El Mercurio
De la música de fusión y de clubes a la música experimental y camerística, en esa diversidad de estilos se sitúan los últimos trabajos discográficos de 2018.
IÑIGO DÍAZ
Faltaba la última pieza de la obra que el pianista y compositor Mario Feito había iniciado en 2007 con el disco "El último patagón". En ese fin del mundo austral se inspiró primero y más tarde fue el desierto nortino el que lo llevó a publicar en 2012 el disco "El valle del tiempo". Ese recorrido lo sitúa ahora en la ciudad, en el cierre de la trilogía, un disco que inesperadamente terminó llamándose "Dalila".
"La muerte de mi madre Dalila cambió todo. Me cambió a mí. Me puse a componer otras cosas, que al final se transformaron en una despedida para ella", dice Feito, respecto de piezas como "Pedacito", "Dalila en tránsito" o "El último adiós". Publicado por el sello Animales en la Vía, fue grabado con el trío que completan Pablo Vidal (contrabajo) y Nicolás Ríos (batería), además de Luz Cuadros (clarinete) y Matías González (guitarra) en las secciones ampliadas a quinteto.
"Li" es el tercer trabajo del clarinetista Mauricio Barraza. "Escribí un poema para reconciliarme con las palabras. Se llamaba 'Li', voz que viene del chino y significa lo que está adherido al fuego", cuenta Barraza. Musicalmente se grabó de una sola vez con un cuarteto sin línea de bajo: Sergio Valenzuela (piano), Esteban Sumar (guitarra) y, otra vez, Nicolás Ríos (batería).
"Ese día se ausentó el contrabajista y tocamos igualmente. Me encantó porque el sonido es puro. Siento que la música hoy día es muy neurótica y perfeccionista. Hay poco espacio para el error. 'Li' es lo que es", dice.
Si de grabaciones a primeras tomas se trata, el saxofonista tenor Agustín Moya tiene jinetas. Su serie "Standards sessions" se grabó en una jornada con el trío "pianoless" junto a Maximiliano Flynn (contrabajo) y Carlos Cortés (batería). Acaba de publicar su tercer volumen de una tetralogía que finalizará en 2019. "Los chicos tocaron una tras otra durante cinco horas, con unos breves descansos. Creo que no hay otro grupo que pueda sostener esa carga", dice Alejandro Sánchez, productor y editor del sello Vértigo.
En la recta final de 2018, el aplaudido cuarteto del saxofonista alto Cristián Gallardo publicó en vinilo "Crisis" (Aconcagua Records), álbum que incluye bajo eléctrico, sintetizador, samplers y declamaciones poéticas.
Los guitarristas Sebastián Prado y Cristóbal Gómez volvieron a grabar, casi sin respiro, sus nuevos discos, "Palabras malditas" e "It could happen to you", respectivamente. Mientras, el bajista de jazz fusión Felipe Catrilef puso en marcha a su poderoso trío eléctrico con "Unicroma", junto a Óscar Pizarro (pianos) y Jordán García (batería). En cambio, la pianista Carmen Aguilera presentó un quinteto con los saxofonistas doctos Alejandro Rivas (soprano y tenor) y Karem Ruiz (alto y barítono) para el álbum casi conceptual "Pequeña suite y otras creaciones".
"Este disco es distinto al que grabé el año pasado. Las composiciones exploran otras sonoridades y armonías", dice el trombonista de Valparaíso José Moraga acerca de "La estación".
Pero no es lo único que ocurrió en el puerto. La Sala Musicámara, la Sala Rubén Darío y el Club Alemán fueron epicentro del jazz en Valparaíso. Allí se realizaron los conciertos de un ciclo en memoria del legendario y fallecido disc-jockey de la radio Valentín Letelier, don Jorge González Mancilla. Selecciones de 14 conciertos forman el primer volumen del disco "Jazz 97.3", el dial de la radio, que presenta a figuras en los márgenes del jazz contemporáneo chileno.
Este es un blog que tiene como misión recopilar información o noticias sobre música chilena, la Industria musical y la industria cultural de nuestro país aparecida en diversos medios de comunicación. Por lo tanto los textos son propiedad de los medios y de los periodistas que encabezan cada nota.
lunes, diciembre 31, 2018
Chile despidió a importantes figuras de la música y del teatro
El Mercurio
Durante 2018 fallecieron hombres y mujeres fundamentales en la historia del espectáculo nacional, dejando un legado y recuerdo imborrable en sus pares y en el público.
RAIMUNDO FLORES
Las reacciones a la muerte de Lucho Gatica el pasado 13 de noviembre fueron una gran señal de la importancia del denominado "Rey del bolero" en la música popular de habla hispana. Artistas y seguidores hicieron sentir su pesar ante la pérdida de uno de los cantantes chilenos más importantes y trascendentes.
Aunque su partida no fue la única pérdida musical chilena en este año que termina. De manera bastante más tímida se conoció en septiembre la noticia del deceso de Sonia von Schrebler, más conocida como Sonia la Única, quien primero junto a su hermana con el dúo Sonia & Myriam y luego como solista bajo el apelativo de La Única logró triunfar en México y varios países de Latinoamérica.
Diez días después, a los 98 años, falleció el compositor Vicente Bianchi, quien dejó una vasta obra que abarcó varios géneros y estilos.
En mayo, la Nueva Canción Chilena lloró la partida de Max Berrú, uno de los fundadores de Inti Illimani, mientras que un accidente carretero ocurrido en febrero terminó con la vida de dos miembros históricos de Los Ramblers: Valentín Fernández y Jorge Rojas.
El 19 de agosto, en el Barrio Bellavista de la capital, falleció Germán Langenegger, quien al intentar repeler una pelea fue empujado y azotó su cabeza contra el suelo, lo que le causó la muerte. Esta promisoria figura de la música urbana era integrante del grupo Da Sweet.
El presidente de la SCD, Horacio Salinas, lamentó estas muertes y anunció que se les rendirá un tributo en la cena de aniversario de la entidad, que se realizará el próximo 7 de enero.
Sin embargo, no solo hubo pérdidas en la música nacional. Dos reconocidas figuras de la actuación tuvieron masivas despedidas. Liliana Ross falleció el 10 de junio, dejando la huella de los personajes que interpretó en televisión, cine y teatro, además de su labor como productora, directora, gestora y en el plano sindical, donde fue presidenta y una de las fundadoras de Chileactores.
Ese mismo mes murió, a los 90 años, otra actriz emblemática: Nelly Meruane. Su deceso se produjo por complicaciones que le provocó una neumonía. Muy recordados son varios de los personajes que hizo en el teatro ("Mama Rosa", "Coronación", entre otras) y en teleseries.
En enero, ya había partido Marcelo Romo, uno de los primeros galanes de la escena local, y el 3 de septiembre murió Pedro Villagra, un actor de bajo perfil, pero con un talento y trayectoria reconocida por sus pares.
La actriz Margarita Barón, de destacada carrera teatral, falleció el 20 de mayo.
"Son pérdidas lamentables. Además de ser todos talentosos eran muy comprometidos con el gremio y eso se echa de menos. Eran los primeros en estar en asambleas y reuniones cuando se necesitaba su presencia", señaló Esperanza Silva, presidenta de Chileactores.
En el mundo de la televisión, la muerte del periodista Ítalo Passalacqua generó cariñosas reacciones, siendo recordado por su profesionalismo y sentido del humor. Y el sábado último se conoció la noticia de la muerte de otro personaje televisivo: René O'Ryan, el exinstructor del reality "Pelotón", quien falleció a los 53 años producto de un cáncer.
Las figuras extranjeras que también partieron en 2018
Enero
2 José María Berzosa, documentalista español.
7 France Gall, cantante francesa.
10 Eddie Clarke, guitarrista Motörhead.
15 Dolores O'Riordan , vocalista de The Cranberries.
17 Augusto Polo Campos, cantautor peruano.
19 Dorothy Malone, actriz estadounidense.
21 Connie Sawyer, actriz estadounidense.
30 Mark Salling, actor de Glee.
Febrero
1 Dennis Edwards, vocalista The Temptations.
9 John Gavin, actor estadounidense.
11 Vic Damone, cantante estadounidense.
28 Rogelio Guerra, actor mexicano.
Marzo
1 María Rubio, actriz mexicana.
14 Emilio Disi, comediante argentino.
16 Nicolás del Boca, director de TV argentina.
25 Seo Min-woo, cantante coreano.
27 Stéphane Audran, actriz francesa.
Abril
5 Isao Takahata, cofundador de los estudios Ghibli.
13 Milo? Forman, director checo.
15 Vittorio Taviani, director italiano.
20 Avicii, DJ sueco.
21 Verne Troyer, actor estadounidense.
Mayo
5 Ermanno Olmi, director italiano.
13 Margot Kidder , actriz estadounidense.
19 Reggie Lucas, productor de Madonna.
24 Jerry Maren, actor estadounidense.
28 María Dolores Pradera, cantante española.
Junio
8 Eunice Gayson, la primera "chica Bond" y Anthony Bourdain , chef.
18 XXXTentacion, rapero estadounidense.
22 Vinnie Paul, baterista de Pantera.
24 Rick Harrison, protagonista de "El precio de la historia".
27 Joe Jackson, padre de Michael Jackson.
29 Steve Ditko, creador de Spiderman.
Julio
5 Claude Lanzmann, director francés.
8 Tab Hunter, actor estadounidense.
16 Frank Romero, integrante de grupo español Locomía.
17 Yvonne Blake, diseñadora de vestuario ganadora del Oscar.
Agosto
16 Aretha Franklin , cantante estadounidense.
21 Barbara Harris, actriz estadounidense
26 Neil Simon, guionista de Broadway.
Septiembre
6 Burt Reynolds, actor estadounidense.
7 Mac Miller, rapero estadounidense.
29 Otis Rush, músico estadounidense.
Octubre
1 Charles Aznavour , cantante francés.
6 Scott Wilson, actor estadounidense.
Noviembre
12 Stan Lee, creador de personajes de Marvel.
16 William Goldman, guionista ganador del Oscar.
23 Nicolas Roeg, director inglés.
26 Bernardo Bertolucc i, director italiano.
Diciembre
17 Penny Marshall, actriz y directora estadounidense, y Galt MacDermot, autor del musical "Hair".
19 Norman Gimbel, compositor estadounidense.
27 Jordi Grau, director español.
Durante 2018 fallecieron hombres y mujeres fundamentales en la historia del espectáculo nacional, dejando un legado y recuerdo imborrable en sus pares y en el público.
RAIMUNDO FLORES
Las reacciones a la muerte de Lucho Gatica el pasado 13 de noviembre fueron una gran señal de la importancia del denominado "Rey del bolero" en la música popular de habla hispana. Artistas y seguidores hicieron sentir su pesar ante la pérdida de uno de los cantantes chilenos más importantes y trascendentes.
Aunque su partida no fue la única pérdida musical chilena en este año que termina. De manera bastante más tímida se conoció en septiembre la noticia del deceso de Sonia von Schrebler, más conocida como Sonia la Única, quien primero junto a su hermana con el dúo Sonia & Myriam y luego como solista bajo el apelativo de La Única logró triunfar en México y varios países de Latinoamérica.
Diez días después, a los 98 años, falleció el compositor Vicente Bianchi, quien dejó una vasta obra que abarcó varios géneros y estilos.
En mayo, la Nueva Canción Chilena lloró la partida de Max Berrú, uno de los fundadores de Inti Illimani, mientras que un accidente carretero ocurrido en febrero terminó con la vida de dos miembros históricos de Los Ramblers: Valentín Fernández y Jorge Rojas.
El 19 de agosto, en el Barrio Bellavista de la capital, falleció Germán Langenegger, quien al intentar repeler una pelea fue empujado y azotó su cabeza contra el suelo, lo que le causó la muerte. Esta promisoria figura de la música urbana era integrante del grupo Da Sweet.
El presidente de la SCD, Horacio Salinas, lamentó estas muertes y anunció que se les rendirá un tributo en la cena de aniversario de la entidad, que se realizará el próximo 7 de enero.
Sin embargo, no solo hubo pérdidas en la música nacional. Dos reconocidas figuras de la actuación tuvieron masivas despedidas. Liliana Ross falleció el 10 de junio, dejando la huella de los personajes que interpretó en televisión, cine y teatro, además de su labor como productora, directora, gestora y en el plano sindical, donde fue presidenta y una de las fundadoras de Chileactores.
Ese mismo mes murió, a los 90 años, otra actriz emblemática: Nelly Meruane. Su deceso se produjo por complicaciones que le provocó una neumonía. Muy recordados son varios de los personajes que hizo en el teatro ("Mama Rosa", "Coronación", entre otras) y en teleseries.
En enero, ya había partido Marcelo Romo, uno de los primeros galanes de la escena local, y el 3 de septiembre murió Pedro Villagra, un actor de bajo perfil, pero con un talento y trayectoria reconocida por sus pares.
La actriz Margarita Barón, de destacada carrera teatral, falleció el 20 de mayo.
"Son pérdidas lamentables. Además de ser todos talentosos eran muy comprometidos con el gremio y eso se echa de menos. Eran los primeros en estar en asambleas y reuniones cuando se necesitaba su presencia", señaló Esperanza Silva, presidenta de Chileactores.
En el mundo de la televisión, la muerte del periodista Ítalo Passalacqua generó cariñosas reacciones, siendo recordado por su profesionalismo y sentido del humor. Y el sábado último se conoció la noticia de la muerte de otro personaje televisivo: René O'Ryan, el exinstructor del reality "Pelotón", quien falleció a los 53 años producto de un cáncer.
Las figuras extranjeras que también partieron en 2018
Enero
2 José María Berzosa, documentalista español.
7 France Gall, cantante francesa.
10 Eddie Clarke, guitarrista Motörhead.
15 Dolores O'Riordan , vocalista de The Cranberries.
17 Augusto Polo Campos, cantautor peruano.
19 Dorothy Malone, actriz estadounidense.
21 Connie Sawyer, actriz estadounidense.
30 Mark Salling, actor de Glee.
Febrero
1 Dennis Edwards, vocalista The Temptations.
9 John Gavin, actor estadounidense.
11 Vic Damone, cantante estadounidense.
28 Rogelio Guerra, actor mexicano.
Marzo
1 María Rubio, actriz mexicana.
14 Emilio Disi, comediante argentino.
16 Nicolás del Boca, director de TV argentina.
25 Seo Min-woo, cantante coreano.
27 Stéphane Audran, actriz francesa.
Abril
5 Isao Takahata, cofundador de los estudios Ghibli.
13 Milo? Forman, director checo.
15 Vittorio Taviani, director italiano.
20 Avicii, DJ sueco.
21 Verne Troyer, actor estadounidense.
Mayo
5 Ermanno Olmi, director italiano.
13 Margot Kidder , actriz estadounidense.
19 Reggie Lucas, productor de Madonna.
24 Jerry Maren, actor estadounidense.
28 María Dolores Pradera, cantante española.
Junio
8 Eunice Gayson, la primera "chica Bond" y Anthony Bourdain , chef.
18 XXXTentacion, rapero estadounidense.
22 Vinnie Paul, baterista de Pantera.
24 Rick Harrison, protagonista de "El precio de la historia".
27 Joe Jackson, padre de Michael Jackson.
29 Steve Ditko, creador de Spiderman.
Julio
5 Claude Lanzmann, director francés.
8 Tab Hunter, actor estadounidense.
16 Frank Romero, integrante de grupo español Locomía.
17 Yvonne Blake, diseñadora de vestuario ganadora del Oscar.
Agosto
16 Aretha Franklin , cantante estadounidense.
21 Barbara Harris, actriz estadounidense
26 Neil Simon, guionista de Broadway.
Septiembre
6 Burt Reynolds, actor estadounidense.
7 Mac Miller, rapero estadounidense.
29 Otis Rush, músico estadounidense.
Octubre
1 Charles Aznavour , cantante francés.
6 Scott Wilson, actor estadounidense.
Noviembre
12 Stan Lee, creador de personajes de Marvel.
16 William Goldman, guionista ganador del Oscar.
23 Nicolas Roeg, director inglés.
26 Bernardo Bertolucc i, director italiano.
Diciembre
17 Penny Marshall, actriz y directora estadounidense, y Galt MacDermot, autor del musical "Hair".
19 Norman Gimbel, compositor estadounidense.
27 Jordi Grau, director español.
Habla el amigo de Juan Gabriel que lo encontró muerto
El Mercurio
Efraín Martínez desmintió que el cantante estuviera vivo en una entrevista con un programa de Telemundo. "Yo estoy seguro que no está vivo; será que la gente quiere creer eso, y son sentimientos y está bien, tener esa ilusión y todo, pero hay que aceptar las cosas como son, y es mentira eso que anda circulando por ahí", dijo a raíz de los rumores de que el intérprete de "Querida" había fingido su muerte y estaría preparando su regreso. Martínez habría sido la última pareja del "Divo de Juárez".
Efraín Martínez desmintió que el cantante estuviera vivo en una entrevista con un programa de Telemundo. "Yo estoy seguro que no está vivo; será que la gente quiere creer eso, y son sentimientos y está bien, tener esa ilusión y todo, pero hay que aceptar las cosas como son, y es mentira eso que anda circulando por ahí", dijo a raíz de los rumores de que el intérprete de "Querida" había fingido su muerte y estaría preparando su regreso. Martínez habría sido la última pareja del "Divo de Juárez".
domingo, diciembre 30, 2018
Comentarios de Gastón Soublette: Desentrañando el mundo sinfónico de Mahler
El Mercurio
El 7 de mayo, Paolo Bortolameolli dirigirá en el Municipal de Santiago la Séptima sinfonía del maestro austríaco, en ceremonia de Gala de "El Mercurio". El destacado musicólogo y docente chileno destaca los hitos de la creación del músico fallecido en 1911 y repasa las particularidades de dicha sinfonía. Es autor de un libro sobre Mahler.
Por Gastón Soublette
La Séptima Sinfonía de Gustav Mahler data de 1906. Su primera audición tuvo lugar en Praga, en 1908, bajo la dirección del autor (todas las primeras audiciones de las sinfonías de Mahler eran siempre dirigidas por él mismo). Por lo que se sabe en el público asistente estaban presentes personalidades muy destacadas de esos tiempos, tales como el compositor Alban Berg, discípulo de Schönberg, y los célebres directores de orquesta Bruno Walter y Otto Klemperer. La recepción del público y de la crítica fue discreta, según la información que nos da Bruno Walter en su libro sobre Mahler, lo que obligó al compositor a revisar la instrumentación varias veces e introducir cambios.
Siendo este director el más destacado discípulo del maestro en el arte de la dirección de orquesta, conoció como nadie las vicisitudes por las que pasó la difusión de su obra incomprendida por un público y una crítica proclives a juzgarla por comparación con la estética archiestablecida de los grandes maestros de la Escuela Alemana, desde Beethoven. Por eso, la aceptación de esta música en una dimensión masiva a nivel mundial ha venido a ser un fenómeno tardío que ha podido ocurrir solo en la segunda mitad del siglo XX.
Todos los musicólogos que han analizado la obra de Mahler hacen notar lo insólito del hecho de que una música en la que se conjuga el heroísmo épico, y la efusión sentimental en gran escala como expresiones de una concepción esencialmente romántica de la música pueda ser aceptada sin reparos, entendida y disfrutada solo después de transcurrido casi un siglo desde el fallecimiento de su autor en 1911 y no antes.
¿Cómo podría explicarse el hecho de que las sinfonías de este compositor nacido en 1860 hayan pasado tantas décadas esperando a su verdadero público para venir a hallarlo en plena posmodernidad y después de que, a causa de dos grandes guerras mundiales, haya entrado en una profunda crisis la cultura occidental en su totalidad?
No hay escritos musicológicos del pasado sobre la obra de Mahler que no pongan el dedo en la llaga acerca de lo que todos sus comentaristas anteriores llamaron sus banalidades, su recurrencia irresistible a una temática de música ligera y de mediana calidad, como también a sus arranques sentimentales de un apasionamiento ajeno a nuestro tiempo; a lo que se suma el gigantismo a veces abrumador de largas y pesadas estructuras sinfónicas instrumentadas para masas orquestales de dimensiones monumentales.
El compositor francés Pierre Boulez, gran promotor de la música contemporánea y conocedor de todos los hallazgos y arbitrariedades de un arte musical que no va más allá de ser una proposición de sonoridad, escribió un ensayo muy lúcido sobre el fenómeno Mahler asociando las críticas del pasado con el intento de explicar el por qué del triunfo tardío y clamoroso de un arte que en el pasado inmediato no fue valorado, como lo ha sido mucho después. De la lectura de este ensayo se desprende que la comparación de la música de Mahler con la de sus grandes antecesores, durante mucho tiempo lo desfavoreció pero que después de la crisis cultural del siglo XX, lo que antes fue calificado de banal resultó no serlo para la nueva concepción del arte en la posguerra, como tampoco se hizo cuestión del gigantismo estructural y la inmensa orquestación, ni los arranques sentimentales, ni la teatralidad de un heroísmo épico, ni su manejo de una retórica de lo sublime, y ni su recurrencia a la oscuridad sonora de lo misterioso.
Así, lo interesante del fenómeno Mahler, hoy, es que toda la desmesura estructural y expresionista resulta ser la fisionomía musical de una vitalidad creadora que ahora nos resulta absolutamente excepcional, que en el ritual de la ejecución de sus sinfonías el hombre posmoderno y poshumano necesita para alentar lo mejor de sí que subyace en su interior. Incluso lo que antes fue mirado como vulgar hoy resulta, como proposición estética, muy interesante, como es el caso de su recurrencia a las danzas folclóricas y citas muy aproximadas a los más conocidos valses de Johann Strauss en los scherzos de sus sinfonías, en el entendido que esos materiales sonoros son sometidos luego a variantes de desarrollo de un modernismo y una osadía de evidente originalidad para los auditores de esta época y en lo que se refiere a una vena épica, sublime y misteriosa de su música sinfónica eso es, justamente, lo que al público contemporáneo más le atrae e impresiona.
