La Tercera
A sus 70 años, y tras anunciar un retiro de los escenarios que nunca llegó, el multifacético artista panameño parece más activo que nunca. Antes de su regreso a Chile, el creador de Pedro Navaja habla de la muerte del rock, la crisis política de Nicaragua, su éxito en una serie de zombies y sus proyectos junto a Isabella Rossellini y Leonardo Padura.
Por William Padrón
Tras anunciar su retiro de los escenarios, el panameño Rubén Blades sorprendió a todos al ganar el Disco del Año por Salsa Big Band, en los últimos Latin Grammy. Meses después presentó a su alter ego: Medoro Madera, un cantautor octogenario formado en la calle que debutó en mayo con un álbum homónimo, en el que rinde homenaje a los soneros cubanos. Finalmente, aplazó el adiós para salir de gira con Roberto Delgado y su Orquesta, y después de actuar en México y Europa aterrizará en el Movistar Arena el 8 de septiembre, para mostrar un repertorio que supera la veintena de canciones.
Con 70 años recién cumplidos, el creador de clásicos como “Pablo Pueblo y Pedro Navaja” parece lejos de la jubilación, y se pasea entre el cine, la política y la música con el entusiasmo y la avidez de quien sabe que lo más valioso es el presente. En entrevista con Culto vía mail, mantiene la verborrea de sus encuentros en persona y esa agilidad para arropar diferentes ideas en un mismo contexto.
– Medoro Madera consiguió su objetivo y sacó un disco ¿Cómo logró convencerlo de editar este LP?
– Este era un proyecto aplazado pero impostergable. A Medoro no había que convencerlo, él exigía este trabajo hace tiempo. Me alegro de haber podido cumplir con su deseo.
– Los setlist disponibles en la web dan cuenta de un show que además de sus éxitos incluye covers de Tito Puente, Ray Barreto, Tony Bennett o Frank Sinatra. ¿Cómo proyecta su show en cada país que visita y cómo será el de Chile?
– Es la demostración de la variedad de arreglos y temas que puede ofrecer la banda de Roberto Delgado. Vamos desde el sexteto hasta la big band, hacemos temas con distintos arreglos e instrumentaciones. Ninguna banda de música afrocubana hoy presenta esta capacidad de variedad. En Chile vamos a ofrecer muestras de ello. Esta ha sido una de las principales razones para aún no haber terminado mis giras de salsa. Después de obtener el Album del Año en los Grammy Latinos, cosa que nunca había ocurrido para un trabajo de este género, decidí aplazar esa salida porque, una vez que lo haga, termina la posibilidad de ofrecer la variedad de temas que componen nuestro repertorio, y eso no ayuda a mantener la vigencia del género afrocubano o de salsa. Esta es una banda única, con un repertorio único… ¿Para qué retirarla ahora?
– Este 2018 se cumplen 40 años desde que lanzó Siembra. ¿Cómo contrasta aquel mensaje de orgullo cultural y justicia social en el contexto actual del continente americano?
– Lo que planteamos con Siembra sigue siendo pertinente. El fin de las ciudades y sociedades de Plástico, del consumismo exagerado e innecesario, del racismo, de la corrupción. Hay sorpresas para mí, por ejemplo, lo que dije en 1978: “Nicaragua sin Somoza”. Ahora se transforma, de manera casi fantástica, en “Nicaragua sin Ortega”. Hay una evolución donde no todo es negativo pero la necesidad de continuar luchando contra la maldad y el abuso continúa. Quizás resulte una tarea perpetua pero es necesaria.
– En una entrevista en España dijo que “la salsa no expira porque inspira”. Ahora que se habla de la muerte del rock, ¿qué piensa usted como amante del género?
– Nada muere, todo evoluciona. Me parece absurdo el aferrarse a lo que pasó para convertirlo en una forma de vida. Podemos aprender del hecho transcurrido, disfrutar de su recuerdo, pero pretender repetir algo que es, por naturaleza, imposible, es una tarea inútil y nos hace perder el tiempo que podemos utilizar creando. El rock de Heartbreak hotel y Elvis, la música de Bill Haley y The Comets, esos inicios siempre estarán a mano en los LPs y en la posibilidad digital de escucharlos. Todo evoluciona. En su momento lo de The Beatles fue distinto a lo de Gene Vincent, lo que ofreció David Byrne, Lou Reed, Jerry Garcia, Bowie, fueron interpretaciones personales del género rock y todas, aunque variadas, terminaron enriqueciendo al género a través de las décadas.
– Seguirle la pista es un trabajo minucioso. Dijo que tiene seis discos por publicar, una recopilación de escritos periodísticos, un libro de poemas, entre otros proyectos. ¿Qué más hay en el futuro inmediato de su carrera política y artística y cómo se organiza para todo eso?
– Básicamente es tratar de adelantarme al tiempo. Tengo varios álbumes ya grabados, otros en proceso de grabación y otros en construcción. Me acaban de nombrar “Visiting scholar” en la Universidad de Nueva York y comienzo el otro mes una serie de encuentros con estudiantes. En lo político, estoy releyendo la constitución de Panamá y el Código Judicial para proponer, por escrito, cambios que permitan enfrentar la corrupción que existe en los órganos Legislativo y Judicial y que amenazan la estabilidad del país y su seguridad jurídica. Además, ya está planeándose una gira por EE.UU. en 2019 con la banda de Roberto Delgado y estamos grabando el segundo álbum Big Band. En unas semanas saldrá el sencillo “No te calles” con el grupo de rock Making Movies. ¡Y se me olvidaba! Tenemos un primer guión, Leonardo Padura, Lucía [López Coll] y yo, para una película basada en una idea mía. Hay varias cosas cocinándose.
– Se confirmó su regreso en la quinta temporada de Fear the walking dead. ¿Cómo recibe este éxito televisivo?
– Para mí es una manera distinta de crear. Dar vida a Daniel Salazar me divierte muchísimo. Ese programa lo proyectan en 119 países, de pronto en Serbia me conocen no como músico, ¡sino como sobreviviente del holocausto zombie! Es muy difícil sostenerse como artista a través del tiempo. Poder hacerlo en la música, renovando mi audiencia y complementarlo con un programa de televisión es algo que agradezco todos los días. Además estaré trabajando con una de mis actrices favoritas, Isabella Rossellini, en una película titulada Centigrade. Ese es otro de los bonos que me da la vida, una bendición más a mis 70 años.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario