domingo, marzo 17, 2019

Miguel Farías: "Todo es posible"

Maureen Lennon Zaninovic
Música
El Mercurio

Tras el éxito del estreno de la ópera "El Cristo de Elqui", el ascendente compositor chileno adelanta su intensa agenda de compromisos con las más importantes orquestas de nuestro país. La Filarmónica de Santiago estrenará dos obras de su autoría, entre otras "Nocturno", bajo la dirección de Paolo Bortolameolli.



Una vida apasionante y tremendamente intensa. Por el trabajo de su padre, ingeniero y experto en mecánica de suelo, Miguel Farías nació en Venezuela en 1983. Ahí vivió hasta los 7 años, pero como señala a "Artes y Letras" -instalado en uno de los palcos del Municipal de Santiago-, si bien "no soy un hijo del Sistema de Orquestas de Venezuela, porque me formé en Chile, el haber vivido en Caracas y en Maracaibo me ayudó a forjar un gusto musical. A mí me gusta mucho la música caribeña y en especial la salsa. De hecho, siendo muy joven, toqué salsa en algunos restaurantes de Santiago", rememora.

Exalumno del Instituto Nacional, Farías comenta que ponderó 800 puntos en la antigua Prueba de Aptitud Académica. "Muchos pensaban que iba a estudiar ingeniería como mi papá, pero ya había decidido que lo mío era la música e ingresé a la Facultad de Artes de la U. de Chile. Estudié composición con varios profesores, pero quien realmente me formó es Aliocha Solovera. Lo bonito es que ahora los dos somos académicos en el Instituto de Música de la Universidad Católica", agrega.

En 2009 continúo sus estudios en Suiza -en el Conservatorio Superior de Ginebra- bajo la tutela de Michael Jarrell. "Es un creador muy destacado. ¡Un orgullo haber sido su alumno! El año pasado Jarrell presentó su obra 'Bérénice' en la Ópera de París y tuve el privilegio de asistir al estreno", explica Miguel Farías, y añade que tras su paso por Suiza regresó a Chile y en 2012 -gracias a un proyecto de asociatividad liderado por la soprano Miryam Singer- estrenó en nuestro país su primera ópera, "Renca, París y Liendres", que en su momento generó gran revuelo mediático, en especial por la reacción de la exalcaldesa de Renca Vicky Barahona. Más allá de la polémica, gracias a este título el músico fue distinguido por el Círculo de Críticos de Arte y recibió el Premio Altazor en la categoría Mejor Composición.

"Fue un boom todo lo que generó. A la última función, en el Teatro de Carabineros, llegó un grupo de personas con tambores a funar la presentación. Afortunadamente, el incidente no pasó a mayores. Cuando me dieron el premio del Círculo de Críticos de Arte, les dije a todos los que asistieron que 'agradezco a Vicky Barahona por toda la difusión que le hizo a 'Renca, París y Liendres' (risas). Lo cierto es que después de este estreno me comenzaron a llegar, sin que lo esperara, otros proyectos artísticos muy interesantes", explica Miguel Farías.

Tras este éxito regresó a Francia con su esposa, Norma Soto, educadora diferencial, con la idea de ambos de continuar sus estudios en Europa, pero la llegada de su primer hijo cambió los planes. "Decidimos que queríamos tenerlo en Chile y nos mudamos. Acá me inscribí en el Doctorado de Estudios Latinoamericanos de la U. de Chile y me he dedicado a investigar sobre ópera latinoamericana", dice el músico.

Un "nocturno" mahleriano

Sin duda, 2018 fue un hito en su imparable carrera artística. En el Municipal de Santiago estrenó "El Cristo de Elqui", con libreto del sociólogo Alberto Mayol, basado en las novelas "La Reina Isabel cantaba rancheras" y "El arte de la resurrección", ambas de Hernán Rivera Letelier. Miguel Farías comenta que "fue muy emocionante lo que generó esta obra. Mucha gente se me acercó para felicitarme, mucho público que no tenía vínculos con el mundo de la ópera y menos con la música actual. Fue muy emotivo sentir este acercamiento. Gracias a 'El Cristo de Elqui' forjé muy buenos amigos en el teatro y con Hernán Rivera Letelier nos seguimos viendo. De hecho, el autor pampino quiere que hagamos una opereta".

Sus proyectos con el Municipal y en específico con la Orquesta Filarmónica de Santiago continúan. El 30 de marzo, en el Teatro Regional de Rancagua, este conjunto dirigido por Pedro-Pablo Prudencio estrenará su "Suite de El Cristo de Elqui". "Lo que hice fue unir una serie de movimientos vinculados a los personajes de la ópera", explica este creador. El 8 y 9 de mayo, a las 19:00 horas -esta vez en el histórico teatro de Agustinas-, la Filarmónica ejecutará por primera vez "Nocturno", como parte de un ambicioso programa que también incluye la Séptima Sinfonía de Gustav Mahler, bajo la dirección de Paolo Bortolameolli (el 7 de mayo ambas obras protagonizarán la Gala "El Mercurio").