Más íntima
En lo que se refiere a su Séptima Sinfonía próxima a ser presentada en Chile, cabe decir que está concebida en la misma factura monumental de sus otras sinfonías, sin desmerecer en valor, aunque en su caso cabe hacer notar que hay una tendencia inconsciente tal vez a situarla en un segundo rango entre sus pares más próximas: la Quinta, la Sexta y la Octava. La Quinta es la más brillante de todas y pasa por ser la composición sinfónica con que más se puede lucir una gran orquesta y un buen director. La Sexta, por su célebre marcha arrolladora inicial y su poético adagio y su final contrapuntístico se destaca más, en tanto que la Octava llamada 'Sinfonía de los mil' por sus dilatadas dimensiones, por sus coros y solistas, resulta ser como un edificio muy grande que le hace sombra por el costado norte.
En contraste, la Séptima Sinfonía resulta ser más intimista, aun cuando su primer y cuarto movimientos recurren al ritmo binario de las marchas militares en varios pasajes. Por lo leído en los trabajos musicológicos sobre Mahler, lo que más se destaca en esta obra, lo cual es también de mi preferencia, son el scherzo danzante en ritmo de vals del segundo movimiento y la "Nachmusik" (música nocturna) del tercer movimiento. Obras sinfónicas que asocian luces y sombras alucinantes en un permanente juego sobre un fondo de misterio mediante una dinámica de muchos matices y una rica instrumentación.
El primer movimiento, del mismo corte que el primer movimiento de la Segunda, de la Tercera y de la Novena, es como un gran poema sinfónico con un desarrollo episódico de mucha riqueza y variedad pero siempre en una cuerda patética y algo sombría. Su factura es de muy largo aliento. Según el director puede alcanzar hasta 25 minutos. Solo el primer movimiento.
Como en todas las sinfonías de Mahler, se percibe que es una música sinfónica hecha por un compositor que se desempeña normalmente en el oficio de la dirección de orquesta, especialmente director de óperas, lo cual le aportó el sentido del teatro que él transfirió a sus sinfonías mediante una narración orquestal de mucho sentido dramático.
En suma hoy, a más de cien años de distancia de su fallecimiento, podemos decir sin temor a equivocarnos que muchos rasgos del estilo musical de Gustav Mahler que antes le merecieron críticas negativas y reproches, son precisamente los aspectos de su obra por los que hoy se le admira y se celebra, una vez superados todos los condicionamientos y prejuicios de un público y una crítica muy anclados en los modos tradicionales de componer música, que no podían entender a un compositor que declaraba públicamente que la forma sinfonía había alcanzado tal grado de desarrollo que podía incluir todas las formas musicales, desde la canción a la sonata, pasando por las danzas tradicionales, el drama musical, el poema sinfónico, la cantata, el oratorio, la música de banda militar, los misterios del más allá, y la religión cósmica. Por eso, él solía decir que componer una sinfonía era como crear todo un mundo.
Gastón Soublette es autor del libro "Mahler. Música para las personas", editado por la Universidad Católica en 2005.
El 7 de mayo, Paolo Bortolameolli dirigirá en el Municipal de Santiago la Séptima sinfonía del maestro austríaco, en ceremonia de Gala de "El Mercurio". El destacado musicólogo y docente chileno destaca los hitos de la creación del músico fallecido en 1911 y repasa las particularidades de dicha sinfonía. Es autor de un libro sobre Mahler.
Por Gastón Soublette
La Séptima Sinfonía de Gustav Mahler data de 1906. Su primera audición tuvo lugar en Praga, en 1908, bajo la dirección del autor (todas las primeras audiciones de las sinfonías de Mahler eran siempre dirigidas por él mismo). Por lo que se sabe en el público asistente estaban presentes personalidades muy destacadas de esos tiempos, tales como el compositor Alban Berg, discípulo de Schönberg, y los célebres directores de orquesta Bruno Walter y Otto Klemperer. La recepción del público y de la crítica fue discreta, según la información que nos da Bruno Walter en su libro sobre Mahler, lo que obligó al compositor a revisar la instrumentación varias veces e introducir cambios.
Siendo este director el más destacado discípulo del maestro en el arte de la dirección de orquesta, conoció como nadie las vicisitudes por las que pasó la difusión de su obra incomprendida por un público y una crítica proclives a juzgarla por comparación con la estética archiestablecida de los grandes maestros de la Escuela Alemana, desde Beethoven. Por eso, la aceptación de esta música en una dimensión masiva a nivel mundial ha venido a ser un fenómeno tardío que ha podido ocurrir solo en la segunda mitad del siglo XX.
Todos los musicólogos que han analizado la obra de Mahler hacen notar lo insólito del hecho de que una música en la que se conjuga el heroísmo épico, y la efusión sentimental en gran escala como expresiones de una concepción esencialmente romántica de la música pueda ser aceptada sin reparos, entendida y disfrutada solo después de transcurrido casi un siglo desde el fallecimiento de su autor en 1911 y no antes.
¿Cómo podría explicarse el hecho de que las sinfonías de este compositor nacido en 1860 hayan pasado tantas décadas esperando a su verdadero público para venir a hallarlo en plena posmodernidad y después de que, a causa de dos grandes guerras mundiales, haya entrado en una profunda crisis la cultura occidental en su totalidad?
No hay escritos musicológicos del pasado sobre la obra de Mahler que no pongan el dedo en la llaga acerca de lo que todos sus comentaristas anteriores llamaron sus banalidades, su recurrencia irresistible a una temática de música ligera y de mediana calidad, como también a sus arranques sentimentales de un apasionamiento ajeno a nuestro tiempo; a lo que se suma el gigantismo a veces abrumador de largas y pesadas estructuras sinfónicas instrumentadas para masas orquestales de dimensiones monumentales.
El compositor francés Pierre Boulez, gran promotor de la música contemporánea y conocedor de todos los hallazgos y arbitrariedades de un arte musical que no va más allá de ser una proposición de sonoridad, escribió un ensayo muy lúcido sobre el fenómeno Mahler asociando las críticas del pasado con el intento de explicar el por qué del triunfo tardío y clamoroso de un arte que en el pasado inmediato no fue valorado, como lo ha sido mucho después. De la lectura de este ensayo se desprende que la comparación de la música de Mahler con la de sus grandes antecesores, durante mucho tiempo lo desfavoreció pero que después de la crisis cultural del siglo XX, lo que antes fue calificado de banal resultó no serlo para la nueva concepción del arte en la posguerra, como tampoco se hizo cuestión del gigantismo estructural y la inmensa orquestación, ni los arranques sentimentales, ni la teatralidad de un heroísmo épico, ni su manejo de una retórica de lo sublime, y ni su recurrencia a la oscuridad sonora de lo misterioso.
Así, lo interesante del fenómeno Mahler, hoy, es que toda la desmesura estructural y expresionista resulta ser la fisionomía musical de una vitalidad creadora que ahora nos resulta absolutamente excepcional, que en el ritual de la ejecución de sus sinfonías el hombre posmoderno y poshumano necesita para alentar lo mejor de sí que subyace en su interior. Incluso lo que antes fue mirado como vulgar hoy resulta, como proposición estética, muy interesante, como es el caso de su recurrencia a las danzas folclóricas y citas muy aproximadas a los más conocidos valses de Johann Strauss en los scherzos de sus sinfonías, en el entendido que esos materiales sonoros son sometidos luego a variantes de desarrollo de un modernismo y una osadía de evidente originalidad para los auditores de esta época y en lo que se refiere a una vena épica, sublime y misteriosa de su música sinfónica eso es, justamente, lo que al público contemporáneo más le atrae e impresiona.
Más íntima
En lo que se refiere a su Séptima Sinfonía próxima a ser presentada en Chile, cabe decir que está concebida en la misma factura monumental de sus otras sinfonías, sin desmerecer en valor, aunque en su caso cabe hacer notar que hay una tendencia inconsciente tal vez a situarla en un segundo rango entre sus pares más próximas: la Quinta, la Sexta y la Octava. La Quinta es la más brillante de todas y pasa por ser la composición sinfónica con que más se puede lucir una gran orquesta y un buen director. La Sexta, por su célebre marcha arrolladora inicial y su poético adagio y su final contrapuntístico se destaca más, en tanto que la Octava llamada 'Sinfonía de los mil' por sus dilatadas dimensiones, por sus coros y solistas, resulta ser como un edificio muy grande que le hace sombra por el costado norte.
En contraste, la Séptima Sinfonía resulta ser más intimista, aun cuando su primer y cuarto movimientos recurren al ritmo binario de las marchas militares en varios pasajes. Por lo leído en los trabajos musicológicos sobre Mahler, lo que más se destaca en esta obra, lo cual es también de mi preferencia, son el scherzo danzante en ritmo de vals del segundo movimiento y la "Nachmusik" (música nocturna) del tercer movimiento. Obras sinfónicas que asocian luces y sombras alucinantes en un permanente juego sobre un fondo de misterio mediante una dinámica de muchos matices y una rica instrumentación.
El primer movimiento, del mismo corte que el primer movimiento de la Segunda, de la Tercera y de la Novena, es como un gran poema sinfónico con un desarrollo episódico de mucha riqueza y variedad pero siempre en una cuerda patética y algo sombría. Su factura es de muy largo aliento. Según el director puede alcanzar hasta 25 minutos. Solo el primer movimiento.
Como en todas las sinfonías de Mahler, se percibe que es una música sinfónica hecha por un compositor que se desempeña normalmente en el oficio de la dirección de orquesta, especialmente director de óperas, lo cual le aportó el sentido del teatro que él transfirió a sus sinfonías mediante una narración orquestal de mucho sentido dramático.
En suma hoy, a más de cien años de distancia de su fallecimiento, podemos decir sin temor a equivocarnos que muchos rasgos del estilo musical de Gustav Mahler que antes le merecieron críticas negativas y reproches, son precisamente los aspectos de su obra por los que hoy se le admira y se celebra, una vez superados todos los condicionamientos y prejuicios de un público y una crítica muy anclados en los modos tradicionales de componer música, que no podían entender a un compositor que declaraba públicamente que la forma sinfonía había alcanzado tal grado de desarrollo que podía incluir todas las formas musicales, desde la canción a la sonata, pasando por las danzas tradicionales, el drama musical, el poema sinfónico, la cantata, el oratorio, la música de banda militar, los misterios del más allá, y la religión cósmica. Por eso, él solía decir que componer una sinfonía era como crear todo un mundo.
Gastón Soublette es autor del libro "Mahler. Música para las personas", editado por la Universidad Católica en 2005.
Cómo Concepción se transformó en la mejor escala de Santiago para la música
El Mercurio
Las figuras anglos llegaron a la cartelera de la ciudad, consolidando una plaza que ya proyecta importantes visitas para 2019, aunque hay productores que aterrizan el entusiasmo: tiene potencial, pero aún le falta desarrollo.
JOSÉ VÁSQUEZ
Fueron los nombres los que captaron la atención. Primero en marzo, con un masivo show gratuito de Primal Scream, la banda escocesa capitaneada por Bobby Gillespie que cerró una de las jornadas del Festival REC (Rock en Concepción) y luego, finalizando octubre, un Noel Gallagher que agotó las entradas de su concierto en el Gimnasio Municipal de Concepción, previo a su regreso a Santiago.
Por primera vez, estos dos emblemas musicales británicos de las últimas tres décadas llegaban a la capital de la Octava Región, un suceso ocurrido este año y que algunos productores, como Rodrigo Pérez, de Colors Chile, empresa que trajo al ex-Oasis, ven como una prueba superada, cuando ya proyectan seguir repitiendo la experiencia en 2019, ahora con Blondie.
El 20 de marzo, Debbie Harry llegará con su banda al mismo recinto donde tocó la voz de "If a had a gun...", previo a su show reagendado en la capital, que se realizará tres días más tarde en el Velódromo del Estadio Nacional. "Hay mucho entusiasmo (en Concepción), en solo siete minutos se agotó la preventa y hoy, a tres meses del show, vamos por el 70% del total", dice Pérez para un espectáculo que sumó a Alex Anwandter como número de apertura.
Los artistas anglos hoy aparecen como el atractivo mediático de una cartelera que este año ya fue voluminosa en cuanto a lo hispano, con nombres tan relevantes y eclécticos como Roberto Carlos, Joan Manuel Serrat, Silvio Rodríguez, Ricardo Arjona, Pablo Alborán, J Balvin, Chayanne y Café Tacvba, y que solo ratifican el posicionamiento de la ciudad como la mejor escala de Santiago para los shows musicales.
"Concepción es, definitivamente, la segunda plaza en importancia en Chile, grandes bandas de rock han salido de ahí como Los Tres. Es una ciudad donde el público es muy melómano, con universidades muy influyentes y donde antes la gente tenía por costumbre viajar a Santiago para poder ver a sus artistas, algo que este año ya no fue tan necesario", señala el director de Colors Chile. Según datos entregados recientemente por el Ministerio de las Culturas junto con el INE, en 2017, Concepción, después de Santiago, fue la segunda ciudad con mayor asistencia a conciertos de música popular, con entrada gratuita y pagada, totalizando 253.162 personas.
Su atractivo también es geográfico, algo que explica Juan Ignacio Cornejo, productor local y director de Fome Producciones. "Después de Santiago, los focos de la actividad cultural se concentran en el eje Viña del Mar-Valparaíso y Concepción, pero Viña, al ser el balneario de los santiaguinos, hace que esta cercanía no sea un inconveniente tan grande como para que la gente se desplace a conciertos en la capital", dice Cornejo, que señala que la distancia juega a favor de los de la Octava Región, "porque cuando se hace un show en Concepción, no se piensa solo en el casi millón de personas que vive en la provincia, sino que también en la gente de Temuco, Valdivia o Puerto Montt, que normalmente no iría a Santiago solo por un concierto. Así, alguien de Temuco podría salir a las cinco de la tarde de su trabajo y llegar a un concierto de Roberto Carlos a las nueve de la noche".
Infraestructura en deuda
Las expectativas respecto del crecimiento de la cartelera musical son grandes, pero Roberto Parra, director de Fauna, aterriza este entusiasmo: "Para mí, Concepción todavía es más un proyecto que una realidad".
El productor detrás de los próximos shows que se harán en enero de Christina Rosenvinge (13) y José González (15) en el Teatro Biobío señala que responden principalmente a la calidad de este recinto que se inauguró en marzo pasado. "Es un teatro con nivel mundial y es un desperdicio no usarlo", dice, y agrega: "Nos interesa llevar la música a regiones, contarles a los artistas que hay salas increíbles en el sur de Chile, como lo que estamos haciendo en el Teatro del Lago, en Frutillar -ambos artistas también se presentarán ahí-, pero es harto trabajo conseguirlo, porque no todos quieren ir a regiones, ya que la oferta por tocar, por ejemplo en Concepción, no será la misma que en Santiago".
Aunque la ciudad cuenta con un remodelado Estadio Ester Roa, que puede albergar conciertos para más de 30 mil personas, el Teatro Biobío tiene capacidad para alrededor de mil; el centro de eventos SurActivo, con cinco mil, y el Gimnasio Municipal para 4 mil, su infraestructura para conciertos aún es deficiente. "El Teatro Biobío es un lujo, pero por capacidad, resulta inviable hacer un show como el de Noel Gallagher ahí", plantea Rodrigo Pérez. "En cuanto a lugares para conciertos, creo que están todavía atrasados, y ese es el desafío para el Gobierno, el municipio o los privados, para que inviertan en infraestructura para que los grandes espectáculos siempre estén presentes en la ciudad", puntualiza.
El productor dice que el gimnasio donde actuó el ex-Oasis no era el lugar ideal para hacer el espectáculo, pero era el que había. Un recinto construido para la actividad deportiva y por el que hoy existen planes municipales para refaccionarlo, aunque siempre pensando en su función primaria, sin atender una mejora en su acústica.
Desde el municipio de Concepción señalan que aún se trabaja en el plan para recuperar el viejo Teatro Enrique Molina -patrimonio de la ciudad y con capacidad para 600 personas-, pero todavía no consiguen los recursos para una inversión que alcanzaría los $8 mil millones.
Creando audiencias
Juan Ignacio Cornejo, quien este año realizó el Ciclo Fome con shows de Manuel García y eventos especiales, como el de Ases Falsos para el lanzamiento de su último disco "Mala fama", y Carlos Cabezas, que grabó en vivo ahí la presentación de los 21 años de su disco "El Resplandor", dice que Concepción aún tiene como tema pendiente la creación de audiencias.
"Todavía nadie se atreve con shows a mayor escala, los que se realizan son aquellos a los que la gente puede responder. Hay que crear audiencias, y eso no pasará de inmediato; no se van a comprar 30 mil entradas para un concierto de un día para otro. En Santiago, hace 20 años la gente no tenía el hábito como hoy de destinar un gasto a conciertos. Hay que partir de a poco", dice el productor.
Por ahora, las señales apuntan al crecimiento y Rodrigo Pérez, de Colors Chile, se aventura con la idea: "Todos nuestros eventos en Santiago, los Colors Night Lights, tendrán sideshows anglos en Concepción", promete.
Las figuras anglos llegaron a la cartelera de la ciudad, consolidando una plaza que ya proyecta importantes visitas para 2019, aunque hay productores que aterrizan el entusiasmo: tiene potencial, pero aún le falta desarrollo.
JOSÉ VÁSQUEZ
Fueron los nombres los que captaron la atención. Primero en marzo, con un masivo show gratuito de Primal Scream, la banda escocesa capitaneada por Bobby Gillespie que cerró una de las jornadas del Festival REC (Rock en Concepción) y luego, finalizando octubre, un Noel Gallagher que agotó las entradas de su concierto en el Gimnasio Municipal de Concepción, previo a su regreso a Santiago.
Por primera vez, estos dos emblemas musicales británicos de las últimas tres décadas llegaban a la capital de la Octava Región, un suceso ocurrido este año y que algunos productores, como Rodrigo Pérez, de Colors Chile, empresa que trajo al ex-Oasis, ven como una prueba superada, cuando ya proyectan seguir repitiendo la experiencia en 2019, ahora con Blondie.
El 20 de marzo, Debbie Harry llegará con su banda al mismo recinto donde tocó la voz de "If a had a gun...", previo a su show reagendado en la capital, que se realizará tres días más tarde en el Velódromo del Estadio Nacional. "Hay mucho entusiasmo (en Concepción), en solo siete minutos se agotó la preventa y hoy, a tres meses del show, vamos por el 70% del total", dice Pérez para un espectáculo que sumó a Alex Anwandter como número de apertura.
Los artistas anglos hoy aparecen como el atractivo mediático de una cartelera que este año ya fue voluminosa en cuanto a lo hispano, con nombres tan relevantes y eclécticos como Roberto Carlos, Joan Manuel Serrat, Silvio Rodríguez, Ricardo Arjona, Pablo Alborán, J Balvin, Chayanne y Café Tacvba, y que solo ratifican el posicionamiento de la ciudad como la mejor escala de Santiago para los shows musicales.
"Concepción es, definitivamente, la segunda plaza en importancia en Chile, grandes bandas de rock han salido de ahí como Los Tres. Es una ciudad donde el público es muy melómano, con universidades muy influyentes y donde antes la gente tenía por costumbre viajar a Santiago para poder ver a sus artistas, algo que este año ya no fue tan necesario", señala el director de Colors Chile. Según datos entregados recientemente por el Ministerio de las Culturas junto con el INE, en 2017, Concepción, después de Santiago, fue la segunda ciudad con mayor asistencia a conciertos de música popular, con entrada gratuita y pagada, totalizando 253.162 personas.
Su atractivo también es geográfico, algo que explica Juan Ignacio Cornejo, productor local y director de Fome Producciones. "Después de Santiago, los focos de la actividad cultural se concentran en el eje Viña del Mar-Valparaíso y Concepción, pero Viña, al ser el balneario de los santiaguinos, hace que esta cercanía no sea un inconveniente tan grande como para que la gente se desplace a conciertos en la capital", dice Cornejo, que señala que la distancia juega a favor de los de la Octava Región, "porque cuando se hace un show en Concepción, no se piensa solo en el casi millón de personas que vive en la provincia, sino que también en la gente de Temuco, Valdivia o Puerto Montt, que normalmente no iría a Santiago solo por un concierto. Así, alguien de Temuco podría salir a las cinco de la tarde de su trabajo y llegar a un concierto de Roberto Carlos a las nueve de la noche".
Infraestructura en deuda
Las expectativas respecto del crecimiento de la cartelera musical son grandes, pero Roberto Parra, director de Fauna, aterriza este entusiasmo: "Para mí, Concepción todavía es más un proyecto que una realidad".
El productor detrás de los próximos shows que se harán en enero de Christina Rosenvinge (13) y José González (15) en el Teatro Biobío señala que responden principalmente a la calidad de este recinto que se inauguró en marzo pasado. "Es un teatro con nivel mundial y es un desperdicio no usarlo", dice, y agrega: "Nos interesa llevar la música a regiones, contarles a los artistas que hay salas increíbles en el sur de Chile, como lo que estamos haciendo en el Teatro del Lago, en Frutillar -ambos artistas también se presentarán ahí-, pero es harto trabajo conseguirlo, porque no todos quieren ir a regiones, ya que la oferta por tocar, por ejemplo en Concepción, no será la misma que en Santiago".
Aunque la ciudad cuenta con un remodelado Estadio Ester Roa, que puede albergar conciertos para más de 30 mil personas, el Teatro Biobío tiene capacidad para alrededor de mil; el centro de eventos SurActivo, con cinco mil, y el Gimnasio Municipal para 4 mil, su infraestructura para conciertos aún es deficiente. "El Teatro Biobío es un lujo, pero por capacidad, resulta inviable hacer un show como el de Noel Gallagher ahí", plantea Rodrigo Pérez. "En cuanto a lugares para conciertos, creo que están todavía atrasados, y ese es el desafío para el Gobierno, el municipio o los privados, para que inviertan en infraestructura para que los grandes espectáculos siempre estén presentes en la ciudad", puntualiza.
El productor dice que el gimnasio donde actuó el ex-Oasis no era el lugar ideal para hacer el espectáculo, pero era el que había. Un recinto construido para la actividad deportiva y por el que hoy existen planes municipales para refaccionarlo, aunque siempre pensando en su función primaria, sin atender una mejora en su acústica.
