lunes, marzo 19, 2018

Lana del Rey en Lollapalooza: la seducción de un ángel


La Tercera

La cantante neoyorquina encantó al público con su canciones melancólicas y cada uno de los gestos que regaló a quienes fueron a verla.

Por Mónica Garrido

Cuando ya era casi las 21 horas, apareció sobre el escenario Elizabeth Woolridge Grant, más conocida como Lana del rey. “Es bueno estar de regreso. No hay ningún lugar donde prefiera estar”, dijo la cantante sonriendo a modo de afectuoso saludo a la multitud que solo tenía ojos para ella.

“13 beaches” dio inicio a un show que atrapó a los presentes en un encantamiento difícil de romper. La puesta en escena, la inigualable voz de Lana, pero sobretodo, ella misma con sus sonrisas dulces, miradas cómplices y movimientos suaves; crearon el efecto de estar viendo a una artista de nivel superior, como si su público no la mereciera.

El tema “Cherry”, que hace pocas semanas cantó en un karaoke junto a algunas de sus seguidoras, fue una de las tantas oportunidades en que desplegó su sensualidad por medio de una pequeña coreografía. Desde allí no paró. Incluso se acostó en un piano mientras cantaba mirando directamente a sus fanáticos.

Lana canta a las penas de amor, la traición, la soledad y al vivir sumida en los recuerdos; pero siempre con la frente en alto. No se deja derrotar por las sombras del pasado que amargan al corazón y a veces quitan la respiración.



“¿Cómo lo están pasando?”, preguntó del Rey con su voz suave, quien recibió como respuesta un grito muy propio de nuestra idiosincracia: “Mijita rica, mijita rica, la la la la la la la la la la la”. Quedará en duda si la cantante supo o no qué era lo que escuchaba, pero su respuesta natural fue moverse al ritmo de aquellos vitoreos y presentar uno de sus clásicos.

Los primeros acordes de “Born to die” recibieron una fuerte ovación del público, el cual cantó al unísono los versos que aseguraban que nacimos para morir. De pronto, la mujer de 32 años decidió bajar del escenario, aquel lugar que contribuía a su apariencia inalcanzable, para caminar por el pasillo que dividía al público en el Itaú Stage.

Era como una escena sacada de una película: todos querían estar más cerca de ella, tocarla como para comprobar que lo que veían era real y no una alucinación divina. “Estoy muy emocionada por estar con ustedes esta noche”, pero los realmente emocionados eran sus seguidores.

“Blue jeans” y un breve canto de cumpleños al estilo de Marilyn Monroe, terminaron de enamorar a una audiencia que desde la primera sonrisa de Lana se entregó a ella sin oponer resistencia.

Así, con una combinación de actitud ‘femme fatale’ y joven inocente, la artista sacó lo mejor de sus cinco álbumes marcando ‘peaks’ de emoción en “Lust for life”, “Ride” y “Summertime sadness”.

“Chile, ustedes son los mejores. ¿Lo saben cierto? Estoy segura que sí”, dijo del Rey. “Solo nos queda tiempo para una canción más”, aseguró cuando ya eran casi las 22 horas, provocando un masivo sonido de desaprobación. “Les prometo que nos veremos muy pronto. Espero que hayan tenido unos días maravillosos”.

Con “Off to the races” la cantante comenzaba a despedirse, pero no sin antes acercarse nuevamente al público para extender sus manos a más de un fanático y recibir banderas que llevó consigo cuando subió por última vez al escenario.

El espectáculo de la neoyorquina, destacó entre los más de 100 artistas que se presentaron en Lollapalooza 2018. Fue una suerte de ‘estrella de Belén’ en el mar de constelaciones que significa un festival musical.

Lana del Rey fue un ángel que por una hora, bajó a la tierra para visitar a los mortales con un show perfecto.


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