El Mercurio
La estrella venezolana explica por qué decidió trabajar con jóvenes músicos locales y con virtuosos que invitó personalmente, para los conciertos que dedicará a José Antonio Abreu, el 28 y 29 de junio. "Chile significa mucho para el Sistema", asegura.
Por Romina de la Sotta Donoso
Es una estrella internacional de la dirección, requerido por las mejores orquestas del mundo. Pero Gustavo Dudamel (1981) no se olvida de dónde viene. Por eso se dio el espacio para trabajar con los músicos chilenos de la Fundación de Orquestas Juveniles e Infantiles (FOJI) y para rendirle, con ellos, un homenaje a su maestro, José Antonio Abreu, fundador del Sistema venezolano, fallecido en marzo. Los conciertos "A mi maestro" serán el 28 y 29 de junio en el teatro de CorpArtes, fundación que los organiza junto con la Gustavo Dudamel Foundation.
El Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela es un programa estatal de formación musical que actualmente beneficia a 950 mil niños venezolanos, y que ha sido replicado en decenas de países.
"Yo nací de un programa artístico-social, y para mí es muy importante sembrar y expandir ese mensaje. En Chile eso significa trabajar con las orquestas juveniles, para darles la mano, y que vayamos adelante todos juntos. Eso es algo que estoy viviendo desde que soy un niño, desde que estaba en Barquisimeto, con la ilusión de crear y hacer cosas, una ilusión que la siento como si yo fuese el niñito que está ahorita viviendo esto", dice Gustavo Dudamel.
El director habla mirando a los ojos y enfatiza ciertas ideas con gestos de sus manos. No exhibe apuro ni divismo y, de hecho, saluda de mano a todos los trabajadores. Y a todos les sonríe.
"El maestro Abreu le dio a la música el regalo más importante: la posicionó como un derecho humano; creó una vía para que nuestras generaciones futuras tengan acceso a esa belleza. Y también impuso una visión transformadora de la música, que no es algo solamente estético, sino social. Nos mostró cómo se puede transformar una vida a través del arte, y ese mensaje retumba en el mundo. Su visión se ha convertido en una realidad", agrega.
Y así como no olvida su origen, Dudamel tampoco olvida la historia del Sistema, y por eso hará en Santiago este homenaje.
"Chile significa mucho para el Sistema y el maestro siempre tuvo un vínculo muy estrecho con Chile. Recuerdo visitar Santiago siendo un niño y conocer al maestro Fernando Rosas, que fue el fundador del movimiento juvenil chileno. Pero aparte de eso, el maestro siempre me hablaba mucho del maestro Jorge Peña Hen, ¿sabes?, este pionero que ha sido una chispa para iniciar todo un movimiento. Chile es un centro referencial de lo que es el Sistema. A Venezuela fueron muchos maestros chilenos, recuerdo al gran maestro de oboe Hernán Jerez, que vivía en Carora, una población pequeña del Estado Lara, y que allí murió, después de entregar toda su vida, como tantos otros maestros chilenos", explica.
Se refiere a los músicos que trabajaban con Peña Hen -fundador de la primera orquesta infantil de América Latina, en 1964-, quienes se refugiaron en Venezuela, tras su asesinato, en 1973, y fueron instructores del Sistema que Abreu fundó en 1975.
"Este homenaje cobra mucha más importancia al hacerlo en Chile y con los niños de la vida musical chilena", dice.
A los jóvenes talentos chilenos se sumarán 28 virtuosos invitados por Dudamel, algunos de sus dos orquestas, la Filarmónica de Los Angeles y la Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela, y otros de las filarmónicas de Berlín y de Viena, de la Sinfónica de Gotemburgo y de la Nacional Juvenil de Venezuela. Ellos trabajarán desde el lunes 25 con sus colegas locales. "Es como aprender de las maniobras que hace el mejor piloto, al lado tuyo", ríe.
"Para mí el elemento más valioso como director fue haber estado sentado en una orquesta, viendo la interacción de los músicos con el director, y también medir psicológicamente todo lo que va sucediendo durante las horas de ensayo y el concierto. Son elementos muy profundos, ¿sabes? Y tuve al mejor maestro del mundo, que al mismo tiempo me enriquecía el pensamiento y la curiosidad. Porque esto no se detiene nunca; puedes estar dirigiendo las mismas obras y siempre, siempre estás aprendiendo algo nuevo", dice, y confiesa que por eso le gusta releer los libros. Y enumera los que más ha releído: "Cien años de soledad", de García Márquez; "Así habló Zaratustra", de Nietzsche; "Las Confesiones", de Rousseau; "Niebla", de Unamuno; "Pedro Páramo", de Rulfo, y "El Aleph", de Borges.
