El Mercurio
El 4 de septiembre, con un concierto-tributo, se lanzará oficialmente una caja de lujo que incluye nueve discos y un DVD de este legendario pianista chileno fallecido en 2001 y que para muchos fue el sucesor de Claudio Arrau. Su hijo Roberto y destacados músicos nacionales se explayan en torno a su personalidad y legado.
Maureen Lennon Zaninovic
Su fallecimiento provocó impacto entre sus seguidores.
El 5 de diciembre de 2001, Óscar Gacitúa -que según el director Juan Pablo Izquierdo fue "uno de los talentos pianísticos más grandes de Chile"- se lanzó a las líneas del metro en la Estación Alcántara. Tenía 76 años y su carrera, como concertista y gestor cultural, no mostraba signos de decaimiento.
"Hasta el último momento tocó y estaba organizando ciclos de piano", rememora a Artes y Letras Roberto, uno de sus hijos y quien se ha dedicado -junto a sus cuatro hermanos- a mantener vivo el legado de su progenitor.
Nacido en Talca en 1925, los diarios de la época reconocieron de inmediato el precoz talento de este instrumentista que fue bautizado como "el niño prodigio del piano chileno". Es sabido que a los ocho años ya tocaba con el violinista Pedro D'Andurain, y en 1938, a los 12, debutó junto a la Orquesta Sinfónica. Fue muy cercano a Claudio Arrau. De hecho, el legendario pianista chileno contribuyó a que consiguiera una beca para estudiar en Nueva York, entre 1950 y 1953. Otro de los hitos fundamentales de su carrera tuvo lugar en 1955, tras un brillante desempeño en el Concurso Chopin de Varsovia: se alzó con el premio a la mejor interpretación y se convirtió en el primer chileno que descolla en este prestigioso certamen. En esta instancia también concursó Vladimir Ashkenazy y el jurado estuvo integrado, entre otros, por Arturo Benedetti Michelangeli, uno de los grandes pianistas del siglo XX.
"Después de este triunfo en Polonia mi padre se paseó por salas y orquestas de prestigio como la Filarmónica de Moscú, la Musikverein de Viena, el Carnegie Hall de Nueva York y el Royal Albert Hall de Londres", añade Roberto Gacitúa. En nuestro país, entre otros destacados compromisos profesionales, fue pianista de la Orquesta Sinfónica y -entre 1986 y 1994- asumió como subdirector administrativo de la Orquesta Filarmónica de Santiago. Junto con ello, además de la docencia, desplegó una valiosa faceta como gestor cultural a través de la organización de ciclos de piano.
En vida, solo alcanzó a grabar tres discos: uno de ellos (su participación en el concurso Chopin de Varsovia) fue rescatado post morten por uno de sus discípulos: Michio Nishihara Toro. En 2003, a dos años de su fallecimiento, Roberto Gacitúa postuló al Fondart y editó cinco álbumes de su progenitor, realizando así un primer rescate de los brillantes momentos de su carrera concertista.
Quince años después, gracias a un Fondo para el Fomento de la Música Nacional y sumando el apoyo de la Corporación Cultural de la Cámara Chilena de la Construcción, su hijo anuncia la salida de una caja de lujo con nueve Cds y un DVD. "Son verdaderos tesoros de la memoria musical chilena, con inolvidables actuaciones junto a la Sinfónica y la Filarmónica, junto a los más importantes directores y músicos del siglo XX, entre otros Juan Pablo Izquierdo, David Serendero, Víctor Tevah y Fernando Rosas. Además se suma su histórica participación en el Concurso Chopin de Varsovia y su actuación en el Carnegie Hall de Nueva York, en 1992. El DVD, en tanto, es un recital en vivo que ofreció en el Municipal de Santiago, en 1991", advierte Roberto Gacitúa.
Profunda musicalidad
Cada disco -remasterizado en el estudio de Raúl Aliaga- incluye una hermosa papelería con valiosas copias de partituras, carátulas e imágenes históricas de este instrumentista. Además se incluye un texto del musicólogo Juan Pablo González, quien destaca la grabación de "12 tonadas de carácter popular chileno", de Pedro Humberto Allende, junto a otras interpretaciones de piezas de Carlos Riesco (Concierto para piano), de Juan Lémann (12 variaciones para piano), Alfonso Letelier (10 variaciones en Fa) y Juan Orrego Salas (Alabanzas a la Virgen). González afirma que dentro de la destacada constelación de pianistas, "son pocos los que como Óscar Gacitúa se abocaron con tanto tesón e interés a difundir la música chilena" y remata que "siempre demostró su profunda musicalidad, soberbio dominio técnico e imaginativa concepción del piano contemporáneo, poniendo todas sus dotes artísticas al servicio de la música nacional".
