martes, septiembre 07, 2010

Violeta Parra en novela

La escritora Mónica Echeverría cuenta en primera persona la historia de la cantautora.
por Marcela Fuentealba


Compartir
50

Según la escritora Mónica Echeverría, Violeta Parra no descansa en paz. Imagina que desde el más allá interpela a su propio hermano, Nicanor, para que muestre la última carta que escribió, antes de suicidarse de un tiro en febrero de 1967. Echeverría se puso en su lugar: le envió al antipoeta otra carta en la que lo interpela para que dé a conocer ese último escrito, advirtiéndole que de no obtener respuesta, publicaría la arenga imaginaria en su novela Yo, Violeta . No obtuvo respuesta de Nicanor, y ahora aparece el libro con el alegato en cuestión, donde Violeta le pide a su "guachito culebra" que lance "esa porquería de mi póstuma carta, llena de errores y verdades que tan bien delatas tú como antipoeta".

Echeverría intentó modular la voz de la gran cantante chilena, con su lenguaje fuerte y campesino. Conversó con Nicanor Parra como parte de la investigación, que duró dos años y que en 200 páginas cuenta la vida de la artista de la cuna a la tumba. También habló con Gastón Soublette, Miguel Letelier, Amparo Claro. Utilizó las Décimas, la autobiografía en verso de Violeta; leyó los libros escritos por sus hijos, Angel e Isabel; conoció los pueblos donde vivió y a los descendientes de los músicos que ella descubrió en sus extensas investigaciones musicales por los campos de Chile.

¿Por qué hacer otro libro más sobre Violeta Parra y usando la primera persona?

Casi ningún libro sobre ella habla de la mujer apasionada, mal hablada, resentida, rencorosa. También, por supuesto, muy generosa y capaz de denunciar las grandes injusticias. No han querido hablar de la Violeta Parra sexual. Ella no podía dejar de tener un hombre cerca. Su último amor fue Zapicán, un uruguayo que era tupamaro, mucho más joven que ella, como muchas de sus parejas. Ella era una mujer de pelea: según dicen los que la conocieron de chiquita, como Gonzalo Rojas, nació con dos dientecitos. Ella siempre atacaba, y eso le permitía seguir adelante.

¿Usted la conoció?

La conocí cuando ella se dirigió a mi marido, que entonces era alcalde de La Reina (Fernando Castillo Velasco, en la década de 1960), para pedirle un sitio e instalar su carpa. Fernando le dijo que se la cedía, que era para él una honra. Ella cumplía un sueño de mucho tiempo: hacer una universidad popular de día y de noche presentar a los auténticos cantautores chilenos. El lugar estaba en el Parque La Quintrala y ahí Violeta armó la carpa con sus hermanos y su cuñado. Al comienzo le fue muy bien, pero tal como le habían advertido, entre el invierno y que quedaba muy lejos, la gente dejó de ir. Ella sintió que este sueño era un fracaso. A esto se sumó que su gran amor, Gilbert Favre, se fue de Chile. Ella tenía 49 años. Entró en una gran depresión.

¿Piensa que su obra ha sido bien transmitida?

No como debiera. Piensa tú que El gavilán, la música que compuso en su última etapa, con resonancias mapuches y chilotas, es casi desconocida. Ella lo soñó representado en el Teatro Municipal, con el Ballet Nacional. Al hacer este libro me di cuenta de que este genio que estaba tratando de relatar era un milagro. Piensa que su madre era analfabeta, tuvo que mantener a 10 hijos, niños a pata pelada. Y su padre, un hombre que tocaba muchos instrumentos, pero de pocos estudios. Todo les fue adverso y ella logró con su afán y empeño ser una creadora genial, que sabía pintar, hacer sus arpilleras, escribir, componer. Ella simboliza nuestra tierra, es lo más auténtica, pues casi no recibió influencias.

http://diario.latercera.com/2010/09/07/01/contenido/cultura-entretencion/30-37933-9-violeta-parra-en-novela.shtml

No hay comentarios.:

Publicar un comentario