sábado, julio 29, 2023

Cecilia: “No me arrepiento de nada. Volvería a vivir igual”



En esta entrevista inédita –un compendio de las distendidas conversaciones que una periodista de Wikén sostuvo entre 2018 y 2019 con la fallecida cantante–, “Cecilia la incomparable” comparte recuerdos y detalles íntimos de su vida y su carrera, y reflexiona sobre lo que significó transgredir los parámetros establecidos para las señoritas en el Chile de la Nueva Ola. Por Camila Sáez Ibáñez


Es la tarde del jueves 14 de junio de 2018, cuando hago la primera de una seguidilla de entrevistas a la icónica cantante Mireya Cecilia Ramona Pantoja Levi, conocida como Cecilia, la incomparable, en el marco de la investigación para un libro sobre grandes mujeres de Chile. Antes de concretar esta primera cita, Cecilia canceló a última hora en cinco oportunidades. Y a pesar de haber acordado que iría una fotógrafa, pide que no le saquen fotos: “Hoy estoy con cara de cu... Que venga mañana”.


La entrevista es en su casa, un departamento en la Villa Frei, que más que departamento parece un museo: las paredes están tapizadas de premios, fotos y discos.


—Ya. ¿Cuáles son las preguntas? —dice Cecilia antes de saludar.


Hasta el día de su muerte, el lunes 24 recién pasado, producto de una enfermedad pulmonar obstructiva crónica, Cecilia nunca dejó de ser una estrella del rock. Falleció poco antes de cumplir 80 años y su velorio fue una fiesta con música en vivo en el Teatro Caupolicán.


Con canciones como “Baño de mar a medianoche”, “Puré de papas”, “Dilo calladito” o “Aleluya”, ganadora del Festival de Viña del Mar (1965) y acreedora del primer disco de platino en la historia del país, Cecilia fue un ícono de la música chilena. Con un estilo único, se resistió a ser encasillada en las tendencias de la época o en lo que se esperaba de una “señorita”. Cuando todos cantaban rock and roll, ella cantó boleros en italiano. Cuando todos inventaban nuevas canciones, ella decidió reversionar himnos clásicos. Cuando todas querían ser reinas de belleza, ella cambió la minifalda por pantalones y se cortó el pelo, sin importarle el qué dirán. Sin quererlo, impuso un estilo único, rebelde, incomparable.


Baño de mar en Tomé


Oriunda de Tomé, de niña quería ser estrella de cine. En un tarrito juntaba las monedas que le daba su papá para ir al biógrafo a ver a las divas de las películas en blanco y negro. Él, cantante frustrado de boleros, proyectó sus sueños en la voz de su hija y la empujó a profesionalizar su carrera.


—Mi mamá me dejó ser. Y mi padre me aconsejó, me dio confianza, tuve su apoyo completo. Antes de morir me dejó una carta, que desgraciadamente no he podido encontrar. Ahí me dejó unos piropos y me dijo que tenía que ser conocida a nivel internacional.


—Era la regalona.

—Sí (piensa). Pero no creas, mi hermano también era muy regalón. Jugaba fútbol y yo andaba a la cola de él. Entonces me ponía al arco y jugábamos con sus amigos. Era buena. Me decían que parecía un sapito (se ríe).


—¿No tenían ese sesgo en su casa, de que había cosas de mujer y cosas de hombre?

—Vivíamos en una casa muy grande, que tenía también una pequeña fábrica de chalecos. Como mi mamá trabajaba, yo tenía que ayudar con el aseo. Mi hermano nunca tomó una escoba. A mí me tocaba hacer todo el segundo piso, hasta que empecé a cantar.


En el colegio, cuenta, era “diablilla”, peleaba con los profesores, fumaba a escondidas, la suspendían. Pero fue durante un paseo de curso, cuando —para pagar una penitencia y le tocó cantar frente a todos—, que un inspector la escuchó y la reclutó para participar en un festival. Así partió como vocalista de su primera banda, Los de Tomé. Pronto firmó con un sello discográfico y con solo 16 años se vino a vivir a Santiago.


—Ahí todavía me vestía como señorita —bromea, mientras vemos algunas fotos de ese tiempo.


En una época en que las mujeres acostumbraban sentarse en el asiento del copiloto, ella manejaba su propio auto. Usaba pantalones, fumaba, tomaba alcohol y se comía el tuto de pollo con la mano.


—Todo lo entretenido era de hombre. Las mujeres no podíamos ni silbar... Hoy día todo eso es más libre. La mujer es más libre. ¡Por Dios cómo me criticaban! Pero yo, feliz de la vida. No hice caso. Me encantaban los autos, aprendí a manejar a los once años.


—¿Le enseñó su papá?

—Sola, niña. Mi papi tenía una cuchufleta, un auto de esos de los años 20. Lo hacía partir con una lima, me ponía cojines en la espalda y partía. Una vez me pillaron y me sacaron la cresta. ¡Casi fundo el motor! Daba la vuelta a la manzana en primera. Y a todo chancho. Qué divertido. El manejo siempre me llamó la atención, yo le pedía a mi papá: “Présteme el volante”. Y me dejaba manejar. Eso me sirvió mucho para atreverme.


“No es de señoritas”


Cecilia fue la primera rockera chilena y se adelantó a todo. Con sus pantalones largos, su pelo corto y su espíritu libre, su estilo era muy distinto al ideal de mujer sumisa que había sido exaltado en la década del 50. De hecho, al comienzo de su carrera, su padre la impulsaba a arreglarse y actuar de forma más femenina.


—Me cargaba usar vestido, qué cosa más incómoda. Me veía estupenda, sí —recuerda entre risas.