Desde el municipio de Concepción señalan que aún se trabaja en el plan para recuperar el viejo Teatro Enrique Molina -patrimonio de la ciudad y con capacidad para 600 personas-, pero todavía no consiguen los recursos para una inversión que alcanzaría los $8 mil millones.
Creando audiencias
Juan Ignacio Cornejo, quien este año realizó el Ciclo Fome con shows de Manuel García y eventos especiales, como el de Ases Falsos para el lanzamiento de su último disco "Mala fama", y Carlos Cabezas, que grabó en vivo ahí la presentación de los 21 años de su disco "El Resplandor", dice que Concepción aún tiene como tema pendiente la creación de audiencias.
"Todavía nadie se atreve con shows a mayor escala, los que se realizan son aquellos a los que la gente puede responder. Hay que crear audiencias, y eso no pasará de inmediato; no se van a comprar 30 mil entradas para un concierto de un día para otro. En Santiago, hace 20 años la gente no tenía el hábito como hoy de destinar un gasto a conciertos. Hay que partir de a poco", dice el productor.
Por ahora, las señales apuntan al crecimiento y Rodrigo Pérez, de Colors Chile, se aventura con la idea: "Todos nuestros eventos en Santiago, los Colors Night Lights, tendrán sideshows anglos en Concepción", promete.
Muere compositor de "Killing Me Softly"
El Mercurio
Norman Gimbel, reconocido por escribir canciones como "Killing Me Softly" -que popularizó Roberta Flack y por la cual se llevó un Grammy- y la versión en inglés de "La chica de Ipanema", falleció en su casa en California a los 91 años.
Norman Gimbel, reconocido por escribir canciones como "Killing Me Softly" -que popularizó Roberta Flack y por la cual se llevó un Grammy- y la versión en inglés de "La chica de Ipanema", falleció en su casa en California a los 91 años.
sábado, diciembre 29, 2018
"The best of": Los mejores discos del 2018
El Mercurio
En Vidactual de "El Mercurio" elegimos los 15 discos más destacados reseñados durante la actual temporada que está a punto de terminar. Doce meses protagonizados por el ritmo urbano y el trap, los nuevos clásicos del pop chileno y los estandartes del rock independiente.
Por Bastián García Santander
1. Mon Laferte - "Norma"
A un año de "La trenza", el disco que la consagró en el mercado hispanohablante, Mon Laferte lanzó "Norma", un trabajo que saca a relucir su lado completamente salvaje. Porque fue grabado en vivo en una sola toma -en los Capitol Studios de Los Angeles, Estados Unidos- como una maniobra que ayuda a dictar dos máximas: que la canción cebolla trasciende a cualquier intento clasista por derribarla y que la artista puede desenvolverse tan bien en la cumbia, el bolero, el tango o la música urbana.
2. Alex Anwandter - "Latinoamericana"
Alex Anwandter canta por primera vez en portugués en tiempos en que Brasil vive una oleada derechista tras la llegada de Jair Bolsonaro al poder, y también la enfrenta desde su propia historia, haciéndose cargo de temas como el racismo y la homofobia desde la poesía y la interpretación, el pop sintético de los años 70 y 80, las influencias latinas y su historia manchada con sangre.
3. Arctic Monkeys - "Tranquility Base Hotel & Casino"
A Alex Turner, líder de Arctic Monkeys, un regalo de cumpleaños le hizo cambiar la guitarra por el piano como un medio para retratar su presente. Si al comienzo le cantaba a salir de fiesta, a conquistar chicas y a bailar, a beber y fumar sin miedo, ahora el tiempo se le vino encima y huele a tabaco, humo y whisky , como un rockstar caído en desgracia que de joven "solo quería ser uno de los Strokes", según revela de entrada. Un trabajo denso y sin un solo hit , que en sus detalles le planta cara a una industria en la que la redundancia se paga tan cara como el desinterés.
6. Gepe "Folclor imaginario"
Gepe congregó a quienes conocieron o trabajaron con Margot Loyola para mantener viva su memoria con una obra en la que desarmó y rearmó parte del catálogo recopilado por la artista. El disco fue grabado en vivo y sin correcciones, crudo e íntimo, y sobre todo experimental. Colabora Gianluca, que le añade Auto-Tune y trap al folclor, e incluye un homenaje a Joane Florvil -la mujer haitiana fallecida en Chile transformada en símbolo de la orfandad de los inmigrantes en nuestra tierra-, porque la música no deja a nadie afuera.
7. Kendrick Lamar y varios artistas - "Black Panther: The aAlbum"
El mejor rapero de su generación se hizo cargo de la curatoría musical detrás del filme de Marvel, esculpiendo una obra pocas veces vista en un soundtrack oficial. Es el encuentro de la música negra en todo su esplendor, porque se siente África en cada rima, en cada percusión, en cada referencia musical que traspasa el hip-hop , que suma jazz , reggae , soul , trap y hasta electrónica sin que parezca fuera de lugar. Kendrick Lamar gobierna Wakanda y, a la vez, crea comunión gracias a la música.
8. Rosalía "El mal querer"
La última estrella planetaria de la música en español cuenta una historia de amor tormentoso en 11 capítulos que parte con augurios y celebraciones pero que termina de la peor forma. Hay celos, caprichos, también lamentos, sentimientos relatados en el vaivén del flamenco -las palmas, la guitarra española, la pasión- y su encuentro con el trap y el ritmo urbano. Un movimiento que se revitaliza y que contradice el riesgo que podría significar mezclar la tradición andaluza con la última ola musical juvenil que encandila a la industria.
9. The 1975 "A bBrief iInquiry into Online rRelationships"
La banda liderada por MattHealy recrea un relato certero de la vida moderna. Uno donde el asistente de voz de Apple, Siri, puede enamorarte por culpa de la alienación tecnológica de las redes sociales y la enferma relevancia de los "likes" y los filtros de Instagram. Se siente la rabia, el hedonismo, el miedo y el desamor, y se escucha desde el neo jazz, el autotune y el soft rock. "La modernidad nos falló", es la frase que mejor define lo expresado por The 1975.
10. IDLES - "Joy as an Act of Resistance"
IDLES hace estallar una guerra sin cuartel contra la xenofobia en tiempos de Brexit, contra la homofobia y los retrasados roles de género tradicionales ante el avance de la extrema derecha. Y lo hace desde una colosal impronta instrumental que rememora el punk nacido en las tabernas subterráneas de hálito alcohólico, llenas de hooligans que luego repiten las canciones viendo el fútbol. Una contra-barrida refrescante y necesaria con base en Bristol, Reino Unido.
11. Deafheaven - "Ordinary Corrupt Human Love"
Deafheaven es el mestizaje arriesgado y perfecto de corrientes tan disímiles como el dream pop y el black metal, y en su último disco ensambla los sonidos en sepia y la sensación de calma y añoranza con los gritos sofocantes de su vocalista George Clarke. Es la música del fin del mundo, cuando el negro se mezcla con el rosa. Cuando todo importa, y ya nada importa.
12. CAMI - "Rosa"
Camila Gallardo enlaza un álbum debut lo suficientemente personal como para no haber nublado la vista ante los requerimientos de la industria que uno supone para una artista de su edad. La ex participante de "The Voice Chile" exhibe su íntima relación con el folclor, pero también abarca ritmos que coquetean con lo urbano, las baladas adolescentes endulzadas en exceso y el pop electrónico de acento juvenil. Un menú en 10 tiempos para degustar el inicio de un presente y futuro voluminoso.
13. Cardi B - "Invasion of pPrivacy"
Cardi B es la Cenicienta que nunca necesitó un príncipe azul, que fue stripper en un club que quedaba a cuadras de su escuela, que fue parte de una pandilla, que sufrió violencia doméstica y que, aún así, alcanzó la fama. Porque su música tiene alma y versatilidad. Es más que trap: es pop, es R&B y es Caribe por sus raíces dominicanas y trinitenses. Desfilan Chance TheRapper, Migos y SZA, y se sale un éxito kilométrico como "I likeit" con J Balvin y Bad Bunny.
14. Travis Scott - "Astroworld"
La obra cumbre de Travis Scott juega con la magnificencia de la producción digital e instrumental y con la metáfora de que su vida es la montaña rusa de un parque de diversiones. Y sí, el disco es vertiginoso y contiene tantos matices como colaboradores: StevieWonder, John Mayer, Frank Ocean; Kevin Parker, de Tame Impala, James Blake, y Pharrell se reúnen en distintas labores para reconfigurar el hip hop de métrica old school con armónicas, guitarras acústicas, soul y R&B.
15. Interpol - "Marauder"
El último disco de Interpol es la búsqueda de la relevancia de un rock que pareciera que emprendió la retirada dentro de la música popular. Son los recuerdos del Nueva York de los 2000; la obsesión por las guitarras sucias, la trascendencia de la batería y la profundidad de los espacios instrumentales; el respeto por sus composiciones clásicas. Un reinicio sin mayor pretensión que hacer buenas canciones.
En Vidactual de "El Mercurio" elegimos los 15 discos más destacados reseñados durante la actual temporada que está a punto de terminar. Doce meses protagonizados por el ritmo urbano y el trap, los nuevos clásicos del pop chileno y los estandartes del rock independiente.
Por Bastián García Santander
1. Mon Laferte - "Norma"
A un año de "La trenza", el disco que la consagró en el mercado hispanohablante, Mon Laferte lanzó "Norma", un trabajo que saca a relucir su lado completamente salvaje. Porque fue grabado en vivo en una sola toma -en los Capitol Studios de Los Angeles, Estados Unidos- como una maniobra que ayuda a dictar dos máximas: que la canción cebolla trasciende a cualquier intento clasista por derribarla y que la artista puede desenvolverse tan bien en la cumbia, el bolero, el tango o la música urbana.
2. Alex Anwandter - "Latinoamericana"
Alex Anwandter canta por primera vez en portugués en tiempos en que Brasil vive una oleada derechista tras la llegada de Jair Bolsonaro al poder, y también la enfrenta desde su propia historia, haciéndose cargo de temas como el racismo y la homofobia desde la poesía y la interpretación, el pop sintético de los años 70 y 80, las influencias latinas y su historia manchada con sangre.
3. Arctic Monkeys - "Tranquility Base Hotel & Casino"
A Alex Turner, líder de Arctic Monkeys, un regalo de cumpleaños le hizo cambiar la guitarra por el piano como un medio para retratar su presente. Si al comienzo le cantaba a salir de fiesta, a conquistar chicas y a bailar, a beber y fumar sin miedo, ahora el tiempo se le vino encima y huele a tabaco, humo y whisky , como un rockstar caído en desgracia que de joven "solo quería ser uno de los Strokes", según revela de entrada. Un trabajo denso y sin un solo hit , que en sus detalles le planta cara a una industria en la que la redundancia se paga tan cara como el desinterés.
4. Niños del Cerro - "Lance"
Niños del Cerro es una bomba de tiempo que amenaza con explotar en cualquier momento, así como la temática adolescente de amor, drogas y desencuentros de la que hablan sus canciones. Pulso latinoamericano cercano a Los Jaivas, carnavalesco en su folclor, murallones de ruido y temas que superan los seis minutos de duración son parte de un trabajo tan extraordinario como recordar la etapa escolar, para bien o para mal.
Niños del Cerro es una bomba de tiempo que amenaza con explotar en cualquier momento, así como la temática adolescente de amor, drogas y desencuentros de la que hablan sus canciones. Pulso latinoamericano cercano a Los Jaivas, carnavalesco en su folclor, murallones de ruido y temas que superan los seis minutos de duración son parte de un trabajo tan extraordinario como recordar la etapa escolar, para bien o para mal.
5. J Balvin - "Vibras" 40604613
J Balvin corre por un carril exclusivo dentro del ritmo urbano. Una especie de "postreggaetón" que experimenta con los cimientos del género y la vieja escuela, como puliendo un diamante que sintoniza con la música electrónica y el legado latinoamericano en un balance ideal entre ambas corrientes. Hits instantáneos, éxitos globales y hallazgos impensados como "Brillo", de Rosalía, y la introducción a cargo de Carla Morrison ponen el nombre del colombiano y del movimiento en el sitial que merece.
J Balvin corre por un carril exclusivo dentro del ritmo urbano. Una especie de "postreggaetón" que experimenta con los cimientos del género y la vieja escuela, como puliendo un diamante que sintoniza con la música electrónica y el legado latinoamericano en un balance ideal entre ambas corrientes. Hits instantáneos, éxitos globales y hallazgos impensados como "Brillo", de Rosalía, y la introducción a cargo de Carla Morrison ponen el nombre del colombiano y del movimiento en el sitial que merece.
Gepe congregó a quienes conocieron o trabajaron con Margot Loyola para mantener viva su memoria con una obra en la que desarmó y rearmó parte del catálogo recopilado por la artista. El disco fue grabado en vivo y sin correcciones, crudo e íntimo, y sobre todo experimental. Colabora Gianluca, que le añade Auto-Tune y trap al folclor, e incluye un homenaje a Joane Florvil -la mujer haitiana fallecida en Chile transformada en símbolo de la orfandad de los inmigrantes en nuestra tierra-, porque la música no deja a nadie afuera.
7. Kendrick Lamar y varios artistas - "Black Panther: The aAlbum"
El mejor rapero de su generación se hizo cargo de la curatoría musical detrás del filme de Marvel, esculpiendo una obra pocas veces vista en un soundtrack oficial. Es el encuentro de la música negra en todo su esplendor, porque se siente África en cada rima, en cada percusión, en cada referencia musical que traspasa el hip-hop , que suma jazz , reggae , soul , trap y hasta electrónica sin que parezca fuera de lugar. Kendrick Lamar gobierna Wakanda y, a la vez, crea comunión gracias a la música.
8. Rosalía "El mal querer"
La última estrella planetaria de la música en español cuenta una historia de amor tormentoso en 11 capítulos que parte con augurios y celebraciones pero que termina de la peor forma. Hay celos, caprichos, también lamentos, sentimientos relatados en el vaivén del flamenco -las palmas, la guitarra española, la pasión- y su encuentro con el trap y el ritmo urbano. Un movimiento que se revitaliza y que contradice el riesgo que podría significar mezclar la tradición andaluza con la última ola musical juvenil que encandila a la industria.
9. The 1975 "A bBrief iInquiry into Online rRelationships"
La banda liderada por MattHealy recrea un relato certero de la vida moderna. Uno donde el asistente de voz de Apple, Siri, puede enamorarte por culpa de la alienación tecnológica de las redes sociales y la enferma relevancia de los "likes" y los filtros de Instagram. Se siente la rabia, el hedonismo, el miedo y el desamor, y se escucha desde el neo jazz, el autotune y el soft rock. "La modernidad nos falló", es la frase que mejor define lo expresado por The 1975.
10. IDLES - "Joy as an Act of Resistance"
IDLES hace estallar una guerra sin cuartel contra la xenofobia en tiempos de Brexit, contra la homofobia y los retrasados roles de género tradicionales ante el avance de la extrema derecha. Y lo hace desde una colosal impronta instrumental que rememora el punk nacido en las tabernas subterráneas de hálito alcohólico, llenas de hooligans que luego repiten las canciones viendo el fútbol. Una contra-barrida refrescante y necesaria con base en Bristol, Reino Unido.
11. Deafheaven - "Ordinary Corrupt Human Love"
Deafheaven es el mestizaje arriesgado y perfecto de corrientes tan disímiles como el dream pop y el black metal, y en su último disco ensambla los sonidos en sepia y la sensación de calma y añoranza con los gritos sofocantes de su vocalista George Clarke. Es la música del fin del mundo, cuando el negro se mezcla con el rosa. Cuando todo importa, y ya nada importa.
12. CAMI - "Rosa"
Camila Gallardo enlaza un álbum debut lo suficientemente personal como para no haber nublado la vista ante los requerimientos de la industria que uno supone para una artista de su edad. La ex participante de "The Voice Chile" exhibe su íntima relación con el folclor, pero también abarca ritmos que coquetean con lo urbano, las baladas adolescentes endulzadas en exceso y el pop electrónico de acento juvenil. Un menú en 10 tiempos para degustar el inicio de un presente y futuro voluminoso.
13. Cardi B - "Invasion of pPrivacy"
Cardi B es la Cenicienta que nunca necesitó un príncipe azul, que fue stripper en un club que quedaba a cuadras de su escuela, que fue parte de una pandilla, que sufrió violencia doméstica y que, aún así, alcanzó la fama. Porque su música tiene alma y versatilidad. Es más que trap: es pop, es R&B y es Caribe por sus raíces dominicanas y trinitenses. Desfilan Chance TheRapper, Migos y SZA, y se sale un éxito kilométrico como "I likeit" con J Balvin y Bad Bunny.
14. Travis Scott - "Astroworld"
La obra cumbre de Travis Scott juega con la magnificencia de la producción digital e instrumental y con la metáfora de que su vida es la montaña rusa de un parque de diversiones. Y sí, el disco es vertiginoso y contiene tantos matices como colaboradores: StevieWonder, John Mayer, Frank Ocean; Kevin Parker, de Tame Impala, James Blake, y Pharrell se reúnen en distintas labores para reconfigurar el hip hop de métrica old school con armónicas, guitarras acústicas, soul y R&B.
15. Interpol - "Marauder"
El último disco de Interpol es la búsqueda de la relevancia de un rock que pareciera que emprendió la retirada dentro de la música popular. Son los recuerdos del Nueva York de los 2000; la obsesión por las guitarras sucias, la trascendencia de la batería y la profundidad de los espacios instrumentales; el respeto por sus composiciones clásicas. Un reinicio sin mayor pretensión que hacer buenas canciones.
El arpista Emmanuel Ceysson y la magia del gesto
El Mercurio
El músico, que estuvo en el último Festival de Primavera del Teatro del Lago, relata cómo nació su amor por el arpa y por qué la mayor parte de la música para este instrumento es francesa.
Por Juan Antonio Muñoz H.
El arpa es un espectáculo en sí misma, con su gran estructura, el oro de sus terminaciones, sus pedales, sus 47 cuerdas, sus clavijas y puentes, además de las capas de madera de sicomoro y serbal, o los enchapados de arce, haya o palisandro. Si a eso se suma música como la Sonata para flauta, viola y arpa, de Debussy, o "L'alouette'" de Glinka/Balakirev, o el Impromptu de Fauré, el instrumento se transfigura y revela un mundo ensoñado y burbujeante. Pero nada de eso está completo sin que salte al escenario un arpista como Emmanuel Ceysson (1984), que actuó en el Festival de Primavera del Teatro del Lago, en noviembre pasado, subyugando al público con su entrega.
De memoria prodigiosa, el joven músico parece parte de su arpa y se conecta con el público de manera directa gracias a una capacidad extraordinaria para convertirse en la música que interpreta, sea esta de una suavidad evanescente o de una pasión contagiosa, sea melancólica o violenta, inasible o de presencia poderosa.
Ceysson es el arpa principal de la orquesta del Metropolitan Opera House de Nueva York, donde llegó luego de nueve años en la Opéra National de París; es artista del sello Naïve desde 2012, y comparte su apretada agenda entre sus obligaciones con el MET, su trabajo académico y conciertos como solista. Nacido y criado en Francia, fue admitido como estudiante del prestigioso Conservatorio de París cuando tenía 16 años, y muy pronto logró reunir las más altas distinciones y premios internacionales: Medalla de Oro en la Competencia Internacional de Arpa 2004 de Estados Unidos, Primer Premio en las Audiciones de Jóvenes Conciertos de Nueva York en 2006 y Primer Premio en la Competencia ARD 2009 en Múnich, entre otros.
-¿Cómo decidió ser arpista?
"Fue luego de escuchar un disco con el Concierto para flauta y arpa de Mozart. Yo tenía 6 años".
-¿Cayó inmediatamente enamorado del instrumento?
"Sí. Gracias a la arpista Lily Laskine y al flautista Jean-Pierre Rampal en ese disco".
-¿Quién le mostró luego el camino?
"Mi primera profesora, de la que yo estaba un poco enamorado: Jacqueline Defoulounoux. Poco más tarde, Germaine Lorenzini e Isabelle Moretti".
-¿Cómo estudia arpa un niño? Pienso en la llegada de los pies a la base del instrumento y a la extensión de los brazos. El arpa es muy grande y pesada.
"Se comienza con pequeñas arpas celtas durante 2 a 3 años para asimilar bien la posición de las manos. Después se pasa a pequeñas arpas a pedales pues incluir este aprendizaje es fundamental. Se comienza a tocar en arpas grandes recién en la adolescencia o incluso más tarde".
-Uno tiene la sensación de que la música para arpa es siempre de una gran delicadeza...
"Pero no es verdad. Hay también muchas obras potentes y violentas".
-En su caso, ¿cómo se desarrolla este viaje desde el espíritu al corazón, y luego a los brazos y los dedos?
"Lo que primero hago es asimilar bien la partitura, en un análisis sin el arpa. En seguida, incorporo el gesto técnico, aprendiéndome la música de memoria. Después viene el tiempo de la maduración y la prueba del público, ¡que es la más larga!".
-Cuando usted termina de interpretar una obra, suele tocar las cuerdas con la palma entera, como si quisiera calmarlas... Pienso que debe ser para no prolongar el sonido, pero en ese gesto hay también una cuota de ternura con el instrumento...
"Cada cual es libre de analizar el gesto a su manera, que es forzosamente subjetiva. Pero es cierto que, con el arpa, la magia del gesto está muy presente; yo de verdad no he reflexionado sobre esto, pero pienso que, según la atmósfera y la emoción de la pieza, todos los gestos asociados corresponden inconscientemente a su espíritu. Carlos Salzedo -arpista, compositor y director francés- intentó en su método trabajar con Nijinsky para codificar estos gestos que hacen 'vivir el sonido', pero yo creo que esto es algo muy personal".
-Gran parte de la música para arpa es francesa. ¿Por qué ocurrió así?
"El arpa moderna a pedales que hoy se toca fue inventada en 1812 por Sébastien Érard, quien huyó de la Revolución Francesa y se instaló en Londres. Luego volvió a Francia, donde su fábrica de arpas se hizo muy conocida. El arpa, entonces, es un objeto de fabricación francesa. Luego llegó un gran pedagogo belga, Alphonse Hasselmans, al mejor conservatorio de Europa: el Conservatorio de París. Él formó a un gran número de arpistas franceses y creó la escuela de arpa francesa. Esos músicos pidieron a los compositores escribir para el instrumento o lo hicieron ellos mismos".
