lunes, julio 25, 2016

Discoteca invernal: el jazz chileno suma y sigue

El Mercurio

Una serie de nuevos álbumes ven la luz en lo que va del año, parte de la consolidación de una industria autogestionada. Aquí, un recuento de títulos para conocer.  

IÑIGO DÍAZ 

Es saxofonista y compositor, y escribió la obra en tres movimientos "Wake up (Little 943rd love)", una de las más interesantes del disco "Décimo", con que el Ensamble Quintessence obtuvo este año el premio Pulsar. Pero Alejandro Sánchez es también productor fonográfico y está a la cabeza de Vértigo, un nuevo sello disquero de jazz.

"Desde que estudiaba saxofón en Alemania comencé con las grabaciones. Ahora oficialicé el trabajo de producción, con mi estudio de grabación y con este sello que ya tiene en vista unos cuatro o cinco discos", dice Sánchez, argentino de nacionalidad pero ya instalado en Chile. En los próximos meses lanzará nuevos álbumes de guitarristas: Diego Riedemann, el porteño Nicolás Reyes, Italo Aguilera y Gabriel Reyes.

Pero Vértigo ya lanzó su primer título. "Proyecto satélite" es el debut del también guitarrista Tomás Gubbins (26), con material para un quinteto moderno que no omite la tradición. "El proyecto es colectivo. Yo llegué con esbozos de las composiciones buscando que las personalidades de los músicos completaran lo que faltaba y hablaran de quiénes son ellos mismos", dice Gubbins.

Uno de los sidemen de ese quinteto es el trompetista Alejandro Pino (25), quien en paralelo presentó el disco "Atmósfera", un experimento junto al pianista Valentino Baos (26). "Nos conocimos en una jam hace cinco años. Una noche queríamos tocar en cuarteto, pero no conseguimos contrabajista ni baterista. Fuimos igual y el dúo funcionó muy bien", dice el cañetino. "En el disco logramos un intercambio muy fluido que genera atmósferas, por eso su título", agrega.

La autogestión jazzística sigue su marcha este invierno, y músicos como el pianista viñamarino Gonzalo Palma (45) tiene presencia doble después de 12 años sin grabar. Primero aparece con un elenco de la Quinta Región, llamado Kinteto Obrero, y el disco "Tijerales". Próximamente lo hará con su propio trío, que llama Triángulo de las Bermudas, en el álbum "Zona alta, zona baja". Editado por Animales en la Vía, en agosto este sello independiente presentará también el debut de la cantante Natalia Ramírez (27), titulado "Bailando en el Casanova", con el repertorio clásico que ella mostró en el Festival de Jazz de Providencia este verano.

De ese swing tradicional a un jazz avant-garde , los hermanos Diego (31, saxofón) y Hugo Manuschevich (34, batería) vuelven a ajetrear la escena con el disco "Concepts and motifs", que grabaron junto a Javier Valdebenito (32, contrabajo). "Al tocar sin piano todo es más complejo, porque debemos crear la armonía entre el saxofón y el contrabajo. Pero también consideramos que la batería tiene propiedades armónicas", dice Valdebenito.

Ritmo a dos bandas

En Nueva York desde 2009, este año el baterista Rodrigo Recabarren sale al frente por partida doble. En septiembre lanzará "Gravity's empire" (Discos Pendiente), con el Novas Trio, que incluye al vibrafonista Carlos Vera Larrucea. En paralelo lidera un proyecto con otros músicos neoyorquinos. En agosto estrenará en Chile su álbum "Mural" (Berthold Records).

Una propuesta mucho más lúdica es la que muestra este viernes en el Auditorio del Colegio Médico en Concepción el grupo penquista Los Temibles Sandovales, elenco de jazz manouche a tres guitarras, violín y contrabajo, que sigue la escuela europea de Django Reinhardt. Su álbum es "Los Temibles Sandovales" (Discos Pendiente).

Y si de autogestión se trata, el grupo Quilín, que comenzó a tocar fusión en 1979, se anota con el disco "ADN", mientras la Mapocho Orquesta representa la prueba viva del éxito de un proyecto social y educacional como la Conchalí Big Band, de donde provienen los músicos que este invierno lanzaron el dinámico "Cicatriz" (Discográfica del Sur).

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