A medida que su fama fue creciendo, Cecilia encontró la fuerza para expresarse más libremente, tanto en su actitud y su imagen como en su peculiar estilo musical que, a pesar de pertenecer generacionalmente a la Nueva Ola chilena, distaba mucho del twist o el rock and roll. Ella incorporaba boleros, tangos, clásicos italianos, folclor y rock, con su voz y su estilo “incomparable”.


—En una revista Ritmo de la Juventud, del año 67, aparece esta frase suya: “Espero algún día volver a enamorarme y casarme. Ya que mi anhelo, como el de toda mujer, es formar un hogar”.

—Ah, pero eso lo pusieron. ¡Lo pusieron! ¡Yo no lo dije! (Se ríe). ¿Formar un hogar? ¡Nunca! Y dedicarse al marido…


—Muchas artistas contemporáneas suyas brillaban, además de su talento, por su belleza o como íconos sexuales. Gloria Benavides, Fresia Soto, entre otras. Usted se desmarcaba mucho. ¿Cómo era ser mujer en la industria musical en esa época? ¿Sufrió algún tipo de discriminación o acoso?

—En todo, nunca faltamos los rebeldes. Eso que dices tú lo vi muchas veces, pero no me tocó a mí. Yo creo que por mi carácter, los espantaba. A Luis Dimas sí le paré el carro una vez… Pero no por fresco, por otras cosas.


—Su carácter le sirvió, pero me imagino que también le dificultó otras cosas. Hay artículos que decían que usted tenía actitudes “que no eran de señorita”.

—Mira, una vez, cantando en el Teatro Caupolicán, se me quedó atascado el taco del zapato en un tablón del escenario. Me tuve que sacar el zapato en la mitad del show, así que me saqué también el otro y terminé de cantar a pie pelado. Me criticaron tanto, que era una ordinariez... Igual que en el Festival de Viña, con el beso de taco. ¡Ahí sí que me criticaron! Es que no hallaban cómo echarme para abajo. Al Festival de Viña fui con mi carrera ya muy bien cimentada, pero yo por mí no hubiera ido, me daba nervio. Mi padre me obligó. Y cuando escuché rugir al público, de puro nervio, se los devolví tirándoles un beso de taco. “¡Aaargh!”. La gente rugió. Y como seguía rugiendo, lo seguí haciendo. Empezaron las críticas, porque era una cosa medio futbolística, ahombrada. Salió así, como algo del momento y se volvió un sello. Todavía lo sigo haciendo. O sea, cuando me puedo agachar, porque ando con la columna más o menos nomás.


—¿Piensa que somos más libres hoy día las mujeres o todavía nos reprimimos?

—Mucho más libres. Yo les abrí la puerta. Fui la primera que salió con pelo corto, pantalones, fumando, andando en auto y haciendo todas esas cosas cuando las mujeres ni pensaban. Les ofendía tanto que me pusiera pantalones o que me gustara el fútbol. Hoy son cosas más normales. Yo pavimenté el norte. Después que salí yo, las chiquillas iban a la peluquería y decían: “Córteme el pelo como Cecilia”. Después empezaron a usar chaquetas de cuero. Yo no fui nunca para tener hijos tampoco, cuando antes era la regla que te casaras para tener hijos. Rechazaba a los chiquillos también. Así nomás, de lejos (hace un gesto con la mano). La música es y siempre ha sido el amor de mi vida. Pero yo nunca lo hice a propósito. Yo fui yo, y el que se abrió, se abrió. Eso fue.


—¿Y qué opina de la ola feminista de ahora (2018)? ¿De las jóvenes que marchan y que se están tomando colegios y universidades?

—Cuando me tengo que defender, me defiendo sola. Pero claro que estoy ahí con las que ponen la bandera, las aplaudo. Si la mujer siempre ha trabajado muchísimo más que el hombre, en todo sentido, y está bueno ya que se empiece a valorar eso, a mirar de otra forma. ¡Pero no con las pechugas al aire! Con el poto al aire tampoco (se ríe).


—¿Nunca se le pasó por la mente que hubiera preferido ser hombre?

—(Piensa) Fíjate que no. Me encanta ser mujer, lo paso bien, no lo cambiaría. Y a pesar de todo, yo siempre he podido decir y hacer lo que yo quiero.


Rumores


La carrera de Cecilia cayó en declive durante la dictadura y desapareció casi por completo de las radios. Uno de los momentos más difíciles fue cuando estuvo en la cárcel. Allí, durante una riña, sufrió una fractura en la mandíbula que la dejó con secuelas para hablar.


—¡Yo también pegué! Pero igual me sacaron la cresta. “¡Ahora canta, Cecilia, canta!”, me pegaban patadas. Me pegaron con un palo en el riñón. Estuve un mes presa sin saber por qué. Yo nunca me metí en política, pero me empezaron a marginar. Decían que era comunista. Y no es así, yo soy yo nomás. Sin colores políticos.


—En esa época, usted había grabado nuevas versiones de canciones de Violeta Parra y Víctor Jara.

—Mira, si hubiese sabido… Pero ¿sabes qué? Yo creo que las hubiera grabado igual nomás. Porque la intención, el sentir que yo tenía en ese momento hacia Violeta era muy fuerte. Lo de Víctor Jara fue más de añadidura. Era bonito el tema y fluía muy bien con el montaje, así que me gustó y lo hice. Pero no sentía nada de eso con Víctor Jara; la verdad, él era bien pesadín. Con Violeta, en cambio, llegamos a ser muy cercanas. Ella era harto más adulta que yo, nunca le pregunté su edad. Pero las dos teníamos nuestro carácter fuerte y el mismo sentido del humor. Entonces, yo tenía muchos sentimientos para hacer ese homenaje. Después decían que yo era del MIR, que era guerrillera. El 68 hice una fotonovela, que eran como las telenovelas, en revista, y salía en “Réquiem para una guerrillera”. Salgo con un fusil así, ¡regia! Y se basaron en esa foto. ¡Ridículo!