"Me parece que por sí sola la Séptima Sinfonía de Mahler sostiene todo el programa. ¡Es una obra impresionante! No se necesita nada más, por eso les propuse a Paolo Bortolameolli y a Frédéric Chambert, director del Municipal de Santiago, componer una pieza más liviana, corta y ágil, y que sirviera para abrir el concierto; y ambos aceptaron encantados", explica el artista, y añade que tomó como punto de partida el segundo y cuarto movimientos de la composición del creador nacido en Bohemia. "Me inspiré en sus nocturnos, pero también en algunas instrumentaciones mahlerianas. No me gusta hablar de una cita, pero sí de un préstamo. Me preocupé mucho de que no fuera un homenaje citado, sino más bien una obertura a una obra gigante. Por otro lado, la noche a mí me evoca de una manera diferente que a Liszt o a Chopin, por citar a dos músicos a los que también este motivo los ha inspirado, ya que mi contexto es diferente. Por eso en esta obra incluí referencias al bolero. El bolero cruza Latinoamérica y tiene que ver con una bohemia contemplativa, no festiva. En el bolero se condensa el romanticismo de la noche".

El compositor profundiza en torno a su "Nocturno" y señala que si bien tiene momentos de atonalidad, "el resultado es bastante tradicional y mahleriano. Hay en esta obra un contrapunto y una melodía que acompaña, y los tutti orquestales dan la sensación de un tejido compuesto a tres o cuatro voces". Farías concluye que "es un privilegio que la pieza sea estrenada por la Filarmónica de Santiago y Paolo Bortolameolli, y aplaudo que el Municipal, a través de estas instancias y de su concurso de composición, dé espacio a los nuevos creadores".

Su agenda impresiona por la cantidad de encargos y diversidad de propuestas. Además de sus clases en la Universidad Católica, el miércoles 3 (Parroquia Nuestra Señora de las Nieves), jueves 4 (Teatro Regional de Rancagua) y vienes 5 de abril (Teatro Municipal de Ñuñoa) la Orquesta de Cámara de Chile, bajo la batuta de François López-Ferrer, tocará su obra "Ligereza". Miguel Farías advierte que se trata de un encargo de la Vicerrectoría de Investigación de la UC y que para ello se nutrió de sus recientes vacaciones en el sur de Chile. "En la música intenté graficar al aire que puede ser invisible y ligero, pero también tiene mucha fuerza". El 27 de abril la Orquesta Sinfónica de la U. de Concepción, dirigida por Rodolfo Fischer, estrenará otra de sus composiciones, "Être Atout", que cierra un ciclo de piezas inspiradas en Roberto Matta. "Es una obra que dura 20 minutos y en ella traté de hacer una especie de pintura abstracta sonora, revelando las distintas dimensiones de este artista", adelanta.

Con el Banch y la Nacional Juvenil

Para el segundo semestre confirma un proyecto en la UC, junto a Guillermo Lavado, Celso López, Luis Alberto Latorre y Patricio Sabaté, inspirado en unos escritos de Hernán Rivera Letelier. "Pero lo que me tiene tremendamente entusiasmado es que la directora de la Fundación de Orquestas Juveniles e Infantiles, Alejandra Kantor, y el director de la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil, Maximiano Valdés, me comisionaron una pieza que se estrenará este año. Se llama 'Retratos australes', e incluye tres movimientos que tienen que ver con mi país. El primero alude a la Virgen de La Tirana, el segundo a una minga de Chiloé y el tercero a los chinchineros", dice.

Finalmente, en enero del 2020, tendrá su debut con el Ballet Nacional Chileno dirigido por Mathieu Guilhaumon. Este cuerpo de baile estrenará "Artefacto", con dramaturgia y puesta en escena de la actriz Millaray Lobos y música original del propio Miguel Farías. La partitura será interpretada en vivo por la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile, bajo la batuta de François López-Ferrer.

"Es mi primer ballet y estoy muy nervioso. Es un gran desafío incursionar en un lenguaje que tiene que ver con el movimiento y lo escénico", remata.

-¿De dónde saca el tiempo para tantos proyectos, con una familia y un hijo de cuatro años?

"No lo sé (risas). Compongo mucho de noche. He aprendido a dormir poco, a repartir muy bien mi tiempo y a ser muy eficaz. Estoy todo el día pensando, y por eso insisto mucho en la palabra borradores. Siempre estoy escribiendo borradores de los proyectos y cuando me siento a trabajar, no miro la hoja en blanco, porque ya sé lo que tengo que hacer. Por si fuera poco, en mayo entrego mi tesis de doctorado en la Universidad de Chile".

-¿Se considera un compositor ecléctico?

"Me lo han dicho y me gusta que me definan así, pero no compongo música pensando en que sea ecléctica. Compongo pensando en cómo quiero que suene, movido por contextos e ideas que suenen interesantes. Me gusta captar la atención del público, a pesar de que eso suene antipopular; en especial para algunos artistas que no buscan agradar. A mí me gusta recibir una retroalimentación. Por otro lado, siempre trato de no ponerme límites. Siempre digo 'todo es posible'. Por ejemplo, para el 'Nocturno' que estrenará la Filarmónica tenía en mente un sonido que para mí representaba la noche. Lo busqué y busqué, hasta que llegué a un resultado que, sin buscarlo de manera consciente, finalmente va a ser ecléctico. No quiero romper la sorpresa, pero incluí en este estreno diversas percusiones, incluso hay una que encargué a Estados Unidos por eBay. Estoy hablando de un sonido bien especial, con metales y resonancias".

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