Teatro Caupolicán, 22 de octubre.
El pianista y el baterista comenzaron a tocar juntos en 1975. Regresan a los escenarios con nuevo disco y una gira.
IÑIGO DÍAZ
"Steve y Chick, Chick y Steve; Corea y Gadd, Gadd y Corea". Si el cliché acerca de que ciertos músicos no requieren presentación tiene su momento, entonces este es uno de ellos. Ahí está el histórico pianista Chick Corea para confirmarlo ante las cámaras, cuando reduce al mínimo las ideas en el video promocional del proyecto que lo reúne este año con el baterista Steve Gadd. Son solo Corea y Gadd: no hay más que elucubrar.
"Steve y yo hemos sido cercanos como músicos y amigos por mucho tiempo. En el momento en que nos juntamos siempre hay algo que se enciende automáticamente", dice Corea, mientras Gadd añade que "no dejo pasar la oportunidad de tocar con Chick, porque esto me lleva a otro nivel musical". El resultado de este nuevo encuentro fue simple: "Tuvimos una idea: grabemos un disco, hagamos una gira para tocar".
Esa gira estará en marcha este semestre. Es el resultado de una sesión que este verano los tuvo en el estudio para grabar un disco con el sello Concord Jazz, que recién se estrenará en agosto en EE.UU. Allí, Corea y Gadd, de 76 y 72 años, respectivamente, tocan con un sexteto de fusión, el mismo que llega a Chile el próximo 22 de octubre.
El concierto es en el Teatro Caupolicán. En ese escenario Chick Corea ha actuado en sus últimas tres visitas. Ahora regresa con un elenco cosmopolita que incluye al afroamericano Steve Wilson (saxo alto y flauta), el beninés Lionel Loueke (guitarra), el cubano Carlitos del Puerto (contrabajo) y el venezolano Luisito Quintero (percusiones).
Steve Gadd, que ya había estado en Chile como músico de Eric Clapton en 2011, se une como coprotagonista en una historia conjunta que tiene sus primeros capítulos en los años 70.
Tras dejar las bandas de Miles Davis, donde tocaba el piano Rhodes, Chick Corea comenzó a tomar plena autonomía hasta convertirse en un referente del jazz de los nuevos tiempos, sostenido en los lenguajes de la fusión, la experimentación y el virtuosismo. De esos tiempos son sus trabajos con el grupo de jazz-rock Return to Forever.
Pero cuando retomó su carrera solista comenzó, entonces, a trabajar con Steve Gadd, quien había tocado como niño prodigio de 11 años en la orquesta de Dizzy Gillespie, y tras un período en el ejército estadounidense se había integrado en 1972 a los estudios de grabación como sesionista.
Las colaboraciones entre ambos se pueden escuchar en discos de fusión como "The leprechaun" (1975), "My spanish heart" (1976) y "The mad hatter" (1978), pero sobre todo en uno de los clásicos del jazz contemporáneo de Corea, el cinco estrellas "Three quartets" (1981).
buenas noches , soy venezolano y por custiones de trabajo fui afortunado de ver este conciento en Santiago, quisiera saber si alguien tiene fotos de este concierto para que las comparta conmigo, saludos hermanos chilenos.
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