Además de los rumores sobre su militancia política, se hablaba sobre su orientación sexual. Al no ajustarse al estereotipo de mujer que tenía la industria del espectáculo, Cecilia pronto fue tachada de lesbiana. Nadar contra la corriente la diferenció del resto, pero también tuvo altos costos para su carrera.


—Nada es gratis. Me criticaron y me postergaron mucho también. Cuando empezó con más fuerza la televisión, yo no entraba ahí, no me querían. Yo no le di bola, así que empecé a actuar en boîtes y fui la reina de la noche en todos los locales nocturnos de Chile, de Arica a Punta Arenas. Cosa que las señoritas tampoco hacían. Pero a mí siempre me dio lo mismo lo que dijera la gente.


Para Cecilia, los rumores de su sexualidad, a los que se sumaron los de su supuesto alcoholismo, fueron hechos por sectores conservadores para ensuciarla. Durante ese mismo período creó una productora, se peleó con los grandes y formó su propio sello independiente. Fue pionera, sin embargo, le costó la notoriedad. Los shows clandestinos en boîtes fueron su único medio para poder subsistir, y fue así que comenzó a relacionarse con el mundo más marginal de las prostitutas y homosexuales. Fueron estos grupos quienes la convirtieron otra vez en un ícono, ahora de un circuito kitsch y alternativo, y le dieron un nuevo aire, que la impulsó más adelante a volver a repletar teatros y ganar un nuevo público, más joven y diverso.


—De repente me volví un ícono gay. Los gays me quieren mucho, han sido muy buenos conmigo. Yo los quiero mucho a los de toda esa onda. A los trans, a los gays, a las prostitutas. Hicieron harto por mí en esa época. ¡Pero yo nunca he dicho que soy gay!


La nonna Ceci


Hace 20 años, Cecilia cayó de un tercer piso. Algunos lo informaron como intento de suicidio, pero ella lo desmintió.


—Vi el túnel, pero nunca me he querido morir. Por eso volví —dice.


Tras sobrevivir a la caída, tuvo que ser operada de la columna. Yasmín Bau y Claudia Sánchez la encontraron y, sin conocerla, se dedicaron a cuidarla durante su rehabilitación. Después de la muerte de sus padres y de sus hermanos, a Cecilia le quedaron solo sus sobrinos, a los que veía poco. Estos últimos años vivió acompañada por la gente que conoció en el camino.


—Cuando conocimos a la Ceci estaba sola, así que la ayudamos y nos ayudamos entre todas. Nos volvimos muy cercanas —cuenta Yasmín Bau, quien la acompaña en esta entrevista.


Yasmín, que desde niña la admiraba, la acompañó en su postoperatorio y comenzó a ayudarla también con su carrera. Pronto terminó convirtiéndose en su mánager. Claudia, que se acababa de separar, también se quedó a vivir con ellas y su hijo Simón, de entonces tres años, a quien Cecilia adoptó informalmente como su nieto putativo.


—¡Mi niño! Él me dice “la nonna”. Llegó aquí, habrá tenido tres años… y ahora tiene 15 (hoy de 20). La Yasmito… (mira con ternura a Yasmín) también llegó chiquitita. Yo estaba sola y ahora esta es mi familia. Bien poco convencional, pero aquí cada uno por su lado y nos queremos.


Sentada en un sillón dio sus últimos conciertos en casinos y teatros regionales, y sentada, también, compartió escenario en 2019 con grupos como Sinergia, Villa Cariño, Los Prisioneros y humoristas como Edo Caroe y Jorge Alís, para un show a beneficio en el Velódromo del Estadio Nacional, frente a más de 5 mil personas.


—Mirando hacia atrás su carrera, lo grande que fue…

—¿Cómo que fue, niña? ¡Que soy! —interrumpe, riéndose—; hay Cecilia para rato. La música es inmortal.


—¡Perdón! Quería preguntarle si, mirando hacia atrás, ¿se arrepiente de algo?

—No me arrepiento de nada. Igual que la Edith Piaf. ¿Quieres saber si, después de todo, hubiera hecho las cosas de otra manera? No. Volvería a vivir igual.


Corría autos deportivos, cuando las mujeres acostumbraban ir en el asiento del copiloto. Archivo Zig Zag

“El 68 hice una fotonovela y salieron con que era guerrillera del MIR”. Instagram @cecilia_laincomparable



jueves, julio 27, 2023

Multitudinaria despedida le dio Santiago a Cecilia

 



El Mercurio


El cortejo fúnebre con los restos de la popular cantante fueron seguidos ayer por miles de personas que a su paso saludaban con flores, pañuelos y cantaban varios de sus éxitos. En la mañana continuó el velorio en el Teatro Caupolicán, que se había iniciado el martes pasado. José Alfredo Fuentes y Dani Ride, entre otros, cantaron junto al féretro. Pasadas las 14:00 horas salió desde ahí el cortejo en un extenso recorrido que incluyó la Villa Frei, en Ñuñoa, donde residía la artista; la pérgola de las flores, en Recoleta (en la foto), hasta llegar al cinerario del Cementerio Parque del Recuerdo, donde hubo una ceremonia privada con sus familiares y amigos del medio, como Ginette Acevedo, Marisa, Vanessa Miller, Rodrigo Osorio y Wildo. Su representante y amiga, Yazmín Bau, dijo que todo se hizo tal como Cecilia lo quiso, “que fuera una fiesta”. Sus cenizas serán esparcidas en su natal Tomé.

