miércoles, agosto 26, 2020

El complejo escenario que enfrentan Lollapalooza y los conciertos de fin de año

El Mercurio

Al igual que otros eventos masivos como Creamfields y los shows de Kiss y Metallica, que se reagendaron por la pandemia, ahora apuntan a 2021.
JOSÉ VÁSQUEZ

Van Morrison va contra la corriente. El músico norirlandés inició una campaña para dejar atrás los conciertos con distanciamiento físico y volver a los recintos a plena capacidad, una proclama que choca con la realidad de una pandemia que se continúa expandiendo en el mundo.

En Chile, como en el resto del planeta, el panorama de la industria musical sigue siendo incierto en el corto y mediano plazo para la vuelta de los espectáculos masivos. Una situación que hoy, encaminándose al último trimestre del año, cuando la cartelera de shows planificaba el retorno de la actividad, asoma como una opción impracticable, debido al alcance de la emergencia sanitaria.

En este escenario, Lollapalooza aparece como el ejemplo más emblemático de esta situación. El festival que más gente moviliza en el país, con venta de entradas que en sus últimas ediciones ha alcanzado los 240 mil boletos —y que cuando anunció su cartel para la nueva versión vendió más del 60% de esa cantidad—, busca alternativas para encontrar una nueva fecha para su décima edición, que inicialmente sería en marzo pasado y que luego fue reagendada para noviembre.

Desde la productora confirman que, producto de la pandemia, el evento no se podrá realizar este año, pero que siguen trabajando para su nuevo calendario. El festival, cuyo cartel de artistas ofrece cerca de 50 nombres solo en el ítem de extranjeros, intenta ajustar una compleja hoja de ruta, que debe acordar una agenda común para Buenos Aires, Santiago —ciudades donde se ha realizado de manera simultánea en los últimos años— y São Paulo, que llegaría una semana más tarde.

La oficialización de las nuevas coordenadas, junto con el proceso de devolución de las entradas, para quienes lo requieran, será informada cuando se resuelvan todas estas aristas y se presente un plan que esperan, homologue la cita inicial.

Creamfields es otro evento que en el escenario actual no se podrá hacer. La fiesta electrónica ya ha pasado por tres diferentes fechas desde que se suspendiera en noviembre pasado, producto de la crisis social. El festival se trasladó luego a mayo y por el covid-19 se volvió a anunciar para el 21 y 22 noviembre próximo —una semana antes de Lollapalooza— en el Club Hípico de Santiago. Desde la producción de ese show señalan que siguen trabajando y que pronto entregarán noticias respecto de su realización.

Aunque la información oficial es que los conciertos de Harry Styles (14 de octubre) y Kiss (24 noviembre), en el Movistar Arena, y Metallica (7 de diciembre), en el Estadio Nacional, mantienen sus fechas, todos ellos deberían reagendarse por la misma razón señalada por el evento que se hace en el Parque O'Higgins.

“No es un misterio que este 2020 hay que darlo por perdido. La industria lo tenía internalizado, pero había una cuota de esperanza en que el pronóstico pudiera evolucionar a fin de año, tesis que fue derrumbada por la pandemia”, dice Jorge Ramírez, gerente de la Agepec, que agrupa a las principales productoras de espectáculos del país. El empresario opina que una vuelta a la actividad plena solo se dará cuando exista una vacuna.

Ramírez, además, apunta otro factor: “La programación de conciertos también dependerá de los mercados vecinos. Si Argentina y Brasil no están en condiciones de recibir shows, será imposible traerlos solo a Chile”, advierte.

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