El Mercurio
La cantante española tenía 85 años y estaba hospitalizada en Barcelona.
"La Superba", como era conocida en el mundo de la ópera, acumuló 50 años de destacada trayectoria, en los que encarnó fácilmente 90 roles. Premio Príncipe de Asturias 1991, Caballé fue tempranamente situada a la altura de otras grandes voces líricas, como Maria Callas y Joan Sutherland.
Daniela Silva Astorga
Aunque a inicios de los años 60, la joven Montserrat Caballé (1933) ya se había subido a distintos escenarios europeos para cantar en "La serva padrona" (Pergolesi), "La Bohème" (Puccini) y "Arabella" (Strauss), fue una emergencia lo que terminó catapultando su carrera, cuando, en 1965, debió reemplazar a la indispuesta mezzosoprano estadounidense Marilyn Horne, en "Lucrezia Borgia" (Donizetti). Entonces, el público del Carnegie Hall no escatimó en aplausos y The New York Times clasificó su voz como una prodigiosa combinación de las legendarias Maria Callas y Renata Tebaldi.
Desde ahí en adelante, el canto de Caballé -conocida por su dedicación al belcantismo- se proyectó en los más importantes teatros del mundo (y ella hizo su casa el Liceo de Barcelona), a través de unos 90 roles y un amplísimo repertorio, que, entre otras óperas, contempló "Cossì fan tutte" (Mozart), "Norma" (Bellini) -rol por el que se la consideró la mejor soprano después de Callas-, "Tristán e Isolda" (Wagner), y "Madama Butterfly", "Tosca" y "Turandot" (Puccini). Además trabajó siempre con las mejores orquestas y directores -como Herbert von Karajan, Leonard Bernstein, Claudio Abbado, Riccardo Muti-, y compartió con cantantes de la talla de Carlo Bergonzi, Alfredo Kraus, José Carreras y Plácido Domingo.
Las suyas fueron, en total, más de 4.000 presentaciones durante 50 años de carrera -se retiró en 2014-. Una trayectoria que la dejó posicionada como una de las voces líricas más importantes del siglo XX, y un legado que ahora resuena fuertemente en todo el mundo: Caballé murió ayer en la madrugada, a los 85 años, y será despedida mañana en el recinto funerario Les Corts.
Hace casi un mes había ingresado al hospital Sant Pau de Barcelona, por problemas a la vesícula. Pero en los últimos años ya se había visto complicada por una operación de hernia epigástrica, y en 2012 sufrió un derrame cerebral. Mientras que otra dificultad reciente fue la condena a seis meses de cárcel que recibió en 2015, tras defraudar por medio millón de euros a Hacienda. Pero al final, en vez de cumplir la condena, pagó una multa de 250.000 euros.
"Con Montserrat Caballé se extingue un período de oro del canto. Ella fue una de las voces más importantes del llamado rinascimento donizettiano . Una voz que parecía invencible, con un fiato prodigioso y una habilidad sobrenatural para los pianísimos. Voz hermosa, además, y de una expresividad entrañable en especial a la hora de describir la melancolía; por eso hacía tan bien Bellini. El fraseo de Donizetti está de duelo y parece una luz que languidece: hoy ya no se encuentra. Tampoco se deben olvidar sus notables aportes en el repertorio alemán, como su Salomé y su Mariscala, ambas de Richard Strauss", afirmó Juan Antonio Muñoz, crítico de ópera de "El Mercurio", al enterarse de la muerte de la cantante, que se presentó una sola vez en Santiago.
Fue en 1998 cuando, ya mayor, dio un recital en el Centro de Eventos San Carlos de Apoquindo, junto a su hija, también soprano, Montserrat Martí.