Sinéad O'Connor: El adiós de una estrella atormentada

Sinéad O'Connor intentó mantenerse activa en la música, aunque su debilitada salud mental le jugó en contra en los últimos años. AFP



El Mercurio

La cantante irlandesa, recordada por su clásico “Nothing Compares 2 U”, pero también por sus polémicas, falleció ayer a los 56 años.
Romina Raglianti

“Todos quieren una estrella pop. Pero yo soy una cantante de protesta. Tenía cosas que decir y no tenía deseo de ser famosa”, fue una de las muchas declaraciones que Sinéad O'Connor hizo en su reveladora autobiografía, “Rememberings”, en 2021. La frase, en muchas formas, resume su carrera como artista: pese a haber tenido solo un álbum —de 10 originales publicados— en el número uno de los rankings en sus más de 30 años de carrera, se mantuvo como un nombre esencial de la música mundial.

Ayer, a través de un breve comunicado, se anunció que la cantante había muerto a los 56 años. “Su familia y amigos están devastados y solicitan privacidad en este momento tan difícil”, expresó el escrito, que no dio una causa del deceso. La muerte se produjo 18 meses después del suicidio de uno de los cuatro hijos de O'Connor, Shane, una tragedia que afectó profundamente a la artista, que ya llevaba años lidiando con crisis mentales propias e intentos de quitarse la vida. En el último año, se refería a menudo a ello en sus redes sociales. En su último mensaje en Twitter, en una cuenta secundaria que abrió a principios de este mes, aseguró estar viviendo como “una criatura nocturna muerta en vida” desde el deceso del adolescente.

Sinéad O'Connor nació el 8 de diciembre de 1966 en Dublín. Su infancia fue tormentosa; sus padres se divorciaron cuando ella era pequeña y, según reveló posteriormente, su mamá abusó de ella física y sexualmente. En una conversación con The Guardian, la cantante contó que cuando tenía 8 años, su madre los arrojó a ella y a sus hermanos al jardín y les prohibió entrar a la casa. “Ahí es cuando oficialmente perdí la cabeza y empecé a temerle al tamaño del cielo”, explicó O'Connor, quien se autodefinía “agorafóbica”.

Su madre, que falleció en un accidente de tránsito cuando la artista tenía 18 años, también influyó en su emblemático look de cabeza rapada, que mantuvo durante toda su carrera y que siempre se ha tomado, junto con su vestuario holgado, como una de las formas en que desafió los estereotipos impuestos en las intérpretes. Según O'Connor, el corte también era para distanciarse de la imagen de su progenitora. “Si tengo pelo, me veo más parecida a ella y no me gusta verla en el espejo”, dijo.

Cuando tenía 15 años, fue internada en un centro religioso para jóvenes problemáticas. Aunque ahí vivió experiencias negativas, fue el momento en que empezó a cultivar su pasión por la música. La primera canción que grabó fue “Take my Hand” con Paul Byrne, baterista de la banda In Tua Na y hermano de una de sus profesoras. A mediados de 1984, tras publicar un aviso en un periódico, conoció al compositor y productor Colm Farrelly, con quien formó el grupo Ton Ton Macoute, que no duró mucho, pero atrajo la atención de la industria.

Su primer álbum, “The Lion and the Cobra”, lanzado en 1987, fue exitoso y le valió una nominación al Grammy. Sin embargo, fue el segundo, “I Don't Want what I Haven't Got” (1990), el que la convirtió en una estrella internacional y la llevó a la cima de los rankings. La canción “Nothing Compares 2 U”, escrita por Prince, fue un fenómeno que selló su lugar en la historia de la música. Luego, O'Connor lanzó ocho discos de estudio más, el último en 2014, aunque ninguno tuvo el éxito de los anteriores.

A Chile vino en dos ocasiones, para el concierto de Amnistía Internacional, en 1990, y para el primer Festival Womad en 2015. En esta última visita ya mostraba algunos de los signos de fragilidad mental que la plagaron en sus últimos años. De hecho, desde 2016 pasó gran parte de su tiempo entrando y saliendo de un hospital psiquiátrico en Dublín, al que llamaba su segundo hogar.

Casi más famosa que por su música, fue conocida por sus dificultades personales y sus opiniones controversiales sobre diversos temas, como el catolicismo. Uno de sus momentos más recordados fue cuando rompió una foto del Papa Juan Pablo II en el programa “Saturday Night Live” en 1992, como protesta por los abusos de niños en la iglesia, lo que hizo que perdiera a una parte de su audiencia. “Muchos dicen que haber roto la foto descarriló mi carrera, pero no es lo que yo siento”, escribió en sus memorias. “Siento que tener un álbum número uno desrieló mi carrera y romper la foto me puso de vuelta en el camino correcto”.

O'Connor mantuvo una conexión, de todas formas, con la religión. A menudo aparecía vestida de monja o cura en sus conciertos y, a fines de los años 90, se ordenó como sacerdote en una secta católica no reconocida por la Iglesia. En 2018 se convirtió al Islam, doctrina a la que llamaba “antirreligión” y se cambió el nombre a Shuhada' Sadaqat. En 2021 anunció su retiro de los escenarios, pero se retractó poco después. Había organizado una gira para 2022, que canceló tras la muerte de su hijo. Su última expresión musical fue en febrero último, una versión de “The Skye Boat Song”, tema de la serie “Outlander”.

