martes, junio 14, 2022

Quilapayún trae de regreso a Murieta al Municipal de Santiago

 

Quilapayún en pleno ensayo, antes de su presentación en el Municipal de Santiago. Macarena Pérez

El Mercurio

La cantata “Fulgor y muerte de Joaquín Murieta” se presentará este sábado en el teatro de Agustinas. “Hay una continuidad de nuestro legado”, dice Eduardo Carrasco, líder de este grupo.

Maureen Lennon Zaninovic

Basado en el episodio cuatro del libro “La Barcarola”, de Pablo Neruda, “Fulgor y muerte de Joaquín Murieta” da cuenta de las dramáticas vicisitudes de un buscador de oro que llega hasta la costa de California, en EE.UU. La tragedia es ineludible: Teresa, la amada del protagonista, es quemada viva y finalmente el bandido Murieta termina asesinado y decapitado.


La fascinación del poeta de Parral hacia la época de la llamada “fiebre del oro” ha tenido varios hitos. En 1967, bajo la dirección de Pedro Orthous, el entonces Teatro Experimental de la Universidad de Chile estrenó un montaje con textos del Premio Nobel 1971 y música del compositor Sergio Ortega. Este último transformó este proyecto nerudiano en una ópera que se estrenó con gran éxito, en 1998, en el Municipal de Santiago (se volvió a repetir en 2003 y en el Festival de Savonlinna, en Finlandia). Veinticuatro años después, ahora es el turno del conjunto Quilapayún con una cantata que ya tuvo un elogiado debut en enero, en el marco del Festival Quilicura Teatro Juan Radrigán.


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“Lo nuestro es completamente distinto a la ópera”, explica Eduardo Carrasco, director de la agrupación que mostrará este trabajo el sábado, a las 20:00 horas, en el teatro de Agustinas (entradas desde $6.720). “En nuestra propuesta, los recitativos van en la línea de lo que hicimos en ‘La cantata Santa María' con instrumentos similares: guitarras, charangos, quenas, cellos, contrabajos y voces. También modifiqué y acorté algunos textos del original de Pablo Neruda y ordené para evitar reiteraciones”, dice Carrasco. El director de Quilapayún complementa que las canciones son “ilustraciones musicales. El diálogo amoroso entre Teresa y Murieta es muy bello. Hay momentos en que la música encarna a los personajes y al final habla la cabeza de Joaquín Murieta”, expresa.


Carrasco considera que el proceso de creación fue como un reencuentro con la estética de la Nueva Canción Chilena donde se dio un vínculo entre la música docta y la música popular. “A diferencia de la ‘La cantata Santa María', acá no están las armonías que creó Luis Advis, pero sí hay una continuidad y cierre de una época de nuestro legado”, agrega el músico.


En esta versión de “Fulgor y muerte de Joaquín Murieta” la narración está a cargo del reconocido actor Francisco Melo y la dirección, de Mariana Muñoz. Esta comenta que en el verano la invitó Carmen Romero, directora ejecutiva de la Fundación Teatro a Mil, a sumarse a este proyecto liderado por la productora musical Macondo. “Acepté encantada, porque Quilapayún es un referente y parte de la banda sonora de mi vida, y también porque venía hace rato haciendo un cruce entre el teatro y la música. Dentro de esa experimentación me matriculé en un magíster de la UC y estudié la Nueva Canción Chilena, y en especial a este grupo”, explica.


Muñoz —quien además da vida a Teresa— agrega que la puesta en escena fue desafiante y, en particular, dar vida a la cabeza de Murieta. “Trabajamos con el ilustrador Pablo de la Fuente quien, además, tiene la herencia de toda esta gráfica propia de la Nueva Canción Chilena y es deudor del trabajo de los hermanos Larrea”, apunta. Con respecto a la cabeza, advierte que se diseñó un dibujo “que se va desmembrando. La cabeza habla en un efecto que podría parecer gore, pero sentimos que se logró transmitir una metáfora”, expresa. También aplaude el trabajo de la artista visual Gabriela Lazcano, quien estuvo a cargo de la animación. “Ella hizo que los dibujos tuvieran una secuencia asociada a la música y al dramatismo del relato”, explica la directora.


Mariana Muñoz señala que en este montaje hay una referencia a las legendarias carátulas de los vinilos de Quilapayún, y manifiesta que el texto es crudo, “pero, a la vez, es muy tierno, y eso me seduce muchísimo, como si fuera una contracara o contradicción. En las palabras de amor hay una ternura muy emotiva, sensible y hermosa”, cierra.


Para Eduardo Carrasco, en tanto, estamos ante una obra de gran actualidad. “Neruda hizo una crítica a la violencia muy inteligente. No la aborda de manera confrontacional, sino que nos muestra que la violencia conduce al desastre, a la tragedia, a un camino sin salida”, declara.


Aunque es solo una función en el Teatro Municipal de Santiago, Quilapayún decidió grabar esta pieza y se puede escuchar y descargar a través de distintas plataformas como Spotify y Itunes.


Imagen de la portada de la obra de teatro con textos de Neruda.



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