lunes, junio 19, 2017

Amor entre bemoles y sostenidos

El Mercurio

Él es el director joven italiano más requerido por los teatros del mundo. Ella, la soprano española de más veloz carrera de los últimos años. Juntos -pero no revueltos, pues ambos tienen carreras individuales valiosas- trabajan incansablemente por la música.  

Por Juan Antonio Muñoz H.  

"Descubrí que mi instrumento era la orquesta"
El nombre de Riccardo Frizza (1971) ya está ubicado en el mundo de la ópera. Es un director de gran talento y sus trabajos son apreciados por los principales teatros de Europa y en el Metropolitan de Nueva York, escenario en el que debutó en 2009 con "Rigoletto" y "El trovador", y donde vuelve asiduamente. Nacido en Brescia, comenzó en la música a los 5 años estudiando piano, pero mientras seguía esos estudios sabía que el piano no era lo suyo. "Cuando tuve 14 o 15 escuché el 'Requiem' de Mozart en una versión de Karajan, y se me abrió el mundo. Era lo mío de verdad. Más tarde, fui a Viena con mi familia y en la Catedral de San Esteban vi en vivo un concierto con una Misa de Mozart. Entonces volví a decir: 'La orquesta es mi instrumento'", cuenta a "El Mercurio" desde Budapest, donde acaba de dirigir "Los puritanos" (Bellini).

Le pareció entonces comenzar a vivir dentro de un sueño. Por supuesto, escuchó mucha música y trabajó con grandes maestros, como Gianluigi Gelmetti, en la Accademia Chigiana di Siena. "Empecé a componer también, porque un maestro me dijo que si quería dirigir tenía que comprender cómo estaba hecha la música. Además, en la iglesia de mi ciudad había un libro de piezas para órgano, y comencé a orquestar estas piezas para dirigirlas con mis amigos. Yo estudiaba horas y horas las partituras que me gustaría interpretar, pero para saber si uno sirve para esto tiene que trabajar con una orquesta: eso es lo que más cuesta, pues no hay conjuntos para tantos aspirantes a director. ¡Qué sacas si tus ideas no las puedes traducir en un gesto que los músicos comprendan!", dice. Su primera ópera fue un título donizettiano, "Le convenienze ed inconvenienze teatrali", para un grupo de alumnos, "pero yo entonces no sabía nada de nada. Tengo la grabación y todavía a veces la escucho y me doy cuenta de que no está tan mal, pero también de la inconsciencia de uno... Yo digo que mi verdadero debut fue en Parma, en 2001, con 'Rigoletto'; un escenario difícil que me trajo uno de los momentos más inolvidables de mi vida. Y fue por casualidad, porque el director previsto canceló y me llamaron para que lo sustituyera".

Fue también por casualidad que conoció a su esposa, la soprano canaria Davinia Rodríguez: "Yo dirigía 'El elixir de amor', y debimos sustituir a la cantante que hacía el rol de Giannetta, y ahí llegó Davinia, que entonces estaba medio dedicada al pop. No nos separamos más".

Seguidor de Riccardo Muti -"admiro su capacidad para partir desde el texto para llegar a la música, y también su respeto por el significado auténtico de la ópera"- y de Alberto Zedda -"fue un maestro maravilloso; en él se unían el musicólogo y el músico, y como era músico sabía qué cosas de sus estudios filológicos pueden llegar a un escenario"-, el trabajo de Frizza se ha concentrado en Verdi y también en la tríada belcantista: Rossini, Donizetti, Bellini. Uno de sus últimos trabajos fue precisamente "Lucia di Lammermoor", que "abrí por completo. Hicimos a un lado todos los cortes. Y pude hacer la escena de la locura tal como es. Y la ópera deviene otra; se descubren tantísimas cosas; toma un aire de frío, de hielo, muy impresionante. Cambia la arquitectura de la obra de manera radical y también el tipo de voz adecuada para la protagonista. Pusimos atención al canto legato , las variaciones, las cadencias, la elasticidad del respiro musical, y la pazzia la hicimos no con flauta sino con l'armonica a bicchieri ". Con todo, su amor máximo sigue siendo Verdi. Pronto irá sobre "Aida", en Macerata, y luego "Falstaff", en Parma, pero su amor máximo es "Otello": "Es la ópera de las óperas. Verdi estaba en el momento de máxima madurez y logró una partitura apoteósica. Es una obra que no tiene parangón realmente en la historia de la música". Con una agenda cada vez más repleta de compromisos, entre estos destaca el regreso a la Scala de un título sobre el que pesa la leyenda -y la realidad- de Maria Callas: dirigirá "El pirata" (Bellini), con Sonya Yoncheva como protagonista.
Próximos compromisos: "Aida" (Verdi), en Macerata desde el 30 de julio al 14 de agosto; "Falstaff" (Verdi), en Parma, entre el 1 y el 22 de octubre. Siguen "La Traviata" (Verdi), en Tokio; "El Barbero de Sevilla" (Rossini), en París, y "Semiramide" (Rossini), en Múnich.
http://riccardofrizza.com

