El Mercurio
La argentina Bernarda Fink , una de las intérpretes más elogiadas en el ámbito de la música de cámara internacional, se refiere a los inicios de su carrera y al repertorio que ofrecerá el 14 de abril.
Por Maureen Lennon Zaninovic
Bernarda Fink nació en Buenos Aires, en 1955. Creció en el seno de una familia eslovena y desde hace más de tres décadas reside en Austria, junto a su marido y dos hijos. "Mis padres tuvieron que abandonar su país durante la Segunda Guerra Mundial. No compartían los ideales comunistas y abandonaron su tierra. Pasaron por Austria y estuvieron tres años en un campo de refugiados en Italia. Finalmente llegaron a Argentina", rememora la cantante.
La mezzosoprano relata, a través de un contacto telefónico, que en "casa no teníamos dinero para comprar instrumentos, pero se cantaba muchísimo. Papá y mamá se sabían varias canciones eslovenas. Empecé en coros y luego me inscribí en el Instituto Superior del Teatro Colón. Canté en diversas producciones de ópera".
Hoy Bernarda Fink es una de las intérpretes más reconocidas en el ámbito de la música de cámara y la ópera barroca. Ha actuado y grabado con orquestas y directores de primera línea, entre otros René Jacobs, John Eliot Gardiner y Nikolaus Harnoncourt. Precedida de todo este prestigio, la cantante debutará en el Teatro del Lago de Frutillar, el sábado 14 a las 19:00 horas. Su actuación se anuncia como uno de los momentos cumbres de la temporada 2018 de este escenario sobre el Llanquihue. Pero no estará sola ya que su debut será junto a la Camerata Salzburgo. Fundada en 1951 -a 160 años de la muerte de Mozart- esta importante agrupación de cámara se presenta habitualmente en el Mozarteum de Salzburgo y cuenta, además, con una abundante discografía.
"Esta gira latinoamericana es un regalo. He cantado en Bogotá y en el Teatro Colón de Buenos Aires, pero hasta el momento no me he presentado en Chile. Frutillar lo conozco por referencias de algunos músicos alemanes fascinados con esta ciudad. Me han dicho que es como estar en el séptimo cielo, sobre todo por la belleza del teatro", dice Fink.
Amor a primera vista
Sobre el repertorio que abordará en nuestro país, destaca "Schlummert ein, ihr matten Augen", de la cantata "Ich habe genug" de Bach, y "Canciones bíblicas", de Dvorak. "Bach hoy es un compañero de ruta", dice y advierte que en su casa familiar no se solía escuchar las composiciones de este artista. "No era un músico conocido hasta que estudiando canto entré en contacto con el maestro Mario Videla, un gran organista, flautista y músico de Buenos Aires que creó la Academia Bach. Gracias a él me enamoré a primera vista de Bach. Se me abrió un mundo y me identifiqué con su obra. Provengo de una familia católica y aunque Bach era protestante, la profundidad de sus textos me conmovieron completamente".
Sobre Dvorak, Bernarda Fink explica que tuvo el privilegio de vivir seis años en Praga. "Aprendí bien el idioma checo, aunque la música de este compositor me es familiar desde mis años de formación en Buenos Aires. Las 'Canciones bíblicas' me han acompañado siempre. Es un repertorio con el cual me identifico mucho. Son oraciones bellísimas con un gran fervor y confianza en la vida y en el creador. Es sabido que cuando Dvorak las compuso estaba dirigiendo el Conservatorio de Nueva York, en medio de momentos familiares difíciles: su padre estaba muy enfermo y a punto de fallecer. En esa angustia, en ese pensar en la muerte y en todo lo que había recibido de su progenitor, escribió las canciones".
En Frutillar, además, la Camerata de Salzburgo interpretará -sin la participación de la mezzosoprano - "Fratres para orquesta de cuerdas y percusión", de Arvo Pärt, y la Tercera Sinfonía de Schubert. También integrantes del conjunto austríaco impartirán clases magistrales. Más información en www.teatrodellago.cl.
La Camerata de Salzburgo, esta vez sin la presencia de Bernarda Fink, abrirá mañana -a las 20:00 horas- la temporada internacional de conciertos de CorpArtes (Rosario Norte 660). El programa incluirá el Nocturno del Cuarteto para cuerdas N°2 , de Borodin; el Concierto para clarinete K.622 y la Sinfonía N°35 "Haffner", de Mozart; y la suite de Pulcinella, de Stravinsky.
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