El Mercurio
Así lo creen Marco Antonio de la Parra y Maitén Montenegro, autor y directora del teatro musical "1995, el año que nos volvimos todos un poco locos", que se estrena en noviembre en el Teatro Nescafé de las Artes. Basado en la novela del dramaturgo, aborda temas que afectan a jóvenes de los 90 y en la actualidad, aunque tratada de distinta manera, comentan sus creadores.
Catalina Larraguibel L.
Las coincidencias existen. Y la conjunción de astros también. De eso está segura Maitén Montenegro, quien desde hace años tenía la intención de hacer teatro musical en Chile. A comienzos de 2017 comenzó a esbozar un proyecto junto a Marco Antonio de la Parra, para adaptar su novela "El año que nos volvimos todos un poco locos". Pero no tenían dónde presentarla.
A fines de 2017, el Teatro Nescafé de las Artes le ofreció a Maitén formar una compañía de teatro musical y ser su directora residente. Ya con un lugar donde presentarse, comenzó el trabajo de escribir el libreto, componer la música, coreografías, diseño de vestuario, iluminación, escenografía y todo lo que implica una nueva obra. Y el próximo martes 6 de noviembre se estrena en el Teatro Nescafé "1995, el año que nos volvimos todos un poco locos".
La novela de Marco Antonio de la Parra, escrita en 2012 y que actualmente está incluida en el programa de lectura en educación media, narra en forma de monólogos las historias de los alumnos adolescentes de un colegio, con sus alegrías, tristezas, temores y contradicciones propias de la edad.
"Queremos que nuestras historias tengan la oportunidad de ser interpretadas y mostradas. Hay muchos espectáculos con música en el escenario como remontajes de Broadway, pero aquí lo que buscamos es que prevalezca lo nuestro. Con esto abrimos posibilidades a creadores chilenos como dramaturgos, actores, diseñadores y músicos", acota Maitén Montenegro. El teatro musical, un género que ella conoció bien en Estados Unidos, se ha hecho poco en Chile y buenos ejemplos son "La pérgola de las flores" en los años sesenta y "La negra Ester", en los ochenta, exitosas hasta el día de hoy.
Para "1995, el año que nos volvimos todos un poco locos", las canciones fueron compuestas por Rodrigo Aray, quien dice que con esto cumple su sueño de escribir una obra musical. Para ello viajó desde España, donde residía, a trabajar codo a codo con el equipo "y mostrar algo novedoso desde el punto de vista de la creación. Ha sido un proceso en el que he tenido que ir adaptando la música, por cambios que se hacen a medida que avanzan los ensayos". Cuenta que musicalizar los textos de De la Parra "ha sido fascinante", y que como la composición y la tecnología son lo suyo, todas las canciones estarán disponibles en Spotify.
La difícil adolescencia
En cuanto a la puesta en escena, sus creadores afirman que "los 90 están de moda" y para el vestuario han contado con la colaboración del Museo de la Moda, donde han podido sacar ideas, aunque dándole también una óptica actual.
De la Parra señala que "las temáticas son las mismas hoy y en los 90. Las inseguridades, los conflictos de los estudiantes y el bullying , que ya estaba instalado. La diferencia es que en este siglo los jóvenes salieron a la calle y se atreven a conversar estos temas con sus padres, como también el de la identidad sexual, por ejemplo. Los estudiantes de esos años vivieron la transición a la democracia y los de este milenio salieron a las calles. Por eso queremos que esta obra la vean en familia, para que después aborden los asuntos que aquí mostramos".
Los actores fueron seleccionados luego de un largo casting y asistieron a un taller en el que se les instruyó la forma en que se aborda este género. Ellos darán vida a Jaime (Santiago Tupper) y Frida (Nathalie Nicloux), quienes rememoran el año 1995, cuando cursaban cuarto medio y gracias a un grupo musical que crearon en el colegio -aquí el Chilean Mountain School- pudieron superar las contradicciones e inseguridades propias de la adolescencia.
Un tiempo de grandes transformaciones
Maitén Montenegro y Marco Antonio de la Parra coinciden en que los 90 fueron años de cambio en que se incubaron muchas cosas, no sólo en Chile, sino también en Estados Unidos, principalmente en la comunidad latina de ese país.
El dramaturgo dice que fue un tiempo de transición en todos los sentidos, tanto económico como político, y en ese momento el clima social que le tocó experimentar a los jóvenes los llevó a vivir su propia transformación dentro de su entorno. "No son los tiempos de los pingüinos que salen a la calle, sino una época de consensos, en que están empezando a aflorar temas como el bullying , la tolerancia, la diversidad sexual, que, si bien existen desde que hay colegios, es en los '90 cuando se comienza a hablar de ellos".
Cree que los años de transición son un poco locos, el cambio de adolescentes a jóvenes que empiezan a ir a la universidad, a decidir su futuro, "definitivamente son una locura".
La directora de la Compañía de Teatro Musical del Nescafé de las Artes señala que el cambio en los 90 se vivió en todas partes. "Yo lo viví en Estados Unidos, que al igual que en Chile, mostró cómo se estaban incubando un montón de cosas, que se reflejan en la tecnología, por ejemplo. Fue un puente entre una época y otra".
Montenegro afirma que la obra fue ambientada en 1995 "porque ese año hubo varias cosas interesantes, especiales, distintas". Por ejemplo, recuerda que en esa oportunidad la Teletón no llegó a la meta y se vivían cambios políticos, que si bien la obra no aborda, marca muchas cosas que se vivieron en la sociedad chilena y también en la latina en Estados Unidos.
"Y ojalá todos tengamos una dosis de locura; cuando estoy con mis alumnos quiero traspasarles a las nuevas generaciones un poco de eso y que no teman. Y me encontré con Marco Antonio que también tiene ese grado necesario de locura", concluye.
El montaje,que mezcla música, danza y teatro, se estrenará el martes 6 de noviembre. Las entradas, entre $10.000 y $18.000, se pueden adquirir en boleterías del teatro y en Ticketek.
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