Mientras sus colegas americanos cancelan sus shows o se mudan a recintos de menor aforo, el ídolo puertorriqueño solidifica su popularidad en el país con siete presentaciones.
José Vásquez
El Movistar Arena bajó sus luces y los aullidos femeninos, mayoría apabullante anoche entre las 13 mil personas que agotaron los boletos por Chayanne, subieron a un nivel auditivo muy cerca de lo peligroso en el gran domo del Parque O'Higgins.
El espectáculo comenzó media hora más tarde de lo programado, pero nadie pareció impacientarse demasiado, sobre todo los asistentes que llegaban atrasados buscando su asiento al interior de un recinto que ofrecía una panorámica donde las coronas de flores eran la tendencia. Claro que en una versión actualizada: esta vez se multiplican luminosas e intermitentes, destacando entre los puntos blancos de los celulares que apuntaban desde todos los sectores del lugar directo al escenario esperando al ídolo puertorriqueño.
A las 21:30 cayó un telón blanco que cubría el montaje y que dejó ver un escenario en tres niveles de pantallas led donde un septeto aumentó los decibeles que explotaron al momento de aparecer Chayanne para comandar una versión muy pop rock de "Torero".
Su voz se escucha como una pista metalizada y el sonido nunca es muy nítido, pero la devoción es total. Chayanne, con 50 años, sigue proyectando a la distancia una imagen juvenil que imprime en vivo con una exuberancia en el baile.
La cancha del lugar tiene asientos, pero todos siguen el concierto de pie, que continúa con "Humanos a Marte" en un pulso latino que aumenta todavía el nivel de los chillidos cuando el cantante se quita la chaqueta.
El puertorriqueño sabe responder a las generosas muestras de afecto y de manual les lanza un "esta noche ustedes mandan y yo obedezco" y pasa a las baladas con "Dejaría todo", mostrando al inicio y en tres tiempos los márgenes de un repertorio que esta vez se expandió también a lo urbano cerca del final con su "Choka Choka", que grabó junto a Ozuna, y que su gente sigue con atención, pero sin la euforia de sus éxitos ochenteros.
Popularidad intacta
Las turbulencias de una cartelera colmada de conciertos este último trimestre no afectaron el plan de vuelo de un Chayanne que anoche realizó la primera de sus cinco presentaciones en Santiago, en un viaje que se va a extender a regiones con conciertos en La Serena y Concepción.
Mientras algunos de sus colegas, también galanes latinos, debieron bajar sus ambiciosas pretensiones de taquilla -entre ellos, Ricardo Arjona, quien mudó su concierto desde el Estadio Nacional a la Pista Atlética del coliseo ñuñoíno, en septiembre pasado- o derechamente cancelar, como Maluma (quien ayer comunicó que no realizará este año la gira que tenía planificada para este mes y que incluía Santiago, Concepción y Antofagasta), el puertorriqueño no hace otra cosa que solidificar una popularidad en nuestro territorio que ya en 2015 alcanzó el récord de seis shows en el mismo Movistar Arena.
Todo vuelve a subir de intensidad cuando su cancionero se instala de nuevo en los ochenta con canciones como "Fiesta en América" y "Palo bonito", antes de baladas como "Tiempo de vals" y que siguió luego en modo unplugged para un popurrí que incluyó temas como "Tu pirata soy yo" y "Atado a este amor".
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