El Mercurio
Una firma de inversiones se lleva las grabaciones originales de los primeros seis álbumes de la estrella pop por más de US$ 300 millones.
ANNE STEELE
El agente de talentos de celebridades Scooter Braun vendió las grabaciones originales de Taylor Swift de sus primeros seis álbumes a la firma de inversiones Shamrock Capital Advisors LLC con sede en Los Angeles, lo que marca un nuevo foco de tensión en la pelea entre la superestrella pop y su excasa disquera mientras el valor de la música se encumbra en la era del streaming.
El acuerdo que se concretó está valorado en más de US$ 300 millones —más o menos lo que Ithaca Holdings LLC de Braun pagó por la totalidad de la exetiqueta de Swift, Big Machine Label Group LLC, hace un año y medio—, según personas al tanto del tema. Se estructuró en forma tal que Braun seguirá cobrando las ganancias del catálogo en el futuro.
Swift, quien ha expresado abiertamente que no está de acuerdo para nada con la venta de su trabajo a Braun, señaló en una declaración en Twitter que había tratado de comprar su antiguo catálogo a Ithaca y que la venta a Shamrock se llevó a cabo sin su conocimiento. Agregó que si bien estaba en un principio optimista con respecto a una asociación con la firma de inversiones, cuando supo que Braun seguirá beneficiándose financieramente con su trabajo, eso fue un “mal comienzo”.
“Hicimos esta inversión porque creemos en el inmenso valor y oportunidad que acompaña su trabajo. Respetamos y apoyamos plenamente su decisión y, aunque esperábamos asociarnos formalmente, también sabíamos que este era un resultado posible que consideramos”, precisó Shamrock en una declaración. La compra es la primera inversión importante de la firma en un catálogo musical.
Representantes de Braun y el fundador de Big Machine, Scott Borchetta, no respondieron a las solicitudes de entregar algún comentario.
La batalla por la música de Swift empezó a fines de junio del año pasado, cuando Braun, a través de Ithaca, adquirió Big Machine, una compañía de música independiente con sede en Nashville, en un acuerdo que contó con el respaldo de la enorme compañía de títulos privados Carlyle Group LP. Swift, quien ha luchado con Braun y algunos de los clientes de este, expresó de inmediato su decepción por el acuerdo, contó que había rogado por tener una oportunidad para ser la dueña de su trabajo y que la compra de Braun de sus originales fue “mi peor escenario”. Más tarde la artista dijo que volvería a grabar éxitos de su catálogo a partir de este año, como se lo permiten los términos de su antiguo contrato.
Borchetta fundó Big Machine en 2005. Swift, en ese entonces de 15 años, fue el primer acto que él firmó después de descubrirla en una presentación en un café en Nashville. Ella lanzó seis álbumes de estudio con la etiqueta, cuyo crecimiento durante muchos años se produjo en gran medida en forma paralela al de la cantante y compositora country que se convirtió en una exitosa estrella popular. Swift llegó a ser una agente libre en 2018 y logró un nuevo acuerdo a largo plazo con Republic Records de Universal Music Group, en el que la artista es la dueña de toda su nueva música grabada en el futuro. La propiedad de sus grabaciones anteriores siguió estando en manos de Big Machine.
Swift contó que hace poco empezó a grabar de nuevo su trabajo anterior. Compartió también una copia de una carta que escribió a Shamrock el mes pasado, en la que decía: “Sé que esto disminuirá el valor de mis antiguos originales, pero espero que entienda que esta es mi única forma de recuperar el sentido de orgullo que una vez tuve cuando escuchaba las canciones de mis primeros seis álbumes y también permitir que mis fans escuchen esos álbumes sin tener sentimientos de culpa por beneficiar a Scooter”.
La acción podría reducir el valor de las grabaciones más antiguas, ahora en poder de Shamrock, si una cantidad suficiente de sus ávidos fans prefiere las nuevas versiones —con lo que Swift recibiría un pago cada vez que se difundan— y ella opta por otorgar licencias de esa música para que se utilice en filmes, TV y avisos. Con todo, no importa quién sea dueño de sus grabaciones, Swift recibe ingresos por el uso de su trabajo. Si la misma artista fuera dueña de las grabaciones, tendría que compartir mucho menos de ese flujo de ingresos.
Antes de la distribución digital, las compañías disqueras tenían monopolios efectivos sobre la distribución de discos, cintas y CD; por lo tanto, se limitaba el valor que tenía para los artistas poseer sus originales.
La explosión de las opciones en línea ha hecho que sea más atractivo para los artistas ser dueños de su material, en vista de la serie de medios que emiten simultáneamente su música y el aumento en los ingresos provenientes de la difusión en algunos servicios tales como Spotify Technology S.A. y Apple Music de Apple Inc.
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