Trabajará con la Orquesta Sinfónica en tres programas diametralmente distintos, uno por semana.
El director sueco conducirá una creación cumbre de Manuel de Falla, piezas escritas en los últimos años y tres obras maestras del Impresionismo. Además, actuará con el famoso violinista Pinchas Zukerman. Aquí, su plan de acción.
Romina de la Sotta Donoso
El experimentado director sueco Ola Rudner (1953) acaba de dar inicio a tres intensas semanas de trabajo con la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile. Juntos presentarán tres programas diametralmente distintos.
Este viernes y sábado, en el ex Teatro Baquedano (Ceacuchile.com), presentarán una obra cumbre de Manuel de Falla: "El sombrero de tres picos". "Me encanta su nitidez; puedes imaginarte toda la historia. Cuando oyes las danzas de la molinera, ¡sabes inmediatamente qué tipo de mujer es!", dice Rudner.
También tocarán "Ul Kaltum. Retratos de Arauco", del chileno Edgardo Cantón, pieza que califica como "fascinante, rítmicamente compleja y fácilmente comprensible".
El programa incluye el Concierto para timbal (2002), de Russell Peterson, con Gerardo Salazar como solista. "Estoy feliz de trabajar con él, porque lo conozco y sé que el resultado será excelente", asegura Rudner. "El lenguaje de esta obra es melodicista, tiene citas de jazz y de música del cine, y el timbal, que es el protagonista, es muy melódico, no percutido. Para lograr eso, hay que frasear doblemente, exagerar las articulaciones y las dinámicas", dice Salazar.
Tras ser un cotizado violinista, premiado en la competencia Paganini, y concertino en varias orquestas, Rudner fue elegido como asistente por el legendario músico Sandor Vègh, y su carrera como director musical y de ópera despegó, con compromisos en Salzburgo, La Fenice y el Maggio Musicale Fiorentino.
El 4 y 5 de agosto, en el ex Teatro Baquedano, Rudner y la Sinfónica ofrecerán dos jornadas netamente impresionistas. De Ravel tocarán "Mi madre la Oca" y el Concierto para piano en Sol Mayor, con Javier Lanis como solista, y cerrarán con "El Mar", de Debussy.
"Las tres son obras maestras", aclara Rudner, y destaca el carácter, la belleza y el romanticismo de la primera pieza de Ravel, y el virtuosismo y las innovadoras orquestación y rítmica de la segunda.
Respecto de la genialidad de Debussy en "El Mar", dice que "transmitir todas las imágenes que vemos a través de su música ya hubiera sido suficiente, pero él hace mucho más que eso. Logra extraerle colores increíbles a la orquesta, de una forma que nadie más lo ha hecho. Es como si hubiera escrito sensaciones y no armonías".
Su tercer compromiso con la Sinfónica será en el CA 660 (Corpartes.cl), el 10 de agosto. Ese día se alternará, como director, con el famoso violinista Pinchas Zukerman. "Estoy muy contento, él fue uno de mis intérpretes favoritos cuando yo estudiaba violín", comenta. Rudner dirigirá el Doble Concierto para violín y chelo, Op. 102, de Brahms, con Zukerman y Amanda Forsyth como solistas, y la Sinfonía N° 4, "Italiana", de Mendelssohn.
"Poco después de estrenar esta sinfonía, Mendelssohn la reescribió, porque la encontraba demasiado adorable y quería que sonara más como Beethoven, quien para él era insuperable. Brahms también le tenía un enorme respeto a Beethoven, y por eso esperó tanto para escribir su primera sinfonía, pero logró algo en común con él: en sus partituras el material temático está completamente resuelto", cierra Rudner.
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