"Encontrar mi propia voz ha sido encontrarme a mí misma"
La vida de la soprano Davinia Rodríguez ha sido de descubrimientos. Respecto de sí misma y del mundo de la música. Nacida en Palmas de Gran Canaria en 1980, pocos podrían pensar que la artista que hoy canta óperas tan arduas como "I due Foscari" o "Macbeth" partió dedicada al folclor canario. "Lo hacía desde niña y me encantaba. Pero desde ahí derivé a una suerte de pop fusión", cuenta. Por supuesto, estudió canto lírico, primero en Palmas y luego en Madrid, durante tres años, con la mezzosoprano Teresa Berganza. "Pero siempre estaba entre una cosa y la otra. Un buen día tuve que cantar la Giannetta del 'El elixir...' y ahí me encontré con Riccardo, que ya tenía una carrera importante a su haber. "Nos enamoramos y nunca más nos separamos. Siempre preparamos juntos nuestro trabajo y lo conversamos todo, pero pocas veces hemos coincidido en una misma producción. Ahora tenemos una hija maravillosa, Sofía (6), que vive entre bambalinas y escenarios, y que tiene una sensibilidad increíble que a veces me llega a asustar. Entiende el teatro como modus vivendi ".
Señalada en los inicios como soprano lírico-ligera, hoy su repertorio es otro muy distinto. ¿Cómo fue ese cambio? "La verdad es que mi voz encontró su propia vereda. El embarazo fue fundamental; las hormonas me cambiaron la vida (ríe). Yo realmente estaba complicada porque sentía que haciendo ese repertorio me cansaba muchísimo; podía terminar, pero quedaba agotada. Íntimamente sentía que algo no funcionaba. Al pasar a roles como Amelia ("Simón Boccanegra"), Lucrezia Contarini ("Foscari") o Lady Macbeth, todo cambió: al terminar una función podría cantar la ópera completa otra vez. Eso ha sido para mí el indicio de que estoy en el camino justo. En cierta medida, siento que encontrar mi propia voz ha sido encontrarme a mí misma. Pero estoy feliz también con lo anterior, porque he podido mantener los agudos, ¡eso me queda en el bolsillo y nadie me lo quita!".

Otro de sus descubrimientos ha sido la soprano Sylvia Sass, con quien trabaja su repertorio. "Ella es un milagro. Una grandísima maestra. Riccardo me dice que nunca vio una maestra así. Capta todo. La descubrí cuando me llamaron para hacer Lady Macbeth en Viena, con Plácido Domingo; me puse a hurgar en YouTube todo lo que había y de pronto doy con ella. Veo a esta mujer hermosa, gran actriz y cantante impresionante. Yo no sabía si existía o no, si estaba o no viva. Me lancé a buscarla como una loca hasta que di con su paradero. Cuando escuché su voz, en cierta medida me descubrí a mí misma... fue una especie de simbiosis. Me vi reflejada en lo que escuché. Fue realmente tremendo. Así, ahora estudio siempre con ella, y cuando no podemos juntarnos lo hacemos por Skype. No solo es una gran artista, sino la persona más buena que existe, y además de gran cantante es una gran pianista. ¡Cómo toca el piano esa mujer!". Es Sylvia Sass también la que la contiene para que no dé pasos apresurados. "Hay que tomar las cosas con calma. Ella lo sabe muy bien. Uno de mis sueños es hacer 'Tosca'; sé que lo haré un día y quiero estar preparada. Ahora trabajo en la Donna Elvira de 'Don Giovanni', que haré en el festival de Spoleto. Ya hice Donna Anna y Zerlina, y ahora con Elvira haré a las tres mujeres de este Don Juan. Me hace muy bien cantar Mozart porque es lo más limpio que existe, a la vez que lo más expuesto. El de Verdi es un canto de desahogo; Mozart, en cambio, obliga a recoger todos los caballos".

Próximos compromisos: "Don Giovanni" (Mozart / Donna Elvira), en Spoleto, Italia, entre el 30 de junio y el 2 de julio; "Turandot" (Puccini / Liú), entre 21 de julio y el 13 de agosto, y "Simón Boccanegra" (Verdi), Nápoles, 7 y 14 de octubre. http://daviniarodriguez.com

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