jueves, diciembre 08, 2022

En Concepción estrenan “Cavalleria Rusticana” e “I Pagliacci”

 El Mercurio


El maestro genovés Lorenzo Tazzieri trabaja junto a artistas chilenos y extranjeros en el montaje de esta dupla verista que se ofrecerá en tres funciones en el Teatro del Biobío, desde el 15 de diciembre.

Juan Antonio Muñoz H.

Concepción aspira a convertirse en un importante centro lírico no solo de Chile, sino también de América Latina. Y los pasos que dan la ciudad y la Corporación Cultural de la Universidad de Concepción (Corcudec) dan cuenta de un propósito firme, que se levanta en base a un trabajo perseverante.


El segundo Chile Opera Festival, en pleno desarrollo, finalizará este año con la presentación de tres funciones, en el Teatro del Biobío, de la atractiva dupla verista: “Cavalleria Rusticana” (Mascagni) e “I Pagliacci” (Leoncavallo), que se preparan, en lo musical y lo teatral, cual si fuera un taller, desde mediados de octubre. Para eso se ha convocado a un conjunto de artistas extranjeros y nacionales, que estarán los días 15, 16 y 18 de diciembre dando cuenta de sus logros. Al frente del equipo y de la Orquesta Sinfónica de la UdeC están el maestro genovés Lorenzo Tazzieri y el régisseur Marco Voleri, mientras que los elencos lo integran Davide Piaggio (Turiddu / Canio), Claire Nesti (Santuzza), Marta Mari (Nedda), Rodolfo Giugliani (Alfio / Tonio), Claudia Lepe (Mamma Lucia) y Gloria Rojas (Lola). También participan, como cover, Paola Rodríguez (Santuzza), José Azócar (Canio) y Camila Guggiana (Nedda).


Lorenzo Tazzieri (1985) es el gran motor de esta empresa. Llegó a Chile en 2019, recomendado por la pianista Verónica Torres, para hacerse cargo de una admirable versión de “Madama Butterfly” (Puccini), primer título operático que subió al entonces flamante Teatro del Biobío. Desde entonces no dejó de trabajar en Concepción, donde se convirtió en director artístico del Chile Opera Festival.


Con 37 años, Tazzieri es director titular de la Tokyo Metropolitan Opera Foundation, director artístico del Festival Internacional de Música Juvenil de Génova, el Festival Internacional de Música de Batumi (Under Sky) y el Festival chileno. En 2020 fue el músico más joven galardonado por el alcalde de Génova y por el presidente del Senado de la República Italiana con el título de Embajador de Génova en el Mundo, debido a su interés por producir convenios entre ciudades e intercambios de artistas jóvenes de todas las latitudes con el fin de generar nuevos espacios de trabajo e impulsar carreras.


“Vi en Chile un país con un enorme potencial para la ópera, no solo porque hay excelentes profesionales, sino porque conocí la avidez que el público tiene por estos espectáculos. Además, Concepción tiene una muy buena orquesta, con la cual es posible ir dando pasos en términos de repertorio. Estoy seguro de que Concepción se puede convertir en un gran centro operístico. Lo importante es generar las condiciones para que haya contacto con otros países y se pueda producir un verdadero intercambio; las posibilidades económicas del mundo actual son muy deficitarias, de manera que tenemos que ayudarnos. Y también tenemos que ayudarnos entre los teatros del propio Chile. Planear cosas en conjunto, aunar fuerzas”, dice Tazzieri.


—Uno de los premios del concurso de canto del festival es que el ganador actúe en Génova. ¿Cuál es el objetivo que persigue su ciudad con este festival?


“El Festival de Génova es joven. Tiene solo cinco ediciones. Pero no es un festival que pretenda hacer temporadas de ópera; de eso hay mucho en Italia. La idea es generar relaciones internacionales a través de la cultura en general y la música y la ópera en particular. Ya tenemos 13 acuerdos internacionales, lo que ha generado varias iniciativas artísticas y económicas que no habrían sido posibles si no existiera el festival. Uno de los logros de este tiempo fue hacer que la Orquesta Sinfónica UdeC, para la celebración de sus 70 años, hiciera su primera gira europea, con tres conciertos en Italia y otros 3 o 4 en Austria. Eso obviamente es una gran oportunidad para los instrumentistas chilenos, pero también para Italia; de hecho, en Génova nunca antes había tocado una orquesta chilena. En eso tenemos mucho que agradecer al gobierno italiano, a la embajada en Chile y al Instituto Chileno-Italiano”.


—¿Cuáles son los siguientes pasos en relación con el festival en Chile?


“Hay que afianzarlo y seguir adelante. Uno de mis objetivos es crear una suerte de Ópera-Studio para formar a los cantantes en estilo y repertorio. Algo que he podido ver en varios países de América Latina es que los cantantes no tienen la formación suficiente. Por eso es que es importante que también puedan viajar para conocer cómo se trabaja afuera, y para que regresen a construir en su país formas de trabajo que les permitan llevar adelante su vida. Y esto no solo es para los latinoamericanos; yo mismo, cuando salí por primera vez al mundo a los 23 años, no podía creer todo lo que había afuera de Italia. Salir significó un aprendizaje enorme”.


—Su forma de trabajo para el montaje de estas óperas es la de un taller, algo diferente a lo que se ve en los teatros.


“Es la única manera de que las cosas resulten bien. Montar una ópera debe tomar al menos un mes de trabajo, y ojalá más. Hoy esto no sucede casi en ninguna parte. En países como Chile, esto es imprescindible. Hemos buscado buenos cantantes internacionales y nacionales, y hacemos la experiencia de un escenario compartido. Todo el tiempo estamos todos trabajando. Sin proceso creativo, los resultados no pasan de ser regulares. En cambio, si trabajamos de esta manera, el resultado será el mejor que podemos lograr”.

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