Es la economía de Taylor Swift, y todos estamos viviendo en ella

El Mercurio

Los fanáticos que acuden en masa a las ciudades de la gira Eras Tour están llenando hoteles y atestando restaurantes. La Fed también lo ha notado.
JOSEPH PISANI The Wall Street Journal

Esto es una simple taylornomía: cuando Taylor Swift llega a la ciudad, los ‘swifties' salen a gastar como locos.

Sus admiradores han estado llenando hoteles y abarrotando restaurantes y bares durante la gira Eras Tour de Swift por 20 ciudades de EE.UU. Estas dicen que la gira les ha ayudado a recuperarse de las pérdidas económicas de la pandemia al traer de vuelta a los turistas y sus billeteras.

La gira Eras Tour, que empezó en marzo y termina en EE.UU. el 9 de agosto, está en vías de convertirse en la más grande en la historia de los conciertos, recaudando posiblemente US$ 1 mil millones. Está llenando estadios de fútbol con capacidad para más de 70 mil personas, y Swift a menudo permanece en la ciudad durante varios días, lo que da a las empresas locales tiempo para absorber el dinero ‘swiftie'.

Para atraer a los fans a sus tiendas, están vendiendo dónuts con el rostro de Swift en ellas o preparando cócteles con el nombre de sus canciones. Un museo en Nashville montó rápidamente una exhibición de los trajes de Swift para que coincidiera con sus actuaciones en el lugar.

Mara Klaunig, analista sénior de la firma de investigación económica Camoin Associates, señaló que, después de permanecer en casa durante la pandemia, las personas estaban listas para salir un fin de semana para ver a Swift.

“Ha habido una demanda reprimida por entretenerse, salir y hacer vida social”, manifestó. “La gente está dispuesta a viajar por todas partes para verla”.

Parecía 2019 de nuevo en Las Vegas cuando Swift actuó ahí en marzo. La autoridad de turismo en Las Vegas atribuyó a los conciertos de la superestrella el mérito de aumentar la cantidad de visitantes hasta casi los niveles anteriores a la pandemia. La gira también obtuvo un reconocimiento del Banco de la Reserva Federal de Filadelfia, el que comunicó que mayo fue el mes más firme de la ciudad en ingresos hoteleros desde el comienzo de la pandemia, en gran medida debido al Eras Tour.

Chicago y Minneapolis batieron récords de todos los tiempos en la cantidad de habitaciones de hotel ocupadas mientras Swift actuaba ahí.

En Cincinnati, el gasto relacionado con la gira de la artista llegó a los cerca de US$ 48 millones, de acuerdo a la oficina de turismo de la ciudad, Visit Cincy.

“Es una fuerza poderosa”, manifestó Julie Calvert, jefa ejecutiva de Visit Cincy, al referirse a Swift.

Incluso personas que no tenían entradas viajaron a la ciudad para estar cerca de ella, aseguró Calvert. En las dos noches en que actuó, miles se reunieron en los parques en torno al Paycor Stadium al aire libre para cantar junto al concierto.

Casi 41 mil personas asistieron a un evento en Cincinnati llamado Taygate, donde más de 2 mil personas se hicieron trenzas y un maquillaje brillante gratis para el espectáculo. La multitud benefició al restaurante de waffles en las cercanías Taste of Belgium, donde los fans podían servirse cócteles Lavender Haze, llamados así por la canción de Swift de 2022. Taste of Belgium dijo que había tenido sus mejores dos días de ventas desde que se abrió el local hace siete años.

Calvert no espera que otro concierto tenga el mismo impacto.

“Es ella”, precisó Calvert, al referirse a Swift. “Ella tiene esa magia”.

El sitio de Ticketmaster se derrumbó en noviembre cuando salieron a la venta las entradas para el Eras Tour en EE.UU., una debacle que condujo a una audiencia ante el Congreso.

Los fans que consiguieron entradas gastaron cientos de dólares en trajes para el espectáculo, y contrataron diseñadores para que les recrearan las tenidas que Swift había usado en la alfombra roja o en los videos musicales. En los conciertos, intercambiaban pulseras de la amistad con cuentas que indicaban los títulos de las canciones.

Todas las ciudades se esforzaron para tratar de dar la bienvenida a los fanáticos. Glendale, Arizona, se cambió el nombre temporalmente a Swift City; la superestrella fue nombrada alcaldesa honoraria de Santa Clara, California, y la Willis Tower en Chicago se iluminó con tonos morados y dorados una noche, y verde y turquesa otra, como un homenaje a algunos de los álbumes de Swift.

En Nashville, Tennessee, el Country Music Hall of Fame and Museum actuó rápidamente para tener una exhibición emergente de Taylor Swift lista para su escala en mayo.

Por lo general, las exposiciones requieren cuatro años de planificación, señaló el jefe ejecutivo Kyle Young. Pero el museo tuvo solo cinco meses para montarla. Y exhibió algunos de los looks de Swift de los últimos años, entre ellos un bikini rosado y una chaqueta de cuero sintético que la artista usó en el video musical “You need to calm down” de 2019. Mostró también la toga y birrete que ella donó cuando la Universidad de Nueva York le otorgó un doctorado honorario en bellas artes el año pasado.

Y rindió frutos: mayo fue el mejor mes del museo en su historia de 65 años; 114 mil personas compraron entradas, indicó Young.

“Por primera vez en la historia, lo vendimos todo”, manifestó.

En Minneapolis, la publicación en Instagram de Glam Doll Donuts de su producto con el tema de Taylor Swift provocó un alboroto.

“Las personas hacían fila frente a la tienda y llamaban todo el día, enloquecidas porque querían un dónut Taylor”, contó la copropietaria Teresa Fox. “No esperábamos eso”.

