viernes, enero 18, 2019

Juan Orrego Salas cumple 100: figura fundamental de la música chilena

El Mercurio

Romina de la Sotta Donoso
Cultura
El Mercurio

Además de ser uno de los compositores más influyentes de nuestro país , puso en el mapa mundial el repertorio latinoamericano una vez que se radicó en Estados Unidos, en 1961, y fue crítico musical de "El Mercurio" por 11 años. Hoy celebra su cumpleaños con su familia y el mundo lo conmemora con su música.



El talento, una prolífica pluma y la longevidad se conjugan en la carrera del compositor chileno Juan Orrego Salas, quien hoy cumple cien años en su casa en Bloomington, Indiana -donde reside desde 1961- junto a su mujer, Carmen Benavente, y sus hijos, que viajaron a saludarlo.

"La Escuela de Música de la Universidad de Indiana le está dedicando 11 días de homenajes diversos", cuenta su hijo Juan-Felipe Orrego.

Desde el martes, ha habido conferencias sobre el legado del Premio Nacional de Música 1992, y conciertos diarios, en los que una serie de virtuosos interpretan piezas suyas tan emblemáticas como "Mobili", "Biografía Mínima de Salvador Allende", "El Alba del Alhelí" -con versos de Rafael Alberti- o su Cuarteto de Cuerdas N° 4.

Su hijo Juan-Felipe cuenta que el sábado 26 inaugurarán una exposición con documentos históricos del eminente profesor y que "en una ceremonia oficial se hará entrega al director de la Lilly Library del legado musical de Juan Orrego Salas".

El chileno fue profesor hasta 1987, cuando se jubiló, en la Universidad de Indiana, y también allí fundó, en 1961, el Latin American Music Center. Se lo comisionó la Fundación Rockefeller, y hasta hoy sigue siendo el mayor archivo musical de la región.

"Ese centro es algo único en el mundo; tan completo que si uno quería encontrar una obra de un autor latinoamericano había que buscarla ahí y no con los editores", dice el director Juan Pablo Izquierdo, quien fue alumno de Orrego Salas en la U. de Chile.

"Trabajé en Bloomington y me tocó ver cómo lo apreciaban figuras de la talla del Trío Beaux Arts y cómo la National Symphony de Washington, Igor Markevitch y Sergiu Celibidache interpretaban sus obras. Debe ser el compositor chileno más tocado en el extranjero. En su música siempre hay un espíritu neoclásico y una claridad meridiana", agrega Izquierdo.

Vigencia musical

"Enemigo de experimentos y complejidades gratuitas, con un lenguaje directo y accesible presente en toda su música de cámara, sinfónica y vocal, a lo largo de su fructífera vida, Orrego Salas ha logrado instalar su nombre y el de la música chilena en los repertorios de ilustres conjuntos y solistas extranjeros. Es tal vez el compositor nacional más difundido en el exterior y, en el medio nacional, y algunas de sus obras se han constituido en clásicos", comenta el crítico de "El Mercurio", Jaime Donoso.

Sucedió, por ejemplo, con las "Canciones Castellanas", donde integró poemas del Siglo de Oro español, y con la cantata "América, no en vano invocamos tu nombre", con textos de Pablo Neruda.

Entre sus obras que llegaron a un público más masivo puede contarse una de sus dos incursiones en la Nueva Canción Chilena: "Un Canto para Bolívar" (1982), que le escribió a Quilapayún. "Nunca habíamos hecho un trabajo coral tan exigente, y tuvo una muy buena recepción por parte del público. Es uno de los mejores trabajos que hemos hecho", comenta Eduardo Carrasco, director del conjunto.

Igualmente se destaca su "Missa in tempore discordiae", con versos de Vicente Huidobro, una pieza que podría ser estrenada en Chile en octubre próximo, si se concreta un proyecto que está en pleno desarrollo, según revela Juan-Felipe Orrego.

El centenario compositor, en todo caso, sigue estando muy vigente en el país. Por ejemplo, el año pasado, la Orquesta Usach itineró con su "Concierto de cámara", y Alberto Dourthé abordó su Concierto para violín, con la Sinfónica de Chile. Esta misma orquesta tocará esta tarde su "Obertura Festiva" en el Teatro U. de Chile (19:30 horas, gratis), y la repetirá en las Semanas Musicales de Frutillar.

Gran generosidad

Juan Orrego Salas estudió composición primero con Pedro Humberto Allende y con Domingo Santa Cruz en la U. de Chile, y después con Randall Thompson y Aaron Copland en Estados Unidos. Igualmente, como apunta el musicólogo Luis Merino, "es el primer musicólogo chileno formado académica y profesionalmente como tal". Destaca también sus aportes en este terreno, así como su labor como director de la Revista Musical Chilena entre 1949 y 1953.

Pero Orrego Salas también tuvo que estudiar y titularse de arquitecto porque su familia le impuso una carrera "que le costeara la vida". Sin embargo, sólo alcanzó a trabajar 18 meses como arquitecto, porque en ese lapso había conseguido vivir de la música.

"No me quejo", declaró a "El Mercurio" en 2012. Y confesó que constantemente echaba de menos a Chile. "Ideas musicales no me faltan, las tengo adentro. A veces sueño con ellas", dijo. Ese año vino al país y tuvo una intensa agenda, que cumplió en un 100%, a los 93 años y medio. Lanzó su segundo libro, "Testimonios y fantasías. Improvisaciones en mi computador"; dio entrevistas, y trabajó con jóvenes músicos.

"Siempre he estado comprometido con el pensamiento en Chile. He vivido más de la mitad de mi vida en Estados Unidos y sigo siendo chileno, porque si solicitara mi ciudadanía debería renunciar a mi ciudadanía chilena. Y yo eso no lo acepto", declaró entonces.

"Aparte de sus talentos artísticos, es un hombre de una calidad humana y una generosidad extraordinarias", enfatiza Juan Pablo Izquierdo. Y destaca otra faceta que este creador desarrolló con la misma excelencia: la de crítico musical de "El Mercurio", entre 1950 y 1961.

"En los años que trabajó como crítico en el diario reflejó no sólo un conocimiento muy exhaustivo de lo que estaba hablando, sino además una gran generosidad, y un profundo compromiso con el medio musical", cierra Izquierdo.

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