-En el caso de un arpista, es prácticamente obligatorio tocar de memoria porque ambos brazos están ocupados en el instrumento. ¿Implica eso una dificultad suplementaria?
"No diría. Hay algunos arpistas que actúan con partitura. Basta con organizar cuándo dar vuelta la hoja o que alguien te ayude. Pero creo que eso agrega una barrera respecto del público, así que prefiero tocar de memoria".
-¿Hay alguna partitura que se encuentre en el centro del centro de su corazón?
"El segundo movimiento del Concierto en Sol de Ravel. También la Chacona de Bach".
-¿Y una partitura que represente su alma?
"Sí. 'El pájaro de fuego', de Stravinsky. La primera versión para gran orquesta, el ballet completo".
-Usted es arpa solista de la orquesta del Metropolitan, y en la ópera el arpa generalmente acompaña a las sopranos mientras ellas cantan arias con mucha coloratura y sobreagudos. ¿Le gusta a usted la ópera en particular?
"Sí, es la mejor escuela de música. Requiere aprender a escuchar, flexibilidad y sensibilidad, además de la técnica necesaria para las partes difíciles".
El músico, que estuvo en el último Festival de Primavera del Teatro del Lago, relata cómo nació su amor por el arpa y por qué la mayor parte de la música para este instrumento es francesa.
Por Juan Antonio Muñoz H.
El arpa es un espectáculo en sí misma, con su gran estructura, el oro de sus terminaciones, sus pedales, sus 47 cuerdas, sus clavijas y puentes, además de las capas de madera de sicomoro y serbal, o los enchapados de arce, haya o palisandro. Si a eso se suma música como la Sonata para flauta, viola y arpa, de Debussy, o "L'alouette'" de Glinka/Balakirev, o el Impromptu de Fauré, el instrumento se transfigura y revela un mundo ensoñado y burbujeante. Pero nada de eso está completo sin que salte al escenario un arpista como Emmanuel Ceysson (1984), que actuó en el Festival de Primavera del Teatro del Lago, en noviembre pasado, subyugando al público con su entrega.
De memoria prodigiosa, el joven músico parece parte de su arpa y se conecta con el público de manera directa gracias a una capacidad extraordinaria para convertirse en la música que interpreta, sea esta de una suavidad evanescente o de una pasión contagiosa, sea melancólica o violenta, inasible o de presencia poderosa.
Ceysson es el arpa principal de la orquesta del Metropolitan Opera House de Nueva York, donde llegó luego de nueve años en la Opéra National de París; es artista del sello Naïve desde 2012, y comparte su apretada agenda entre sus obligaciones con el MET, su trabajo académico y conciertos como solista. Nacido y criado en Francia, fue admitido como estudiante del prestigioso Conservatorio de París cuando tenía 16 años, y muy pronto logró reunir las más altas distinciones y premios internacionales: Medalla de Oro en la Competencia Internacional de Arpa 2004 de Estados Unidos, Primer Premio en las Audiciones de Jóvenes Conciertos de Nueva York en 2006 y Primer Premio en la Competencia ARD 2009 en Múnich, entre otros.
-¿Cómo decidió ser arpista?
"Fue luego de escuchar un disco con el Concierto para flauta y arpa de Mozart. Yo tenía 6 años".
-¿Cayó inmediatamente enamorado del instrumento?
"Sí. Gracias a la arpista Lily Laskine y al flautista Jean-Pierre Rampal en ese disco".
-¿Quién le mostró luego el camino?
"Mi primera profesora, de la que yo estaba un poco enamorado: Jacqueline Defoulounoux. Poco más tarde, Germaine Lorenzini e Isabelle Moretti".
-¿Cómo estudia arpa un niño? Pienso en la llegada de los pies a la base del instrumento y a la extensión de los brazos. El arpa es muy grande y pesada.
"Se comienza con pequeñas arpas celtas durante 2 a 3 años para asimilar bien la posición de las manos. Después se pasa a pequeñas arpas a pedales pues incluir este aprendizaje es fundamental. Se comienza a tocar en arpas grandes recién en la adolescencia o incluso más tarde".
-Uno tiene la sensación de que la música para arpa es siempre de una gran delicadeza...
"Pero no es verdad. Hay también muchas obras potentes y violentas".
-En su caso, ¿cómo se desarrolla este viaje desde el espíritu al corazón, y luego a los brazos y los dedos?
"Lo que primero hago es asimilar bien la partitura, en un análisis sin el arpa. En seguida, incorporo el gesto técnico, aprendiéndome la música de memoria. Después viene el tiempo de la maduración y la prueba del público, ¡que es la más larga!".
-Cuando usted termina de interpretar una obra, suele tocar las cuerdas con la palma entera, como si quisiera calmarlas... Pienso que debe ser para no prolongar el sonido, pero en ese gesto hay también una cuota de ternura con el instrumento...
"Cada cual es libre de analizar el gesto a su manera, que es forzosamente subjetiva. Pero es cierto que, con el arpa, la magia del gesto está muy presente; yo de verdad no he reflexionado sobre esto, pero pienso que, según la atmósfera y la emoción de la pieza, todos los gestos asociados corresponden inconscientemente a su espíritu. Carlos Salzedo -arpista, compositor y director francés- intentó en su método trabajar con Nijinsky para codificar estos gestos que hacen 'vivir el sonido', pero yo creo que esto es algo muy personal".
-Gran parte de la música para arpa es francesa. ¿Por qué ocurrió así?
"El arpa moderna a pedales que hoy se toca fue inventada en 1812 por Sébastien Érard, quien huyó de la Revolución Francesa y se instaló en Londres. Luego volvió a Francia, donde su fábrica de arpas se hizo muy conocida. El arpa, entonces, es un objeto de fabricación francesa. Luego llegó un gran pedagogo belga, Alphonse Hasselmans, al mejor conservatorio de Europa: el Conservatorio de París. Él formó a un gran número de arpistas franceses y creó la escuela de arpa francesa. Esos músicos pidieron a los compositores escribir para el instrumento o lo hicieron ellos mismos".
-En el caso de un arpista, es prácticamente obligatorio tocar de memoria porque ambos brazos están ocupados en el instrumento. ¿Implica eso una dificultad suplementaria?
"No diría. Hay algunos arpistas que actúan con partitura. Basta con organizar cuándo dar vuelta la hoja o que alguien te ayude. Pero creo que eso agrega una barrera respecto del público, así que prefiero tocar de memoria".
-¿Hay alguna partitura que se encuentre en el centro del centro de su corazón?
"El segundo movimiento del Concierto en Sol de Ravel. También la Chacona de Bach".
-¿Y una partitura que represente su alma?
"Sí. 'El pájaro de fuego', de Stravinsky. La primera versión para gran orquesta, el ballet completo".
-Usted es arpa solista de la orquesta del Metropolitan, y en la ópera el arpa generalmente acompaña a las sopranos mientras ellas cantan arias con mucha coloratura y sobreagudos. ¿Le gusta a usted la ópera en particular?
"Sí, es la mejor escuela de música. Requiere aprender a escuchar, flexibilidad y sensibilidad, además de la técnica necesaria para las partes difíciles".
Las bandas sonoras coronan un exitoso año
El Mercurio
Los álbumes musicales de varias películas estrenadas durante esta temporada se ubicaron dentro de lo más escuchado y lograron nominaciones a importantes premios.
Raimundo Flores S.
Kendrick Lamar no publicó ningún álbum firmado por él durante 2018, pero de todos modos es el artista con más nominaciones en los próximos Grammy. En parte, el logro es gracias a su rol en la banda sonora de "Pantera Negra", donde el rapero ofició como curador y productor de un trabajo que en 14 canciones reunió a más de 20 intérpretes, entre los que se incluyen populares y diversos nombres como el del mismo Lamar, The Weeknd, Anderson Paak y James Blake.
La apuesta de Marvel dio resultados tanto a nivel de audiencia como de crítica. El álbum debutó en el número uno de la lista "Hot 200" de Billboard y se mantuvo tres semanas en esa posición. Además, suma seis nominaciones en los Grammy, entre ellas Álbum del año, una categoría en la que una banda sonora no entraba desde 1997, cuando el soundtrack de "Esperando un respiro" postuló al premio.
El caso de "Pantera Negra" es el más exitoso, pero no el único. Otras bandas sonoras han implementado modelos similares como una estrategia para atraer interés en las películas. "Creed II: Defendiendo el legado" -que se estrena en Chile el 10 de enero próximo- tiene un álbum producido por el premiado Mike Will Made-It que incluye nuevos temas de cantantes de variados géneros como Bon Iver, Pharrell Williams y Nas.
En tanto, la recién estrenada "Spider-man: Un nuevo universo" presentó el pasado 14 de diciembre un álbum que reúne canciones inéditas de varias figuras del hip hop norteamericano como Post Malone, Nicky Minaj y Jaden Smith, y que hoy se encuentra en el quinto lugar del "Hot 200".
El éxito de los musicales
El buen año de las películas musicales también se vio reflejado en la buena recepción de sus bandas sonoras. El álbum de "El gran showman", protagonizada por Hugh Jackman, estuvo dos semanas en el número uno del "Hot 200" y fue tal su éxito que el mes pasado se lanzó "The greatest showman: Reimagined", un disco que incluye los temas de la película interpretadas por figuras como Pink, Kelly Clarkson y Kesha.
La nueva versión de "Nace una estrella" con Lady Gaga también dio que hablar. Su banda sonora debutó en el número uno del Billboard y su principal sencillo, "Shallow", está nominado a cuatro Grammy -incluyendo Canción del Año y Grabación del Año- y el 6 de enero peleará por un Globo de Oro como Mejor Canción Original.
"Bohemian Rhapsody" tuvo un desempeño algo menos avasallador y alcanzó el tercer puesto del "Hot 200", aunque el éxito de la película también logró que uno de los discos compilatorios de Queen entrara al top 10 de la lista.
Temporada de premios
Los Globos de Oro se entregarán el próximo 6 de enero y la ceremonia de los Grammy será el 10 de febrero.
Los álbumes musicales de varias películas estrenadas durante esta temporada se ubicaron dentro de lo más escuchado y lograron nominaciones a importantes premios.
Raimundo Flores S.
Kendrick Lamar no publicó ningún álbum firmado por él durante 2018, pero de todos modos es el artista con más nominaciones en los próximos Grammy. En parte, el logro es gracias a su rol en la banda sonora de "Pantera Negra", donde el rapero ofició como curador y productor de un trabajo que en 14 canciones reunió a más de 20 intérpretes, entre los que se incluyen populares y diversos nombres como el del mismo Lamar, The Weeknd, Anderson Paak y James Blake.
La apuesta de Marvel dio resultados tanto a nivel de audiencia como de crítica. El álbum debutó en el número uno de la lista "Hot 200" de Billboard y se mantuvo tres semanas en esa posición. Además, suma seis nominaciones en los Grammy, entre ellas Álbum del año, una categoría en la que una banda sonora no entraba desde 1997, cuando el soundtrack de "Esperando un respiro" postuló al premio.
El caso de "Pantera Negra" es el más exitoso, pero no el único. Otras bandas sonoras han implementado modelos similares como una estrategia para atraer interés en las películas. "Creed II: Defendiendo el legado" -que se estrena en Chile el 10 de enero próximo- tiene un álbum producido por el premiado Mike Will Made-It que incluye nuevos temas de cantantes de variados géneros como Bon Iver, Pharrell Williams y Nas.
En tanto, la recién estrenada "Spider-man: Un nuevo universo" presentó el pasado 14 de diciembre un álbum que reúne canciones inéditas de varias figuras del hip hop norteamericano como Post Malone, Nicky Minaj y Jaden Smith, y que hoy se encuentra en el quinto lugar del "Hot 200".
El éxito de los musicales
El buen año de las películas musicales también se vio reflejado en la buena recepción de sus bandas sonoras. El álbum de "El gran showman", protagonizada por Hugh Jackman, estuvo dos semanas en el número uno del "Hot 200" y fue tal su éxito que el mes pasado se lanzó "The greatest showman: Reimagined", un disco que incluye los temas de la película interpretadas por figuras como Pink, Kelly Clarkson y Kesha.
La nueva versión de "Nace una estrella" con Lady Gaga también dio que hablar. Su banda sonora debutó en el número uno del Billboard y su principal sencillo, "Shallow", está nominado a cuatro Grammy -incluyendo Canción del Año y Grabación del Año- y el 6 de enero peleará por un Globo de Oro como Mejor Canción Original.
"Bohemian Rhapsody" tuvo un desempeño algo menos avasallador y alcanzó el tercer puesto del "Hot 200", aunque el éxito de la película también logró que uno de los discos compilatorios de Queen entrara al top 10 de la lista.
Temporada de premios
Los Globos de Oro se entregarán el próximo 6 de enero y la ceremonia de los Grammy será el 10 de febrero.
El Coro del Municipal regresa a las iglesias de la capital
El Mercurio
El miércoles, en los Sacramentinos , parte la temporada de presentaciones gratuitas con grandes obras corales, selecciones de óperas y operetas.
Maureen Lennon Zaninovic
Ya son ocho exitosas ediciones -con alrededor de 10 mil personas por año- que han permitido escuchar en vivo y gratis a distintos artistas del Municipal de Santiago, en variados e históricos templos capitalinos.
Con el apoyo de la Municipalidad de Santiago, una nueva versión de los llamados Conciertos en Iglesias tiene fechas confirmadas. El ciclo parte el miércoles (todos los recitales son a las 20:00 horas), con el Coro del Municipal de Santiago, dirigido por el maestro Jorge Klastornick, en la Iglesia de los Sacramentinos. Luego, este conjunto se presentará en la Basílica del Perpetuo Socorro (jueves 3), en la Iglesia San Agustín (viernes 4), en la Iglesia San Ignacio de Loyola (lunes 7), en la Basílica la Merced (martes 8), en la Catedral de Santiago (miércoles 9), para finalizar con un concierto el 10 de enero en la Parroquia de San Lázaro.
"Como son conciertos a los que asiste toda la familia, pensamos en una selección transversal con arias de óperas, operetas y grandes clásicos corales", adelanta Jorge Klastornick.
El programa incluye, entre otras piezas, "Panis Angelicus", de César Franck; "Pie Jesu", de Andrew Lloyd Webber; selecciones de operetas de Johann Strauss, como "El murciélago" y "El barón gitano"; de Franz Lehár ("Giuditta") y Jacques Offenbach ("La bella Helena"), y extractos de populares óperas, como "La flauta mágica", de Mozart; "Cavalleria Rusticana", de Mascagni, y por supuesto, el infaltable "Va pensiero" de "Nabucco", de Verdi.
"El coro que hoy lo integran 60 músicos estará acompañado de un pequeño ensamble instrumental", advierte su director y añade que estas presentaciones son también una oportunidad para que los miembros puedan tener intervenciones solistas y mostrarse al público en otras facetas y repertorios, como la opereta, que no suele estar muy presente en las temporadas del Municipal.
Un desafío
"Todos estos recitales son un desafío, sobre todo en lo que respecta a la reverberación que tienen los templos. Pero es mucho más estimulante cantar en un escenario con esa acústica que en espacios secos. Es, además, una magnífica oportunidad de llegar a un público poco habituado a la música clásica. Es una manera de abrirles mundo, una manera de conquistarlos con la maravilla del canto coral", remata Jorge Klastornick.
En el balance de 2018, el profesional saca cuentas alegres: "Nuestro coro recibió extraordinarias críticas; en especial, por su participación en el marco de la temporada lírica en el Municipal de Santiago. Eso es fantástico y un aliciente".
El miércoles, en los Sacramentinos , parte la temporada de presentaciones gratuitas con grandes obras corales, selecciones de óperas y operetas.
Maureen Lennon Zaninovic
Ya son ocho exitosas ediciones -con alrededor de 10 mil personas por año- que han permitido escuchar en vivo y gratis a distintos artistas del Municipal de Santiago, en variados e históricos templos capitalinos.
Con el apoyo de la Municipalidad de Santiago, una nueva versión de los llamados Conciertos en Iglesias tiene fechas confirmadas. El ciclo parte el miércoles (todos los recitales son a las 20:00 horas), con el Coro del Municipal de Santiago, dirigido por el maestro Jorge Klastornick, en la Iglesia de los Sacramentinos. Luego, este conjunto se presentará en la Basílica del Perpetuo Socorro (jueves 3), en la Iglesia San Agustín (viernes 4), en la Iglesia San Ignacio de Loyola (lunes 7), en la Basílica la Merced (martes 8), en la Catedral de Santiago (miércoles 9), para finalizar con un concierto el 10 de enero en la Parroquia de San Lázaro.
"Como son conciertos a los que asiste toda la familia, pensamos en una selección transversal con arias de óperas, operetas y grandes clásicos corales", adelanta Jorge Klastornick.
El programa incluye, entre otras piezas, "Panis Angelicus", de César Franck; "Pie Jesu", de Andrew Lloyd Webber; selecciones de operetas de Johann Strauss, como "El murciélago" y "El barón gitano"; de Franz Lehár ("Giuditta") y Jacques Offenbach ("La bella Helena"), y extractos de populares óperas, como "La flauta mágica", de Mozart; "Cavalleria Rusticana", de Mascagni, y por supuesto, el infaltable "Va pensiero" de "Nabucco", de Verdi.
"El coro que hoy lo integran 60 músicos estará acompañado de un pequeño ensamble instrumental", advierte su director y añade que estas presentaciones son también una oportunidad para que los miembros puedan tener intervenciones solistas y mostrarse al público en otras facetas y repertorios, como la opereta, que no suele estar muy presente en las temporadas del Municipal.
Un desafío
"Todos estos recitales son un desafío, sobre todo en lo que respecta a la reverberación que tienen los templos. Pero es mucho más estimulante cantar en un escenario con esa acústica que en espacios secos. Es, además, una magnífica oportunidad de llegar a un público poco habituado a la música clásica. Es una manera de abrirles mundo, una manera de conquistarlos con la maravilla del canto coral", remata Jorge Klastornick.
En el balance de 2018, el profesional saca cuentas alegres: "Nuestro coro recibió extraordinarias críticas; en especial, por su participación en el marco de la temporada lírica en el Municipal de Santiago. Eso es fantástico y un aliciente".
Música, educación y sociedad: los proyectos de Alejandra Urrutia
El Mercurio
En paralelo, la directora sigue asistiendo a Ivan Fischer.
El lunes 7 de enero dirigirá a 315 músicos en la Novena Sinfonía de Beethoven, en la Estación Mapocho. Y el sábado 12 inaugura en Portillo su propio festival, con una academia para 52 jóvenes.
Romina de la Sotta Donoso
Alejandra Urrutia (1976) vuelve a combinar las dos pasiones que mueven su carrera musical: lo social y lo educativo.
Tras dos exitosas convocatorias, reunió a una orquesta de 110 instrumentistas y un coro de 203 voces -44 de ellos extranjeros y la gran mayoría sin experiencia musical previa- para su proyecto "Concierto por la hermandad".
Junto a la directora coral Paula Elgueta han trabajado arduamente con estos voluntarios para preparar una obra cumbre de la literatura sinfónico-coral: la Novena Sinfonía de Beethoven, y así poder interpretarla el lunes 7 de enero en la Estación Mapocho (20:00 horas, gratis).
"El objetivo es unir a gente de distintas nacionalidades que están viviendo en nuestro país, con chilenos, para compartir el mismo mensaje de fraternidad y alegría del texto de Schiller. La migración es un fenómeno conmovedor y, al mismo tiempo, concreto", comenta Urrutia.
"La mayor parte de la gente nunca había cantado en su vida, esta experiencia los marcará profundamente. Están todos felices, se juntan en grupos para ensayar y discuten sobre lo que es una fuga. Es algo hermoso", agrega. Y remata: "No tengo ninguna duda de que va a venir mucha gente, y de que esto va a ser un hito musical y social".
Solo cinco días después de concretar ese monumental proyecto, Alejandra Urrutia inaugurará su propio festival a dos horas de Santiago: el 1 {+e} {+r} Festival Internacional de Música de Portillo, que se realizará entre el 12 y el 22 de enero.
Con dos ensambles invitados -el Blair String Quartet, de EE.UU., y el Cuarteto de Clarinetes Andes-, habrá conciertos todos los días en el hotel Ski Portillo, viabilizando así el mecenazgo de una academia que tendrá a 52 jóvenes músicos becados.
"Postularon 150 jóvenes y lamentablemente tuvimos que seleccionar a 52 de ellos, todos latinoamericanos. Tienen entre 18 y 30 años, y son muy talentosos", detalla Urrutia.
"Con este festival yo combino la excelencia musical y la música de cámara, en una instancia que permite que los jóvenes se formen con una concentración de 24 horas diarias en su instrumento. Es una experiencia que les cambiará la vida y que yo tuve la fortuna de vivir en Aspen, fui tres veranos como violinista y dos como directora. Sé cuán esencial es para la formación de un músico, especialmente cuando trabajas en música de cámara", explica la directora. Y destaca el apoyo que tuvo del gerente de Portillo, Miguel Purcell: "No tienes que explicarle nada, porque él comprende exactamente la importancia de esto".
El domingo, en el cierre, actuarán los 52 estudiantes y sus profesores, con la dirección de Urrutia. Tocarán "Vilama" de Carlos Zamora, la Serenata de Richard Strauss y la Sinfonía N° 3 de Beethoven. Este programa lo repetirán, además, el lunes 21 en el Liceo Bicentenario de Quilicura, y el martes 22, en el Teatro Municipal de Las Condes (Portillofestival.com).
Enseñar y aprender
En paralelo a la titularidad de la Orquesta de Cámara de Chile, que cesó en marzo pasado, Alejandra Urrutia comenzó en 2017 a trabajar como asistente del célebre director húngaro Ivan Fischer.
"Acabo de volver de Budapest, estuve un mes allá, ensayando y con giras, y Fischer me hizo dirigir a la famosa Budapest Festival Orchestra en uno de los conciertos de medianoche que hace en los castillos", cuenta.