Los dónuts venían en una caja de 12: diez tenían el nombre de cada uno de los álbumes de Swift, uno tenía su firma y otro su cara impresa en chocolate. Los 12 tenían brillo comestible. La caja costaba US$ 63.

Morgan Narkiewicz, de Syracuse, Nueva York, estaba en Minneapolis para el Eras Tour cuando su amiga vio la publicación.

“Dijimos: ‘Tenemos que tenerlos, de todas maneras'”, recordó Narkiewicz, quien dijo que su amiga compró la caja, mientras que ella compró un café y otros dos dónuts por US$ 6 cada uno. “Nos fuimos con demasiados dónuts”.

Glam Doll Donuts vendió 150 cajas, indicó Fox, y solo porque la tienda tuvo que dejar de recibir pedidos cuando no pudo hacerlos a ese ritmo.

“No había trabajado tan duro desde que abrimos el local” hace una década, aseguró Fox. “Teníamos jornadas de 18 horas en las que no hacíamos nada más que dónuts de Taylor Swift”.

El Redd's Restaurant and Bar en Carlstadt, Nueva Jersey, ubicado al frente del MetLife Stadium, está acostumbrado a atender a los asistentes a conciertos. Pero los ‘swifties' fueron diferentes: no venían por tragos caros.

“Nos gusta el público de Metallica y el de Guns N' Roses; las personas que van a venir a tomar algunos tragos”, contó el copropietario Douglas Palsi. “Esto se trataba más del público de las tiras de pollo”.

Lo compensaron con el negocio adicional de Redd's. Este cobra alrededor de US$ 15 por trasladar personas al estadio, lo que es perfecto para los padres que no asisten al espectáculo pero quieren evitar la molestia y el tráfico del estacionamiento del estadio.

Redd's transportó a alrededor de 2 mil personas por noche durante cada una de las tres noches en que Swift actuó en la ciudad, alrededor de 500 más que en un concierto habitual, dijo Palsi. El negocio durante esos días, que por casualidad cayeron en el fin de semana del Memorial Day, fue 50 veces mejor que en el tradicional fin de semana festivo.

“Yo en realidad no soy un seguidor”, expresó Palsi, al referirse a Swift. “Pero sin duda que fui un fan el fin de semana del Memorial Day”.

La taylornomía ahora va a ser mundial. La superestrella anunció el mes pasado que la gira Eras Tour iba a ir a Asia, Australia, Europa y América del Sur.

A principios de este mes, Ticketmaster tuvo que posponer una venta de entradas para los conciertos en Francia debido a una falla técnica. Más de 900 mil personas esperaban comprar entradas ese día.

Swift no va a actuar en Nueva Zelandia, pero Air New Zealand afirmó que experimentó una “ola Swift”; las personas se precipitaron a reservar vuelos a Australia, donde la artista se va a presentar en febrero. La aerolínea tuvo que agregar 14 vuelos más para acomodar a 3 mil personas más.

Algunos de los vuelos tienen un número especial ‘swiftie': NZ1989, por el quinto álbum de la superestrella. 
(Artículo traducido del inglés por “El Mercurio”).

La gira Eras Tour , que empezó en marzo y termina en EE.UU. el 9 de agosto, está en vías de convertirse en la más grande en la historia de los conciertos, recaudando posiblemente US$ 1 mil millones. AFP


Mick Jagger: Tour de ocho escalas por la vida de un músico irrepetible

 El Mercurio

La voz de los Rolling Stones celebró ayer sus 80 años convertido en un ícono de la cultura pop.

JOSÉ VÁSQUEZ

1 Un pacto con la eternidad:


Mick Jagger llegó a los 80 años con una vitalidad asombrosa, ganando por nocaut cada round que lo enfrenta con la edad, un dinosaurio musical que ha sobrevivido a la glaciación del rock. El chico rebelde de los años 60 y 70, que supo llevar astuta y comercialmente el papel que interpretaba el lema del “sexo, drogas y rock and roll”, entendió con el paso de los años que el boleto a la longevidad y la eterna vida de playboy requería sacrificios, con una dieta cada vez más saludable.


Actualmente, el cantante solo tiene una alimentación orgánica, además de un trabajo físico permanente por Torje Eike, su entrenador personal, con rutinas similares a las de atletas olímpicos. Una preparación exigente que se intensifica antes de las giras, con 12 kilómetros diarios de trote y natación que le permiten seguir activo, como lo hizo hasta agosto del año pasado con su último tour.


2 Manual de ídolo:


Jagger es sinónimo de espectáculo, una de las acepciones más luminosas y vibrantes del concepto de show. Un pionero en el ejercicio del cantante carismático y domador de masas, una marca mezcla de hedonismo y rebelión, con la que hizo escuela y que aún traspasa generaciones.


La cabeza de los Rolling Stones, que hoy mantiene su voz sin mayores grietas, pese al paso del tiempo, supo defender como modelo propio las múltiples influencias que tomó de los artistas que admiró en su juventud, como James Brown, de quien, como un buen coleccionista de talentos, copió sus pasos de baile, y de Little Richard, otro de los grandes disruptivos de la época señera del rock.


3 El playboy:


Hoy, Jagger está comprometido para contraer matrimonio con Melanie Hamrick, 43 años menor. Antes estuvo casado con Bianca Pérez-Mora Macías (1971 a 1978) y Jerry Hall (1990 a 1999), con quien inició su relación un año antes de separarse de su primera esposa.


Según el biógrafo estadounidense Christopher Andersen, se ha acostado con más de cuatro mil mujeres, amplificando el mito de la encarnación de la estrella de rock que comenzó a construir desde la década del 70. La voz de Los Rolling Stones tiene ocho hijos, el último nacido en 2016, junto a su actual novia, cinco nietos y un bisnieto.