"Cuando los vuelvo a leer es como cuando dirijo la Cuarta de Tchaikovsky, o la Octava de Mahler, o la Primera: siempre cobran una vida propia en el momento en que lo estamos viviendo con la orquesta", apunta.
Otra afición suya es el rock; le encantan Pink Floyd, Led Zeppelin y Radiohead. "¿Quién sabe si en estos días me encierro a tocar guitarra eléctrica?", bromea. Igualmente, dice, le gustan mucho los boleros y la música folclórica, que toca desde su niñez.
Su obra favorita
El programa para Santiago es romántico. Primero, tocarán en attaca -en forma continua- el preludio del primer acto de "Lohengrin", de Wagner, y la Séptima Sinfonía de Beethoven, ya que ambas son en La Mayor.
También tocarán la Cuarta Sinfonía de Tchaikovsky. "Era la obra preferida del maestro", asegura. Recuerda que la primera vez que Abreu lo dirigió, fue en esa sinfonía, cuando él tenía 13 años y era concertino de la Orquesta Nacional Infantil de Venezuela, en Washington, en su primera gira internacional, y que luego, cuando él ya era director de la Sinfónica Juvenil de Venezuela, la tocaron en la Estación Mapocho, en 2001.
"La última vez que conversamos el maestro y yo, lo llamé de Londres, poquísimos días antes de que muriera, y él estaba escuchando la Cuarta de Tchaikovsky en ese momento", cuenta.
Dudamel aclara que para él ser director tiene dos aspectos. "Lo social, que es fundamental, y lo artístico. En el aspecto interpretativo las experiencias van enriqueciendo tu manera de ver la música, pero no te das cuenta, tal como no notas cómo envejeces. Sería muy egocéntrico decir '¡Caramba, pero mira lo que estoy haciendo ahorita!'. Uno ve que hay un camino recorrido, pero siempre es la evolución de una sola idea, que es la idea que viene del compositor. Cada nueva vez que he dirigido la Primera de Mahler la he hecho de manera distinta, pero ha sido el mismo Gustavo, con más experiencia. Por eso, cuando dicen 'Oh, esta no es la interpretación de Bernstein', y son vidas, momentos, edades completamente distintos, incomparables, no me quiebro mucho la cabeza. No cuando me exigen algo que no es humano", ríe.
"Paolo Bortolameolli es un gran artista"
Respecto del músico chileno que asumió en 2017 como asistente de la Filarmónica de Los Angeles, Dudamel dice que "es muy talentoso, muy disciplinado, una maravillosa persona. Es un joven conocedor, profundo en su pensamiento, un gran artista. Creo que Paolo tiene un presente maravilloso y un futuro promisorio. Cuenta con todo mi apoyo y con la admiración de los artistas con los que él trabaja".
"El Sistema va mucho más allá de una ideología"
"Nosotros los artistas, si de alguna manera podemos hablar políticamente es con lo que hacemos. Hacer música representa un discurso muy importante, que significa el entendimiento y el encuentro; es un acto colectivo. La gente no se da cuenta de que la transformación musical no se da solamente en el escenario, sino que hay una interacción energética con el público", dice.
"Es cierto que vivimos tiempos complejos. Si me preguntas por mi país, bueno, por supuesto que las cosas tienen que mejorar; yo pienso que la democracia es la suma de la felicidad de la comunidad, del pueblo. Pero para emitir una opinión hay que ser muy preciso, porque si no puede ser dañino", agrega. Y aclara que el Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela ha sobrevivido a nueve gobiernos y es un proyecto de Estado. "El Sistema lo trasciende todo, pese a la crisis siguen entrando niños que quieren hacer música. Y fíjate, acá en Chile hay muchos músicos que se han venido de Venezuela, ¡y no están trabajando para su propio beneficio! Cuando tú creces en el Sistema, lo que tú haces es entregar. Por eso es que el Sistema va mucho más allá de una ideología. Es un derecho humano fundamental", cierra Dudamel.
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