Su próximo mes de entrenamiento en Hungría será en mayo, un aprendizaje que está articulando con su retorno a la dirección de jóvenes músicos, tras sus meritorios logros con la Juvenil de Curanilahue entre 2006 y 2013. En junio se convirtió en la sucesora de Sergio Prieto al frente de la Orquesta de Cámara del Municipal de Santiago, una orquesta de cuerdas de 22 jóvenes becados de la entidad. "Ha sido hermoso, tienen una energía que me encanta y son muy talentosos, entonces tú les pides algo y lo hacen, como si nada", reconoce.
En paralelo, la directora sigue asistiendo a Ivan Fischer.
El lunes 7 de enero dirigirá a 315 músicos en la Novena Sinfonía de Beethoven, en la Estación Mapocho. Y el sábado 12 inaugura en Portillo su propio festival, con una academia para 52 jóvenes.
Romina de la Sotta Donoso
Alejandra Urrutia (1976) vuelve a combinar las dos pasiones que mueven su carrera musical: lo social y lo educativo.
Tras dos exitosas convocatorias, reunió a una orquesta de 110 instrumentistas y un coro de 203 voces -44 de ellos extranjeros y la gran mayoría sin experiencia musical previa- para su proyecto "Concierto por la hermandad".
Junto a la directora coral Paula Elgueta han trabajado arduamente con estos voluntarios para preparar una obra cumbre de la literatura sinfónico-coral: la Novena Sinfonía de Beethoven, y así poder interpretarla el lunes 7 de enero en la Estación Mapocho (20:00 horas, gratis).
"El objetivo es unir a gente de distintas nacionalidades que están viviendo en nuestro país, con chilenos, para compartir el mismo mensaje de fraternidad y alegría del texto de Schiller. La migración es un fenómeno conmovedor y, al mismo tiempo, concreto", comenta Urrutia.
"La mayor parte de la gente nunca había cantado en su vida, esta experiencia los marcará profundamente. Están todos felices, se juntan en grupos para ensayar y discuten sobre lo que es una fuga. Es algo hermoso", agrega. Y remata: "No tengo ninguna duda de que va a venir mucha gente, y de que esto va a ser un hito musical y social".
Solo cinco días después de concretar ese monumental proyecto, Alejandra Urrutia inaugurará su propio festival a dos horas de Santiago: el 1 {+e} {+r} Festival Internacional de Música de Portillo, que se realizará entre el 12 y el 22 de enero.
Con dos ensambles invitados -el Blair String Quartet, de EE.UU., y el Cuarteto de Clarinetes Andes-, habrá conciertos todos los días en el hotel Ski Portillo, viabilizando así el mecenazgo de una academia que tendrá a 52 jóvenes músicos becados.
"Postularon 150 jóvenes y lamentablemente tuvimos que seleccionar a 52 de ellos, todos latinoamericanos. Tienen entre 18 y 30 años, y son muy talentosos", detalla Urrutia.
"Con este festival yo combino la excelencia musical y la música de cámara, en una instancia que permite que los jóvenes se formen con una concentración de 24 horas diarias en su instrumento. Es una experiencia que les cambiará la vida y que yo tuve la fortuna de vivir en Aspen, fui tres veranos como violinista y dos como directora. Sé cuán esencial es para la formación de un músico, especialmente cuando trabajas en música de cámara", explica la directora. Y destaca el apoyo que tuvo del gerente de Portillo, Miguel Purcell: "No tienes que explicarle nada, porque él comprende exactamente la importancia de esto".
El domingo, en el cierre, actuarán los 52 estudiantes y sus profesores, con la dirección de Urrutia. Tocarán "Vilama" de Carlos Zamora, la Serenata de Richard Strauss y la Sinfonía N° 3 de Beethoven. Este programa lo repetirán, además, el lunes 21 en el Liceo Bicentenario de Quilicura, y el martes 22, en el Teatro Municipal de Las Condes (Portillofestival.com).
Enseñar y aprender
En paralelo a la titularidad de la Orquesta de Cámara de Chile, que cesó en marzo pasado, Alejandra Urrutia comenzó en 2017 a trabajar como asistente del célebre director húngaro Ivan Fischer.
"Acabo de volver de Budapest, estuve un mes allá, ensayando y con giras, y Fischer me hizo dirigir a la famosa Budapest Festival Orchestra en uno de los conciertos de medianoche que hace en los castillos", cuenta.
Su próximo mes de entrenamiento en Hungría será en mayo, un aprendizaje que está articulando con su retorno a la dirección de jóvenes músicos, tras sus meritorios logros con la Juvenil de Curanilahue entre 2006 y 2013. En junio se convirtió en la sucesora de Sergio Prieto al frente de la Orquesta de Cámara del Municipal de Santiago, una orquesta de cuerdas de 22 jóvenes becados de la entidad. "Ha sido hermoso, tienen una energía que me encanta y son muy talentosos, entonces tú les pides algo y lo hacen, como si nada", reconoce.
viernes, diciembre 28, 2018
Original estudio sobre prejuicios musicales gana el Premio Samuel Claro
El Mercurio
La musicóloga mexicana Natalia Bieletto revisa cómo construimos nuestros imaginarios sociales.
Romina de la Sotta Donoso
Tres singularidades tiene el ganador del XI Premio de Musicología Samuel Claro del Instituto de Música UC: aún no cumple 40 años, es mujer y su investigación no es sobre música, sino sobre el ruido y las "prácticas de escucha".
La máxima distinción para artículos musicológicos del continente recayó en Natalia Bieletto (México, 1979), por "De incultos y escandalosos. Ruido y clasificación social en el México postrevolucionario", artículo que publicará la revista Resonancias. El jurado lo integraron Yael Bitrán, Sydney Hutchinson y José Manuel Izquierdo.
Bieletto se instaló en marzo en Santiago, para trabajar en el nuevo Centro de Investigación en Artes y Humanidades (CIAH) de la Universidad Mayor, que dirige Christian Spencer. "Esto es un paso más en el lento proceso de instalación de la equidad en el campo de los estudios musicales chilenos", dice Spencer, y agrega que "el aporte del texto es introducir el sonido como fenómeno cultural por medio del cual se pueden leer las sociedades del pasado y el presente".
En su artículo, Bieletto constata que tras la Revolución mexicana coexistieron en conflicto varias culturas aurales (auditivas). "Por un lado, una modalidad de escucha contenida y en la que el cuerpo debía permanecer inmóvil y en estado contemplativo, que fue históricamente asociada por el Idealismo alemán a lo racional y lo espiritual. Por otro lado, un tipo de escucha en donde el cuerpo se movía, que fue vinculada a lo incivilizado, en gran medida porque era una respuesta corporal a las danzas afroantillanas", explica.
Sobre ellas, las élites y autoridades de la época articularon discursos con categorías como "ruido" o escándalo", de modo que, pese a la intensa reestructuración ideológica de esa época, "no cambian las bases racistas heredadas de la colonia".
Atavismo que, un siglo después, sigue vigente: "Se percibe en el modo como las ideologías dominantes se han referido a las músicas de ancestría negra o a las indígenas y, sobre todo, a quienes las producen, las bailan o las escuchan con agrado. Esto ocurre en toda la región".
-¿Puede este tema interesar al público general?
"Yo espero que sí. Las músicas que escuchamos y los modos como las escuchamos; en silencio, bailando, cantando, a volumen alto o suavecito, son utilizados para clasificar a las personas. Todos lo hemos vivido; categorías como 'roto', 'cuico', 'flaite', 'culto' adquieren también una imagen sonora. Construimos todo un imaginario de un grupo social gracias a la música que escuchan y a cómo sus cuerpos reaccionan a ellas. Esto es ahora más claro que nunca en Chile, con tantos migrantes que hemos llegado de manera súbita. Es importantísimo debatirlo porque no hay quién no escuche música, ni quién se salve de ser clasificado. Debemos reconocer qué criterios y prejuicios están detrás de esta clasificación".
La musicóloga mexicana Natalia Bieletto revisa cómo construimos nuestros imaginarios sociales.
Romina de la Sotta Donoso
Tres singularidades tiene el ganador del XI Premio de Musicología Samuel Claro del Instituto de Música UC: aún no cumple 40 años, es mujer y su investigación no es sobre música, sino sobre el ruido y las "prácticas de escucha".
La máxima distinción para artículos musicológicos del continente recayó en Natalia Bieletto (México, 1979), por "De incultos y escandalosos. Ruido y clasificación social en el México postrevolucionario", artículo que publicará la revista Resonancias. El jurado lo integraron Yael Bitrán, Sydney Hutchinson y José Manuel Izquierdo.
Bieletto se instaló en marzo en Santiago, para trabajar en el nuevo Centro de Investigación en Artes y Humanidades (CIAH) de la Universidad Mayor, que dirige Christian Spencer. "Esto es un paso más en el lento proceso de instalación de la equidad en el campo de los estudios musicales chilenos", dice Spencer, y agrega que "el aporte del texto es introducir el sonido como fenómeno cultural por medio del cual se pueden leer las sociedades del pasado y el presente".
En su artículo, Bieletto constata que tras la Revolución mexicana coexistieron en conflicto varias culturas aurales (auditivas). "Por un lado, una modalidad de escucha contenida y en la que el cuerpo debía permanecer inmóvil y en estado contemplativo, que fue históricamente asociada por el Idealismo alemán a lo racional y lo espiritual. Por otro lado, un tipo de escucha en donde el cuerpo se movía, que fue vinculada a lo incivilizado, en gran medida porque era una respuesta corporal a las danzas afroantillanas", explica.
Sobre ellas, las élites y autoridades de la época articularon discursos con categorías como "ruido" o escándalo", de modo que, pese a la intensa reestructuración ideológica de esa época, "no cambian las bases racistas heredadas de la colonia".
Atavismo que, un siglo después, sigue vigente: "Se percibe en el modo como las ideologías dominantes se han referido a las músicas de ancestría negra o a las indígenas y, sobre todo, a quienes las producen, las bailan o las escuchan con agrado. Esto ocurre en toda la región".
-¿Puede este tema interesar al público general?
"Yo espero que sí. Las músicas que escuchamos y los modos como las escuchamos; en silencio, bailando, cantando, a volumen alto o suavecito, son utilizados para clasificar a las personas. Todos lo hemos vivido; categorías como 'roto', 'cuico', 'flaite', 'culto' adquieren también una imagen sonora. Construimos todo un imaginario de un grupo social gracias a la música que escuchan y a cómo sus cuerpos reaccionan a ellas. Esto es ahora más claro que nunca en Chile, con tantos migrantes que hemos llegado de manera súbita. Es importantísimo debatirlo porque no hay quién no escuche música, ni quién se salve de ser clasificado. Debemos reconocer qué criterios y prejuicios están detrás de esta clasificación".
jueves, diciembre 27, 2018
Mauricio Redolés: “Chadwick debiera renunciar por la decencia del Estado de Chile”
La Tercera
El músico y poeta se presentará este viernes en Club Chocolate para repasar gran parte de ¿Quién mató a Gaete?, álbum que cumple 22 años y que fue editado en vinilo por Sony Music este 2018. Además de ello, en la siguiente entrevista repasa el trabajo junto a Álvaro Henríquez, la obtención del premio Escrituras de la Memoria por su libro Algo nuevo anterior y el caso Catrillanca.
Por Felipe Rojas
– ¿Cómo está de salud?
– Estoy bien (…) estoy tocando, estoy muy contento.
Al teléfono Mauricio Redolés. Con tono amable y risas suaves intercaladas acompaña la conversación. El músico y poeta se presentará este viernes desde las 21 horas en el Club Chocolate, instancia en la que aprovechará de repasar gran parte de ¿Quién mató a Gaete?, álbum que lanzó en 1996 y que Rolling Stone lo escogió como uno de los 50 mejores de la música chilena, como también temas de One, two, tres, cuatro.
Sumado a esta presentación, Redolés tendrá un enero activo: estará en La Cumbre el próximo 12 en el Club Hípico; en Woodstaco, que se desarrollará del 11 al 13 del mismo mes; y el 23 realizando un monólogo en Sala Master acompañado de Los escarabajos de Yungay, grupo que reversiona canciones de The Beatles y que lo ha acompañado en otras presentaciones.
El músico cuenta que este 28 de diciembre estará en escenario junto a Claudio Narea, Carlos Corales y Denise (de Aguaturbia), Gonzalo Foure (Santa Feria), Marta Leyton y Ricardo Duhart, además de su banda que lo acompaña habitualmente.
¿Quién mató a Gaete?
“Fue una época con mucho trabajo, un momento muy creativo”, recuerda Mauricio Redolés sobre ¿Quién mató a Gaete?, cuarto álbum de estudio que contó con la producción de Álvaro Henríquez y Hernán Rojas, además de la participación de Cuti Aste y de su hijo Sebastián Redolés, quien aparece en los segundos finales de la canción que le da nombre al álbum, repitiendo el coro con leves variaciones. Sumado a ellos, el poeta destaca también a Joaquín García y Eduardo Tumayan, quienes fueron parte de la grabación de los temas.
Tanto Redolés como Henríquez pasaron por momentos de salud delicados durante los últimos años (ACV y trasplante de hígado, respectivamente). Si bien el poeta afirma que no ha podido ver personalmente este último tiempo al vocalista de Los Tres, toma como una muy buena noticia su recuperación. “Con su hermano el ‘Huevo’ Henríquez le mandé el vinilo de regalo a Alvarito, así que espero que haya disfrutado de esa edición”, cuenta el hombre de One, two, tres, cuatro.
Volviendo a ¿Quién mató a Gaete?, una de las canciones que Henríquez trabajó como productor fue “Llegando a Yungay”, que destaca por sus cambios de intensidad entre las estrofas y el coro. Redolés afirma que inicialmente solo tenía tres acordes (LAm, SOL y FA) y que al ensayarla con un grupo de músicos entre los que estaban Nicolás Oyola, Camilo Salinas y Tocori Berrú, adquirió otro rumbo. “Ellos hicieron una rearmonización, que es la que tiene actualmente. Le metieron como quinientos acordes distintos, pero la línea melódica es la misma. Y Álvaro Henríquez, cuando la escuchó, le metió esa explosión de batería y ruidos”, relata el artista.
Otra de las canciones que es eje de la conversación es “El espejo”, la cual Redolés afirma que es un homenaje a la música de los años 50, específicamente a la música de la Orquesta Huambaly. “Yo me encontré con don Humberto Lozán (vocalista de la Orquesta Huambaly) poco antes de que muriera y le dije ‘yo tengo una deuda con usted’. Nunca pude hablarlo con él, porque falleció al poco tiempo, estaba enfermo, pero la deuda era que ‘El espejo’ es un homenaje a Humberto Lozán, a la Huambaly, a toda esa música”, relata.
A su vez, añade que le gustaría regrabarla en portugués. “Creo que hay que mandarle poesía a los hermanos brasileños estos días”.
Para cerrar esta parte de la conversación queda el tema que da nombre al disco. Pero, ¿quién es Gaete? La historia la cuenta Redolés a continuación:
“Nació de un amigo mío, Pedro Gaete, que era el dueño de un local que estaba en la Alameda, al lado del Cine Arte Alameda, que se llamaba La Casona de San Isidro. Yo iba a tocar ahí en los años 80′ y él estaba siempre ahí, como dueño del local, y yo le decía al garzón de ahí, al chico Solís, ‘quién mató a Solís’, que era una canción que estaba de moda. Y a él le decía ‘quién mató a Gaete’, y de ahí fue quedando la frase y después fuimos llenándolo con rimas, etc”.
Esa frase mutó a una canción de 6 minutos y 43 segundos marcada por sus distintos estilos, todos bien empalmados entre sí, como pasaba con los temas de los primeros discos de Queen. “La grabación fue un verdadero Frankestein, me acuerdo que así lo llamamos, porque fuimos grabándolo por trozos: la cumbia se grabó un día, la parte rápida se grabó otro día”, cuenta Redolés sobre “¿Quién mató a Gaete?”, donde Henríquez también participó como productor. El poeta añade que fue una de las composiciones más difíciles de grabar de ese álbum. “Hasta última hora estuvimos haciendo versos, sacando otros. Incluso por ahí circula una versión en papel en un cancionero apócrifo donde hay otros versos que no son los grabados”, relata, con risas de por medio.
Catrillanca, memorias y guetos verticales
En octubre de este año el Ministerio de las Culturas anunció a Mauricio Redolés como ganador del premio Escrituras de la memoria 2018 por su obra Algo nuevo anterior, recibiendo la condecoración el pasado 5 de diciembre, momento que el mismo artista subió en un video a su cuenta de Twitter.
“Estoy muy contento con el premio”, cuenta, descartando de paso que existan condicionantes para el reconocimiento. “No es un premio de consuelo al viejito de bastón que es Mauricio Redolés. Es un reconocimiento a una obra bastante vital que está en ese libro”, afirma, agregando que el texto también estará en venta este viernes en Club Chocolate.
-Cuando recibió el premio por parte de la ministra Consuelo Valdés, usted apareció con una polera que tenía estampado el rostro de Camilo Catrillanca. ¿Qué le genera a usted todo el entramado de su caso?
-Yo creo que (Andrés) Chadwick debiera renunciar por la decencia del Estado de Chile, con eso te lo resumo todo. Creo que lo ha hecho muy mal. Y le deseo la mejor de las suertes a Rozas (nuevo general director de Carabineros). Y te voy a hacer una predicción: en 10 años más, 2028, Rozas va a ser candidato a Presidente de la República. Acuérdate. No te digo más.
-Y de Camila Flores, la diputada que se mostró orgullosa de ser pinochetista…
-Mira, a mí ella me da pena. Ni siquiera puedo sentir rabia ni odio contra ella, por la brutalidad que dice. Me da pena porque ella es una víctima de la falta de memoria y de la construcción de una memoria falsa que ha hecho la derecha en Chile. Aquí se ha falseado la verdad histórica, por lo tanto esta pobre niña sale con esa brutalidad que no tiene parangón. Ella es pinochetista, o sea ella está de acuerdo con que a las mujeres se les arrancaran los pezones con un alicate. ¡Eso es lo que está diciendo! Es muy penoso.
-¿Hay algún músico chileno que le llame la atención por su lucidez?
-A mí me gustan mucho las entrevistas, también la música, de Álex Anwandter. Pero en las entrevistas se ve un tipo absolutamente lúcido. Y me gusta mucho también como la perseverancia y el esfuerzo de la Mon Laferte la tienen donde la tienen.
-Usted ha vivido gran parte de su vida en el Barrio Yungay, lugar que destaca por sus casas antiguas. Sin embargo, gran parte del sector poniente y centro ha mutado geográficamente y está lleno de edificios. ¿Qué le parece esto?
-Lo encuentro muy lamentable. Yo lo he denunciado en múltiples crónicas que he escrito, cómo se ha destruido la ciudad. Se destruyen los barrios, todo en favor del capital financiero de las inmobiliarias, construyendo verdaderos adefesios en vez de edificios en que vive la gente amontonada como ratones. Las consecuencias sociales de toda esta transformación urbana que ha tenido Santiago se van a ver en unos años más. Va a ser una ciudad realmente invivible. Y además que hemos perdido el patrimonio arquitectónico. Santiago de Chile era una ciudad muy bella. Hay una sección que publica un señor Alberto Sironvalle, en Twitter, donde muestra como era Santiago hace 40-50 años atrás y era otra ciudad, era una ciudad agradable, amable. Muchas veces se critica a Santiago por ser el gran beneficiado del centralismo, de la forma en cómo se ven las cosas en Chile, pero también es la gran víctima, porque llega a vivir tanta gente a Santiago que nacen esas poblaciones callampas verticales que son horribles.
El músico y poeta se presentará este viernes en Club Chocolate para repasar gran parte de ¿Quién mató a Gaete?, álbum que cumple 22 años y que fue editado en vinilo por Sony Music este 2018. Además de ello, en la siguiente entrevista repasa el trabajo junto a Álvaro Henríquez, la obtención del premio Escrituras de la Memoria por su libro Algo nuevo anterior y el caso Catrillanca.
Por Felipe Rojas
– ¿Cómo está de salud?
– Estoy bien (…) estoy tocando, estoy muy contento.
Al teléfono Mauricio Redolés. Con tono amable y risas suaves intercaladas acompaña la conversación. El músico y poeta se presentará este viernes desde las 21 horas en el Club Chocolate, instancia en la que aprovechará de repasar gran parte de ¿Quién mató a Gaete?, álbum que lanzó en 1996 y que Rolling Stone lo escogió como uno de los 50 mejores de la música chilena, como también temas de One, two, tres, cuatro.
Sumado a esta presentación, Redolés tendrá un enero activo: estará en La Cumbre el próximo 12 en el Club Hípico; en Woodstaco, que se desarrollará del 11 al 13 del mismo mes; y el 23 realizando un monólogo en Sala Master acompañado de Los escarabajos de Yungay, grupo que reversiona canciones de The Beatles y que lo ha acompañado en otras presentaciones.
El músico cuenta que este 28 de diciembre estará en escenario junto a Claudio Narea, Carlos Corales y Denise (de Aguaturbia), Gonzalo Foure (Santa Feria), Marta Leyton y Ricardo Duhart, además de su banda que lo acompaña habitualmente.
¿Quién mató a Gaete?
“Fue una época con mucho trabajo, un momento muy creativo”, recuerda Mauricio Redolés sobre ¿Quién mató a Gaete?, cuarto álbum de estudio que contó con la producción de Álvaro Henríquez y Hernán Rojas, además de la participación de Cuti Aste y de su hijo Sebastián Redolés, quien aparece en los segundos finales de la canción que le da nombre al álbum, repitiendo el coro con leves variaciones. Sumado a ellos, el poeta destaca también a Joaquín García y Eduardo Tumayan, quienes fueron parte de la grabación de los temas.
Tanto Redolés como Henríquez pasaron por momentos de salud delicados durante los últimos años (ACV y trasplante de hígado, respectivamente). Si bien el poeta afirma que no ha podido ver personalmente este último tiempo al vocalista de Los Tres, toma como una muy buena noticia su recuperación. “Con su hermano el ‘Huevo’ Henríquez le mandé el vinilo de regalo a Alvarito, así que espero que haya disfrutado de esa edición”, cuenta el hombre de One, two, tres, cuatro.