4 Vida de película:


Del escenario a la pantalla. La actuación no fue su talento más destacado, pero ha participado en diversos proyectos cinematográficos, el último, estrenado en 2020, “Una obra maestra” (Giuseppe Capotondi), donde interpretó a un coleccionista millonario. En 1970 debutó con dos películas: “Ned Kelly” y “Performance”, y en 1992 fue parte de “Freejack: El inmortal”, con un reparto que tuvo a Anthony Hopkins, Emilio Estevez y Rene Russo. Además, estuvo en “Bent” (1997) y “The Man From Elysian Fields” (2001).


5 Historial solista:


La marca de The Rolling Stones es tan pesada, que su aventura solista no ha logrado la trascendencia que sí alcanzaron los proyectos individuales de John Lennon, Paul McCartney y George Harrison, sus colegas de The Beatles. Jagger, hasta ahora, ha publicado cuatro álbumes, “She's The Boss” (1985), “Primitive Cool” (1987), “Wandering Spirit” (1993) y “Goddess In The Doorway” (2001), en los que han participado en sus grabaciones estrellas como Keith Richards, Pete Townshend, Nile Rodgers, Jeff Beck, Flea y Lenny Kravitz, entre otros.


6 En busca de otro clásico:


Las señales hablan de seguir perpetuando el legado. La última década de los Rolling Stones ha estado envuelta en rumores que apuntan a citas secretas del grupo en el estudio, mientras que en paralelo han mantenido una constante actividad en vivo. Jagger, el capitán de este conjunto Sub-80, sigue pensando en nueva música, con grabaciones que incluirían la colaboración de Bill Wyman, el bajista histórico del grupo, para un proyecto que sería un homenaje al fallecido baterista Charlie Watts, además de apariciones estelares como las de Ringo Starr y Paul McCartney.


7 Corazón a prueba:


A pesar de su conocida vida saludable, en abril de 2019, el nombrado Caballero de la Orden del Imperio Británico en 2003 preocupó a sus seguidores, al comunicar que se había sometido a una cirugía al corazón para reemplazar una válvula defectuosa. La noticia generó impacto por la edad del músico, entonces camino a cumplir 76 años, aunque su paso por el hospital fue una pausa de dos meses antes de retomar otra vez una gira.


8 El último de su especie:


A sus 80 años, es el que se muestra en mejor forma, aún con hambre de devorar escenarios. El tiempo corre contra una generación pionera e irrepetible en la música popular, que ha visto partir a sus mejores exponentes. Otros han optado por el retiro, pero Jagger no da señales de querer parar.

miércoles, julio 26, 2023

Cecilia, la primera ídola de la música chilena

Francisco Javier Olea

 

El Mercurio


Profundo pesar causó la muerte de la cantante, a sus 79 años, que se caracterizó por su originalidad, amplio registro vocal y por romper esquemas, lo que la llevó a ser un ícono artístico, que en sus seis décadas de carrera cautivó a varias generaciones.

EQUIPO DE ESPECTÁCULOS

Cecilia, a pesar de haber alcanzado la popularidad a mediados de los años 60, cuando el fenómeno de la Nueva Ola lanzaba sus marejadas más furiosas, siempre fue una figura excluyente dentro del movimiento. Una artista alternativa dentro del ramillete homogéneo en que se alineaban los cantantes de la época que hacían suyos y en español los éxitos foráneos que se escuchaban en la radio.


Por eso, su irrupción fue tan bombástica: era distinta y eso se notaba demasiado desde el inicio, cuando comenzó a hacerse conocida apenas dejó su natal Tomé. Todo aumentó aún más al mostrar sus movimientos huracanados en sus presentaciones, donde vibraba como ninguna hasta entonces sobre el escenario, justificando rápidamente el apodo que terminó timbrando su carrera: “La incomparable”.


Su característico paso, en el que lanzaba un beso luego de tocar su taco con la mano fue su marca patentada, igual que su registro vocal, que transitaba sin problemas del tango al rock and roll, pasando por su propia lectura del rico catálogo italiano de la época.


La destacada intérprete falleció la noche del lunes en la Clínica Vespucio de la capital, donde estaba internada desde el 14 de julio por problemas derivados de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica que padecía. Ya en 2016 había superado un episodio similar en Antofagasta luego de un show en el casino de esa ciudad.


La cantante inició su carrera en Tomé, donde nació el 21 de octubre de 1943, al frente de un cuarteto, Los de Tomé. El conjunto tuvo corta vida, y de ahí probó suerte formando Los Singers, con quienes grabó canciones que le abrieron paso en el ambiente musical.


Su irrupción definitiva en solitario llegó en 1963 con el tema “Tango de rosas”. Desde ahí, su carrera solo apuntó hacia arriba.


En 1965 reafirmó su popularidad al ganar el Festival de Viña con “Como una ola”, de María Angélica Ramírez, lo que le permitió después presentarse en España, en el Festival de Benidorm.


Su historia discográfica fue mezquina: apenas cuatro discos de estudio, entre 1964 y 1970. Pero le bastaron para mantenerse por décadas como una figura pop, primero de la juventud en los 60 y luego abriéndose como ícono de la diversidad hasta hoy.


En 1964, debutó con el título homónimo “Cecilia”, su primer larga duración y que contenía “Puré de papas”, “Baño de mar a medianoche”, de Domenico Modugno, y su versión del tema de otro italiano, Claudio Villa, “Amor, mon amour, my love”.


