Violeta con Isabel Parra en 1957. |
El Mercurio
La reconstitución de un cuerpo de creaciones de ambas autoras se encuentra en los volúmenes de Ediciones UC, “Violeta Parra. Virtud de los elementos” e “Isabel Parra. Libro de mis canciones”.
IÑIGO DÍAZ
“Me encontré con tesoros desconocidos al reescuchar una a una las canciones, cosas que aparecían en las versiones de Violeta Parra y que se han ido perdiendo con el tiempo. Ella tenía una intencionalidad especial: deliberadamente creaba compases irregulares que le daban valor a una canción. Nada de eso fue al azar”, dice Greco Acuña, un percusionista con larga historia en la música latinoamericana.
Él participó en la transcripción a partituras de 63 canciones de Violeta Parra, del total de 116 que se consideran en su catálogo y que incluyen material desde 1948 hasta esa serie de canciones reencontradas en París. Es un auténtico traspaso de la oralidad a la tradición escrita, en un libro que en realidad es un cancionero: “Violeta Parra. Virtud de los elementos” (Ediciones UC, $16.000).
Pero en rigor este material es una actualización del libro homónimo de 1993, que contó con transcripciones y correcciones de Osiel Vega, editado entonces por la Fundación Violeta Parra.
“Muchos conjuntos que han tocado la música de Violeta Parra tienden a eliminar esos elementos ‘irregulares' que creaba para sus canciones. Entonces, a partir las versiones originales las repusimos y las reprodujimos ahora por escrito, en la partitura”, señala Greco Acuña.
Las transcripciones corregidas llevan al pentagrama la línea melódica de la voz de cada canción, acompañada por la letra y la armonía en clave americana, junto con una serie de notaciones: el tempo, el tipo de rasgueo, las introducciones de guitarra o bombo o la afinación campesina si se trata de guitarra traspuesta.
Desde lo musical, el proyecto fue encabezado por Tita Parra, pero no solo para este libro, sino también para “Isabel Parra. Libro de mis canciones” (Ediciones UC, $16.000), que incluye 74 piezas. “Por primera vez se publica un trabajo de este tipo con la obra de Isabel Parra. Era un paso muy importante en su historia personal, pero también para nuestro medio, porque reconocemos su cancionero como parte de un patrimonio chileno”, señala María Angélica Zegers, directora de Ediciones UC.
“Isabel Parra. Libro de mis canciones” cuenta con un prólogo de Silvio Rodríguez, una biografía escrita por Tita Parra y cuantiosas fotografías nunca vistas o poco difundidas, además de una discografía razonada. En el caso de “Violeta Parra. Virtud de los elementos”, el cancionero se acompaña por otra presentación de Silvio Rodríguez, fotos, afiches recuperados y una serie de cartas y manuscritos obtenidos de sus cuadernos.
Allí aparecen, por ejemplo, el puño y letra para canciones como “Arauco tiene una pena”, titulada entonces como “Levántate Huenchullán” y otras piezas medulares como “Arriba quemando el sol” o “Gracias a la vida”, ni más ni menos. “El próximo año vamos a publicar esos cuadernos de Violeta Parra en una edición facsimilar. Son una maravilla porque además de canciones, tienen reflexiones, notas al margen y apuntes domésticos”, concluye Zegers.
Agradecimiento por su dedicación a crear artículos útiles que ayuden a los lectores a resolver sus problemas.
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