Obras escritas en 1820 por Pedro Ximénez Abrill Tirado, "el Rossini de América".
Cuarteto Surkos grabó tres piezas recién redescubiertas.
Romina de la Sotta Donoso
Mañana, en la Embajada de Perú en Santiago, Cuarteto Surkos presentará en vivo "Primeros cuartetos de América", disco que reúne tres piezas de Pedro Ximénez Abrill Tirado (1784-1856), un músico peruano apodado "el Rossini de América", por el gran impacto que tuvo en vida. El CD contó con un Fondo de la Música (Surkos.com) y para que fuera posible grabar estas obras, que llevaban 200 años sin tocarse, se concatenaron varias fortunas.
Primero, las autoridades del Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia se percataron de que una persona estaba vendiendo, en Sucre, cientos de manuscritos atribuidos a Ximénez, de quien hasta ahora existían muy pocas partituras.
Segundo, ese Archivo compró todo lo que aún no se vendía -cerca del 60%- y catalogó y le dio acceso público al legado.
Tercero, el musicólogo chileno José Manuel Izquierdo dedicó siete años a estudiar y transcribir las piezas, viajando a Bolivia, Perú y también a Europa, donde viven los coleccionistas que compraron originales.
"Se calcula que Ximénez compuso unas 500 obras. Él fue excepcional, pues escribía música instrumental en una época en que casi todos los compositores trabajaban para la Iglesia", dice Izquierdo. Compuso 40 sinfonías, de las cuales él reconstruyó 31: "Eso también es excepcional, porque en toda América Latina se habían encontrado 10 sinfonías del período".
El Cuarteto Surkos les ha dedicado dos años de estudio a los tres Cuartetos de cuerdas de Ximénez -que son sus Opus 55, 56 y 68- y los reestrenó en tiempo moderno. "Al ver las partituras descubrimos un gran compositor. Es música extraordinaria, que debiera imponerse en el repertorio", dice David Núñez, primer violín del Surkos, que se completa con Marcelo Pérez (violín), Francisca Reyes (chelo) y Pablo Salinas (viola).
Las piezas fueron escritas hacia 1820 y son los Cuartetos de cuerdas latinoamericanos más antiguos que se han encontrado. Ximénez los escribió en el estilo vigente en Europa. "En cada uno de sus tres cuartetos él trata de hacer algo muy propio; no son copias de lo que se hacía en Europa. Además, introduce cosas locales, por ejemplo, el segundo movimiento del Opus 55 es un yaraví, que es una canción andina, y esto lo hace justo después de la Independencia de Perú", dice Izquierdo. Y lo complementa Núñez: "Es impresionante cuán tempranamente Ximénez plantea la problemática de buscar una identidad propia, y que la encuentre en el mestizaje. También es sorprendente la gran originalidad de sus cuartetos".
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