Pocos meses antes de su fallecimiento, el intérprete se dedicó a sus memorias las que, finalmente, quedaron inconclusas. Algunos de estos fragmentos se recogen por primera vez en esta caja de lujo. Entre otros textos, Gacitúa rememora que en 1950 llegó a Nueva York becado por la millonaria Helen Wessel, quien concedió becas similares a numerosos artistas chilenos de esa época: José Donoso, Nemesio Antúnez, Alfonso Montecinos, Carlos Faz, entre muchos otros "favorecidos con la generosa ayuda de la Sra. Wessel, quien se había enamorado de Chile, se hizo una hermosa casa en Quinchamalí, y trabó amistad con la gente chilena más importante de la época".
En otro párrafo, Óscar Gacitúa escribe que "los pianistas estamos permanentemente preocupados por el estado de nuestros dedos, estar en 'dedos' es nuestra primera y constante preocupación. Pero no solo los dedos. Son las manos, las muñecas, el antebrazo, los codos, bíceps, hombros, espalda, pectorales, diafragma y dorsales. Del estado de todo ese enorme complejo muscular y articular está el pianista en todo momento consciente".
Esta caja de lujo será lanzada oficialmente el 4 de septiembre (19:40 horas), con un concierto-tributo en el Teatro de la U. de Chile (entradas a la venta en Daleticket). Esa tarde actuarán importantes pianistas radicados en nuestro país: Mahani Teave, Beatrice Berthold, Mario Alarcón y Alexandros Jusakos.
"Todos ellos van a abordar las piezas más características del repertorio de mi padre, como las Doloras de Alfonso Leng; pero el programa también incluirá otras obras chilenas y de otros creadores como Liszt y Beethoven para despercudir la etiqueta de que Óscar fue eminentemente un brillante intérprete de la música de Chopin. Fue más que eso. Fue artista versátil", manifiesta su hijo.
-¿Tenía un carácter fuerte?
"Era especial. Tenía autoexigencias muy altas. Era tremendamente riguroso y eso a alguna gente le chocó. Fue consecuente y también se jactó de una cierta frontalidad que nosotros, sus hijos, le criticamos mucho. 'Papá no tienes que ser así, el mundo funciona de otra manera', le decíamos y a la vez nos respondía que 'soy así y mis principios no los voy a transar'. No era acomodaticio. Me acuerdo que un año salió un ranking con los 100 personajes más pesados de Chile y mi papá apareció ahí ¡Estaba fascinado! 'Ay, que bueno', y se mataba de la risa. Tenía su carácter, pero también le encantaba el fútbol y el humor. Se reía mucho".
-¿Porqué se quedó en Chile?
"Uff. Creo que son varias razones que incidieron en esto. Por un lado, si bien tocó hasta el último día, se quejaba de la tiranía del piano y, de hecho, cada vez que nos íbamos de vacaciones a la playa, se preocupaba de conseguir un instrumento para ensayar. La carrera de un solista no es fácil: es bien solitaria. Óscar tuvo la oportunidad de tocar en grandes escenarios como el Carnegie Hall o el Royal Albert Hall, pero no hizo esa carrera internacional a un nivel como la de Claudio Arrau porque privilegió la familia. Pero, pese a ello, destacó por su individualidad, más allá de la técnica. Hay una crítica que recibió en Bloomington y que destacó a mi padre como un individualista del piano. Sus versiones eran muy particulares. Estaban lejos de los estándares o las versiones oficiales. Yo creo que eso es parte de su legado: su mirada individual, su interpretación particular y personal. Una sensibilidad extrema".
Los recuerdos de Juan Pablo Izquierdo y Luis Alberto Latorre
El premio Nacional de Música Juan Pablo Izquierdo rememora a Artes y Letras que fue muy cercano a Óscar Gacitúa. "A 'Cacho', como le decíamos cariñosamente, le debo mucho, sobre todo en los inicios de mi carrera y, en especial, cuando él estuvo a cargo de la administración de la Filarmónica de Santiago, compartimos y trabajamos de manera mucho más cercana y profunda". El director de orquesta considera que la carrera internacional de este intérprete fue "de alta categoría, pero 'Cacho' no se dedicó solo a los conciertos, también fue pianista de distintas orquestas y como tal se manejó muy bien en este ámbito de la música sinfónica. Junto con ello, abordó música de cámara y contemporánea".
El pianista Luis Alberto Latorre complementa que "estoy muy agradecido de Óscar Gacitúa ya que siempre me consideró para los ciclos que organizaba en el Municipal de Santiago. Cumplió varios roles, pero siempre valoré su preocupación a la hora de rescatar a los padres de la composición nacional".
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