platería. La iniciativa se inserta en un plan para renovar el Campus Oriente, que contempla convertirlo en un gran centro cultural.

ELENA IRARRÁZABAL SÁNCHEZ

Un llellipun fue parte de la ceremonia de inauguración del espacio que alberga la valiosa donación del investigador, académico y musicólogo Gastón Soublette. Lo ofició el lonko Iván Coñuecar, acompañado de otros integrantes de la comunidad We folilche del cerro Cordillera de Valparaíso. Se trata de una oración mapuche donde se pidió por buenos auspicios para la preservación y exhibición de la colección. "Inaugurar esto sin ellos era inapropiado. Por eso convidé a una comunidad mapuche del puerto. No es una rogativa ( nguillatun ) ni una curación ( machitun ), sino que la idea es de celebración", señala Soublette.

Las mismas heladas salas y pasillos del Campus Oriente que lo vieron enseñar y caminar con sus tradicionales mantas durante los 43 años que hizo clases en el lugar, recibieron ahora el legado de Gastón Soublette: más de 300 piezas de arte mapuche y precolombino. Una colección diversa, compuesta por cerámicas, platería, textiles y tallas de madera y piedra (líticos), entre otras piezas seleccionadas por una mirada sabia que les da sentido y coherencia. "Es una colección en la que no se privilegia solo la espectacularidad, sino el sentido de los objetos. Ha sido cuidadosamente armada durante toda su vida por un gran conocedor de la cultura de los pueblos originarios" explica Gabriel Castillo, director del Instituto de Estética de la UC.

Para Gastón Soublette (88), "este momento es la culminación de un largo período de mi vida, varias décadas haciendo clases en el Instituto de Estética en torno al arte y la cultura de estos pueblos, junto al profesor Carlos González, quien fue un gran precursor de estos estudios. Fue en este contexto en que inicié esta colección, basada en un punto de vista estético y ritual".

También le influyó, por cierto, su búsqueda y encuentro con el pueblo mapuche en su adultez, que lo llevó a entrar en trance durante un nguillatun en Quepe, en la IX Región. "Una machi me explicó que el newen -espíritu mapuche- había entrado en mí y no se iba a salir jamás. Siempre me iba a sentir atraído por estos rituales y estos paisajes. Y así sucedió", ha relatado el investigador.

La donación incluye objetos arqueológicos, pero también etnográficos, es decir, relativamente contemporáneos, usados por los grupos indígenas en sus rituales. El conjunto abarca un período que va desde la prehistoria (5 mil años atrás) hasta fines del siglo XIX, y proceden de culturas como la Mapuche, Inca, Chimú, Moche, Diaguita, Arica, Atacameña, Nazca y Tiwanaku, entre otras, aunque con un predominio de objetos mapuches. Se exhibirán casi 200 piezas y luego algunas irán rotando.
Caminando hacia un centro ceremonial

Bajo el título de "Aula educativa de nuestros pueblos originarios", se acondicionó un espacio de 120 m² uniendo dos antiguas salas de clases en el segundo piso del campus, que servirán para exhibir los objetos al público y también para la enseñanza universitaria. La oficina Amercanda -con experiencia en exposiciones y exhibiciones museográficas- fue la responsable de la disposición del espacio y del establecimiento de condiciones lumínicas y atmosféricas que favorezcan la conservación de piezas tan delicadas como los textiles mapuches.

Según Pablo Cordua, uno de los socios de Amercanda, se trata de un 'aula de arte'. "La prioridad es la contemplación de los objetos en su dimensión estética. Para ello, la colección está dispuesta en una vitrina dentro de la sala universitaria. Es un recorrido en espiral hacia el mundo ceremonial de los pueblos originarios, aunque muy especialmente el mapuche".

Esta idea se concreta con un primer recorrido exterior, que exhibe primordialmente objetos líticos relacionados con el poder y que apenas deja entrever los objetos rituales. Al avanzar en el recorrido se ingresa en una segunda parte en que los objetos ceremoniales se despliegan en todo su esplendor y diversidad. Asimismo, una gran vitrina lateral exhibe las piezas relacionadas con culturas del Norte.

"Absolutamente imprescindible fueron las conversaciones, instrucciones y visiones del profesor Soublette", explica Cordua. "En apariencia es un diseño simple que prioriza la observación de la colección, pero con muchos elementos ocultos y relaciones entre las piezas que serán descubiertos por el observador atento". La idea del diseñador es "mostrar de una manera no tan explícita. Generar una experiencia de sensaciones, más que enciclopédica. La información se obtiene en una segunda lectura, después de haber 'sentido' las piezas, a través de textos que se ubican en la parte inferior de las vitrinas".

Para Cordua, una de las piezas clave son los textiles de la colección. "Hay siete mantas de loncos, algunas se remontan a 1860. Por el momento, se van a exhibir tres", cuenta Soublette. "Hay una que me gusta mucho, de franjas horizontales. Es muy elegante, solo una vez la usé, para ir a una reunión muy importante: parecía el rey de España. Entregué lo mejor, solo me dejé una manta para mí, que es de Lonquimay".