Volviendo a ¿Quién mató a Gaete?, una de las canciones que Henríquez trabajó como productor fue “Llegando a Yungay”, que destaca por sus cambios de intensidad entre las estrofas y el coro. Redolés afirma que inicialmente solo tenía tres acordes (LAm, SOL y FA) y que al ensayarla con un grupo de músicos entre los que estaban Nicolás Oyola, Camilo Salinas y Tocori Berrú, adquirió otro rumbo. “Ellos hicieron una rearmonización, que es la que tiene actualmente. Le metieron como quinientos acordes distintos, pero la línea melódica es la misma. Y Álvaro Henríquez, cuando la escuchó, le metió esa explosión de batería y ruidos”, relata el artista.
Otra de las canciones que es eje de la conversación es “El espejo”, la cual Redolés afirma que es un homenaje a la música de los años 50, específicamente a la música de la Orquesta Huambaly. “Yo me encontré con don Humberto Lozán (vocalista de la Orquesta Huambaly) poco antes de que muriera y le dije ‘yo tengo una deuda con usted’. Nunca pude hablarlo con él, porque falleció al poco tiempo, estaba enfermo, pero la deuda era que ‘El espejo’ es un homenaje a Humberto Lozán, a la Huambaly, a toda esa música”, relata.
A su vez, añade que le gustaría regrabarla en portugués. “Creo que hay que mandarle poesía a los hermanos brasileños estos días”.
Para cerrar esta parte de la conversación queda el tema que da nombre al disco. Pero, ¿quién es Gaete? La historia la cuenta Redolés a continuación:
“Nació de un amigo mío, Pedro Gaete, que era el dueño de un local que estaba en la Alameda, al lado del Cine Arte Alameda, que se llamaba La Casona de San Isidro. Yo iba a tocar ahí en los años 80′ y él estaba siempre ahí, como dueño del local, y yo le decía al garzón de ahí, al chico Solís, ‘quién mató a Solís’, que era una canción que estaba de moda. Y a él le decía ‘quién mató a Gaete’, y de ahí fue quedando la frase y después fuimos llenándolo con rimas, etc”.
Esa frase mutó a una canción de 6 minutos y 43 segundos marcada por sus distintos estilos, todos bien empalmados entre sí, como pasaba con los temas de los primeros discos de Queen. “La grabación fue un verdadero Frankestein, me acuerdo que así lo llamamos, porque fuimos grabándolo por trozos: la cumbia se grabó un día, la parte rápida se grabó otro día”, cuenta Redolés sobre “¿Quién mató a Gaete?”, donde Henríquez también participó como productor. El poeta añade que fue una de las composiciones más difíciles de grabar de ese álbum. “Hasta última hora estuvimos haciendo versos, sacando otros. Incluso por ahí circula una versión en papel en un cancionero apócrifo donde hay otros versos que no son los grabados”, relata, con risas de por medio.
Catrillanca, memorias y guetos verticales
En octubre de este año el Ministerio de las Culturas anunció a Mauricio Redolés como ganador del premio Escrituras de la memoria 2018 por su obra Algo nuevo anterior, recibiendo la condecoración el pasado 5 de diciembre, momento que el mismo artista subió en un video a su cuenta de Twitter.
“Estoy muy contento con el premio”, cuenta, descartando de paso que existan condicionantes para el reconocimiento. “No es un premio de consuelo al viejito de bastón que es Mauricio Redolés. Es un reconocimiento a una obra bastante vital que está en ese libro”, afirma, agregando que el texto también estará en venta este viernes en Club Chocolate.
-Cuando recibió el premio por parte de la ministra Consuelo Valdés, usted apareció con una polera que tenía estampado el rostro de Camilo Catrillanca. ¿Qué le genera a usted todo el entramado de su caso?
-Yo creo que (Andrés) Chadwick debiera renunciar por la decencia del Estado de Chile, con eso te lo resumo todo. Creo que lo ha hecho muy mal. Y le deseo la mejor de las suertes a Rozas (nuevo general director de Carabineros). Y te voy a hacer una predicción: en 10 años más, 2028, Rozas va a ser candidato a Presidente de la República. Acuérdate. No te digo más.
-Y de Camila Flores, la diputada que se mostró orgullosa de ser pinochetista…
-Mira, a mí ella me da pena. Ni siquiera puedo sentir rabia ni odio contra ella, por la brutalidad que dice. Me da pena porque ella es una víctima de la falta de memoria y de la construcción de una memoria falsa que ha hecho la derecha en Chile. Aquí se ha falseado la verdad histórica, por lo tanto esta pobre niña sale con esa brutalidad que no tiene parangón. Ella es pinochetista, o sea ella está de acuerdo con que a las mujeres se les arrancaran los pezones con un alicate. ¡Eso es lo que está diciendo! Es muy penoso.
-¿Hay algún músico chileno que le llame la atención por su lucidez?
-A mí me gustan mucho las entrevistas, también la música, de Álex Anwandter. Pero en las entrevistas se ve un tipo absolutamente lúcido. Y me gusta mucho también como la perseverancia y el esfuerzo de la Mon Laferte la tienen donde la tienen.
-Usted ha vivido gran parte de su vida en el Barrio Yungay, lugar que destaca por sus casas antiguas. Sin embargo, gran parte del sector poniente y centro ha mutado geográficamente y está lleno de edificios. ¿Qué le parece esto?
-Lo encuentro muy lamentable. Yo lo he denunciado en múltiples crónicas que he escrito, cómo se ha destruido la ciudad. Se destruyen los barrios, todo en favor del capital financiero de las inmobiliarias, construyendo verdaderos adefesios en vez de edificios en que vive la gente amontonada como ratones. Las consecuencias sociales de toda esta transformación urbana que ha tenido Santiago se van a ver en unos años más. Va a ser una ciudad realmente invivible. Y además que hemos perdido el patrimonio arquitectónico. Santiago de Chile era una ciudad muy bella. Hay una sección que publica un señor Alberto Sironvalle, en Twitter, donde muestra como era Santiago hace 40-50 años atrás y era otra ciudad, era una ciudad agradable, amable. Muchas veces se critica a Santiago por ser el gran beneficiado del centralismo, de la forma en cómo se ven las cosas en Chile, pero también es la gran víctima, porque llega a vivir tanta gente a Santiago que nacen esas poblaciones callampas verticales que son horribles.
Tito Fernández, ante las acusaciones de tres mujeres en su contra: "No debí haberlo hecho"
El Mercurio
El cantautor, quien fue denunciado por abuso sexual y violación, sigue sosteniendo que las relaciones fueron consensuadas, aunque hace un mea culpa por haber mezclado su rol en el grupo que lideraba con vínculos personales que entabló con quienes asistían.
Raimundo Flores S.
La semana pasada, Humberto Baeza Fernández, conocido en el mundo artístico como Tito Fernández "El Temucano", realizó su primera declaración en el cuartel de la Brigada de Delitos Sexuales de la PDI, a raíz de las denuncias de abuso sexual y violación que tres mujeres interpusieron en su contra.
Según detallaba un reportaje de "The Clinic", estas tres mujeres conocieron al folclorista en actividades del Centro Integral de Estudios Metafísicos, donde Fernández las invitó a formar parte de otro grupo más pequeño, que llamó Tallis. Fue en el contexto de las actividades que ahí desarrollaron que las habría presionado para que tuvieran encuentros sexuales con él.
"Tallis no tenía nada que ver con relaciones sexuales. Esto es una cuestión humana que yo metí y fue mi gran error. No debí haberlo hecho. Y lo metí porque yo no tengo mucha vida social. Y ahí tenía gente cerca y estaban muy cerca porque éramos poquitos", explicó "El Temucano" a este diario sentado en el comedor de su casa.
Sin embargo, el cantautor aclara que su arrepentimiento está dado por la infidelidad hacia su esposa, la cantante Lu Rivera, quien lo acompaña durante toda la entrevista, interrumpiendo cada cierto tiempo para entregar su punto de vista sobre lo sucedido y darle su apoyo. "Era incorrecto porque yo era casado, por eso no lo hubiera hecho", añade el intérprete.
Pese a que admite que él era "el número uno de la organización", dice no creer que su posición haya hecho que las mujeres se sintieran presionadas. "Yo no lo vi como una manipulación", asegura, e insiste que acudió a ellas para probar su rendimiento sexual: "Mi sexualidad venía decayendo y por esa razón me acerqué a ellas para ver si este tipo de variedad podía ayudarme a recuperarme, y no me ayudo para nada". Consultado por qué no recurió a un especialista, responde: "Creí que ese era el mejor método", aunque minutos después admite: "Fue la peor manera de arreglarlo, mira dónde estamos".
El autor de "La casa nueva" reconoce que estas denuncias han afectado su carrera artística, aunque considera que el legado de su obra no debiera verse afectado.
"Se me cayeron algunos trabajos. Me quedé sin trabajo, lo que es horrendo. Sé que es irreversible el estigma que me pusieron de violador, voy a quedar así para siempre", afirma con resignación.
Esta causa desformalizada se está viendo en el Séptimo Juzgado de Garantía de Santiago y está a cargo de la fiscal Mariela Cid, de la Jurisdicción Metropolitana Centro Norte. Por ahora está caratulada como abuso sexual y violación y se encuentra bajo reserva por el tipo de delitos.
La radiografía musical de un 2018 ecléctico, que se consolidó desde lo urbano al k-pop
El Mercurio
Fue el triunfo de una corriente que promueve nuevas figuras que refrescan al reggaetón y el trap con un alcance global, al igual que el pop coreano que con el grupo BTS ya conquistó Estados Unidos. El fenómeno va muy en serio.
JOSÉ VÁSQUEZ
El pop actual
Va de acuerdo con los tiempos. A pesar de que el nombre de Bad Bunny lleva apenas un par de años orbitando la industria musical, su influencia ha aterrizado como la de un veterano, irrumpiendo en el streaming apoyado en una seguidilla de sencillos y colaboraciones con artistas como J Balvin o Jennifer Lopez. Y aunque el nuevo modelo musical promueve eso, la voz de "Soy peor" sorprendió en la víspera de la Navidad lanzando su primer álbum, "X 100pre", con nombres asociados como los de Drake -otro titán del streaming global- y Diplo, mesías de la electrónica.
El intérprete, al igual que una serie de colegas que sintonizan con el trap y el reggaetón, dejaron de merodear y se adecuaron al formato más tradicional de una industria que los recibe ya sin cuestionamientos como el nuevo pop, participando de las ceremonias del Grammy Latino o siendo llamados a ser las figuras en espectáculos como el Festival de Viña del Mar, que anunció hace algunas semanas que el mismo Bad Bunny y Becky G serán los nombres de refresco dentro de una parrilla artística que no ofrece mayores novedades.
La música urbana, además, es la que domina sin contrapeso el dial en el país con un nombre como Luis Fonsi, que se acercó a estos ritmos para dar su gran batatazo mundial, primero el año pasado con "Despacito" y luego con "Échame la culpa", que este año fue el tema más reproducido en Chile, según datos entregados a "El Mercurio" por la Sociedad Chilena del Derecho de Autor (SCD) a través del sistema Vericast, esa canción sonó 51.307 veces.
El reggaetón y el trap siguieron derribando barreras este año, con anuncios que proyectan una expansión todavía mayor en 2019. Las ediciones de Lollapalooza en Chile y el popular Festival Primavera Sound en Barcelona, ambos eventos consagrados a la música alternativa, dieron a conocer los carteles de artistas de sus próximas ediciones, que no hicieron más que ratificar la hegemonía mundial de este género con un J Balvin como una de las principales atracciones del evento español y en el caso chileno, con una serie de nombres como DrefQuila, Paloma Mami y Paulo Londra, entre otros, que sintonizan con la realidad local, que hace eco del pulso latino global.
51.307 reproducciones tuvo "Échame la culpa" de Luis Fonsi junto a Demi Lovato, el tema más tocado en las radios chilenas.
Imperio k-pop
El fenómeno del k-pop hace rato había traspasado las fronteras de Asia, pero aún faltaba la validación del mercado estadounidense para certificar su alcance, una especie de timbre global, algo así como una aduana musical, que este 2018 la boy band BTS aprobó de manera rotunda, no solo en lo mediático, sino que también en los números que sustentan la confirmación de su éxito.
El septeto lanzó en agosto de este año "Love yourself: answer", un álbum recopilatorio de su carrera, que incluyó sencillos inéditos y debutó en el primer lugar del ranking Billboard, el tradicional listado norteamericano que semana a semana lleva las estadísticas de la industria discográfica constatando entonces el triunfo de los surcoreanos.
Así como en 2017 el "Despacito" de Luis Fonsi fue un hito cultural para el mundo hispano, en otra escala, y todavía menor, la irrupción del k-pop, encabezado por BTS en Estados Unidos, también se puede evaluar de la misma forma al entrar en este mercado cantando principalmente en su lengua.
BTS son solo la punta de lanza del movimiento y ya clavaron la bandera del imperio k-pop en suelo norteamericano, arrasando en la taquilla de populares arenas como el Staples Center de Los Angeles -con fans acampando afuera del recinto cuatro días antes de los shows -, donde se presentaron en cuatro ocasiones en septiembre pasado, y obteniendo la portada de la prestigiosa revista Time, que los señaló como "líderes de la próxima generación".
El fenómeno ya era conocido mucho antes en Chile, tierra fértil a esta corriente musical. El grupo se había presentado en marzo de 2017 en dos jornadas consecutivas en el Movistar Arena.
Los fans locales son una poderosa organización en la región y es una de las razones del por qué se realizará en enero próximo el SM Town Live, la cumbre mundial del k-pop, el 18 y 19 de enero, en el Estadio Nacional, con populares grupos como Super Junior y EXO, entre otros.
Shows de estadio
2018 fue un año de shows masivos, con el Estadio Nacional como el epicentro de los grandes conciertos, por donde pasaron las aplaudidas presentaciones de Phil Collins, Depeche Mode, Radiohead y el irregular concierto de Shakira. También ahí actuó Roger Waters, quien instaló en Ñuñoa no solo el montaje más espectacular de la temporada, sino que también el con mayor taquilla: a ese recital asistieron 52 mil personas.
En cuanto a convocatoria, Lollapalooza fue el evento más popular del año, un festival que por primera vez se desarrolló durante tres días y que totalizó un fin de semana con 240 mil personas y que tuvo presentaciones memorables como la de David Byrne, que califica dentro de lo mejor del año, al igual que el debut en el país de Father John Misty, quien actuó en septiembre pasado, para el aniversario de Club Fauna.
Pero no todos los conciertos fueron un éxito de taquilla. Este año hubo suspensiones y cambios de recinto, producto de una asistencia menor a la esperada, como sucedió con Ricardo Arjona, quien pasó del Estadio Nacional a la Pista Atlética (prácticamente, la mitad de la convocatoria), y Maluma, quien canceló una gira que tenía programada por Chile -"problemas logísticos", señaló un comunicado- reagendando su visita para mayo de 2019 y solo en la capital, para un show en el Movistar Arena.
52 mil personas convocó Roger Waters en el Estadio Nacional.
240 mil personas asistieron al primer Lollapalooza de tres jornadas en el país.
Fue el triunfo de una corriente que promueve nuevas figuras que refrescan al reggaetón y el trap con un alcance global, al igual que el pop coreano que con el grupo BTS ya conquistó Estados Unidos. El fenómeno va muy en serio.
JOSÉ VÁSQUEZ
El pop actual
Va de acuerdo con los tiempos. A pesar de que el nombre de Bad Bunny lleva apenas un par de años orbitando la industria musical, su influencia ha aterrizado como la de un veterano, irrumpiendo en el streaming apoyado en una seguidilla de sencillos y colaboraciones con artistas como J Balvin o Jennifer Lopez. Y aunque el nuevo modelo musical promueve eso, la voz de "Soy peor" sorprendió en la víspera de la Navidad lanzando su primer álbum, "X 100pre", con nombres asociados como los de Drake -otro titán del streaming global- y Diplo, mesías de la electrónica.
El intérprete, al igual que una serie de colegas que sintonizan con el trap y el reggaetón, dejaron de merodear y se adecuaron al formato más tradicional de una industria que los recibe ya sin cuestionamientos como el nuevo pop, participando de las ceremonias del Grammy Latino o siendo llamados a ser las figuras en espectáculos como el Festival de Viña del Mar, que anunció hace algunas semanas que el mismo Bad Bunny y Becky G serán los nombres de refresco dentro de una parrilla artística que no ofrece mayores novedades.
La música urbana, además, es la que domina sin contrapeso el dial en el país con un nombre como Luis Fonsi, que se acercó a estos ritmos para dar su gran batatazo mundial, primero el año pasado con "Despacito" y luego con "Échame la culpa", que este año fue el tema más reproducido en Chile, según datos entregados a "El Mercurio" por la Sociedad Chilena del Derecho de Autor (SCD) a través del sistema Vericast, esa canción sonó 51.307 veces.
El reggaetón y el trap siguieron derribando barreras este año, con anuncios que proyectan una expansión todavía mayor en 2019. Las ediciones de Lollapalooza en Chile y el popular Festival Primavera Sound en Barcelona, ambos eventos consagrados a la música alternativa, dieron a conocer los carteles de artistas de sus próximas ediciones, que no hicieron más que ratificar la hegemonía mundial de este género con un J Balvin como una de las principales atracciones del evento español y en el caso chileno, con una serie de nombres como DrefQuila, Paloma Mami y Paulo Londra, entre otros, que sintonizan con la realidad local, que hace eco del pulso latino global.
51.307 reproducciones tuvo "Échame la culpa" de Luis Fonsi junto a Demi Lovato, el tema más tocado en las radios chilenas.
Imperio k-pop
El fenómeno del k-pop hace rato había traspasado las fronteras de Asia, pero aún faltaba la validación del mercado estadounidense para certificar su alcance, una especie de timbre global, algo así como una aduana musical, que este 2018 la boy band BTS aprobó de manera rotunda, no solo en lo mediático, sino que también en los números que sustentan la confirmación de su éxito.
El septeto lanzó en agosto de este año "Love yourself: answer", un álbum recopilatorio de su carrera, que incluyó sencillos inéditos y debutó en el primer lugar del ranking Billboard, el tradicional listado norteamericano que semana a semana lleva las estadísticas de la industria discográfica constatando entonces el triunfo de los surcoreanos.
Así como en 2017 el "Despacito" de Luis Fonsi fue un hito cultural para el mundo hispano, en otra escala, y todavía menor, la irrupción del k-pop, encabezado por BTS en Estados Unidos, también se puede evaluar de la misma forma al entrar en este mercado cantando principalmente en su lengua.
BTS son solo la punta de lanza del movimiento y ya clavaron la bandera del imperio k-pop en suelo norteamericano, arrasando en la taquilla de populares arenas como el Staples Center de Los Angeles -con fans acampando afuera del recinto cuatro días antes de los shows -, donde se presentaron en cuatro ocasiones en septiembre pasado, y obteniendo la portada de la prestigiosa revista Time, que los señaló como "líderes de la próxima generación".
El fenómeno ya era conocido mucho antes en Chile, tierra fértil a esta corriente musical. El grupo se había presentado en marzo de 2017 en dos jornadas consecutivas en el Movistar Arena.
Los fans locales son una poderosa organización en la región y es una de las razones del por qué se realizará en enero próximo el SM Town Live, la cumbre mundial del k-pop, el 18 y 19 de enero, en el Estadio Nacional, con populares grupos como Super Junior y EXO, entre otros.
Shows de estadio
2018 fue un año de shows masivos, con el Estadio Nacional como el epicentro de los grandes conciertos, por donde pasaron las aplaudidas presentaciones de Phil Collins, Depeche Mode, Radiohead y el irregular concierto de Shakira. También ahí actuó Roger Waters, quien instaló en Ñuñoa no solo el montaje más espectacular de la temporada, sino que también el con mayor taquilla: a ese recital asistieron 52 mil personas.
En cuanto a convocatoria, Lollapalooza fue el evento más popular del año, un festival que por primera vez se desarrolló durante tres días y que totalizó un fin de semana con 240 mil personas y que tuvo presentaciones memorables como la de David Byrne, que califica dentro de lo mejor del año, al igual que el debut en el país de Father John Misty, quien actuó en septiembre pasado, para el aniversario de Club Fauna.
Pero no todos los conciertos fueron un éxito de taquilla. Este año hubo suspensiones y cambios de recinto, producto de una asistencia menor a la esperada, como sucedió con Ricardo Arjona, quien pasó del Estadio Nacional a la Pista Atlética (prácticamente, la mitad de la convocatoria), y Maluma, quien canceló una gira que tenía programada por Chile -"problemas logísticos", señaló un comunicado- reagendando su visita para mayo de 2019 y solo en la capital, para un show en el Movistar Arena.
52 mil personas convocó Roger Waters en el Estadio Nacional.
240 mil personas asistieron al primer Lollapalooza de tres jornadas en el país.
Obra con canciones de Jorge González se suma a la fiebre teatral de enero
El Mercurio
La pieza musical "Pateando piedras" tendrá una temporada en junio en el GAM, pero también tendrá funciones de adelanto y será una de las sorpresas del Festival Santiago Off.
Eduardo Miranda
Desde septiembre se comenzó a gestar uno de los montajes más esperados para la próxima temporada. Luego de adjudicarse $59,9 millones en los Fondos de Cultura, los directores y hermanos Gopal y Visnu Ibarra Roa comenzaron a dar forma a "Pateando piedras", un montaje con cerca de 120 personas sobre el escenario, quienes corearán las canciones del fundador de Los Prisioneros.
El montaje ya tiene una temporada agendada para junio en el Centro GAM, pero el próximo mes se sumará a la fiebre de teatro estival y tendrá un adelanto como parte de la programación del Festival Santiago Off. Los días 21 y 22 de enero subirá al escenario central de Matucana 100 con su elenco encabezado por Paula Zúñiga, Simón Aravena y Nicolás Zárate, entre otros, para entregar una mirada en torno a la figura de Jorge González. "Es un tributo pendiente a alguien que ha hecho mucho por el rock, la cumbia y la electrónica", ha dicho el director Gopal Ibarra en estas páginas.
