sábado, noviembre 05, 2016

José "Pepe" Guixé: Adiós a un autodidacta del teatro y la TV

El Mercurio


El comunicador y pionero de los "noteros" tenía 94 años y murió ayer en la mañana, producto de las complicaciones de una neumonía. Su funeral se realizará hoy en el cementerio Parque del Recuerdo.

Eduardo Miranda y Martín Cifuentes

Hacía décadas que Pepe Guixé no volvía a su natal España. "Había algo de dolor ahí", reconocen en su familia. Sin embargo, cuando alguna de sus nietas viajaba a Madrid o a otras ciudades, él siempre les encargaba dos cosas: azafrán y un puñado de tierra. "Era una petición que siempre hacía, porque recordaba con mucha nostalgia", explica su nieta, la periodista Francisca Babul.

Aunque no fue su país de nacimiento, sus cercanos coinciden en que Pepe Guixé sentía una enorme gratitud por Chile. Fue aquí donde formó su familia y donde desarrolló una destacada y diversa carrera como comunicador: fue actor, dramaturgo, locutor, periodista y conductor de televisión. Ayer, a las 8:45 horas, puso punto final a su trayectoria: murió a los 94 años, producto de las complicaciones de una neumonía. "Nos habíamos despedido hace tiempo, porque sabíamos que estaba enfermito", explica su nieta. "En el último año lo vimos más decaído, con menos ganas".

José Guixe Cañizares nació el 14 de agosto de 1922 en Madrid. Hijo del diplomático y periodista Juan Guixé, llegó a Chile con su familia huyendo del franquismo. "Vivió en otros países de Europa y también en Colombia, pero decía que le gustó Chile porque el clima era muy parecido con España", agrega su nieta.

Sus primeros pasos profesionales fueron al alero de la compañía teatral de comedias de Lucho Córdova y Olvido Leguía. Junto a ellos trabajó como escritor pasando a máquina los textos que el propio Córdova le dictaba. Luego reemplazó a un actor en un pequeño rol y su talento lo llevó a figurar cada vez más. "Lo vi en el teatro un par de veces. Tenía una simpatía increíble. Era perfecto para galán cómico. Hacía reír con mucho entusiasmo", recuerda el director Fernando González. "Fue un autodidacta, no tenía estudios formales, como los profesionales de la vieja escuela. Lo suyo era puro oficio", agrega Babul.

Fue en el teatro donde conoció a su esposa, Victoria Duval, sobrina de Olvido, que adoptó su apellido Leguía como nombre artístico. Tuvieron una sola hija y dos nietas.

Llegó al cine en 1955, en la recordada "El gran circo Chamorro", luego vinieron "Cabo de Hornos", en 1956, y "El fin del juego", en 1970. Hizo radioteatro, fue locutor y también llegó a la televisión para integrarse al elenco de las miniseries.

Después del teatro, continuó con la actuación en televisión. En los sesenta, entró al área dramática de Canal13 porque, según contaba, era mejor la paga. "Llegó como actor para teleteatros y se transformó en un gran galán de televisión. Se convirtió rápidamente en animador", recuerda Sergio Riesenberg, que se codeó con él en ese entonces. Ahí participó del elenco de "Amalia", en 1967, e incursionó en el periodismo en "Telenoche", junto a Rose Marie Graepp y Javier Miranda, haciendo notas en terreno. También en TVN continuó con la actuación, formando parte de "La sal del desierto", en 1972, y también compartió pantalla con María Teresa Serrano, en "Estudio abierto", en 1975. "Marcó a toda una época, porque con la 'Coneja' Serrano hicieron el primer programa de la tarde. No se podría evaluar la pérdida, pero sí lo que él significó: hizo una animación no empaquetada, suelta y espontánea. Sacó la TV a la calle y vio los problemas reales de la gente", complementa Riesenberg.

Otro de sus pasos más significativos fue cuando Alfredo Lamadrid lo llevó a Teleonce. Ahí, en "Teleonce al despertar", compartió con Jorge Rencoret y tuvo un programa armado especialmente a su medida: "El café es con Pepe". En la señal, siguió con un estilo similar al que cultivó en Canal 13, más cercano a la denuncia y orientado a la ciudadanía, considerándose a sí mismo como "la voz de los sin voz". "En televisión estuvo un largo tiempo y dejó un gran recuerdo, porque tenía un rol muy importante: denunciaba a las municipalidades, los malos cuidados de las calles, en particular los hoyos", comenta el ex presentador Enrique Maluenda, que compartió con él en el set de "El gran circo Chamorro". La actriz Gloria Laso, que compartió con él en la producción de Protab "La sal..." añade: "Fue uno de los pioneros en los rostros de la pantalla, como Gina Zuanic en las noticias o Don Francisco. Fue parte de esos grandes hitos. Él era de una TV más provinciana, menos frívola y superficial".

Pepe Guixé estuvo trabajando en TV hasta el año 2000, participando hasta en programas como "Buenas tardes Eli", pero no frente a la pantalla.

La misa de despedida del actor es hoy, a las 10:00 horas, en la Parroquia Santa Elena, para luego proceder a su funeral en el Parque del Recuerdo.

 ¡Nos vemos, Pepe! - Alfredo Lamadrid
Con esa frase me despedí de ti, la última vez que estuvimos juntos. Fue en la calle Huérfanos, tu calle de siempre, la que siempre transitabas, ya que vivías en un departamento cercano. Andabas con un bastón porque habías tenido un accidente en una pierna, pero igual con la misma sonrisa, la misma alegría y la mente abierta a los recuerdos.
Te conocí en el Teatro Maru, cuando yo era actor de la compañía de Lucho Córdoba y Olvido Leguía, que eran tíos de Victoria Duval, tu recordada esposa. En aquellos años tú eras uno de los galanes más cotizados de la escena nacional y yo te miraba con cierta admiración. Después la vida nos juntó cuando te invité a trabajar a Teleonce, el canal de la Universidad de Chile. Ahí te junté con Jorge Rencoret en "Teleonce al despertar" y conformaron una dupla que aún se recuerda. También te diseñamos un programa que hiciste tuyo: "El café es con Pepe Guixé" y rompiste la sintonía con la entrevista a Rubén Adrián Valenzuela, el periodista que vivió la historia de "La cárcel por dentro". No olvidaré con que humildad fuiste a mi oficina a agradecerme.
Entre los recuerdos surge, sin duda, ese arroz a la valenciana que saboreamos en tu casa, junto a Victoria y Jorge, o cuando nos hacías reír con tus chistes, o cuando nos narrabas tus desventuras en la hípica.
También, cómo ganaste un auto en una rifa, número que compraste por obligación ya que no querías que la estudiante que te lo vendió creyera que "los de la tele", eran "apretados".
Con tu partida definitiva, aparecen más y más recuerdos. No hay duda que ya habrá tiempo para desmenuzarlos y volver a hacerlos presente en más de una reunión social. Por ahora, te digo lo mismo que aquella última vez : ¡Nos vemos Pepe!

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