Al año siguiente, las canciones de Villa siguieron alimentando su cancionero con un disco que tituló “Cecilia, La incomparable”.


En 1968, la cantante lanzó “Estamos solas, guitarra”, sin gran repercusión. Dos años más tarde presentó su último trabajo de estudio: “Gracias a la vida”, donde incluyó el icónico tema de Violeta Parra, además, de un cover de Víctor Jara, “Plegaria a un labrador”. Este trabajo también incluyó la canción “Un compromiso”, que más tarde se revisitaría con éxito en la voz de Javiera Parra, en 1995.


Tras el golpe militar, su actividad artística se vio relegada a restaurantes y boites, ya que dejaron de llamarla de la televisión.


En 1987 vivió uno de los episodios más oscuros de su vida al ser encarcelada durante 28 días por facturas impagas y una presunta estafa, lo que ella siempre negó y lo atribuyó a una cuestión política, por haber grabado canciones de Violeta Parra y Víctor Jara.


Su figura recobró vigencia luego de que, a fines de los años 80, el director Vicente Ruiz sumara sus canciones a su obra “Hipólito”.


Su vida dio origen, además, a algunos montajes teatrales como “Cecilia, una reina un mito”, en 1998, que no contó con su beneplácito al aludir a su sexualidad y presunto alcoholismo. En 2019 se puso en escena “Cecilia, el musical”, y el año pasado se estrenó “Cecilia, una historia incomparable”, producida por el Teatro Biobío y Cultura Capital, que solo tuvo funciones en Concepción.


En los últimos años hizo colaboraciones como en “Volver a empezar”, con intérpretes de su generación, en 2021; “Sacar los tambores”, con Mariel Mariel, en 2020, y una versión de “Baño de mar de medianoche”, con Gloria Simonetti, en 2012. Su última grabación fue “Jauría de mujeres”, de su autoría, este año con Mon Laferte, para su serie.


“Estoy muy orgullosa de mí por todo el legado que dejo, ¿por qué no decirlo? Hay gente que quiere subirse en un pedestal y a mí Dios me lo permitió”, dijo Cecilia hace solo un mes a este diario, a propósito de su serie.


En el Teatro Caupolicán fue ayer el velorio de la cantante, al que asistieron miles de personas. Hoy, a las 14:00 horas, sus restos serán llevados al crematorio del Cementerio Parque del Recuerdo. Sus cenizas se esparcirán en su natal Tomé. HÉCTOR ARAVENA

Sus colegas destacan su gran legado artístico

La noticia del fallecimiento de Cecilia generó emotivas reacciones desde un sinnúmero de variadas figuras de la música nacional.

Sus grandes amigas del ambiente musical fueron Gloria Simonetti y Ginette Acevedo, quienes se autodenominaban, junto a Cecilia, como “El club de Lulú”, ya que se juntaban regularmente y se conocían desde hace años.

“El paso de Cecilia por la vida ha sido importantísimo y transversal, porque no generó solo un estilo y una forma de cantar, sino que una manera de ser: franca y abierta con la vida”, resalta Simonetti.

Ginette Acevedo cuenta que permanecían en contacto, a pesar de que en el último tiempo estaba bastante resentida de su salud. “Pero siempre estaba animosa y contenta”, señala.

“El legado que deja es enorme. Es una mujer que brilló con luz propia desde sus comienzos. Su ímpetu, sus canciones, su puesta en escena con esa pachorra que siempre fue tan de ella. Yo le decía que era una insolente, musicalmente hablando”, añade la intérprete.

Para José Alfredo Fuentes, la figura de Cecilia también fue muy influyente. La conoció cuando tenía 15 años y ella 19. “Era mi ídola”, recuerda “El Pollo”. A partir de ese encuentro, ambos tuvieron un período muy unidos, generando un vínculo que quedó en evidencia cuando Fuentes comenzó su carrera. “Ricardo García, el gran DJ de la época, me decía Cecilio en mis primeros discos. Y yo, orgulloso, porque la admiraba mucho y sin querer queriendo agarré algunas cositas de ella”, plantea.

Otra cantante que cosechó una estrecha relación con la artista fue Carolina Soto. “Fue una transgresora. Ella empezó a empoderar a la mujer hace muchos años, cuando ni siquiera se hablaba del empoderamiento del que tanto se habla hoy día”, señala.

Desde la Sociedad Chilena de Autores e Intérpretes Musicales (SCD), organismo que en 2011 le entregó el premio de Figura Fundamental de la Música Chilena, las reacciones fueron similares. “Ella fue una vanguardista, una revolucionaria, que se rebeló a las barreras y cánones que se imponían a las mujeres en una época tan distinta como fueron los años 60, y logró instalar sus propios términos. Fue un huracán de viento fresco, con una huella que perdura hasta hoy, y que sobre todo las artistas femeninas han elevado a la categoría de símbolo y referente”, dice Rodrigo Osorio, presidente de la organización.

La miniserie “Cecilia, la incomparable”, que dirigió Vanessa Miller, fue el último proyecto en el que la cantante se involucró. Miller trabajó durante 11 años en esta producción, tiempo en el que se hicieron muy cercanas. Por lo mismo, fue parte del círculo que acompañó a la cantante en sus últimos días.

Según la actriz, “fue una adelantada para su época y con un registro inmenso que, unido a su fuerza escénica y a su liderazgo femenino, la convirtieron en ‘La Incomparable'”.

“Parte de mi objetivo y propósito fue rescatar su rol de autora musical. La serie sorprenderá por el rescate patrimonial de las composiciones de su autoría, que son piezas de una riqueza musical y emocional. La historia está contada por Cecilia, pero también contada a través de sus canciones”, adelanta.