Lanzan CD con obras chilenas.
Sus guitarras fueron especialmente confeccionadas por un luthier , en todos los registros, desde soprano hasta contrabajo. "La riqueza tímbrica que se logra cautiva a los compositores", dice su líder, Andrés González.
Romina de la Sotta Donoso
Nacieron hace diez años, con una idea fija: rescatar un formato del Renacimiento para explorar las potencialidades de la guitarra. El whole consort , que tuvo una presencia fundamental en la música de cámara inglesa entre los siglos XVI y XVIII, reúne instrumentos de la misma familia y distintos registros. El cuarteto de cuerdas es un ejemplo y ha sobrevivido cinco siglos.
Andrés González y sus colegas querían hacer lo mismo con guitarras. Para eso, debían ampliarse más allá de la guitarra estándar, que es tenor. "Queríamos contar con registros más agudos y más graves, y así abarcar más repertorio. Hacer un consort fue una solución técnica, pero terminó siendo artística, porque después hubo compositores interesados en escribir para este grupo", dice González.
Sus instrumentos los fabricó el luthier Juan Carlos Moraga, de Valdivia, y sumaron, a la guitarra tenor, las guitarras soprano, contralto, bajo y contrabajo.
La sonoridad que se logra, aclara González, tiene un elemento tímbrico singular: "Por ejemplo, la guitarra alto no solo amplía el registro hacia lo agudo. El propio instrumento, por una cuestión de construcción y por las cuerdas que se tienen que utilizar, tiene otro timbre. Suena distinto. Y lo mismo pasa con las otras. La soprano, por ejemplo, se asemeja un poco al timbre del charango".
El Consort Guitarrístico de Chile ha actuado en las Semanas Musicales de Frutillar y en temporadas de la U. de Valparaíso. También ha hecho giras por el sur de Alemania y ha sido invitado a festivales de guitarra como el de Niza.
Desde el inicio trazaron tres líneas editoriales: la transcripción de música clásica europea, la incorporación de música latinoamericana y chilena, y el estreno de obras. En su primer CD, de 2010, grabaron sorprendentes transcripciones de la Suite "Holberg", de Grieg; de "Pavana para una Infanta difunta", de Ravel, y del Estudio Op. 10 N° 3, de Chopin. También incluyeron "La Partida. Disvariaciones sobre un tema de Víctor Jara", de González, quien, además de estudiar guitarra con Guillermo Nur en Valparaíso, se formó como compositor en Stuttgart.
Ese ejemplo inspiró a otros compositores a dedicarles obras, repertorio que acaban de grabar en su nuevo CD "Micorriza" (descarga en www.portaldisc y venta de formato físico en emma.valparaiso.2015@gmail.com). Tuvieron apoyo de un Fondo de la Música y de la UCV, y se incluyen "Litoral", de Felipe Pinto D'Aguiar; "Inherent Nodes", de Pedro Álvarez, y "El ciclo de una obsesión", de Fernando Julio, además de "Aion", del propio González, pieza que grabaron con el Ensamble f®actura.
"Mi obra es un diálogo entre el consort y el ensamble. Al hacer que los instrumentos vayan un poco más allá de sí mismos, se generan relaciones tímbricas nuevas. Un violín con arco, por ejemplo, suena completamente distinto a una guitarra pulsada, pero en el momento en que un violín hace un pizzicato sul ponticello (lo más cerca posible del puente), se acerca bastante al timbre de una guitarra soprano", explica.
"La riqueza del timbre cautiva a los compositores", agrega. Y revela que Gabriel Matthey les está componiendo una. "Nos gustaría, en un año o dos, hacer un segundo volumen de compositores chilenos", asegura. Pero antes de eso saldrá otra producción discográfica que ya están grabando: "Queremos lanzar este CD el segundo semestre, en un concierto de aniversario".
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