"Pateando piedras" sigue la misma línea de obras que los realizadores han puesto en escena en temporadas anteriores: "Víctor sin Víctor Jara" en 2013; "Revolucionarias", en 2015; "Numancia", en 2016, y "Violeta ciudadana", que se estrenó en 2017. La nueva pieza es parte de la programación de 59 montajes que tendrá el Festival Santiago Off, en su octava versión.
El encuentro teatral, que se realizará entre los días 17 y 26 de enero, recorrerá una veintena de espacios culturales de Santiago y Valparaíso, con cerca de 100 actividades en torno al teatro y la música.
Entre los estrenos de esta versión está "Los poetas bajaron del Olimpo", que reúne en escena a la pareja de actores Jorge Gajardo y Mónica Carrasco, quienes fueron parte del emblemático programa "Los Venegas". Tendrán funciones en la Casa de la Cultura Anselmo Cádiz, de El Bosque y en Sidarte.
"Esta octava versión del festival propone un recorrido por diversas disciplinas artísticas, poniendo énfasis en la vanguardia escénica, los procesos creativos y el intercambio de saberes", dice Claudio Fuentes, director de Santiago Off.
En la programación también estarán las compañías La Patriótico Interesante y La Mona Ilustre, con una retrospectiva de su trayectoria y algunos de sus espectáculos más icónicos.
Entre las actividades del festival -que tienen un precio único de $3.000 para cada espectáculo-, también se incluirán funciones de la obra "Demasiado cortas las piernas", con las actuaciones de Néstor Cantillana y Álvaro Espinoza, "Painecur", de Lafamiliateatro, y 11 espectáculos internacionales.
Bono y The Edge cantaron en las calles de Dublín
El Mercurio
El cantante y el guitarrista de U2 se presentaron, durante la víspera navideña, en la Grafton Street para recaudar dinero para gente sin techo. Allí interpretaron cuatro canciones de la temporada y se unieron a otros músicos. En esta especial jornada participaron también Liam O Maonlai, Damien Rice, Danny O'Reilly y Glen Hansard, ganador del Oscar a la mejor canción en 2007
El cantante y el guitarrista de U2 se presentaron, durante la víspera navideña, en la Grafton Street para recaudar dinero para gente sin techo. Allí interpretaron cuatro canciones de la temporada y se unieron a otros músicos. En esta especial jornada participaron también Liam O Maonlai, Damien Rice, Danny O'Reilly y Glen Hansard, ganador del Oscar a la mejor canción en 2007
miércoles, diciembre 26, 2018
Murió folclorista Jaime Torres
Diario De Cuyo (Argentina)
La familia confirmó que el popular charanguista Jaime Torres falleció este lunes 24 de Diciembre por la mañana en Buenos Aires donde residía desde hace tiempo. Fue un destacado músico folclórico argentino, hijo de madre y padre bolivianos que ganó repercusión mundial por su gran ejecución del charango, instrumento con el que se lo reconocerá por siempre como su fiel compañero.
Además de la excelencia como músico popular cabe destacar hechos como que en 1974, junto con su banda, participó en el show de apertura del campeonato mundial de fútbol en Alemania. Un año después, Jaime Torres organizó un encuentro local de instrumentalistas, repitiendo la misma experiencia con niños en 1980.
Torres ha tocado en toda clase de escenarios con idéntico fervor y dignidad, su extensa actuación abarca desde los modestos escenarios del Tantanakuy, (las calles de los pueblos, al pie de monumentos o bajo centenarios árboles), hasta el prestigioso Teatro Colón de Buenos Aires, pasando por la Filarmónica de Berlín, la Sala Octubre de Leningrado y el Lincoln Center.
En el transcurso de 1991, se presenta nuevamente en gira, por Japón, grabando para la cadena de TV NHK, un espectáculo de dos horas de duración. Y ya en el país, actuó en el Teatro Colón de Buenos Aires, con la Camerata Bariloche, interpretando, como solista, su obra "Suite en Concierto".
Al comenzar 1992 obtiene en Mar del Plata la Estrella de Mar, luego realiza una gira por distintas ciudades de Australia, culminando la misma con su presentación en el Melbourne International Festival of Arts. Encabezando su propia compañía, en 1993, hace una gira por el Sudeste Asiático, actuando, entre otros lugares, en Singapur e Indonesia y al finalizar ese año participa, como solista con la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires en el concierto de cierre de temporada del teatro Colón. En 1994, con la Camerata Bariloche, actúa como solista en el Teatro Colón de Buenos Aires, y con su compañía vuelve al sudeste asiático, ofreciendo una serie de recitales en Singapur y Kuala Lumpur.
Por especial encargo, tiene bajo su responsabilidad el segmento artístico inicial de la Ceremonia de Apertura de los XII Juegos Deportivos Panamericanos, llevados a cabo en Mar del Plata en 1995. Recibe, en 1995, el Premio Konex de Platino como mejor instrumentista de música popular Argentina, en dicho acto también le es entregado el Premio Konex a la Asociación Tantanakuy, de la que es creador y fundador.
Al año siguiente, 1996, obtiene el Premio Lobo de Mar a la Cultura y en 1997, el Premio San Juan Bautista, a la trayectoria y además es nombrado, por el gobierno de la provincia de Jujuy, Ciudadano Ilustre de dicha provincia.
Cabe destacar que participó de la grabación de la primera versión de la Misa Criolla junto a Ariel Ramírez. Ha grabado 22 discos, siendo sus últimos Electro plano (2007) junto a Alejandro Seoane y Altiplano (2008). Con su conjunto intervino en las películas Argentinísima I yII. Recibió, entre otros premios, SADAIC (1986), Estrella de Mar (1992 y 1999), Lobo de Mar a la Cultura (1997) Juan Bautista (1997). Es Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires y Embajador Cultural de la Provincia de Jujuy.
Christina Rosenvinge: "Lo bueno de cumplir años es que uno cada vez se vuelve más valiente"
El Mercurio
La cantante habla de su último álbum, inspirado en su fallecido padre, con quien tenía profundas diferencias ideológicas, y revela que, incluso, él pensó vivir en Chile durante la dictadura de Pinochet. "Fue cuando Franco murió", recuerda, antes de su regreso al país en enero.
José Vásquez
"No tengo ni el árbol puesto, ni he comprado los regalos, así es que en cuanto acabe esta llamada, me pongo con la Navidad", contaba al teléfono desde Madrid, el viernes pasado, una Christina Rosenvinge sumida en la vorágine de las fiestas de fin de año.
La cantante española, hija de padres daneses, está finalizando un 2018 que concluye dulce con el Premio Nacional de Músicas Actuales, que recibió del Ministerio de Cultura de su país, "una distinción que solo obtienen los clásicos, así es que esto ya me coloca en esa división", celebra la artista, que ya se alista para regresar a Chile en enero, donde realizará tres conciertos: en Las Majadas de Pirque (12), en el Teatro Biobío de Concepción (13) y en el Teatro del Lago en Frutillar (16).
"Sé que el teatro de Frutillar es precioso, una maravilla. Serán lugares nuevos para mí, por eso, aunque mi show ahora está concentrado en mi último disco -'Un hombre rubio' (2018)-, voy a incluir muchos de mis éxitos de 'Que me parta un rayo", que son los que la gente supongo quiere escuchar", dice sobre su etapa noventera junto a Los Subterráneos.
El presente de Rosenvinge todavía está marcado por la promoción de este último título, un álbum más personal y que comenzó a dar a conocer con un tema como "Romance de la plata", inspirado en la relación con su fallecido padre, que no fue fácil. "Es una canción crucial y probablemente no la habría escrito teniendo veintitantos, es decir, que lo bueno de cumplir años es que uno se vuelve cada vez más valiente".
La cantautora recuerda que, incluso, cuando escribió el tema, dudó si debía cantarlo ella. "Es una canción difícil para mí, pensé en dársela a una cantaora flamenca, pero luego pensé que precisamente los temas que trascienden son los que están hechos realmente del alma, de las vísceras", dice Rosenvinge y agrega que el resultado ha sido muy liberador: "La repercusión fue espectacular, mucha gente se ha acercado a decirme que la canción los hizo pensar en sus propios padres, que fueron ausentes o que tuvieron un tipo de relación en cierto modo dolorosa".
-¿Siente que con este tema se logró reconciliar con su padre?
"Teníamos diferencias que eran propias de la edad, pero otras iban más allá. Mi padre era una persona con ideas políticas muy extremas. De hecho, él siendo danés, tenía un pensamiento muy franquista y fue cuando Franco murió que hubo un momento -mi madre me contó esto, yo no lo recordaba- en que él habló de que nos teníamos que mudar a Chile, porque él también apoyaba a Pinochet. Mi padre tenía ese pensamiento político de ultraderecha, entonces era difícil que yo me llevara bien con él y que también aceptara que yo me quisiera dedicar a la música. Tuvimos una relación muy conflictiva".
-Decidió oscurecer el tono de su voz en este disco, ¿piensa mantenerlo en el futuro?
"No lo sé, en la grabación estuve todo el rato con esta idea de que tengo que sonar masculina y el técnico de sonido reclamaba que 'eso era imposible'. Mi forma de cantar ha cambiado un poco al tocar con una banda de rock, pero eso no quiere decir que no vaya a volver a lo otro. A mí me gustan los cantautores que convierten su fragilidad en un arma expresiva".
La cantante habla de su último álbum, inspirado en su fallecido padre, con quien tenía profundas diferencias ideológicas, y revela que, incluso, él pensó vivir en Chile durante la dictadura de Pinochet. "Fue cuando Franco murió", recuerda, antes de su regreso al país en enero.
José Vásquez
"No tengo ni el árbol puesto, ni he comprado los regalos, así es que en cuanto acabe esta llamada, me pongo con la Navidad", contaba al teléfono desde Madrid, el viernes pasado, una Christina Rosenvinge sumida en la vorágine de las fiestas de fin de año.
La cantante española, hija de padres daneses, está finalizando un 2018 que concluye dulce con el Premio Nacional de Músicas Actuales, que recibió del Ministerio de Cultura de su país, "una distinción que solo obtienen los clásicos, así es que esto ya me coloca en esa división", celebra la artista, que ya se alista para regresar a Chile en enero, donde realizará tres conciertos: en Las Majadas de Pirque (12), en el Teatro Biobío de Concepción (13) y en el Teatro del Lago en Frutillar (16).
"Sé que el teatro de Frutillar es precioso, una maravilla. Serán lugares nuevos para mí, por eso, aunque mi show ahora está concentrado en mi último disco -'Un hombre rubio' (2018)-, voy a incluir muchos de mis éxitos de 'Que me parta un rayo", que son los que la gente supongo quiere escuchar", dice sobre su etapa noventera junto a Los Subterráneos.
El presente de Rosenvinge todavía está marcado por la promoción de este último título, un álbum más personal y que comenzó a dar a conocer con un tema como "Romance de la plata", inspirado en la relación con su fallecido padre, que no fue fácil. "Es una canción crucial y probablemente no la habría escrito teniendo veintitantos, es decir, que lo bueno de cumplir años es que uno se vuelve cada vez más valiente".
La cantautora recuerda que, incluso, cuando escribió el tema, dudó si debía cantarlo ella. "Es una canción difícil para mí, pensé en dársela a una cantaora flamenca, pero luego pensé que precisamente los temas que trascienden son los que están hechos realmente del alma, de las vísceras", dice Rosenvinge y agrega que el resultado ha sido muy liberador: "La repercusión fue espectacular, mucha gente se ha acercado a decirme que la canción los hizo pensar en sus propios padres, que fueron ausentes o que tuvieron un tipo de relación en cierto modo dolorosa".
-¿Siente que con este tema se logró reconciliar con su padre?
"Teníamos diferencias que eran propias de la edad, pero otras iban más allá. Mi padre era una persona con ideas políticas muy extremas. De hecho, él siendo danés, tenía un pensamiento muy franquista y fue cuando Franco murió que hubo un momento -mi madre me contó esto, yo no lo recordaba- en que él habló de que nos teníamos que mudar a Chile, porque él también apoyaba a Pinochet. Mi padre tenía ese pensamiento político de ultraderecha, entonces era difícil que yo me llevara bien con él y que también aceptara que yo me quisiera dedicar a la música. Tuvimos una relación muy conflictiva".
-Decidió oscurecer el tono de su voz en este disco, ¿piensa mantenerlo en el futuro?
"No lo sé, en la grabación estuve todo el rato con esta idea de que tengo que sonar masculina y el técnico de sonido reclamaba que 'eso era imposible'. Mi forma de cantar ha cambiado un poco al tocar con una banda de rock, pero eso no quiere decir que no vaya a volver a lo otro. A mí me gustan los cantautores que convierten su fragilidad en un arma expresiva".
martes, diciembre 25, 2018
Camilo Sesto critica la música actual
El Mercurio
En una entrevista con el diario "El País", el cantante español de 72 años declaró que "la música de ahora, con perdón, es una mierda", y también recomendó a los artistas jóvenes que aprovechen su éxito. El autor de "Vivir así es morir de amor" lanzó recientemente "Camilo sinfónico", donde repasa sus grandes éxitos junto a una orquesta. Además, a pesar de haber anunciado su retiro de los escenarios, volverá a Chile con dos shows en el Gran Arena Monticello los días 14 y 16 de febrero.
Acá pueden leer la nota completa de El País:
CAMILO SESTO ha decidido poner fin a 50 años de carrera musical con Camilo sinfónico. Con más de 40 producciones discográficas, varios discos de platino, cientos de composiciones y más de 180 millones de discos vendidos en todo el mundo, el rey del amor se reinventa por enésima vez. Desde 1975 vive en la misma casa, un chalé en una urbanización de lujo en las afueras de Madrid, con jardín, piscina y rejas en las ventanas. La adquirió después del éxito de Jesucristo Superstar, un musical que originó problemas con católicos exaltados y con el que demostró que su voz aguda era capaz de alcanzar cualquier registro. Desmontó también el mito del “Camilito guapo” con el que le tildaban algunos detractores. Cantante, compositor y productor musical, sus obras han cubierto géneros como la balada, el pop y el rock. Algo de mí, lanzado como un single en 1970, se convirtió inmediatamente en número uno. Fue su primer éxito. Su capacidad creativa se reflejó durante las décadas de los setenta y los ochenta, en las que llegó a publicar un disco al año. El autor de Vivir así es morir de amor ha elegido la soledad, una soledad arropada por los recuerdos que desbordan paredes y estanterías de la sala, en la que los espejos multiplican como en un caleidoscopio las imágenes más significativas de su carrera. Gramolas, pinballs, fotografías familiares y diplomas escolares se mezclan con premios (“tengo una habitación llena”), en un espacio en el que el tiempo parece haberse detenido. Flaco, pálido y frágil, Camilo Blanes (Alcoy, 1946) habla bajito y con voz entrecortada sobre su vida y su carrera: “El tiempo para mí no es problema, es como si me hubiera ido ayer por la tarde”, cuenta en su casa. Sus canciones no han envejecido y es uno de los músicos que más recaudan por derechos de autor, pero del maestro de la interpretación, capaz de vivir sus composiciones intensamente con tonos desolados o festivos, solo queda la leyenda.
¿Le faltaba el acompañamiento orquestal para completar una vida de éxitos artísticos?
Era el momento ideal. Ya lo había hecho todo, pero no tenía un elepé sinfónico. Las canciones daban de sí para eso y mucho más. La idea surgió después de ver a Mónica Naranjo interpretando Vivir así es morir de amor acompañada de una orquesta en una gala de Antena 3.
Antes cantaba, componía y diseñaba hasta el mínimo detalle sus galas. Para esta grabación, Pepe Herrero ha desarrollado un laborioso trabajo a base de combinar las pistas vocales originales de su voz con la Orquesta Sinfónica de RTVE.
Pepe Herrero se ha metido dentro de mis canciones como si fueran suyas, de hecho está más orgulloso que si las hubiera hecho él. He asistido a las grabaciones de la orquesta, coordinado los arreglos y dado el visto bueno como músico a mis grandes temas. Ha bastado la noticia de la salida del disco para avivar nuevos rumores sobre mi carrera. Hay una demanda bestial de entradas, están anunciando actuaciones en páginas web falsas de Miami y nosotros desmintiendo sin parar.
Su canción Vivir así es morir de amor ha trascendido a tres generaciones y hoy día es una de las más solicitadas en los karaokes. ¿Por qué esa?
La grabé en 1978, imagine la cantidad de años que lleva siendo número uno. No sé por qué les ha dado por ahí. En su momento cada tema nuevo se convertía en un éxito, pero esa es especial. Mi hijo me contaba que la ponían en las discotecas y todo el mundo la cantaba: “Y ya no puedo más”. Y es que la gente no puede más con las cosas que le ocurren en la vida.
¿Qué debe tener una canción para que sea completa?
Muchos ingredientes, que abarque muchos gustos de las personas, que a quien no le entre una frase le cuadre la siguiente. En las emisoras de la cadena SER hasta ahora, y fíjese si han pasado años, tengo el récord mundial de números uno (a nivel global, 52). Madonna llegó a tener los mismos, pero no lo ha superado. Uno no puede saber si las canciones van a pegar.
La mayor parte de su repertorio musical lo componen temas relacionados con el amor y, sin embargo, no se le conocen aventuras sentimentales. ¿De dónde le venía la inspiración?
Exprimiéndome y viendo todo lo que había a mi alrededor.
Su público, mayoritariamente femenino, se ha mantenido fiel a lo largo de tres generaciones. ¿Las mujeres verbalizamos mejor esos temas?
Pues últimamente me acompañan muchos hombres, sobre todo en América. Allí no me ven como rival, me sienten como un cómplice. Al principio no era así, pero poco a poco han ido llegando más hombres, yo diría que ahora el porcentaje es de 40% frente a 60%. Allí son muy lanzados, y como mis letras no están personalizadas, valen para ellas y para ellos. Los sentimientos no tienen género.
Las canciones de Camilo Sesto figuran, grabadas a fuego, en la memoria de varias generaciones de españoles, pero al otro lado del Atlántico sigue siendo hoy día un ídolo de masas; su música suena a diario y entre sus seguidores se encuentra un público muy joven. El Peñarol de Montevideo ha adoptado su Jamás como el himno del equipo de fútbol, y en el Estado de Nevada, en Estados Unidos, se celebra el 28 de mayo el Día de Camilo Sesto. Ha vivido en Los Ángeles y en Miami, y a lo largo de su carrera realizó innumerables giras de conciertos por toda Iberoamérica, pero también por Estados Unidos (Nueva York, California y Florida) y Japón.
Chile, Perú, Colombia, Puerto Rico, México, Estados Unidos e incluso Japón se han rendido a sus pies. ¿Siente que ha sido mejor público que el español?
No sé por qué me quieren tanto. Lo cierto es que hay un respeto brutal por mi música. En Japón me fijaba en la nuca del que trabajaba conmigo porque de cara los veía a todos iguales. Me decía: “Esta nuca es la que debo seguir para no perderme”. Era una locura, a los niños les enseñaban español con mis canciones. No querían que cantara en inglés y yo decía: “Más fácil me lo ponéis”. También en Bogotá, Guayaquil o en Nueva York la identificación con el público es total. No llegan a la locura colectiva, pero en el directo se desmadran, igual hombres que mujeres.
Durante su carrera tuvo que competir con géneros como el rock, el pop anglosajón, la música disco, el glam o el punk, y también con la movida… ¿Cómo afectaron a su carrera?
A mí no me afectaban. Fuera como fuera, la canción que sacaba se convertía en un éxito. Empecé siendo rockero y pensaban lanzarme por ese lado, pero cuando compuse Algo de mí y se editó como single, en 1970, fue directa al número uno. Aquello fue una sorpresa para todos. Me dije que por ahí iba el camino. Me sentía bien en ese papel melódico. Fue una canción que salió de paso. De pequeño cantaba en bodas, bautizos y banquetes, y lo mismo interpretaba “cae la nieve en agosto y esta tarde no vendrás” que un rock. Estaba familiarizado con un repertorio variado. No fue complicado cambiar de registro.
Las primeras producciones de su música las llevó a cabo Juan Pardo, pero luego decidió tomar las riendas de sus composiciones. ¿Ya había aprendido suficiente?
Hice solo un disco y no fue completo. A mitad de la grabación me lo llevé a Ariola [la discográfica en la que fue el primer artista español], y cuando me preguntaron que quién me iba a producir, respondí que lo haría yo, que sabía lo suficiente, y, bueno, demostrado está. Entonces componía con un casete y una guitarra, todavía tengo uno viejo por ahí guardado. Cuando venía el arreglista y quería modificar algo, le decía: “Eso está muy bien, pero para otra canción”. Estando en Londres, con uno de los arreglistas del Let It Be, de Los Beatles, protesté por algo que había cambiado y se lo enseñé al productor: “Así no va mi canción”. Me fui adonde estaban los músicos e hicieron lo que yo quería. Les gustó el ritmo, y después de eso ya nadie se atrevió a contradecirme.
Frente a otros artistas de su época triunfal (décadas de los setenta y ochenta) como Raphael o Nino Bravo, usted, además de cantar, componía y producía. ¿Qué ventajas le ha reportado?
Yo me lo hacía todo, pero también he metido coros en mucha de la discografía de la época, desde Borriquito como tú, de Peret, hasta las canciones de Marisol. Yo canto lo que siento, una canción de otro interpretada por mí no me causaba problema, pero mi repertorio era tan amplio que siempre había de dónde echar mano. Las mías, cuando lo pienso ahora, digo: “¡Qué loco!, ¡qué bruto!”, porque más alto no se podía cantar [lanza un berrido], tres octavas o cuatro.
Fue pionero en la producción de musicales en España. En 1975 montó, financió y actuó en Jesucristo Superstar, donde representaba el papel estelar acompañado por Ángela Carrasco como María Magdalena y Teddy Bautista como Judas. ¿Qué recuerda de aquella producción?
Lo vi en Londres, la primera vez de pie porque no había entradas, y volví, y volví…, y cada vez que lo veía pensaba que lo tenían que ver los españoles, pero cantado por mí. La tesitura en el país en esos años no era buena, se veía como algo irreverente. Aquello agrandó mi carrera, venían autobuses de toda España a verla.
Fue precursor del éxito de los musicales en España.