En la misma línea de vital importancia ubica a Caballé el director del Municipal de Santiago, Frédéric Chambert: "Fue una de las más grandes cantantes del siglo XX, con un repertorio que si bien se inició con el bel canto, luego se tornó extraordinariamente amplio. No hay gran rol pucciano, verdiano o del bel canto que ella no haya cantado al máximo brillo. Era una enorme trabajadora, con una capacidad de cuestionar constantemente sus interpretaciones, apoyándose siempre en una técnica fenomenal. Todo el mundo la admiró".
Voz prodigiosa y abierta
Montserrat Caballé nació el 12 de abril de 1933 en Barcelona, en el seno de una familia de orígenes humildes, y recibió el gusto por la música de su madre, quien tocaba el piano. A los 14 años, tomó sus primeras clases de canto, pero, dadas las estrecheces de su núcleo, debió siempre trabajar en simultáneo. El golpe de gracia lo recibió cuando sus mecenas la enviaron a Italia. Era 1956. En Nápoles, la española interpretó "La vida breve" (Manuel de Falla) y el director de la Ópera de Basilea quedó tan maravillado que le ofreció un contrato por tres años. Lo primero que allí interpretó fue "La Bohème", y ya en 1958, Caballé actuó en la Scala de Milán ("Parsifal", Wagner).
"No me considero una leyenda de la ópera, ni tampoco la última diva, como a veces escriben los periodistas. Cada época tiene sus divos, y en mi caso lo único que he hecho es hacer bien mi trabajo, lo mejor posible, al más alto nivel", comentó alguna vez Caballé, quien grabó más de 80 obras, y también llevó todo su profesionalismo y rigurosidad a la música popular, como cuando trabajó con el cantante Freddie Mercury -vocalista de Queen-, en 1988. Ambos se hicieron amigos, y juntos interpretaron y popularizaron el tema "Barcelona", que más adelante se usó en los Juegos Olímpicos de 1992.
"Semejante longevidad y variedad se explica por una técnica superlativa con la que Caballé supo llevar al máximo aprovechamiento sus dones naturales. Su voz recorría con soltura 2,3 octavas, desde el grave Si bemol 3 hasta el sobreagudo Mi bemol 6, y no meramente rozados, sino en plenitud. Su 'marca' quizá más personal, y la que el público siempre esperaba, era el despliegue de sus legendarios agudos en pianissimo , que podía sostener flotando durante 20 o más segundos, manteniéndolos audibles en un contexto de concertados y coro. Su manejo del fiato , su messa di voce , su fraseo, perdurarán como un modelo no fácilmente superable", concluye Francisco José Folch, integrante del directorio del Municipal de Santiago.
La afectuosa despedida de sus pares
Plácido Domingo
Tenor español
"Su voz era única, no se podía comparar con nadie, con un timbre único. Tenía una capacidad para unir frases, una detrás de la otra, que decías: 'Montserrat, ¿cuándo vas a respirar? (...). Con gran tristeza tomamos una noticia así, la muerte de una gran cantante española, catalana, de gran calidad humana", le comentó ayer el cantante al diario
El País de España.
José Carreras
Tenor español
"De todas las sopranos que he escuchado en vivo, no he escuchado nunca a ninguna cantar como Montserrat Caballé".
Annalisa Stroppa
Mezzosoprano italiana
"Estoy cantando en Madrid 'Fausto', y aquí todo el mundo está muy triste. En mi corazón le dedicaré la función de esta noche (ayer). Caballé fue una artista suprema y una de sus grandes enseñanzas es que la voz es la protagonista verdadera de la ópera. Con su voz, Montserrat nos mostró la verdadera esencia de este arte, regalándonos verdad y emoción".
Sylvia Sass
Soprano húngara
"Fue una mujer extraordinaria, con un gran corazón y con una voz sobrenatural. Esos sonidos que emergían de ella parecían venir del cielo. Aprecié fuertemente su Salomé, un rol que ella grabó y que no era habitual dentro de su repertorio, y también su notable 'Manon Lescaut' (Puccini). Pero cómo vamos a olvidar su entrega en Donizetti, en Bellini, y esos filados interminables con los que estremecía al público".
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