Los símbolos y la belleza

"Se propuso una línea curatorial que trascendiera los aspectos históricos y cronológicos de los objetos. La idea es poner el acento en sus particularidades plásticas y en las soluciones técnicas que permitieron la materialización de códigos estéticos y simbólicos específicos. Sobre todo, considerando que, en el mundo precolombino e indígena americano, lo ceremonial pertenecía y pertenece a todos los campos de las relaciones humanas: desde aquella de la gente con sus dioses, a esas otras que vinculan de manera política a las autoridades indígenas", explican Margarita Alvarado y Francisco Gallardo, del Centro de Estudios Interdisciplinarios Interculturales e Indígenas de la UC, a cargo de la curatoría del espacio.

Según ellos, "todas las piezas de la colección Soublette guardan extraordinarios misterios y significados, algunos de los cuales muchas veces no son accesibles. Son el registro material de la vida cultural de quienes las hicieron y utilizaron. Cada una de ellas fue producto del diseño de un artesano que introdujo las cualidades necesarias para su existencia".

Entre los conjuntos más notables, los investigadores destacan los llamados Cuchillos Taltaloides (4000-2000 a.C.). "Los primeros de ellos fueron encontrados en las costas de Taltal. Son artefactos de piedra de extraordinaria factura, tallados a presión sobre rocas que los cazadores recolectores marinos obtenían de la pampa desértica y presentan largos y delgados filos usados para desarticular grandes animales del océano. Su valor no solo radica en su eficacia tecnológica, sino en que formaron parte de ofrendas funerarias de cuerpos enterrados bajo el piso de sus habitaciones" .

A juicio de los académicos, la mirada de Gastón Soublette se evidencia, más que en los objetos mismos, en los conjuntos que quiso conformar, "privilegiando los líticos, la cerámica y los textiles. El mundo simbólico y la belleza suelen tener grandes afinidades, puesto que las expresiones materiales de la cultura deben encontrarse para hallar un lugar en el mundo de los significados. Es un tema que ha gobernado las preocupaciones de don Gastón".

Según los curadores, "no debemos olvidar que los pueblos indígenas están vivos aquí y ahora. Esperamos, por lo tanto, que esta muestra aporte desde el arte al reconocimiento del pueblo mapuche en las expresiones y riqueza de su cultura. Los reconocimientos culturales son necesarios para la convivencia intercultural".


Muestra abierta de 10:00 a 13:30 y de 15:00 a 19:00 hrs.


 Los planes para el Campus Oriente

"Para mí la única solución era armar un pequeño museo en el Campus Oriente, donde he hecho clases por tantos años. Es el lugar ideal, sobre todo ahora que el rector está dispuesto a revitalizarlo y convertirlo en un gran centro cultural", explica Gastón Soublette. El tradicional edificio de ladrillos emplazado fue levantado en 1926 para albergar el convento y colegio de las Monjas del Sagrado Corazón; la UC lo adquirió en 1971 y ahora trabaja en su renovación.

Patricio Donoso, prorrector de Gestión institucional de la UC, detalla el plan para revitalizar el lugar. "Ya se inauguró un nuevo edificio para la Facultad de Artes, que incluye oficinas para los profesores de arte, teatro y música. Además, en todo el sector sur del campus, que considera su frontis se espera crear el Centro de Extensión Campus Oriente, para que allí conviva la actividad académica con diversas iniciativas de extensión y de desarrollo cultural, abiertas a la ciudad y a la comunidad".
La Facultad de Artes será pieza clave en esta iniciativa, ya que nutrirá con su experiencia en un amplio espectro de expresiones culturales: conciertos, teatro, artes visuales y conferencias. Según Donoso, este centro "debería convocar no solo al público de las comunas de Providencia y Ñuñoa, sino también de otras partes de Santiago".

La primera parte del proyecto considera la renovación del ala sur-oriente del Campus, e incluye 4.500 m2 entre remodelaciones y nuevas construcciones. Esta etapa considera un auditorio para 250 personas, salas de clases, una librería y una cafetería. También contempla un Centro de Idiomas, English UC, para la enseñanza del idioma en asociación con universidades extranjeras, como Notre Dame de EE.UU. Esta etapa debería estar terminada a comienzos de 2017.

Más a largo plazo se planifica la remodelación del sector sur-poniente con una plaza central techada, un conjunto de salas y auditorios aledaños, un salón subterráneo para mil personas y salas de exposición. Allí estarían también las dos aulas de exhibición permanente, una reservada para la donación de Soublette y la otra de arte religioso colonial, conocida como Colección Gandarillas. Para la materialización de esta etapa se están buscando recursos y se espera concluirla el 2018. "Sería bonito que en el mismo lugar hubiese una colección de arte indígena y otra de arte colonial, dos partes importantes de la historia de Chile", concluye Gastón Soublette.

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