La producción costó más de los 12 millones de pesetas que contó entonces la prensa, el triple diría yo. Continué haciendo mis galas y cuando tenía libre pasaba por Madrid y ensayaba. Me acuerdo de que el director, en una de las escenas, les decía a los actores: “Tocadlo, que no se va a morir, que os sienta”, y es que parecía que tenían miedo. Al principio me quitaba la barba con una simple goma de borrar pero, durante los siete meses que duraron los ensayos, me afeitaba dos y tres veces al día para que me saliese suficiente pelo, era barbilampiño y lo sigo siendo, pero conseguí tener lo suficiente. Y sí, aquello cambió el respeto que la gente me tenía en el mundo entero.
Y se convirtió en Camilo Superstar.
Ese era uno de los nombres, me han llamado de todo: el rey del amor, la leyenda viva, el Frank Sinatra español. Pero antes de eso la gente se preguntaba: “¿Cómo Camilito, el guapete ese, va a cantar Jesucristo Superstar?
Suena un poco a envidia lo de guapete.
Sí, por eso decía que hubo un momento en el que de rival pasé a ser cómplice. Decidí hacerlo, fue un empeño personal, porque creía que era el que más lo sentía y sabía cómo cantarlo.
Durante 40 años se fue adaptando a los nuevos tiempos revisando sus canciones con nuevas instrumentaciones y ritmos más vivos. ¿Necesitaba también acompañar los cambios con el retoque físico de su rostro?
Los cambios no se notaron en mi fisonomía, la única novedad eran los cambios de vestuario, bastaba con mirar el armario y decidir lo que me ponía. Nunca me han gustado las estridencias. Como voy ahora, normal, era muy asequible.
¿Y los cambios físicos?
Tengo una cicatriz de aquí a aquí [se señala el estómago, fruto del trasplante de hígado], este pie que me han operado tres veces y sigue dando guerra, prótesis en las caderas…, como para pensar en cambiar algo de la cara.
¿No ha tenido esa tentación?
No, no he visto que tuviera necesidad. Pero la belleza física se apaga con los años. Ahí están los millones de fotos, qué necesidad tengo yo de ningún cambio de nada.
Hoy día sigue soltero y sin pareja conocida. ¿Cómo ha llegado a ser un soltero de oro?
Una vida así como la que yo he tenido, saltando de un lado a otro, no la aguanta cualquiera, y mucho menos una mujer: “Te veo a la vuelta, dentro de tres meses”. No hubiera podido ser. Aparte, soy amigo de la soltería, no quería casarme ni cuando era pequeño; vivir sí, pero casarme no.
Pero tuvo un hijo.
Eso es otra cosa. Los hijos luego se hacen mayores y se van, y la otra sigue ahí. A mí el divorcio y esas cosas no me gustan, ni las peleas, ni las discusiones, nada de todo eso, soy una persona muy pacífica, muy tranquilita. Han aparecido muchos personajes, pero ninguno para hacerme cambiar esa idea.
De ser un ídolo indiscutible y un hiperactivo compositor pasó al encierro voluntario en su casa de Torrelodones. ¿Necesitaba desconectar de la vorágine de las giras mundiales?
Éramos una gran familia, ciento y la madre; me traje a mis padres [señala las alianzas de ambos en su dedo índice] y a mi hermana, chocabas por los pasillos, ahora chocas con las paredes. Tengo una soledad buscada y con la cual estoy a gusto. Cuando veo una manifestación en televisión siempre digo que ahí no me busquen. Me fui aislando; pasaba de cantar ante 100.000 personas a estar solo. Al principio me costaba, me decía: “Para eso tanto Camilo Sesto y tanto rollo”. Pero con el tiempo dije: “Así es como quiero que sea: el escenario y una puerta atrás con el coche en marcha, y cuando todavía están pidiendo otra, yo ya estoy en el hotel. Si quiero que haya alguien allí, ya he avisado yo”.
¿Se ha sentido asediado?
Sobre todo después de las primaras galas, especialmente esas que tuve que hacer al principio. En Colombia, por ejemplo, había que hacer por contrato unos shows gratuitos en sitios abiertos, la media torta lo llamaban, en medio de la montaña, ante miles de personas, podría haber 60.000, y sin salida posible. Me preguntaba: “Cuando esto acabe, ¿por dónde salgo yo?…”. Y ya me ves a mí echando a correr calle abajo.
¿Eso puede ser muy agresivo?
Le puse la cruz y estuve 11 años sin ir a Bogotá. Hasta que hice cambiar el modelo: cantaría gratis, pero en un teatro. El Ministerio de Cultura lo aceptó, y así fue a partir de entonces y para todos los artistas.
Ahora casi todos los músicos firman sus canciones, pero prácticamente solo lo hacen para sí mismos. ¿La época de los grandes compositores, como Juan Carlos Calderón o Manuel Alejandro, parece definitivamente acabada?
Sí, pero ellos no cantaban. La mayoría no hacía todo lo que hacía yo. Solo me faltaba un quiosco para vender los discos. Ahí tengo un diploma: matrícula de honor a los 10 años en literatura, lengua y gramática, de algo me tenía que servir.
Prácticamente fue el descubridor de Miguel Bosé. ¿Qué vio en aquel joven de 23 años?
Lo descubrieron su padre, su madre y sus picassos, yo le empujé. En esa época, él estaba muy a lo suyo, era muy joven, no había encontrado su camino. Pasó un tiempo conmigo, pero sin ningún compromiso. Le había oído tararear y bailar. Me lo llevé a Londres y cuando iba a cantar le tuve que dar una copa de coñac porque temblaba todo. Era su primera vez en un gran estudio.
¿Cuál es su visión de la música actual? ¿Y de la forma de escucharla, con listas de reproducción en el móvil?
Bueno, ahora ponen una canción y ya no la escuchan más; la música de ahora, con perdón, es una mierda. A qué hora del día la escuchas para que te levante, te anime o te estimule. Pero bueno, yo a los jóvenes les digo que, si tienen éxito, que lo aprovechen, que eso no pasa todos los días. A mí me gustaba Antonio Molina desde que era pequeño, ese para mí sí era un gran cantante.
¿Qué música escucha en casa?
Rocío Dúrcal, cante lo que cante y haga lo que haga. Era especial. Coincidimos mucho en México. Cuando murió, dejé pasar mucho tiempo sin escucharla porque no podía. Me emocionaba. Era mi ídolo. La verdad, de lo que se hace ahora no escucho nada, aunque Mónica Naranjo es brutal.
En una entrevista con el diario "El País", el cantante español de 72 años declaró que "la música de ahora, con perdón, es una mierda", y también recomendó a los artistas jóvenes que aprovechen su éxito. El autor de "Vivir así es morir de amor" lanzó recientemente "Camilo sinfónico", donde repasa sus grandes éxitos junto a una orquesta. Además, a pesar de haber anunciado su retiro de los escenarios, volverá a Chile con dos shows en el Gran Arena Monticello los días 14 y 16 de febrero.
Acá pueden leer la nota completa de El País:
CAMILO SESTO ha decidido poner fin a 50 años de carrera musical con Camilo sinfónico. Con más de 40 producciones discográficas, varios discos de platino, cientos de composiciones y más de 180 millones de discos vendidos en todo el mundo, el rey del amor se reinventa por enésima vez. Desde 1975 vive en la misma casa, un chalé en una urbanización de lujo en las afueras de Madrid, con jardín, piscina y rejas en las ventanas. La adquirió después del éxito de Jesucristo Superstar, un musical que originó problemas con católicos exaltados y con el que demostró que su voz aguda era capaz de alcanzar cualquier registro. Desmontó también el mito del “Camilito guapo” con el que le tildaban algunos detractores. Cantante, compositor y productor musical, sus obras han cubierto géneros como la balada, el pop y el rock. Algo de mí, lanzado como un single en 1970, se convirtió inmediatamente en número uno. Fue su primer éxito. Su capacidad creativa se reflejó durante las décadas de los setenta y los ochenta, en las que llegó a publicar un disco al año. El autor de Vivir así es morir de amor ha elegido la soledad, una soledad arropada por los recuerdos que desbordan paredes y estanterías de la sala, en la que los espejos multiplican como en un caleidoscopio las imágenes más significativas de su carrera. Gramolas, pinballs, fotografías familiares y diplomas escolares se mezclan con premios (“tengo una habitación llena”), en un espacio en el que el tiempo parece haberse detenido. Flaco, pálido y frágil, Camilo Blanes (Alcoy, 1946) habla bajito y con voz entrecortada sobre su vida y su carrera: “El tiempo para mí no es problema, es como si me hubiera ido ayer por la tarde”, cuenta en su casa. Sus canciones no han envejecido y es uno de los músicos que más recaudan por derechos de autor, pero del maestro de la interpretación, capaz de vivir sus composiciones intensamente con tonos desolados o festivos, solo queda la leyenda.
¿Le faltaba el acompañamiento orquestal para completar una vida de éxitos artísticos?
Era el momento ideal. Ya lo había hecho todo, pero no tenía un elepé sinfónico. Las canciones daban de sí para eso y mucho más. La idea surgió después de ver a Mónica Naranjo interpretando Vivir así es morir de amor acompañada de una orquesta en una gala de Antena 3.
Antes cantaba, componía y diseñaba hasta el mínimo detalle sus galas. Para esta grabación, Pepe Herrero ha desarrollado un laborioso trabajo a base de combinar las pistas vocales originales de su voz con la Orquesta Sinfónica de RTVE.
Pepe Herrero se ha metido dentro de mis canciones como si fueran suyas, de hecho está más orgulloso que si las hubiera hecho él. He asistido a las grabaciones de la orquesta, coordinado los arreglos y dado el visto bueno como músico a mis grandes temas. Ha bastado la noticia de la salida del disco para avivar nuevos rumores sobre mi carrera. Hay una demanda bestial de entradas, están anunciando actuaciones en páginas web falsas de Miami y nosotros desmintiendo sin parar.
Su canción Vivir así es morir de amor ha trascendido a tres generaciones y hoy día es una de las más solicitadas en los karaokes. ¿Por qué esa?
La grabé en 1978, imagine la cantidad de años que lleva siendo número uno. No sé por qué les ha dado por ahí. En su momento cada tema nuevo se convertía en un éxito, pero esa es especial. Mi hijo me contaba que la ponían en las discotecas y todo el mundo la cantaba: “Y ya no puedo más”. Y es que la gente no puede más con las cosas que le ocurren en la vida.
¿Qué debe tener una canción para que sea completa?
Muchos ingredientes, que abarque muchos gustos de las personas, que a quien no le entre una frase le cuadre la siguiente. En las emisoras de la cadena SER hasta ahora, y fíjese si han pasado años, tengo el récord mundial de números uno (a nivel global, 52). Madonna llegó a tener los mismos, pero no lo ha superado. Uno no puede saber si las canciones van a pegar.
La mayor parte de su repertorio musical lo componen temas relacionados con el amor y, sin embargo, no se le conocen aventuras sentimentales. ¿De dónde le venía la inspiración?
Exprimiéndome y viendo todo lo que había a mi alrededor.
Su público, mayoritariamente femenino, se ha mantenido fiel a lo largo de tres generaciones. ¿Las mujeres verbalizamos mejor esos temas?
Pues últimamente me acompañan muchos hombres, sobre todo en América. Allí no me ven como rival, me sienten como un cómplice. Al principio no era así, pero poco a poco han ido llegando más hombres, yo diría que ahora el porcentaje es de 40% frente a 60%. Allí son muy lanzados, y como mis letras no están personalizadas, valen para ellas y para ellos. Los sentimientos no tienen género.
Las canciones de Camilo Sesto figuran, grabadas a fuego, en la memoria de varias generaciones de españoles, pero al otro lado del Atlántico sigue siendo hoy día un ídolo de masas; su música suena a diario y entre sus seguidores se encuentra un público muy joven. El Peñarol de Montevideo ha adoptado su Jamás como el himno del equipo de fútbol, y en el Estado de Nevada, en Estados Unidos, se celebra el 28 de mayo el Día de Camilo Sesto. Ha vivido en Los Ángeles y en Miami, y a lo largo de su carrera realizó innumerables giras de conciertos por toda Iberoamérica, pero también por Estados Unidos (Nueva York, California y Florida) y Japón.
Chile, Perú, Colombia, Puerto Rico, México, Estados Unidos e incluso Japón se han rendido a sus pies. ¿Siente que ha sido mejor público que el español?
No sé por qué me quieren tanto. Lo cierto es que hay un respeto brutal por mi música. En Japón me fijaba en la nuca del que trabajaba conmigo porque de cara los veía a todos iguales. Me decía: “Esta nuca es la que debo seguir para no perderme”. Era una locura, a los niños les enseñaban español con mis canciones. No querían que cantara en inglés y yo decía: “Más fácil me lo ponéis”. También en Bogotá, Guayaquil o en Nueva York la identificación con el público es total. No llegan a la locura colectiva, pero en el directo se desmadran, igual hombres que mujeres.
Durante su carrera tuvo que competir con géneros como el rock, el pop anglosajón, la música disco, el glam o el punk, y también con la movida… ¿Cómo afectaron a su carrera?
A mí no me afectaban. Fuera como fuera, la canción que sacaba se convertía en un éxito. Empecé siendo rockero y pensaban lanzarme por ese lado, pero cuando compuse Algo de mí y se editó como single, en 1970, fue directa al número uno. Aquello fue una sorpresa para todos. Me dije que por ahí iba el camino. Me sentía bien en ese papel melódico. Fue una canción que salió de paso. De pequeño cantaba en bodas, bautizos y banquetes, y lo mismo interpretaba “cae la nieve en agosto y esta tarde no vendrás” que un rock. Estaba familiarizado con un repertorio variado. No fue complicado cambiar de registro.
Las primeras producciones de su música las llevó a cabo Juan Pardo, pero luego decidió tomar las riendas de sus composiciones. ¿Ya había aprendido suficiente?
Hice solo un disco y no fue completo. A mitad de la grabación me lo llevé a Ariola [la discográfica en la que fue el primer artista español], y cuando me preguntaron que quién me iba a producir, respondí que lo haría yo, que sabía lo suficiente, y, bueno, demostrado está. Entonces componía con un casete y una guitarra, todavía tengo uno viejo por ahí guardado. Cuando venía el arreglista y quería modificar algo, le decía: “Eso está muy bien, pero para otra canción”. Estando en Londres, con uno de los arreglistas del Let It Be, de Los Beatles, protesté por algo que había cambiado y se lo enseñé al productor: “Así no va mi canción”. Me fui adonde estaban los músicos e hicieron lo que yo quería. Les gustó el ritmo, y después de eso ya nadie se atrevió a contradecirme.
Frente a otros artistas de su época triunfal (décadas de los setenta y ochenta) como Raphael o Nino Bravo, usted, además de cantar, componía y producía. ¿Qué ventajas le ha reportado?
Yo me lo hacía todo, pero también he metido coros en mucha de la discografía de la época, desde Borriquito como tú, de Peret, hasta las canciones de Marisol. Yo canto lo que siento, una canción de otro interpretada por mí no me causaba problema, pero mi repertorio era tan amplio que siempre había de dónde echar mano. Las mías, cuando lo pienso ahora, digo: “¡Qué loco!, ¡qué bruto!”, porque más alto no se podía cantar [lanza un berrido], tres octavas o cuatro.
Fue pionero en la producción de musicales en España. En 1975 montó, financió y actuó en Jesucristo Superstar, donde representaba el papel estelar acompañado por Ángela Carrasco como María Magdalena y Teddy Bautista como Judas. ¿Qué recuerda de aquella producción?
Lo vi en Londres, la primera vez de pie porque no había entradas, y volví, y volví…, y cada vez que lo veía pensaba que lo tenían que ver los españoles, pero cantado por mí. La tesitura en el país en esos años no era buena, se veía como algo irreverente. Aquello agrandó mi carrera, venían autobuses de toda España a verla.
Fue precursor del éxito de los musicales en España.
La producción costó más de los 12 millones de pesetas que contó entonces la prensa, el triple diría yo. Continué haciendo mis galas y cuando tenía libre pasaba por Madrid y ensayaba. Me acuerdo de que el director, en una de las escenas, les decía a los actores: “Tocadlo, que no se va a morir, que os sienta”, y es que parecía que tenían miedo. Al principio me quitaba la barba con una simple goma de borrar pero, durante los siete meses que duraron los ensayos, me afeitaba dos y tres veces al día para que me saliese suficiente pelo, era barbilampiño y lo sigo siendo, pero conseguí tener lo suficiente. Y sí, aquello cambió el respeto que la gente me tenía en el mundo entero.
Y se convirtió en Camilo Superstar.
Ese era uno de los nombres, me han llamado de todo: el rey del amor, la leyenda viva, el Frank Sinatra español. Pero antes de eso la gente se preguntaba: “¿Cómo Camilito, el guapete ese, va a cantar Jesucristo Superstar?
Suena un poco a envidia lo de guapete.
Sí, por eso decía que hubo un momento en el que de rival pasé a ser cómplice. Decidí hacerlo, fue un empeño personal, porque creía que era el que más lo sentía y sabía cómo cantarlo.
Durante 40 años se fue adaptando a los nuevos tiempos revisando sus canciones con nuevas instrumentaciones y ritmos más vivos. ¿Necesitaba también acompañar los cambios con el retoque físico de su rostro?
Los cambios no se notaron en mi fisonomía, la única novedad eran los cambios de vestuario, bastaba con mirar el armario y decidir lo que me ponía. Nunca me han gustado las estridencias. Como voy ahora, normal, era muy asequible.
¿Y los cambios físicos?
Tengo una cicatriz de aquí a aquí [se señala el estómago, fruto del trasplante de hígado], este pie que me han operado tres veces y sigue dando guerra, prótesis en las caderas…, como para pensar en cambiar algo de la cara.
¿No ha tenido esa tentación?
No, no he visto que tuviera necesidad. Pero la belleza física se apaga con los años. Ahí están los millones de fotos, qué necesidad tengo yo de ningún cambio de nada.
Hoy día sigue soltero y sin pareja conocida. ¿Cómo ha llegado a ser un soltero de oro?
Una vida así como la que yo he tenido, saltando de un lado a otro, no la aguanta cualquiera, y mucho menos una mujer: “Te veo a la vuelta, dentro de tres meses”. No hubiera podido ser. Aparte, soy amigo de la soltería, no quería casarme ni cuando era pequeño; vivir sí, pero casarme no.
Pero tuvo un hijo.
Eso es otra cosa. Los hijos luego se hacen mayores y se van, y la otra sigue ahí. A mí el divorcio y esas cosas no me gustan, ni las peleas, ni las discusiones, nada de todo eso, soy una persona muy pacífica, muy tranquilita. Han aparecido muchos personajes, pero ninguno para hacerme cambiar esa idea.
De ser un ídolo indiscutible y un hiperactivo compositor pasó al encierro voluntario en su casa de Torrelodones. ¿Necesitaba desconectar de la vorágine de las giras mundiales?
Éramos una gran familia, ciento y la madre; me traje a mis padres [señala las alianzas de ambos en su dedo índice] y a mi hermana, chocabas por los pasillos, ahora chocas con las paredes. Tengo una soledad buscada y con la cual estoy a gusto. Cuando veo una manifestación en televisión siempre digo que ahí no me busquen. Me fui aislando; pasaba de cantar ante 100.000 personas a estar solo. Al principio me costaba, me decía: “Para eso tanto Camilo Sesto y tanto rollo”. Pero con el tiempo dije: “Así es como quiero que sea: el escenario y una puerta atrás con el coche en marcha, y cuando todavía están pidiendo otra, yo ya estoy en el hotel. Si quiero que haya alguien allí, ya he avisado yo”.
¿Se ha sentido asediado?
Sobre todo después de las primaras galas, especialmente esas que tuve que hacer al principio. En Colombia, por ejemplo, había que hacer por contrato unos shows gratuitos en sitios abiertos, la media torta lo llamaban, en medio de la montaña, ante miles de personas, podría haber 60.000, y sin salida posible. Me preguntaba: “Cuando esto acabe, ¿por dónde salgo yo?…”. Y ya me ves a mí echando a correr calle abajo.
¿Eso puede ser muy agresivo?
Le puse la cruz y estuve 11 años sin ir a Bogotá. Hasta que hice cambiar el modelo: cantaría gratis, pero en un teatro. El Ministerio de Cultura lo aceptó, y así fue a partir de entonces y para todos los artistas.
Ahora casi todos los músicos firman sus canciones, pero prácticamente solo lo hacen para sí mismos. ¿La época de los grandes compositores, como Juan Carlos Calderón o Manuel Alejandro, parece definitivamente acabada?
Sí, pero ellos no cantaban. La mayoría no hacía todo lo que hacía yo. Solo me faltaba un quiosco para vender los discos. Ahí tengo un diploma: matrícula de honor a los 10 años en literatura, lengua y gramática, de algo me tenía que servir.
Prácticamente fue el descubridor de Miguel Bosé. ¿Qué vio en aquel joven de 23 años?
Lo descubrieron su padre, su madre y sus picassos, yo le empujé. En esa época, él estaba muy a lo suyo, era muy joven, no había encontrado su camino. Pasó un tiempo conmigo, pero sin ningún compromiso. Le había oído tararear y bailar. Me lo llevé a Londres y cuando iba a cantar le tuve que dar una copa de coñac porque temblaba todo. Era su primera vez en un gran estudio.
¿Cuál es su visión de la música actual? ¿Y de la forma de escucharla, con listas de reproducción en el móvil?
Bueno, ahora ponen una canción y ya no la escuchan más; la música de ahora, con perdón, es una mierda. A qué hora del día la escuchas para que te levante, te anime o te estimule. Pero bueno, yo a los jóvenes les digo que, si tienen éxito, que lo aprovechen, que eso no pasa todos los días. A mí me gustaba Antonio Molina desde que era pequeño, ese para mí sí era un gran cantante.
¿Qué música escucha en casa?
Rocío Dúrcal, cante lo que cante y haga lo que haga. Era especial. Coincidimos mucho en México. Cuando murió, dejé pasar mucho tiempo sin escucharla porque no podía. Me emocionaba. Era mi ídolo. La verdad, de lo que se hace ahora no escucho nada, aunque Mónica Naranjo es brutal.